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Actualmente Elysium atraviesa un maravilloso verano, predominando los días soleados, aunque también de vez en cuando es posible toparse con días donde las lluvias no paran de caer sobre la isla. Las temperaturas varían bastante, yendo de los 33° como máximo hasta los 18° como mínimo. Esta temporada es ideal para paseos en la playa, fiestas al aire libre, todo tipo de actividades recreativas en las que puedas disfrutar de un hermoso sol y cielo despejado en su mayoría.
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I hate you [Priv]
Lost Garden :: ✧ Elysium :: Oblivion :: Zona recreativa
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por Domnica Draculea Lun Jul 16, 2018 2:29 am
I hate you
Teatro □ Lukasz Nikolai
Se removió entre las sábanas con suma pereza, no dejando de escuchar el molesto e irritante sonido de su celular, como si quisiera que parara por sí mismo. Por desgracia, su teléfono móvil no pertenecía a esa gama de tecnología super moderna capaz de detener sus funciones con el sonido de la voz, y no es como si quisiera uno así justo ahora.
-Ya basta- dijo al empujar con un suave movimiento de su mano el teléfono, sin medir su fuerza -¡Ah, no!- y estampándolo contra la pared -Rayos- susurró al ponerse en pie de un brinco; quizás… debería adquirir un teléfono más pronto de lo que creía.
-¿Hola?- dijo desde un segundo celular, el cual sustrajo desde uno de sus cajones -Disculpa, mi celular para el trabajo se descompuso, así que usaré el familiar- y mientras habla, se encamina hacia la cocina, después a su habitación y nuevamente a la cocina -¿Qué? ¡No! No no no, no le digas lo de mi móvil, aun así llegaré temprano.
Colgó y volvió a lo suyo, entre desayuno y pereza, suspiros de desgano y un frío baño, hasta vestirse con los más casuales atavíos: pantalones anaranjados y una camisa blanca con el logo de una adorable foca polar. Sonrió con dulzura ante su atuendo, solo aquel animalito podría regresarle el buen ánimo.
Se despide de sus lindas mascotas con palabras bobas, mientras éstas la miran como si fuese la chica más estúpida del planeta. Y durante la salida, recibe el primer mensaje de su madre, el cual prefiere posponer hasta llegar al teatro, su zona de trabajo, su zona de confort, ¿Por qué no leerlo ahora? Porque Domnica sabe perfectamente lo que viene escrito en aquel mensaje.
Suspira pesadamente al descender de su auto, solo para ver la pantalla del celular con un nuevo mensaje… también de su madre. No podía y no puede ignorarla por mucho tiempo. Frunce el ceño ante la lectura, tensándose molesta por cada una de las palabras escritas de su progenitora.
“Deberías mudarte de tu pequeño departamento, escuché que él vive solo en una gran casa, ¿no es perfecto?”
“Es por tu bien, cariño, ¿Por qué no dejas atrás tus niñerías y lo conoces mejor?”
Y llegó el tercer mensaje: “Domnica, respóndeme, ¿Estás trabajando o me ignoras?”
Un nuevo suspiro se le escapa, respondiendo con rapidez a su madre: “Te llamo más tarde”, e ingresa al teatro. El ánimo con el que había sido dotada por la intervención de sus tiernos compañeros de piso y su bella camisa se esfumaba gradualmente a medida que se acercaba al lugar del ensayo… donde la voz de él retumba por la zona.
Su rostro se contrae de disgusto al verle la cara, lo odia más que nada, aunque no admitiría nunca que todo se odio no era por él, mucho menos por su personalidad… era la situación misma: el hecho de que sus padres no le permitieran elegir con quien casarse. Y por eso le voltea el rostro, por eso lo ignora, por eso huye antes de quedar a solas con él; no quiere darle el gusto a sus padres.
Y seguiría comportándose como una niña enfurruñada hasta que ese compromiso fuera disuelto.
Thanks, Jye!⤛
Última edición por Domnica Draculea el Dom Sep 09, 2018 6:36 am, editado 2 veces
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Domnica Draculea
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por Lukasz Nikolai Mar Jul 17, 2018 2:57 pm
I hate you
Teatro — Privado — Domnica Draculea
-¡Uno, dos, tres, cuatro! ¡Mierda mujer! ¿Es qué no sabes hacer nada bien? -
Se alzó la voz varonil que sofocante golpeaba una y otra vez a los oídos que alcanzaban a escuchar lo que mandaba, lo que ordenaba con mucha fuerza al no quedar perfecto, tal y cómo a él le gustaría. El hombre que dueño del lugar se encargaba también de la producción de sus obras, de los detalles a pulir y demás obligaciones, se presentaba en el escenario, frustrado por la falta de talento que una de las jóvenes y actrices mujeres que había logrado llegar tan lejos gracias a sólo la suerte. Un simple baile, un simple movimiento de caderas que pretendía ser demasiado atrayente para el espectador, que le provocara el deseo de sujetar aquellas curvas femeninas.
- Una vez más –
Habló, chasqueando los dedos, ignorante de que la belleza que había robado su corazón estaba demasiado cerca, tan cerca que pronto el aroma de su perfume llegó hasta su desarrollado olfato, y sonrió. Sus ojos a pesar de estar fijos en la mujer que lo había intentado más de 100 veces, sus oídos y cuerpo entero se estremecían por el encanto que traía consigo la presencia de Domnica. Chaqueó la lengua, molesto, y cansado de las mismas fallas de siempre.
- Alto, no me sirves – Directo, sin escrúpulos.
Entonces giró en sus talones, y le miró. Esos ojos que tanto le encendían por desprecio delineado en sus pupilas. Esa boca roca tan provocativa y que le causaba loquera, ese rostro que tanto gustaba por besar y que era tan difícil el hacerlo. Nunca olvidaría la primera noche en la que la miró, en la que su destino fue sellado por el compromiso de una familia y el deseo a estar entre la realeza.
-Ahí estás, querida- Habló entre dientes brillantes, con una sonrisa maravillosa – Llegas tarde – Y pronto le reclamó, el mundo de la actuación debía de tomare con seriedad, no como un simple trabajo más.
Lukasz se giró de nuevo, en un movimiento que pausado no fue y, miró a la chica que asustada y cansada por la exigencia del hombre rubio que con ojos fieros le miraba a morir. Señaló las escaleras, bajar del escenario sería la orden que hasta el momento había negado a la mujer que ya frustrada se veía. La chica corrió con lágrimas en los ojos, hasta perderse tras las cortinas que ocultaban el resto del escenario, que entre cuerdas y bolsas de arena, planificaban un estilo clásico inglés.
-Sube aquí, Domnica. Veamos que tal lo haces – Volvió a hablar – Quizá pueda darte el papel –
La tarea consistía en la recreación de una damisela; que de los bajos mundos salía con la ayuda de su talento para el arte, como lo era la danza, el arte y la música, llegaba a lo más alto del sueño americano; pero sin dejar atrás sus orígenes vagos y malas costumbres. Una obra complicada que requería de un talento nato para el personaje, que estaba seguro sólo su bella prometida podría realizar. Cruzó los brazos, la figura que resaltaba por la espalda ancha y la fuerte presencia, predominaba bajo las luces de aquel escenario, esperando a que su orden fuera atendida por aquella bella dama, a la que amaba con locura.
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Lukasz Nikolai
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por Domnica Draculea Jue Ago 02, 2018 12:03 am
I hate you
Teatro □ Lukasz Nikolai
Observó con suma seriedad la interpretación de la joven en el escenario, cruzándose de brazos al momento que una amiga suya se acercaba por el costado. Pudo notar las fallas en la actuación de aquella chica, quizás era el nerviosismo o el estrés al cual la tenía impuesta la presencia masculina, pero cuando uno está ahí arriba… todo lo demás debe quedar atrás, especialmente cuando estás luchando por el papel principal. Toda esa frustración que la chica iba acumulando podría ser desbordada al finalizar la obra, no antes.
-Algunos novatos creen que solo debe darse el 100% de uno mismo- piensa la albina, desviando la mirada hacia su compañera, quien no dejaba de hablar sobre el vestuario que utilizaría cada uno de los actores. Sonrió con cierta autosuficiencia, incluso ella tuvo que luchar en sus inicios –Debes dejarlo todo.
Por un momento, sus dorados ojos se pasearon por la imponente figura del varón, estremeciéndose ante la sola idea de pensar que era atractivo, ¡Claro que lo es, si no está ciega! Pero permitirse algo así, mirarle de ese modo, a ese que debería odiar con su alma y que, sin embargo, el oír su voz removía algo dentro suyo. Entrecerró la mirada con desprecio, no hacia él… sino a ella, porque desde hace varios años se estaba traicionando a sí misma.
Aquel hombre le atraía de muchas formas, pero no quería ceder, negaba sus propios sentimientos para que sus padres dejaran de atosigarla, ¿Cuánto más aguantaría? ¿Terminaría cediendo ante él?
-No caigas, Domni, eres más fuerte que esto- susurra, para después apretar sus labios en una fina línea rojo cereza. Había entrado con cara de pocos amigos al recinto, únicamente para demostrar que lo repudia con su alma –en realidad llegué temprano, deberías revisar tu reloj- pero cuando él la llama, una partecita suya se mueve con gusto.
Es tan buena actuando, que disfraza sus verdaderas emociones.
-Solo le daré una demostración a la joven que has echado- soltó, caminando hacia el escenario sin mirarle ni un momento más. Por supuesto que conoce la obra, solo que ella está ahí para ayudar con el vestuario; se había lastimado la garganta en la presentación anterior, y en lugar de tomar un descanso, trabaja.
Porque quiere verlo.
Sube los escalones un tanto cohibida, calmando la respiración justo antes de poner un pie sobre el liso escenario, cerrando los ojos, buscando la actitud adecuada para lo que estaba próxima a realizar ¿Bailar o solo mover las caderas de forma sutil y atrayente? La jovencita, quizás, se hubo avergonzado con las palabras “baile sensual”, el cual podría tener varias interpretaciones… o ella intentaba dárselas, después de tanto tiempo trabajando en dicho ámbito una ya era capaz de leer entre líneas. El objetivo aquí es que atraiga al público, y se haga desear.
Con su vista fija en el rubio, comenzó con lo suyo. Solo un contoneo, un mero movimiento de cadera es lo que realiza. Camina lentamente hacia aquellos que también la observan, sin dejar de contonearse. Una sonrisa pícara aparece en su rostro a medida que se abraza a sí misma, pasando disimuladamente la diestra sobre el seno izquierdo hasta llegar al hombro, y la otra mano acariciando su fino vientre hasta llegar a la cadera. Se da la vuelta con lentitud, solo para retirar sus manos siguiendo el mismo camino: la diestra en el hombro desciende, la izquierda vuelve a acariciar su vientre. Ambas manos se sitúan en su lado correspondiente de la cintura, para después contornear su cadera con esos finos dedos perlados.
Dio un vistazo hacia atrás, sonriendo al rubio sin querer, solo para descender su cuerpo como si fuese a recoger algo, elevando sus glúteos en un movimiento suave y lento. La mano izquierda ascendió por la pierna de ese lado, pasando por los muslos, hasta situarla con firmeza en la cadera, inclinándose un poco y recargando la diestra en el muslo derecho. Y sus ojos dorados siguen clavados en él.
Es tan buena actuando, que oculta todos sus sentimientos por él.
-¿Qué tal?- pregunta, enrojeciendo un poco, sobre todo por las miradas de sus compañeros que no lograban despegarse de ella -Disculpa si no fue muy bueno, no suelo realizar este tipo de escenas- y le voltea el rostro, no hay que olvidar ese pequeño detalle: él debe creer que ella lo odia.
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