— Maria ID

Inexpresiva, pasiva y confiable, a grandes rasgos esas son las palabras que definen como es ella en general con las personas, o la impresión que suelen llevarse los desconocidos al interactuar por primera vez con la Androide. La verdad es que se trata de una chica discreta y recatada que tiende a racionalizar todo con extrema premura, quizá para entender así el entorno o con quien pretende sostener una conversación, pero a menudo se le ve inquieta cuando mira algo que despierta su interés y aflora en ella cierto espíritu inocente que desea averiguarlo. Muchas de esas veces la Androide se deja llevar por su afán de querer entender las cosas y esto provoca que las personas normales la vean como a una niña distraída, sin embargo su intención real es explorar los mundos y sus maravillas por eso cada hallazgo es motivo de intriga cuanto menos.

En ese sentido su actitud llega ser un tanto ingenua, se refleja en sus gestos o acciones inclusive en lo que dice o escucha ya que quiere relacionar todo usando un criterio coherente, difícilmente puede entender cosas como el sarcasmo al cual responderá abruptamente con un “Eso no es lógico” para disipar cualquier duda que no apele a su atípica perspectiva. De valores muy arraigados, cree fielmente en el ideal de la justicia y la impartirá si lo considera adecuado, es muy segura de sí misma en ese aspecto y confiara en cualquiera con el que se identifique. Así como siente que la moral debe guiar el juicio de las personas ella es muy educada independientemente de con quien esté tratando, siempre se presentará con una reverencia y anunciara su nombre en forma de respeto pues piensa que la cordialidad es un elemento clave para relacionarse con otros.

Atiende las emociones como lo haría cualquiera, las entiende, al menos en teoría, pero reflejarlas es algo que no domina del todo. Algo tan sencillo como sonreír resulta peculiar para ella, debe analizar los motivos previos que señalen que es apropiado hacerlo de lo contrario cuestionará la acción. Sin embargo, ella no es tan fría o distante como pueda parecer, tiene un lado emotivo reservado para quienes logren entender su comportamiento, solo con ellos se siente cómoda de compartir algo que percibe como un enigma. Pese a todo lo habitual es verla con un aura imperturbable que irradia serenidad, es característico de su personalidad y la conserva como el temple con el que afronta cualquier situación. Quizá es por estas facultades por lo que se ve juzgada como una “Maquina”, aunque ella no siente que sea malo o siquiera falso, más bien replica y reafirma que esa es su auténtica identidad y no pretende negarla. Apegada a esa filosofía ella siente una profunda admiración por quienes se toman la molestia de enseñarle algo, cualquier cosa por irrelevante que sea, dicha atención es ápice de interacciones confortables y provechosas para la Androide la cual no dudará en agradecerlo de forma sincera. Esa es Maria.

— “Deseo ir allí, donde las almas reposan tranquilas y son libres”