Gym friends. [Priv. Graham]

21/07/2018

— Hey, ¿Qué tal? No esperaba que fueras tan puntual. Vamos, entra. —

Nicola vestía una camisa de tiros sin mangas ceñida a su cuerpo con unos shorts que le llegaban a la mitad del muslo además de unos deportivos de color negro, todo indicaba que iba a hacer una clase de ejercicio o a entrenar, sencillamente. Se preguntarán, ¿A quién invitaba a su hogar? Muchos lo conocerán como “Graham Butler” un entrenador personal de gimnasio y que por esa misma razón estaba entrando en territorio del demonio, para ayudarle a entrenar, poniéndose de una forma u otra más fuerte, más que eso era para tener una buena salud y ese tipo de cosas, además que entrenar solo a veces es un tanto solitario así que, ¿Por qué no tener a un compañero? Aunque le estaba pagando, por supuesto. El dinero no era problema para este empresario.

El azabache lo conoció hace unos meses atrás en esos anuncios de los gimnasios de Elysium donde decía que se encontraban entrenadores personales, Nicola lo estuvo pensando bastante porque seguramente si terminaba teniendo un entrenador personal, estaba cien por ciento seguro de que ese primer día tendrían sexo, sin andar con rodeos aceptaba sus defectos y su alto libido. Por esa misma razón tardó tanto en conseguir a un muchacho que le ayudara en sus ejercicios al igual que en su alimentación, todo ese tipo de cosas para mantener su escultural cuerpo. Siendo sinceros, también había otra razón la cual era que un día despertó y en su habitación hay un espejo; normalmente Nicola duerme desnudo, a menos que el clima sea muy frío y tenga que usar ropa. Ese día durmió desnudo y al despertarse veía como sus abdominales desaparecían, no se había dado cuenta porque no es de esas personas metrosexuales que se preocupan demasiado por su apariencia, a pesar de que esa es la idea que la gente tiene cuando le ven. Vamos, toda su anatomía esta esculpida por los dioses… Nunca se vio en la necesidad de preocuparse por ello.

— Por aquí. Tengo un gimnasio propio, así que por eso te agradezco haber venido. —

Guío al pelirrojo hasta que el demonio abrió la puerta para dejar ver una serie de máquinas para todo tipo de ejercicios. Nunca tuvo la necesidad de asistir a un gimnasio público porque lo consideraba algo demasiado anti higiénico, en esos momentos agradecía poder tener tanto dinero porque así se evadía ese tipo de situaciones. Conocía a un amigo que se infectó por usar una máquina que antes fue usada por alguien más, ¿Coincidencia? No lo creo. Empezó a andar por la sola, caminando mientras veía todas las máquinas ahí pidiendo a gritos ser usadas.

— ¿Con qué empezamos? No tengo idea de nada de esto. Siempre me ejercito aquí pero no sé los parámetros o qué cosa tengo que usar primero. —

Agradecía que ese entrenador fuera heterosexual, porque de no serlo seguramente se habría quitado toda la ropa para darle un espectáculo digno de ver. “Vamos Nicola, cálmate. Este hombre te puede dar una paliza al igual que tú a él” pero, buscaba un compañero de gimnasio y el muchacho no se veía tan mente de pollo como podía llegar a aparentar así que, por los momentos, le estaba cayendo bien… Y sí seguía así podían ser hasta amigos, le agradaba esa idea, no tenía muchos amigos hetero, podía empezar con ese muchacho de cabellos rojos.