Dulces colores entre miradas traviesas. [Priv. Sato Hikaru]

La paz y tranquilidad que manan junto con el aroma natural de los jardines, invaden el resto del vecindario. Incluso, en cada vereda hay un pequeño espacio donde descansan altos arupos en flor que colorean el paisaje de róseo y blanco. Nuestra Nerea espera paciente, apoyando la espalda en el respaldo de la silla, que cómodamente le han brindando tras entrar a un local, para entonces tomar asiento junto a una mesa que permite admirar las vistas desde la fachada exterior, al aire libre, apreciando la dulzura del lugar. Ha pedido una taza de chocolate frío, para acompañar el transcurso del tiempo en que llega la persona con la que ha quedado para pasar el día, lo malo, es que no le está durando a causa del exquisito sabor del mismo.

El lugar es modestamente variopinto, una confitería en la avenida principal y que da camino recto hacia los Jardines Colgantes, donde una confortante ambientación victoriana recibe a sus clientes, sin mencionar que a la entrada hay un par de gentiles meseros, quienes le han iniciado el día con una sonrisa a muestra dama.

-Qué sitio más agradable, me alegra que Sato haya sido quien escogiese el lugar para reunirnos...- Tomó un pequeño sorbo de su bebida, recordando como hace varios días, se decidió por fin a organizar este pequeño evento, con alguien a quien querría tener el placer de llamar amiga. Una tierna risa escapa de entre sus labios, cuando un fugaz recuerdo deja entre sus pensamientos, lo gracioso que fue haberse topado con los videos que esa persona subía al internet, puesto que los encontró mientras buscaba como hacer la merienda con una berenjena...

-Uhmm... Salió algo muy bueno ese día, además de la comida... Jajajaj

Hacia tiempo que no salia de su habitación. Vaya que el tema de editar y hacer vídeos le había consumido mucho de su semana pero por fortuna al fin había acabado. Salvo claro por una pequeña tarea de juntarse con aquella demonio que conoció por las redes. Muchos de sus amigos le decían que fuese y que la olvidase. ¿Porque? porque era una demonio, y en sus mentes estaba la clásica idea de aquellos demonios que mataban a diestra y siniestra sin remordimiento. Una especie de asesino seria en masa de humanos. Mas Nerea no lo parecía. No tenia esa clásica imagen de demonios, salvo por sus adorables cuernos. Sino mas bien una diferente; una mas amable y quizás con alguna pizca de locura.

Llevo todo lo que podía llevar en una mochila poco llamativa. Lentes, filmadora, cámara y algo de "ropa". Se vistio de manera sencilla y corrió hacia el lugar. El cabello negro y largo de la demonio era notable desde lejos (ademas de su esbelta figura) pero Sato no quiso acercarse de frente sino mas bien darle una pequeña sorpresa.

-Soy enana, inquieta y me gusta toda clase de video juegos y juegos quien soy?- Le dijo mientras se posaba detrás de ella con ambas manos sobre sus ojos, casi abrazándola. Así ella sentada podía llegar a su estatura pues de verdad Sato tenia una baja estatura característica de los japoneses. -Si soy yo Sato- Se aparto un poco y se coloco a un costado de Nerea. Sonriendole. -¿Como estas Nerea? ¿Lista para trabajar?, No no no no corrijo; ¿Lista para divertirte como nunca?!- Se estiro un poco sentándose en la silla de al lado cerca de ella. Era bastante inquieta, incluso algunos médicos a simple vista parecían haberle diagnosticado con ADH. Si lo tenia o no, realmente no había forma de saberlo ahora que sus estudios médicos se encontraban fuera de la isla. Y no iba a realizarlos nuevamente.

-¿Como haces para llevar tanto cabello? Yo no soportaría ni tres dias con el, y hasta me olvidaría de cuidarlo- Pregunto curiosa mientras se tomaba una selfie con ella.