Yathiel ID

Imagina un delicado fulgor que ilumina la habitación, te acercas y es cálido, precioso, ansías la paz y tranquilidad que emana esa luz de puro color, es un cirio que descansa en un prodigioso candelabro y no lleva protección alguna, pero si tocas esa flama azul, te acabarás quemando.
Alguien sumisa en su actuar, es aquella que escucha atentamente palabras ajenas, que prudente sabe mantener su postura cuando es necesario, aceptar y acatar sus obligaciones con suma serenidad es parte de su personalidad… También está en ella, ser asertiva. Es un ser de temple y tenue sonrisa. Sin embargo, también es alguien que aprecia un soplo de aire fresco, donde nuevos panoramas y perspectivas antes desconocidas, causan fascinación, donde un porte altivo y una mirada seria producen admiración y sorpresa placenteras. Pero también la privación de la propia decisión y libertad flagelan su dulce carácter, alejan su presencia y por momentos aborrecen a su apacible naturaleza.
De voluntad e intelecto, un férreo lirio que no decae bajo vientos y lluvias que azotan, tan solo una alabanza desde su cálido corazón, un recordatorio lleno de agradecimiento hacia un ajeno es lo que levanta sus ánimos frente a la adversidad, frente al conocimiento de un futuro distante e impío que declama la gozosa elegía de su vida como carnal penitente.
En este bello ángel domina el velar por el humilde prójimo día y noche, el trabajar arduamente para complacer los deseos ajenos, entre otros pequeños rasgos a descubrir de quien antes fue una pequeña catarina que adoraba sus labores, activa, creativa, y cada día era una oportunidad más para complacer a su creador, actuar en favor del júbilo ajeno. Nada más allá de ese solo pensamiento la hacía sonreír, pero en el presente, lo único que resta es una mera punción del pasado, un anhelo marchito, vano sobre el inminente futuro, remembranzas de felicidad distante. Empero aún es ll tipo de mujer cuyos latidos se sincronizan con el ritmo de esa canción tan placentera que no la olvidas en la vida, es decir, pasional y entusiasta en el momento más oportuno.
Una mujer dulce y cálida, con algo de temperamento voluble si de sus antagonistas raciales hablamos. Alguien con tacto, con empatía y alegría, amante del buen trato y agrado generado hacia otros. Fiel creyente, alguien que iría a todo extremo posible para conservar la esperanza, que anhela, mantener su fe.
Como si fuese un susurro entre gritos, compasión, cariño, afecto y dedicación brindados de su parte, son como pequeñas ondas que calman y se expanden sobre las turbias aguas de un lago. Una vez te tocan, hacen eco dentro tu alma y dilucidan discordias, esclarecen respuestas junto a palabras tan gráciles que estimulan la autoestima. Y ella, tan solo es feliz notando como el resto de los mortales se regocija.

Empecemos desde arriba, más alto que la coronilla, donde termina su altura de 1,60 m. Basta una fugaz mirada para hallar la belleza de esta preciosa fémina, tan solo examina esos ojos de un claro color oliva reconfortante, esos cabellos dorados y finos como el trigo sujetos en un elegante y agraciado moño, tan solo dejando libres un par de mechones y un cerquillo que acompañan su lindo rostro, que desde lejos afirman el porte tranquilo de esta señorita, donde si juntase ambas manos en posición de oración, notarías lo pequeñas y delicadas que éstas lucen, tan finas, tan frágiles… Labios carnosos untados con el tono de las sonrosadas camelias, resaltan entre sus tersas y redondeadas facciones, con su tímida y respingada nariz. Sobre sus pómulos, es para nada inusual encontrar un rubor carmín que destacan sus sonrisas
A la altura del pecho, donde se guarda un afable corazón, voluptuosos pechos se alzan con una firme figura, bajamos y una fina cintura es acompasada de prominentes caderas que ansiarías recorrer piel con piel, todo sobre un lienzo color melón, donde su estilizada silueta deja en evidencia las dotes angelicales que le fueron otorgadas. Incluso en el perfecto tallado de su espalda, descendemos solo para encontrar suntuosas posaderas que roban más de un vistazo. A su dorso, y tan solo en ocasiones especiales puede observarse un par de esplendorosas alas, primorosas y bañadas de albo color.

-Le gusta el color blanco, en especial, lo adora sobre los lirios, pues estos en conjunto identifican un concepto que, en cierta forma, la identifican: “virginidad, pureza, nobleza y elegancia.”
-Detesta las “jaulas”. Y de hallar un pajarillo encarcelado, resulta en un abrir y cerrar de ojos donde lo libera de su encierro, puesto que desconoce lo que sucederá con él.
-Como todo buen ser celeste libre de pecado, y joven, es virgen, incluso de labios.
-Puede, por instantes, llegar a ser un poco ingenua con lo de “el bien triunfa sobre el mal.”
-Le encanta el sabor de los melocotones en su paladar, aunque, también le agradan sabores varios como el del curry, más es alguien de buen comer y ninguna queja poner. Con que alguien le cocine con amor, le sobra.
-Algo que también le gusta, son los cactus floreados, por lo curiosos que resultan al ser plantas cubiertas de espinas, y sin embargo donde variadas y coloridas flores hacen su espacio. Piensa, que son como las personas.
-Odia… Bueno, odiar es una palabra muy fuerte, pero le queda a uno de los sentimientos que guarda por cierto sujeto, tal y como a la vez alberga un curioso y agradable vacilar en su pecho.
-Adora las charlas, el conversar y oír la voz de una grata compañía, el sentirse al lado de otro ser vivo en el mundo.
-De forma similar al literal anterior, detesta las discusiones irracionales y/o ataques verbales. Defiende la posición de que “debemos amarnos los unos a los otros”, por lo que “atacarse” la entristece y pone de mal humor.
-Le gusta tener un pequeño sitio donde escribir, un apartado donde dedicar unas cuantas palabras a las personas y demás criaturas que ha conocido, como una especie de diario.