There are no Saviors here. [Yuri Záitsev ID.]

Cuando uno escucha las palabras “ángel” y “caído” una detrás de la otra, automáticamente nuestra mente nos lleva al que quizás sea el ángel caído más famoso de todos los tiempos: Lucifer. La historia de Lucifer es quizás la representación misma de como algo tan elevado en los márgenes de lo moral y lo que es justo, como lo era un ángel de Dios, puede corromperse y caer hasta lo más bajo. Es casi un hecho que cuando uno escucha esas palabras, asocia inmediatamente el término con la maldad del propio Lucifer. Claro que, esa percepción pocas veces es correcta. O al menos no lo es en absoluto, en el caso particular de Yuri Róderick Záitsev. Si bien es cierto que muchos ángeles pierden su estado divino por cometer actos que se pueden considerar “terribles” a los ojos de Dios, el propio Yuri descendió por motivos mucho más complejos. Y para comprender dichos motivos, entonces es de primordial importancia, entender más allá de lo simple y mundano. Sino la más absoluta complejidad que lo compone.

Un ser de naturaleza calma y tranquila. Contrario a lo que el nombre de su raza refiere, Yuri no es un ser malicioso, sino que todo lo contrario. Es tranquilo, hasta el punto que muchos le han llegado a llamar relajado o hasta incluso con tendencias a ser vago. Pocas cosas son realmente capaces de sacarlo de su estado de tranquilidad y calma. Su carácter es en extremo afable, se considera a sí mismo una persona naturalmente extrovertida, la cual no demuestra inconveniente alguno a la hora de entablar nuevas relaciones. Lo cual le resulta en extremo útil a la hora de impartir sus clases de historia. A lo largo de su existencia ha reconocido en múltiples ocasiones su vocación natural por enseñar. Considera que la ignorancia es algo sumamente lamentable, en cualquier forma o sentido que esta pueda tomar o adquirir. Le trae tristeza presenciarla, y le traer alegría el simple hecho de impartir conocimientos.

En la historia encuentra una fuente casi inagotable para saciar su inmenso sentido de la curiosidad. Siempre quiere saber más, siempre investiga y siempre disfruta de descubrir secretos y tesoros ocultos. Datos traspapelados, datos ignorados, transcripciones erróneas. Es por eso que lo tomó como el centro profesional de su existencia. No por necesidad, sino por gusto propio y entretenimiento. Descubrió su gusto por los sucesos históricos, incluso antes que su vocación por la enseñanza. Es esa misma vocación la cual lo lleva a oponerse ante el sistema educativo actual. Es un maestro muy poco ortodoxo.  Por no decir que sus métodos son por completo excéntricos. No enseña en un salón a menos que la institución lo obligue, y no comparte los estatutos que clasifican la inteligencia basada en un sistema arcaico e insuficiente. Enseña a su manera, siempre lo ha hecho, y siempre lo hará.

Disfruta mucho de viajar. No es extraño que emprenda viajes en solitario, en busca de los secretos mismos del mundo. Es obstinado cuando algo pica su curiosidad, y su instinto más natural será el de resolver dicho misterio. Poseedor de una inteligencia prodigiosa, además de lo que se llama memoria eidética. Su propia actitud relajada enmascara la mayoría de las veces su astucia, al mismo tiempo que su sencillez evita rasgos arrogantes en su personalidad. Presenta una contradicción esencial en su propio rasgo de persona extrovertida. Dado que es común verlo ensimismado en sus pensamientos, ignorando por completo la existencia a su alrededor. Salvo por algunos que otros detalles básicos. Tales como el camino por el cual recorren sus pies y demás. Disfruta mucho las artes culinarias de los humanos, a tal punto que una de sus principales aficiones es la cocina.

¿Pero por qué perdió su divinidad?

Por una elección. Yuri no es de los seres que adoran el combate, mas eso no quiere decir que no sepa cómo defenderse. Por el contrario, es excelente en muchas formas de combate y tiene un control excelente de sus habilidades sobrenaturales. Pero en un determinado momento de su pasado, se encontró con una decisión que marcaría por completo su existencia. Su amor por la humanidad y la tierra, o seguir las maquinaciones de unos ángeles corruptos que planeaban llevar a cabo actos que deberían de pudrirles las alas. Por salvar una aldea de humanos, fue que Yuri perdió su divinidad. Por asesinar un grupo de diez ángeles que aún poseían la gracia de Dios con ellos. En el combate perdió uno de sus ojos y durante mucho tiempo, perdió la fé en la existencia en general. Y más allá de cuan agradable puede ser, en su interior, Yuri es esencialmente un cínico. El cual prefiere evadir todo tipo de compromisos.

Su naturaleza extrovertida también se contradice con el hecho de que no tiene muchos amigos. Mas por una decisión propia que por una incapacidad a la hora de relacionarse. Aprecia la soledad y encuentra en la misma la forma más absoluta de la libertad. Prefiere emprender su existencia inmortal solo y libre, a tener que verse obligado a optar por un bando o una ideología por la cual asesinar a otros seres. No cree en nada y tampoco posee la voluntad de creer en algo específico. Su principal ideal es ser libre, y mientras pueda mantenerlo, su corazón se mantendrá feliz y pleno. No es alguien que se quede de brazos cruzados si presencia algún tipo de injusticia. Si bien suele ser una persona sumamente distraída, no se quedará quieto si ve algún niño, mujer, u hombre indefenso siendo atacado. No tiene complejo de héroe, y no le agrada que le agradezcan mucho las cosas que él considera naturales. Algo que “cualquiera en sus zapatos haría”.

En el ámbito amoroso, Yuri no se considera capaz de mantener una relación estable. Es demasiado distraído para poder entablar un vínculo significativo a nivel amoroso. Y si bien reconoce que los placeres terrenales de los hombres son algo por lo cual siente una real debilidad, el amor es un concepto que le resulta ajeno para con una persona, al menos en el sentido que él interpreta como posesivo. Disfruta del sexo, y reconoce que su personalidad en la cama se contradice de gran manera con su forma de ser habitual. Tiene un gusto especial para con el BDSM, el concepto intrínseco de la disciplina le parece puro y casi perfecto. Sin contar con que le parece una ampliación del placer físico que genera fundirse con otro ser en una cama o donde sea.
   

   Se descubre on rol.

• Es un amante de la lectura. Considera que los libros le han dado mucho más que una infinidad de seres en su existencia. La divina comedia, considera al día de la fecha, es su libro favorito.
• Los placeres carnales humanos. No sólo el sexo, sino también la comida y todo lo que se relaciona con el placer de los sentidos.
• Aprender. Es curioso por naturaleza, y está en su código genético el buscar permanentemente nuevos conocimientos.
• La enseñanza. Es su pasión, y en más de un solo sentido, su vocación en la vida.
• Los acertijos. En toda civilización antigua que él investiga, siempre se las arregla para resolver antiguos y perdidos acertijos. Considera que son en extremo entretenidos.
• Los juegos de mesa basados en la estrategia.
• Los dulces y la repostería.
• El sexo. Si bien no es algo que haga con suma regularidad, merece una mención aparte.
• Entrenar su cuerpo. Si bien mantiene la forma y el estado físico de antaño, de sus tiempos de guerrero, considera propicio entrenar para no perder la costumbre.
• Detesta la injusticia, no es de los que dudará en intervenir si una situación lo amerita realmente.
• Odia la hipocresía.
• Desde que perdió su fé en todo lo que representaba anteriormente, tiene conflictos para depositar su confianza en cualquier causa. De ahí de viene su neutralidad.