I never went away [CB +18]

A. Giovanna Romagnoli : — Sí ... es lo único que puedo aguantar, una hora ... y luego un mes sin poder sentirme. — le explicó, acariciándole dulcemente una mejilla.

P. Salvatore Balzaretti : —¿El mes sin poder sentarte es por mi, o por otra cosa? —sonríe divertido, besando su mejilla una y varias veces.

A. Giovanna Romagnoli : — Vaffanculo ... ¡Sentirme, no sentarme! — le apretó ambas mejillas, antes de darle otro pequeño beso en los labios. — Aprovecha cada segundo, cada minuto que puedas estar conmigo, Pietro...

P. Salvatore Balzaretti : —¡Bromeo, bromeo! —rió abiertamente, recibiendo el beso sin problema alguno. —Me basta con abrazarte, extraño tenerte cerca...

A. Giovanna Romagnoli : — Te perdono, Pietro... — susurró, acariciando su cabeza como a un niño pequeño. Suponía ella que entendería perfectamente a qué se refería con esas palabras. Sin decir más, le besó su frente, de una forma dulce, cariñosa.

P. Salvatore Balzaretti : Le empuja de manera suave hasta hacerla recostarse en la cama, acariciando una de sus mejillas con suavidad. —Con sólo decir que me perdonas no es suficiente para que me perdone a mi mismo por lo que te pasó...

A. Giovanna Romagnoli : Se dejó recostar mirándolo a los ojos. Rodeó su cuello con los brazos y las caderas con ambas piernas. — ¿No es suficiente con que la persona a la que le pasaron las cosas te perdone...?

P. Salvatore Balzaretti : —No es suficiente, porque yo no puedo perdonarme por haberte dejado sola tanto tiempo, por haber permitido que ese bastardo te hiciera daño —la abrazó, besó su frente y la rodeó con ambos brazos, acariciando su cabello. —Si no hubiese sido tan imbécil, tan estúpido, quizás seguirías aquí conmigo...

A. Giovanna Romagnoli : — No, Pietro ... desde un principio él pensaba matarme, llegaras antes o después ... — aseguró, acariciando una de sus mejillas. — Disfruta de que puedes tenerme aunque sea un rato ... y déjame disfrutar que puedo estar contigo. — susurró, cerrando los ojos. — Mio amore ... te extraño tanto.

P. Salvatore Balzaretti : —Hubiese tomado yo mismo ese disparo si con eso vivías más tiempo... Él te hizo daño, le hizo daño a Stella, se aprovechó de mi debilidad, Gio, supo cómo y dónde golpear, y yo fui débil —la abrazó contra su pecho, aferrándose a ella a sabiendas que en cualquier momento dejaría de tener la posibilidad de ello. —Me haces tanta falta, mio amore...

A. Giovanna Romagnoli : Seguía acariciando su cabeza, creyéndolo un niño más que un hombre en esos momentos de debilidad. Pero a ella no le molestaba, no del todo. — Este no es el Pietro del que me enamoré, todo lo que hizo Czar ... tarde o temprano le volverá, tienes que dejar esto de una vez ... tienes que dejar de perseguirlo ... por tu bien, y por nuestra hija, Pietro ...

P. Salvatore Balzaretti : Se separó, acorralándola contra la cama y mirándole fijamente, sujetando las manos contrarias para que no se moviera. —¿Y si intenta hacer algo de nuevo a Stella? Ese hombre no va a estar tranquilo hasta que me hunda, ragazza, lo... lo conozco demasiado bien... —memorias que intentaba enterrar, pero no podía por más que quisiera. —Y es mi culpa que sea así...

A. Giovanna Romagnoli : — Cazzo ... ¡¿Cuánto tiempo más te vas a echar la culpa, Pietro?! ¡Contrólate! — se agitó, retorciéndose bajo su cuerpo y ahora quedando sentada sobre sus piernas, haciendo que soltara sus manos. — Porque antes no estaba para decirte cómo hacer las cosas, antes... no podía hacer otra cosa que mirar, pero me estás escuchando, ¿me sientes... no es así? — preguntó, bajando por su rostro hasta alcanzar su cuello y darle cortos besos en este.

P. Salvatore Balzaretti : —¡Yo lo abandoné, Giovanna, lo traicioné! —gritó de vuelta, tomándole de los hombros para separarla de sí. Aún recordaba aquella "buena acción" que intentó cuando quiso proteger a su amigo, pero ésto significó el acaboce no sólo para éste, sino para ambas familias. —Él me pidió que no hablara, que no dijera nada, y yo creí que lo mejor era contarle a mi padre lo que pasaba... Se supone que era mi amigo, y yo lo traicioné, pero no puedo perdonarle lo que te hizo, lo que le hizo a Stella —expresó mientras descendía sus manos por los brazos de su esposa hasta tomar sus manos, besando las mismas.

A. Giovanna Romagnoli : Chasqueó la lengua, apartando el rostro de Pietro antes de soltarle una sonora bofetada de esas que te voltean la cara a un lado. — ¡Cállate! ... ¡¿Pero qué es esto?! ... Este no es el hombre del que me enamoré. — decía hasta con cierto desdén por las actitudes que tomaba el contrario. Siempre había sido tan decidido, tan recto incluso ante las adversidades de ese pasado, ¿qué le había pasado que ahora se comportaba tan... débil? Tan vulnerable. — Eras solamente un niño, Pietro ... ¡un niño! ... Como yo era nada más una niña cuando me casaron contigo y no sabía lo que me esperaba, pero igual me enamoré de ti ... me enamoré del hombre que seguía firme indiferente a lo que había pasado con él, la vida... la vida le deparó algo diferente a ti, mio amore ... Si fuera todo tu culpa, yo no estaría a tu lado...

P. Salvatore Balzaretti : Ladeó el rostro tras la bofetada, había olvidado la última vez que esa mujer había tenido que utilizar la fuerza en su contra. Las cosas le cambiaban, las situaciones vividas le cambiaron muchísimo, y pese a tener todavía esa rectitud y orgullo propios de un Balzaretti, sí que se sentía perdido, no sólo por su actual situación, sino por todo lo que le esperaba de actuar como lo había estado planeando por tanto tiempo. —Hace tiempo no me golpeabas así —mas la risa de Pietro no fue de condescendencia, sino de alegría, pero momentánea al atacar los labios de su esposa de la misma manera en que lo hizo la primera vez, dejando que aquella llama en su pecho se encendiera por sí sola. Si le quedaba poco tiempo con ella, aprovecharía cada segundo.

A. Giovanna Romagnoli : — Ya iba siendo hora ... figlio di puttana. — insultó pero por la impaciencia que tenía de que él le tomara de esa forma que tanto echaba de menos. Rodeó su cuello con ambos brazos, correspondiendo aquel beso de la misma manera. Fogosa y casi desesperada, no queriendo desaprovechar ni un solo segundo del que tenía con el contrario. Se apegó a él, sentándose sobre su pelvis y ocasionando así un sutil, casi imperceptible roce de sus cuerpos, ahogando sutiles suspiros deseosos de sentir el cuerpo de su marido una vez más como hace antaño.

P. Salvatore Balzaretti : La abrazó contra su cuerpo, recorrió su espalda sin obstáculo alguno y sin pudor tomó los glúteos de su esposa, presionándolos para provocar así un roce más descarado entre su pelvis y la contraria, que debido a la posición debía ser mucho más sencillo sentirla. Y no, no pensaba ser dulce, pensaba ser ese hombre apasionado que le enamoró tan pronto tuvo la oportunidad. Besó su cuello, su clavícula, el inició de sus senos, e incluso aún con la delicada blusa que ella tenía puesta en contraste con el torso desnudo de Pietro, sus manos encontraron cabida en sus senos, recorriendo la curvatura de los mismos y tentado a ser salvaje y arrancar con sus dientes la fina prenda de su esposa. —¿Cuánto tiempo me queda?

A. Giovanna Romagnoli : Sus manos recorrían con maestría y clara memoria el cuerpo de la mujer, cada roce en su piel la hacía temblar, estremecerse por completo hasta que se aferró a sus glúteos. Se adelantó apenas un poco, quedando su cuello a la altura del rostro ajeno, dejándose hacer porque claramente no tenía razones para decirle que no. Ese roce que comenzó tenue en su entrepierna se hizo más potente, más notable ante ese abultamiento que se presionaba contra su sexo con sus ropas aún puestas. — Si no pierdes el tiempo en tonterías ... Cazzo, tres cuartos de hora... — se mordió el labio inferior, aguantándose un gimoteo antes de enterrar las uñas en el torso de su marido, arañando sus pectorales y bajando por sus marcados abdominales, tomándose la blusa y quitándose aquella prenda, dejando ver un sostén de encaje que poco dejaba a la imaginación.