Iced Arrows — ID

Hay gente a la cual le gusta hacer actos de bondad por el hecho de que luego son halagados y el agradecimiento que les brindan las personas los hacen sentir bien. Otros por buenos samaritanos darán su brazo a torcer con tal de ver a los demás felices aunque eso signifique sacrificar su propia felicidad. Quizás Sisyphus pueda ser uno de estos ejemplos; pero no, él entra en varios espectros de lo que significa bondad. Con quienes no conoce siempre se mostrará como alguien muy educado, con un lenguaje forma y siempre mirando a los ojos a no ser que considere a dicha persona como alguien superior, alguien de tal importancia que prácticamente no se crea merecedor de mirarle a los ojos. Evidentemente, no considera a nadie de ese modo, o bueno... a casi nadie. Pero nunca mostrará una falta de respeto siquiera a quienes se lo merezcan, piensa que insultar y burlarse de los demás por más que te hayan hecho algo mal simplemente es caer al mismo nivel. Hay que demostrar cierto orgullo, y dar a ver que si bien no mejor que los demás, sí se puede ser lo suficientemente maduro como para no caer en esos juegos de niños.

Sisyphus podrá parecer un hombre serio y que siempre piensa las cosas dos veces antes de hacerlas. Y si bien esto en parte no se aleja mucho de la realidad, también es capaz de relajarse un poco cuando el momento lo amerita. Eso sí, no actúa como un completo payaso, si no más bien es el clásico hombre gentil, que siempre mostrará una pequeña sonrisa en su rostro y rara vez se le podrá ver afectado por los porvenires, por más malos que resulten ser. Obvio, hay cosas que lo afligen, especialmente cosas por las que se sienta responsable. Suele atribuirse muchas responsabilidades, cargando a fin de cuentas un gran peso en sus hombros. Incluso cuando las situaciones se escapen de sus manos, hará todo lo que esté a su alcance para solucionarlo si siente que ha sido su culpa que todo aquello pase. No descansará hasta sentirse satisfecho si con eso logra cumplir. Es capaz de sentirse mal por las cosas, castigándose a si mismo; aunque no de forma física.

Una vez se entre en confianza con Sisyphus, se darán cuenta que es un joven hombre entregado a los demás, buen compañero, fiel. Es imposible que diga una mentira por más pequeña que sea, y le gusta aconsejar a los demás cuando estos le piden ayuda. Se podría decir que es un hombre sabio, sabe de sus cosas y especialmente con la cabeza fría, es muy difícil que se le vea dando un mal consejo. Especialmente con aquellos que considera sus amigos, por los cuales daría su vida si es necesario, no temblándole el pulso con tal de que estén bien.

Tiene un tacto con los niños que es envidiable. Debido a su corazón tan gentil y a la paciencia prácticamente digna de envidiar que posee, es que puede llegar a ser maestro de primaria. Es especialmente paciente cuando no entienden algo, y explica con lujos y detalles de una manera que se podría considerar fácil de entender hasta para el más tonto que se le cruce delante. Y eso no solamente lo aplica con los niños pequeños, si no con todo el mundo, he de ahí que sale su vena consejera, asistiendo a todos en lo que pueda, siempre que alguien necesite ayuda ahí estará él para brindar su mano, hombro, cuerpo entero; lo que sea.

Y ni se diga del amor. Aunque este apartado es mucho más delicado, porque su corazón ha pertenecido siempre a una sola persona, y con esa persona morirá sea correspondido o no. Nunca se animará a decirlo ni admitirlo tampoco, más es evidente el gran cariño que siente... una persona de la cual se ha separado hace tantos años ya que teme el tiempo les haya distanciado tanto que la conexión que hace antaño compartieron ya no esté más; ya no exista. Pero Sisyphus es sobreprotector, más no del tipo celoso ni mucho menos alcanzando lo controlador. Para nada, es más bien preocupado, amoroso, siempre atento. Será capaz de hacer todo él con tal de que la otra persona no se sobre esfuerce. Amará incondicionalmente y perdonará con mucha facilidad, no es rencoroso ni mucho menos desconfiado. Entregado en su totalidad a la persona que ama, aunque no como un esclavo, si no como un compañero, un amigo.

Le encanta volar, especialmente muy alto y en días soleados.
Suele tomar paseos matutinos en la playa, a la luz del alba.
Le gusta beber el conocido "Té de montaña" originado de Grecia.
Vive en una casa con su compañero de hace años, Dégel.
Siente una gran pasión por enseñar.
Es maestro de primaria hace muchos años, habiendo enseñado ya a muchas generaciones.
Hubo una muchacha de la primera generación de alumnos que tuvo, con la cual siguió en contacto hasta mucho tiempo después de haber terminado todos sus estudios. De la cual se enamoró perdidamente, independiente de que fuera menor que él. Obviamente nunca lo admitió, sintiendo un gran respeto por esta.
Nunca ha llorado, ni una sola vez.
Siente que tiene la culpa y es la razón de haberse separado de aquella muchacha a la cual educó y cuidó hace años atrás.
Sufre de angiosarcoma cardíaco. Y aunque su estado es muy leve, casi imperceptible y no afecta su vida cotidiana, es un problema por el cual se debe tratar constantemente; es algo que no le ha dicho a nadie, siquiera a Dégel o a la muchacha de la que se había enamorado.

Lo primero que podrán notar de Dégel, es que parece ser un joven hombre serio, de cabeza fría y hasta se podría decir un poco distante. De esos que prefieren quedarse leyendo un libro antes que salir de fiesta y beber alcohol. No se cierra completamente a socializar, pero es de los que gustan y disfrutan de esos bellos momentos de silencio y soledad que pocos pueden o quieren darse el lujo de tener. Aparentemente mordaz, con una personalidad que le hace pensar las cosas más de dos veces cuando es necesario antes de hacer las cosas. Incluso frívolo, tajante cuando no está interesado en hablar con alguien; desgraciadamente esto no es nada más que una gran contradicción, la punta del iceberg.

Dégel es el antítesis de la frivolidad cuando a amistades se refiere. Siendo un abanico de emociones, que van desde la preocupación, la angustia, el disgusto, a la admiración, la camaradería y la nostalgia. Sí, es un completo caos a la hora de demostrar sus emociones con aquellos que mantiene una relación que él considera amistosa, especialmente si son cercanos a él desde hace años. A diferencia de lo que parece en un principio, como un hombre sabio y paciente, Dégel en realidad es todo lo opuesto; explotará en la mar de emociones contenidas en su pecho, lanzándose a la primera oportunidad que sienta puede utilizar.

Sea por cumplir sus promesas o simplemente porque siente que esa es la mejor manera de hacer las cosas. Apresurado, se deja guiar por su corazón antes que por lo que le diga su mente. Incluso es capaz de ignorar los consejos de sus compañeros con tal de hacer aquello que tanto desea de la forma que él considera correcta.

A pesar de todo, no es un ser temperamental en cuanto a actitudes con los demás se refiere. Claro, es cabeza dura y una vez se le mete una idea a la cabeza no hay manera de convencerle de que haga lo contrario, pero sus intenciones nunca serán malas, por más que la forma no sea la más adecuada. Siempre velará por el bien de los demás, por aquellos que considera cercanos, incluso siendo capaz de sacrificar su propia vida con tal de protegerlos. Es algo a lo que se acostumbró e incluso aprendió de vivir tantos años junto a Sisyphus; quizás una costumbre de la cual se contagió.

Sin embargo, es un joven muy reservado con sus problemas, optando por no meter a nadie en estos. Y no es que los considere una molestia, si no que siente es suficiente con él mismo para solucionarlos, como para andar poniendo peso extra en los hombros de los demás con algo de lo que debería encargarse él solo. Quizás un poco egoísta, porque piensa en lo que él quiere en el momento, pero al final del día, siempre será con intenciones de brindar una mano a los demás, y no por beneficio propio.

Se revelará on-rol.

Su más grande pasatiempo es leer. Especialmente libros de historia y filosofía.
Es amigo de Sisyphus desde hace más de 1000 años.
Aunque sea bibliotecario, no es de los que pasan callando a todo mundo. Solo cuando es necesario.
Disfruta mucho de beber café.
Los días lluviosos, y los atardeceres.
Sabe tocar el piano y el violín a la perfección.
Le gusta bailar vals y ese tipo de música antigua.
No disfruta mucho de la gente impaciente. Algo irónico y casi hipócrita sabiendo cómo es él de sentimental.
Sabe que algo le pasa en los ojos, viéndose obligado a utilizar gafas ocasionalmente que se le nubla la vista. Se niega a ir al médico creyendo que es simple miopía.
Realmente sufre de una enfermedad llamada glaucoma. Por alguna razón los efectos de dicha enfermedad suceden mucho más lentos de lo normal en Dégel; sin prisa... pero sin pausa.