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Actualmente Elysium atraviesa un maravilloso verano, predominando los días soleados, aunque también de vez en cuando es posible toparse con días donde las lluvias no paran de caer sobre la isla. Las temperaturas varían bastante, yendo de los 33° como máximo hasta los 18° como mínimo. Esta temporada es ideal para paseos en la playa, fiestas al aire libre, todo tipo de actividades recreativas en las que puedas disfrutar de un hermoso sol y cielo despejado en su mayoría.
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♦ Shall we begin? — Flashback [Privado]
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por Cassia Mavros Jue Jun 28, 2018 12:32 am
"Quisiera algún día volver a lo que fuimos, a lo que perdimos... Pero por desgracia, no puedo regresar el tiempo."
Fue la primera vez que tuvo una idea así de descabellada. Era una chica joven, impetuosa, de aquellas que deseaba comerse al mundo sin importar qué clase de obstáculo tuviese al frente. Entonces ocurrió, su mejor idea para obtener lo que quería fue enlistarse en la milicia como si no tuviera nada mejor que hacer. Su familia había llegado hace ya bastante a esa isla, y ella junto con ellos, convirtiéndose en la joven con un futuro prometedor, aquella que decidió invertir esa vida en algo que, según su madre, no era digno de una señorita. Pero a ella no le importó, deseó sobresalir, deseó demostrar que era capaz, y así lo hizo.
Pero ahora, de pie entre otros tantos novatos, Cassia se dedicaba a observar a los alrededores durante esa ceremonía. Se decía que muy pocos serían elegidos tras los entrenamientos, que muy pocos reclutas terminarían por ser verdaderos soldados, que sus habilidades serían probadas hasta el cansancio, y que por supuesto no se tendría la más mínima piedad con ella. La ceremonia duró poco, no habló con nadie, no conoció a nadie, sino que volvió a casa con la tonta idea de que al día siguiente las cosas se volverían más interesantes. Por desgracia, no sería eso lo primero que tendría en mente, sino la alarma sonando por enésima vez, una hora tarde a su primer día de entrenamiento, y seguro la vergüenza más grande que podría atravesar precisamente por eso.
Tuvo que prepararse casi volando, yendo de un lado a otro en casa, y saliendo de la misma con nada más que una manzana en la boca, y una mochila al hombro, corriendo por las calles hasta el campo de entrenamiento. Tenía suerte vivir cerca de la zona, pero aún así significaba llegar tarde y ser la burla de los demás reclutas, no conforme con el hecho de ser una mujer entre tantos hombres; no que fuese la única, pero sí que había mayoría del sexo masculino.
Y sí, en efecto, tardó bastante en llegar, dándose cuenta que la primera parte del entrenamiento había finalizado, y que ahora estaban tomando un pequeño descanso para almorzar. En cuanto llegó corrió a registrarse en lo que sería su nueva barraca, un dormitorio donde otras tantas compañeras ya habían sido asignadas, su cama siendo la única que no tenía una maleta sobre la misma. Era la primera vez que la emoción le jugaba en contra, que parecía de nuevo esa chiquilla de secundaria que olvidaba despertar temprano por la mañana. Así pues, finalizado el descanso, ella se presentó ante su superior, sin darse cuenta que su sola presencia, tan imponente por sobre las demás mujeres, atrajo la atención de más de un hombre en el lugar.
Sería su cabello, su figura, su expresión, el rostro angelical que aún poseía, quién sabe, pero las miradas de otros tantos reclutas se posaron sobre la joven, quien apenas tuvo la oportunidad se integró al entrenamiento.
Tan sólo parecía tener 20 años.
Última edición por Cassia Mavros el Miér Ago 29, 2018 11:14 am, editado 1 vez
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Cassia Mavros
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por Invitado Jue Jun 28, 2018 1:21 am
"Confíe en ti ciegamente, decidí ignorar las advertencias y aún así lograste hacerme caer en tu trampa. Me usaste, te aburriste de mi y me hiciste a un lado. Y aún así, quisiera creer que los buenos momentos fueron de verdad."
[ ··· ]
[ ··· ]
A diferencia de lo que es hoy en día, Thanos alguna vez fue un muchacho alegre, un chico que si bien algo crédulo, siempre tenía buenas intenciones en sus acciones. Su familia a diferencia de otras, era un tanto humilde, habiendo llegado a la isla por mera casualidad o suerte del destino mejor dicho. No habían sido agraciados por una presencia divina que los salvó de una miserable muerte, tan solo... llegaron allí sin más. Se instalaron, y comenzaron a vivir como lo que aparentaba ser una familia normal. Más Thanos quería algo diferente en su vida, estaba decidido a ayudar a aquellas deidades que les habían brindado una segunda oportunidad en la vida. Habiendo podido huir de la rebeldía de los dioses, nada más cumplir la mayoría de edad el en aquel entonces rubio muchacho se enlistó para ser un soldado. Todos fueron bien recibidos, incluso él, y aunque lo hicieron de una forma que probablemente espantaría a cualquier persona común y corriente, él totalmente ciego siguió adelante.
Lo asignaron a un escuadrón puramente de hombres, como era de esperarse. Y aunque estuvieran separados, los entrenamientos eran en conjunto, sin importar el sexo de los participantes; pero hubo un pequeño problema. Una cosa es querer ser responsable, y otra cosa es serlo. En el caso de Thanos, él quería, no lo era. Se quedó dormido nada más el primer día, pero no dormido de unos minutos tarde, si no que prácticamente estaba por terminar el entrenamiento cuando llegó. Nada más recibió una reprimenda por parte de su superior, que le gritó en la cara hasta el punto de hacerle sentir la mano dura de los militares en la espalda. El aliento a tabaco masticado y la saliva que salía volando de su boca sin lugar a dudas era algo que asqueaba en demasía al rubio, más siguió con su mirada al frente, repitiendo como disco rayado "¡Sí señor!" como si su vida dependiera de ello. Le obligó a hacer el doble de ejercicio que los demás nada más para enseñarle lo que era disciplina, y también un ejemplo para los demás de lo que no se debía hacer.
Su primer día y ya estaba arruinando todo. Suspiró pesadamente, cansado, sudando a no más poder. Cuando quiso irse, el superior le detuvo y advirtió que sería la última vez que soportaría algo de ese tipo, una llegada tarde de unos minutos si bien también estaba mal vista, no era tanto como prácticamente saltearse el entrenamiento casi que por completo. Thanos asintió con la cabeza, dijo las "palabras mágicas" y se empezó a retirar. No fue hasta que vio a otros de los reclutas que pudo divisar aquel bello rostro femenino, esa silueta inocente y que a su vez desprendía de si un aura extrañamente atractiva. Era una mujer hermosa, de cabellos rojizos y largos. Se la quedó mirando embobado mientras caminaba, su vista había sido imantada a ella. Le faltaba entreabrir la boca y babear un poco y estaba la imagen completa. Pero no, no le dio tiempo a eso, porque unos pasos más adelante se dio de lleno contra una pared. No le dio tiempo a reaccionar, porque cuando su cuerpo chocó contra esta, su rostro volteó y terminó con la cara estampada en la superficie dura de esa pared. Parecía que estaba besándola, pero medio segundo más tarde, se separó, trastabilló y sobándose la boca notó que se le había roto el labio inferior.
Nada demasiado doloroso, pero sí le sacaba un poco de sangre. Avergonzado, miró hacia un lado, intentando ver al menos... si aquella pelirroja había presenciado todo; trágalo, tierra.
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por Cassia Mavros Lun Jul 30, 2018 5:50 pm
Nunca se hubiese imaginado que su primer día fuera así, a decir verdad. Siempre imaginó todo distinto, que sería ese tipo de soldado que sobresale en todo sin el más mínimo esfuerzo, que sería la nueva promesa entre aquellos que hacían hasta lo imposible por mantener la seguridad de la isla. Pero fue diferente, en su primer día llegó tarde y fue obligada a hacer ejercicios más intensos que otros, al menos hasta lograr ponerse a la par de los demás; afortunadamente no fue la única, y pudo ser partícipe de alguien más que corrió la misma suerte que ella. No obstante, durante el efímero descando que más tarde les fue otorgado, la mirada de Cassia se desvió hacia aquel hombre que vio hace unos minutos, justo en el momento que alcanzaba a darse cuenta de la intensa colisión entre el rostro contrario y la pared más cercana.
Cubrir sus labios para parar la carcajada que estuvo a punto de salir fue la mejor solución que se le pudo ocurrir con ese pequeño incidente, buscando por todos los medios borrar de su mente esa imagen. Mas no pudo evitarlo, tanto ella como otro par de soldados fueron consciente de lo ocurrido, y fueron ellos quienes iniciando las burlas dieron paso a otras tantas, mas Cassia mantenía la compostura, sonriendo por lo bajo y fingiendo que no había visto absolutamente nada, al menos por unos minutos hasta que se dio cuenta de la sangre corriendo por la barbilla contraria.
No podía ser tan cruel, ¿o sí? Si a ella le ocurriese algo igual, le hubiese gustado que alguien se acercase a ayudarle, al menos decirle que había parecido una total idiota al quedarse mirando a otra persona. Sin más problema, ella se acercó a aquel hombre con una sonrisa, y le tendió un pañuelo, señalando con el dedo índice de su mano libre su propia barbilla, con lo que le indicaba al pobre diablo que tenía un poco de sangre en esa zona, una mancha nada más. No tenía por qué portarse arisca con nadie, era su primer día, y aunque sabía que con cosas de ese tipo no podía comprar a la gente ni hacerse de buenas relaciones, nunca estaba de más ser amable de vez en cuando, especialmente tratándose de quienes serían sus compañeros de ahora en adelante.
Cassia ignoró lo ocurrido, convenciéndose a sí misma de que ese muchacho simplemente estaba distraído, que había visto algo que le llamó la atención detrás de ella, o que había visto a los cocineros ir a la cafetería con cajas y cajas repletas de la comida que prepararían ese día. No lo descartaba, la cocina estaba a la vista desde su posición, así que podría ser perfectamente eso.
—Creo que no le gustó el beso —se burló de manera amistosa, sonriendo y sujetando aún el pañuelo—. Al menos dile tu nombre, las chicas suelen ser más suaves cuando saben tu nombre —era una manera de romper el hielo con él, hacerle ver que su pequeño accidente no había sido tan malo como parecía, por más que incitara a bromas y risas de los demás soldados que continuaban con el entrenamiento, y que de vez en cuando miraban al rubio con claras intenciones de no permitir que en la vida olvidase ese acontecimiento.
"Quizás no fue la mejor manera, pero no podía seguir engañándome, engañándote. Las voces en mi cabeza siempre tuvieron razón..."
Última edición por Cassia Mavros el Miér Ago 29, 2018 11:14 am, editado 1 vez
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por Invitado Lun Ago 13, 2018 2:26 pm
Era la primera vez que le pasaba algo de esa índole, el quedar avergonzado frente a tantas personas más que intimidarle lo hacía sentir como un auténtico estúpido. Y como si no fuera suficiente, la persona a la que se había quedado mirando fijamente, la razón por la cual se había dado de lleno contra la pared ahora le estaba hablando. Aunque Thanos no dijo ni una palabra en el principio, tomó aquel pañuelo que le ofrecía la pelirroja y se encogió fugazmente de hombros mientras se limpiaba. Escuchando sus palabras un pequeño rubor casi imperceptible encendió las mejillas del rubio, sintiendo enormes ganas de que le tragase la tierra en ese mismo instante, porque de lo contrario las cosas solo irían a peor. — Supongo que me falta práctica —contestó él, riendo algo nervioso mientras terminaba de limpiarse la sangre que brotaba de las pequeñas heridas que se hizo—. ¿Y aunque no te haya dicho mi nombre estás siendo suave conmigo? Tan mal no lo hice entonces. — intentaba por todos los medios sonar lo menos avergonzado posible, pero era difícil luego de lo sucedido.
Meditó por apenas medio segundo, antes de volver a dirigirle la palabra a aquella mujer de cabellos rojizos. Se secaba la sangre que aún brotaba un poco de la herida en su mentón. — Perdona, ¿pero nos hemos visto antes? Creo que no, ¿verdad? — dijo el rubio, intentando por lo menos desviar la atención ajena de lo que él mismo había hecho. Su pequeño accidente que probablemente todos se encargarían recordarle de por vida. — Bueno... aunque es lógico, hace poco que soy parte de esto. — agregó, acariciándose una mejilla. Extendió su mano derecha hacia ella en gesto de presentación, sin tardanza diciendo su nombre. — Soy Thanos Dimitrios. — le regaló una pequeña sonrisa mientras decía aquello, pronto siento interrumpidos por un par de muchachos, también soldados como ellos los cuales venían ya soltando carcajadas. — ¿Qué pasa, Dimitrios, practicando de antemano para luego lanzarte encima de una chica? — preguntó uno de ellos. — Es de mala educación practicar besos frente a la chica que te interesa, Dimitrios. — agregó el otro a la burla. El rubio sonrojándose de la vergüenza desvió la mirada por unos momentos para luego quejarse de forma sonora emitiendo un chasquido con la lengua.
— Dejen de molestar, ¿quieren? No digan cosas que no s-... ¡! — sin previo aviso, el que habló primero casi que ignorando la presencia de Cassia allí junto a Thanos, se acercó al rubio y le empujó hacia la pared que hacía momentos atrás se había llevado puesta. Le empujó de tal manera que su espalda chocó tan fuerte como antes, mostrando un ceño sumamente fruncido y hasta impaciente. — ¿Quién te dijo que contestaras? Eres tan asquerosamente obvio, Dimitrios ... que se podría notar a leguas cómo la devorabas con la mirada, ¿o crees que nadie se dio cuenta que fue esa la razón por la que te diste contra la pared? — musitó contra su rostro, agarrándole de los hombros para que el joven rubio no se moviera de su lugar. No tenía otro lugar para dónde salir, y su mirada ocasionalmente se cruzaba con el rostro de Cassia, pensando que probablemente el que dijeran que la estaba mirando a ella solo le espantaría o algo por el estilo.
— Déjame en paz. — murmuró Thanos. — ¿Qué? No te escuché, ¿dijiste algo? — soltó irónicamente quien aún sostenía al rubio contra la pared. — Que me dejes en paz, ya resulta estúpidamente molesto la forma en la que siempre buscas una manera de joderme la paciencia, ya vete a joder a otra persona. — expresó su desconformidad por la manera en la que se burlaban de él. Y no era la primera vez que lo hacían, solo que esta tenían una razón clara para hacerlo, ese accidente que tuvo, y la manera en la que seguro notaron como fue por mirar a Cassia. — ¿Qué pasa, vas a llorar si no dejo de hacerlo? Pobrecito, seguro no quiere quedar avergonzado frente a la chica que le gusta. — decía soltando una pequeña carcajada. Thanos no estaba ni cerca de llorar, de hecho sus manos se veían apretadas, hasta tal punto en que las uñas llegaron a lastimar la piel de sus palmas. Y su labio inferior temblaba en rabia, como si estuviera aguantándose las ganas de abalanzarse sobre ellos. Todo mientras su rostro enrojecido en vergüenza porque Cassia aún estaba allí, presenciando todo lo que ocurría.
Meditó por apenas medio segundo, antes de volver a dirigirle la palabra a aquella mujer de cabellos rojizos. Se secaba la sangre que aún brotaba un poco de la herida en su mentón. — Perdona, ¿pero nos hemos visto antes? Creo que no, ¿verdad? — dijo el rubio, intentando por lo menos desviar la atención ajena de lo que él mismo había hecho. Su pequeño accidente que probablemente todos se encargarían recordarle de por vida. — Bueno... aunque es lógico, hace poco que soy parte de esto. — agregó, acariciándose una mejilla. Extendió su mano derecha hacia ella en gesto de presentación, sin tardanza diciendo su nombre. — Soy Thanos Dimitrios. — le regaló una pequeña sonrisa mientras decía aquello, pronto siento interrumpidos por un par de muchachos, también soldados como ellos los cuales venían ya soltando carcajadas. — ¿Qué pasa, Dimitrios, practicando de antemano para luego lanzarte encima de una chica? — preguntó uno de ellos. — Es de mala educación practicar besos frente a la chica que te interesa, Dimitrios. — agregó el otro a la burla. El rubio sonrojándose de la vergüenza desvió la mirada por unos momentos para luego quejarse de forma sonora emitiendo un chasquido con la lengua.
— Dejen de molestar, ¿quieren? No digan cosas que no s-... ¡! — sin previo aviso, el que habló primero casi que ignorando la presencia de Cassia allí junto a Thanos, se acercó al rubio y le empujó hacia la pared que hacía momentos atrás se había llevado puesta. Le empujó de tal manera que su espalda chocó tan fuerte como antes, mostrando un ceño sumamente fruncido y hasta impaciente. — ¿Quién te dijo que contestaras? Eres tan asquerosamente obvio, Dimitrios ... que se podría notar a leguas cómo la devorabas con la mirada, ¿o crees que nadie se dio cuenta que fue esa la razón por la que te diste contra la pared? — musitó contra su rostro, agarrándole de los hombros para que el joven rubio no se moviera de su lugar. No tenía otro lugar para dónde salir, y su mirada ocasionalmente se cruzaba con el rostro de Cassia, pensando que probablemente el que dijeran que la estaba mirando a ella solo le espantaría o algo por el estilo.
— Déjame en paz. — murmuró Thanos. — ¿Qué? No te escuché, ¿dijiste algo? — soltó irónicamente quien aún sostenía al rubio contra la pared. — Que me dejes en paz, ya resulta estúpidamente molesto la forma en la que siempre buscas una manera de joderme la paciencia, ya vete a joder a otra persona. — expresó su desconformidad por la manera en la que se burlaban de él. Y no era la primera vez que lo hacían, solo que esta tenían una razón clara para hacerlo, ese accidente que tuvo, y la manera en la que seguro notaron como fue por mirar a Cassia. — ¿Qué pasa, vas a llorar si no dejo de hacerlo? Pobrecito, seguro no quiere quedar avergonzado frente a la chica que le gusta. — decía soltando una pequeña carcajada. Thanos no estaba ni cerca de llorar, de hecho sus manos se veían apretadas, hasta tal punto en que las uñas llegaron a lastimar la piel de sus palmas. Y su labio inferior temblaba en rabia, como si estuviera aguantándose las ganas de abalanzarse sobre ellos. Todo mientras su rostro enrojecido en vergüenza porque Cassia aún estaba allí, presenciando todo lo que ocurría.
Y nunca olvidarías ese día, porque te encargarías de recordármelo siempre.
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por Cassia Mavros Lun Sep 03, 2018 2:04 pm
—Cassia Mavros — se presentó tras unos momentos. Tenía que ser tonta para no darse cuenta de las cosas, pero prefería simplemente ignorar el pequeño detalle que provocó el choque de aquel muchacho y optó únicamente por presentarse, ser amigos podría ser agradable, y es que a pesar de la manera en que se conocieron, fuese por casualidad o culpa de una distracción, a ella le agradaba, los pocos momentos que había hablado con él ya sentía que podría seguir conversando sin necesidad de forzar nada.
No obstante la presencia indeseada de otros, que por supuesto le ofendieron al llegar sin previo aviso y prácticamente ignorar su presencia le hicieron enojar. Cassia no era de tener mucha paciencia, era más bien una bomba de tiempo esperando estallar y devastar todo a su paso, y el hecho de hacer ese tipo de cosas, ignorarla como si estuviera pintada o algo por el estilo no era precisamente una situación agradable para ella. No obstante, se quedó observando en silencio, con mucha atención cada pequeño detalle de aquellos sujetos, uno a uno pasando así por su radar y pasar a convertirse en potenciales presas para sus bromas pesadas si seguían molestando a otros de esa manera.
¿Es que no podía haber personas más inmaduras que esos imbéciles? Se suponía que eran soldados, que tenían que ser disciplinados, y que debía haber entre ellos una relación medianamente cordial, no sólo por compartir un campo de entrenamiento sino porque después quizás compartirían el de batalla. Mas no fue eso lo que encendió la mecha en la joven griega, sino más tarde ponerse a cuestionar si Thanos estaba o no observándola; ¿y qué si lo hacía? A ella no le molestaba, le daba prácticamente lo mismo si un hombre la miraba o no, estaba en su total derecho, y claramente no quería ser utilizada como un recurso para molestar a alguien más, mucho menos cuando los responsables estaban siendo infantiles y cobardes al hacerlo en grupo.
—¿Quieres dejarlo en paz de una buena vez? Que a ti no se te acerque ni un perro callejero no quiere decir que tengas que molestarlo —habló al fin, empujando a aquel sujeto—. ¿O qué? ¿Quieres sentirte grande para ignorar que tienes /algo/ demasiado pequeño? —se burló. Venenosa, incisiva, no dudó ni un segundo en portarse de esa manera con un hombre que, dicho sea de paso, se sintió tan ofendido por su comentario que se ruborizó a niveles insospechados.
Recibió un empujón. Estando en ese lugar todos tenían el mismo nivel, no había diferencias entre hombres y mujeres, y por supuesto que eso provocó la ira de Cassia. No dejaba que nadie la tocara, que nadie se metiera con ella a menos que esa persona tuviese intenciones de terminar postrada en la cama. —Métete con alguien de tu tamaño, golfa —aquello fue la sentencia de aquel sujeto, que hubiese continuado con el pequeño acto cobarde en contra de Thanos si ella le hubiese dejado hacerlo, pues rápidamente le tomó de la muñeca con la firmeza propia de un experto en lucha, utilizando el peso contrario para hacerle caer al suelo y aplicar sobre éste una poderosa llave que le dejó fuera de juego, el brazo torcido y el rostro contra la tierra mientras Cassia aplicaba su peso sobre ese muchacho.
—Vuélvete a meter conmigo, y te juro que un brazo torcido será lo último que se me ocurra hacerte —amenazó.
No obstante la presencia indeseada de otros, que por supuesto le ofendieron al llegar sin previo aviso y prácticamente ignorar su presencia le hicieron enojar. Cassia no era de tener mucha paciencia, era más bien una bomba de tiempo esperando estallar y devastar todo a su paso, y el hecho de hacer ese tipo de cosas, ignorarla como si estuviera pintada o algo por el estilo no era precisamente una situación agradable para ella. No obstante, se quedó observando en silencio, con mucha atención cada pequeño detalle de aquellos sujetos, uno a uno pasando así por su radar y pasar a convertirse en potenciales presas para sus bromas pesadas si seguían molestando a otros de esa manera.
¿Es que no podía haber personas más inmaduras que esos imbéciles? Se suponía que eran soldados, que tenían que ser disciplinados, y que debía haber entre ellos una relación medianamente cordial, no sólo por compartir un campo de entrenamiento sino porque después quizás compartirían el de batalla. Mas no fue eso lo que encendió la mecha en la joven griega, sino más tarde ponerse a cuestionar si Thanos estaba o no observándola; ¿y qué si lo hacía? A ella no le molestaba, le daba prácticamente lo mismo si un hombre la miraba o no, estaba en su total derecho, y claramente no quería ser utilizada como un recurso para molestar a alguien más, mucho menos cuando los responsables estaban siendo infantiles y cobardes al hacerlo en grupo.
—¿Quieres dejarlo en paz de una buena vez? Que a ti no se te acerque ni un perro callejero no quiere decir que tengas que molestarlo —habló al fin, empujando a aquel sujeto—. ¿O qué? ¿Quieres sentirte grande para ignorar que tienes /algo/ demasiado pequeño? —se burló. Venenosa, incisiva, no dudó ni un segundo en portarse de esa manera con un hombre que, dicho sea de paso, se sintió tan ofendido por su comentario que se ruborizó a niveles insospechados.
Recibió un empujón. Estando en ese lugar todos tenían el mismo nivel, no había diferencias entre hombres y mujeres, y por supuesto que eso provocó la ira de Cassia. No dejaba que nadie la tocara, que nadie se metiera con ella a menos que esa persona tuviese intenciones de terminar postrada en la cama. —Métete con alguien de tu tamaño, golfa —aquello fue la sentencia de aquel sujeto, que hubiese continuado con el pequeño acto cobarde en contra de Thanos si ella le hubiese dejado hacerlo, pues rápidamente le tomó de la muñeca con la firmeza propia de un experto en lucha, utilizando el peso contrario para hacerle caer al suelo y aplicar sobre éste una poderosa llave que le dejó fuera de juego, el brazo torcido y el rostro contra la tierra mientras Cassia aplicaba su peso sobre ese muchacho.
—Vuélvete a meter conmigo, y te juro que un brazo torcido será lo último que se me ocurra hacerte —amenazó.
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por Invitado Mar Sep 04, 2018 2:54 am
Todo pasó tan rápido que no le dio tiempo siquiera a reaccionar, a detenerla. Cuando quiso darse cuenta ella ya estaba en el suelo haciéndole una llave a aquel que justamente había venido a joderle la mañana. Sin lugar a dudas se merecía lo que le estaba pasando, pero no por ello habría recurrido a la violencia... a diferencia de ella, él se lo habría aguantado. De todos modos tarde o temprano sus superiores se enterarían y terminarían haciendo doble trabajo por sus faltas de respeto y carencia de disciplina con sus colegas, en vez de estar apoyando y siendo un grupo entre ellos. El muchacho en cambio se retorcía intentando zafarse, quejándose del dolor más que nada. —¡S-suéltame, golfa! —gritó, aunque sus amigos no hacían nada para ayudarlo. En vez de eso intimidados por la proeza que demostraba la pelirroja, se dedicaron solo a mirar, alejándose paso a paso buscando entonces no recibir el mismo trato que su líder el cual ahora yacía indefenso ante las acciones de la contraria.
Thanos intentó separarla, pero en vano. No porque no pudiera, si no porque quería verlo sufrir un poco más. Quería disfrutar de verlo tan débil a comparación de otras veces que se jactaba siempre de ir en grupo para burlarse del rubio el cual nunca respondía con un insulto ni mucho menos físicamente a golpes, solo con una mirada tozuda e impaciente para que se fuera; nada más. Él a comparación de Cassia era mucho más paciente, muchísimo más de lo que podía verse a simple vista. Es por eso que cuando terminase soltando al muchacho, este se levantó, acomodándose el brazo y de hecho agarrándolo como si se lo hubiera dislocado desde el hombro. Thanos cuando este se fue, rió suavemente, sintiéndose aún avergonzado por todo lo sucedido y volteó su mirar hacia la pelirroja, la cual empezaba a levantarse del suelo tras soltar al imbécil que ahora había quedado en evidencia.
—No era necesario llegar a tales niveles de violencia nada más para hacer que se fueran. —dijo él, encogido de hombros. Alzó la mirada, sacando un poco de pecho para no parecer simplemente un escuincle debilucho. —Se habrían ido de todos modos si decidías ignorarlos. —expresó. —De todas formas... gracias. —soltó, mostrando una pequeña sonrisa plasmada en su rostro con la cual expresaba su máxima gratitud incluso cuando pudiera sentir pena por el hecho de que ella supiera la razón exacta por la cual se dio tan duro contra la pared y terminó hiriendo su mentón por el impacto. —Es la primera vez que alguien hace algo así, cuando nunca te lo he pedido siquiera... podrías haberte metido en problemas por mi culpa, solo porque me comí la pared mientras te miraba. —soltó sin pensarlo. Y es que no tenía sentido ocultarlo luego de que el otro sujeto se había encargado de divulgarlo sin tapujo.
Pronto de todas formas, llegaron unos compañeros un poco más allegados de Thanos, que habían visto todo desde la distancia; de los que no se metían en problemas innecesarios pero estaban ahí para animar un poco al rubio si era necesario. Desde el primer día en el que había llegado Thanos a la milicia que lo habían recibido bien, al menos ellos. —¡Eh, Thanos! ... ¿Estás bien? —preguntó uno de los chicos. —Con los demás iremos a comer algo, ¿quieres venir? —propuso otro. Siguieron igual caminando, esperándolo medio a la distancia. El rubio volvió su mirar a la pelirroja y se llevó una mano a la nuca, revolviendo sus cabellos al hacerlo. —Ya escuchaste a los muchachos... —dijo como si le molestara en demasía tener que irse justo ahora. Pero entonces se le ocurrió una idea, quizás no la mejor de todas pero sí una que podía darle una oportunidad de conocerla mejor. —Mira... sé que no conoces a esos chicos, ¿pero quieres venir con nosotros a comer algo? —propuso. —¡Y-yo invito! —explicó rápidamente, por si las moscas. Un pequeño rubor apareció en las mejillas del rubio, esperando por ella.
Thanos intentó separarla, pero en vano. No porque no pudiera, si no porque quería verlo sufrir un poco más. Quería disfrutar de verlo tan débil a comparación de otras veces que se jactaba siempre de ir en grupo para burlarse del rubio el cual nunca respondía con un insulto ni mucho menos físicamente a golpes, solo con una mirada tozuda e impaciente para que se fuera; nada más. Él a comparación de Cassia era mucho más paciente, muchísimo más de lo que podía verse a simple vista. Es por eso que cuando terminase soltando al muchacho, este se levantó, acomodándose el brazo y de hecho agarrándolo como si se lo hubiera dislocado desde el hombro. Thanos cuando este se fue, rió suavemente, sintiéndose aún avergonzado por todo lo sucedido y volteó su mirar hacia la pelirroja, la cual empezaba a levantarse del suelo tras soltar al imbécil que ahora había quedado en evidencia.
—No era necesario llegar a tales niveles de violencia nada más para hacer que se fueran. —dijo él, encogido de hombros. Alzó la mirada, sacando un poco de pecho para no parecer simplemente un escuincle debilucho. —Se habrían ido de todos modos si decidías ignorarlos. —expresó. —De todas formas... gracias. —soltó, mostrando una pequeña sonrisa plasmada en su rostro con la cual expresaba su máxima gratitud incluso cuando pudiera sentir pena por el hecho de que ella supiera la razón exacta por la cual se dio tan duro contra la pared y terminó hiriendo su mentón por el impacto. —Es la primera vez que alguien hace algo así, cuando nunca te lo he pedido siquiera... podrías haberte metido en problemas por mi culpa, solo porque me comí la pared mientras te miraba. —soltó sin pensarlo. Y es que no tenía sentido ocultarlo luego de que el otro sujeto se había encargado de divulgarlo sin tapujo.
Pronto de todas formas, llegaron unos compañeros un poco más allegados de Thanos, que habían visto todo desde la distancia; de los que no se metían en problemas innecesarios pero estaban ahí para animar un poco al rubio si era necesario. Desde el primer día en el que había llegado Thanos a la milicia que lo habían recibido bien, al menos ellos. —¡Eh, Thanos! ... ¿Estás bien? —preguntó uno de los chicos. —Con los demás iremos a comer algo, ¿quieres venir? —propuso otro. Siguieron igual caminando, esperándolo medio a la distancia. El rubio volvió su mirar a la pelirroja y se llevó una mano a la nuca, revolviendo sus cabellos al hacerlo. —Ya escuchaste a los muchachos... —dijo como si le molestara en demasía tener que irse justo ahora. Pero entonces se le ocurrió una idea, quizás no la mejor de todas pero sí una que podía darle una oportunidad de conocerla mejor. —Mira... sé que no conoces a esos chicos, ¿pero quieres venir con nosotros a comer algo? —propuso. —¡Y-yo invito! —explicó rápidamente, por si las moscas. Un pequeño rubor apareció en las mejillas del rubio, esperando por ella.
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por Cassia Mavros Jue Sep 27, 2018 11:59 pm
Vamos, el chico no se veía tan malo, de hecho hasta le había agradado, aunque acabase siendo blanco de burlas, como si se tratase del típico nerd en cada colegio al que todos tomaban como conejillo de indias porque no tenían nada mejor que hacer con sus vidas.
—A veces una tiene que ser ruda para que otros entiendan, y a ese idiota lo tenía en la mira desde que llegué, no paraba de mirarme como si se estuviera burlando de mi o algo, y no le iba a consentir eso —y sí, una mujer así no se iba con rodeos, si podía defenderse de cualquiera que quisiera pasarse de listo entonces lo haría sin dudar ni un segundo, incluso si eso la dejaba como una chica con paciencia demasiado corta para ser real.
Hubiese dicho algo con respecto al choque que tuvo el rubio con la pared, demasiado gracioso como para olvidarlo, dicho sea de paso, pero la interrupción sus demás compañeros le hizo volver a la realidad. Seguían en el entrenamiento, seguían siendo soldados, y como tal debía mantener la compostura frente a los demás. Sí que había sido ruda, quizás se excedió, pero seguía pensando que ese grupo de inútiles se lo merecía. Aún con ello, esperaba que ninguno de sus superiores tuviese la idea de reprocharle por lo que hizo.
—Ey, tranquilo, no pasa nada —expresó en medio de una suave risa, melodiosa y delicada, colocando su diestra sobre el hombro de Thanos y palmeando la zona. —Acepto la invitación, por ningún motivo iba a evitar que tú pagaras, después de todo el de la idea eres tú, boyscout —expresó. Irreverente y directa, ¿por qué portarse como algo que no era? No era como las chiquillas huecas que fingían ser algo que no eran para agradarle a una persona, pues para ella no había otra manera de conocer a otros que siendo uno mismo. Si no terminaba agradándole a otros, sería su problema, no iba a cambiar sólo por unos cuantos comentarios sobre su persona.
Así pues, día tras día, Cassia comenzó a sentirse mucho más cercana a Thanos, una relación que a pesar de haber iniciado de esa manera tan peculiar, un beso inesperado a la pared, y luego ella demostrando su fuerza se había vuelto más estrecha con el pasar de las semanas. Siendo sincera, cuando se enlistó en el ejército siempre tuvo la idea de que sería el lobo solitario, que en ningún momento dejaría que alguien se acercase a ella, como amigos o sólo compañeros de entrenamiento. Pero ese hombre era distinto, Thanos supo ganarse su confianza con una insultante facilidad, y llegó el momento en que el miedo comenzó a hacer mella en su persona.
Había cosas que ocultar, cosas que buscaban salir a la luz, sus alas oscureciéndose más y más con el paso del tiempo, mas ella sin saber el por qué. Le preocupaba el avance de aquel malestar, le preocupaba que pudiese causar alguna inconveniencia a su alrededor, le preocupaba... que esa voz en su cabeza al fin le convenciera de hacer una tontería. Pero lograba controlarse, aún tenía el control sobre su cuerpo, su mente, y aunque tenía miedo, quería creer que había esperanze de curarse, de que las plumas en sus alas no se oscurecieran.
No sólo fueron semanas, sino meses, años, Cassia seguía siendo tan cercana a Thanos como el primer día, e incluso cuando fue enviada a una división distinta, aquella encargada del "trabajo sucio", siguió considerándole su amigo, el único en quien confiaba ciegamente, el único a quien podría decirle lo que estaba ocurriendo.
—Ey, boyscout... ¿Puedo hablar contigo? Es importante... —le llamó una noche a solas, un lugar alejado de los campos de entrenamiento que sólo ellos dos conocían. Esperaba que confesar sus dolencias ayudara a aminorar la carga, y que él mejor que nadie entendiese su situación.
—A veces una tiene que ser ruda para que otros entiendan, y a ese idiota lo tenía en la mira desde que llegué, no paraba de mirarme como si se estuviera burlando de mi o algo, y no le iba a consentir eso —y sí, una mujer así no se iba con rodeos, si podía defenderse de cualquiera que quisiera pasarse de listo entonces lo haría sin dudar ni un segundo, incluso si eso la dejaba como una chica con paciencia demasiado corta para ser real.
Hubiese dicho algo con respecto al choque que tuvo el rubio con la pared, demasiado gracioso como para olvidarlo, dicho sea de paso, pero la interrupción sus demás compañeros le hizo volver a la realidad. Seguían en el entrenamiento, seguían siendo soldados, y como tal debía mantener la compostura frente a los demás. Sí que había sido ruda, quizás se excedió, pero seguía pensando que ese grupo de inútiles se lo merecía. Aún con ello, esperaba que ninguno de sus superiores tuviese la idea de reprocharle por lo que hizo.
—Ey, tranquilo, no pasa nada —expresó en medio de una suave risa, melodiosa y delicada, colocando su diestra sobre el hombro de Thanos y palmeando la zona. —Acepto la invitación, por ningún motivo iba a evitar que tú pagaras, después de todo el de la idea eres tú, boyscout —expresó. Irreverente y directa, ¿por qué portarse como algo que no era? No era como las chiquillas huecas que fingían ser algo que no eran para agradarle a una persona, pues para ella no había otra manera de conocer a otros que siendo uno mismo. Si no terminaba agradándole a otros, sería su problema, no iba a cambiar sólo por unos cuantos comentarios sobre su persona.
Así pues, día tras día, Cassia comenzó a sentirse mucho más cercana a Thanos, una relación que a pesar de haber iniciado de esa manera tan peculiar, un beso inesperado a la pared, y luego ella demostrando su fuerza se había vuelto más estrecha con el pasar de las semanas. Siendo sincera, cuando se enlistó en el ejército siempre tuvo la idea de que sería el lobo solitario, que en ningún momento dejaría que alguien se acercase a ella, como amigos o sólo compañeros de entrenamiento. Pero ese hombre era distinto, Thanos supo ganarse su confianza con una insultante facilidad, y llegó el momento en que el miedo comenzó a hacer mella en su persona.
Había cosas que ocultar, cosas que buscaban salir a la luz, sus alas oscureciéndose más y más con el paso del tiempo, mas ella sin saber el por qué. Le preocupaba el avance de aquel malestar, le preocupaba que pudiese causar alguna inconveniencia a su alrededor, le preocupaba... que esa voz en su cabeza al fin le convenciera de hacer una tontería. Pero lograba controlarse, aún tenía el control sobre su cuerpo, su mente, y aunque tenía miedo, quería creer que había esperanze de curarse, de que las plumas en sus alas no se oscurecieran.
No sólo fueron semanas, sino meses, años, Cassia seguía siendo tan cercana a Thanos como el primer día, e incluso cuando fue enviada a una división distinta, aquella encargada del "trabajo sucio", siguió considerándole su amigo, el único en quien confiaba ciegamente, el único a quien podría decirle lo que estaba ocurriendo.
—Ey, boyscout... ¿Puedo hablar contigo? Es importante... —le llamó una noche a solas, un lugar alejado de los campos de entrenamiento que sólo ellos dos conocían. Esperaba que confesar sus dolencias ayudara a aminorar la carga, y que él mejor que nadie entendiese su situación.
Tumultus
Cassia Mavros
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