Scarlet needle —

La expresión en sus ojos no dista de la frialdad propia de una mujer desapegada a la vida misma. Tantas cosas han pasado en su vida, tantas vivencias que directamente no ha sido capaz de encontrarle sentido a cosas tan mundanas como el día a día pasando frente a sus ojos. Se comporta indiferente, alejada de la calidez incluso aunque su propia presencia sea fácil de relacionar con el mismo fuego. Mantiene secretos, sus ojos no son ventana a su alma, mucho menos una manera de conocerle a fondo, sino más bien son aquellos que indican un terrible presagio para aquellos que la miran. Es muerte, es destrucción, una intrínseca advertencia de que nadie debe acercarse si no desea resultar herido. Justicia imparte, justicia busca, justicia es aquel motor que alimenta su existencia misma, y es que relegada siempre en el pasado a ser sólo "aquella joven débil", se ha dado cuenta con el paso de los años que dejarse pisotear sería dejar que su vida carezca de valor, que su propia existencia no tenga un propósito.

Y es que sabe, en medio de todo su desapego, que cada pequeño ser tiene un propósito, incluso si éste no sirve a los de otros. Solitaria, silenciosa, pero explosiva si se le provoca, agresiva si se le orilla a eso. Pero no es eso lo que se debe temer, sino aquellos momentos en que sonríe, en que esa mueca casi inexistente en ella decide salir a la luz, una clara señal de que algo no está bien. Un riesgo que pocos se animan a tomar, que muy pocos tienen la capacidad de sobrellevar, y desde luego algo que no muchos pueden soportar.

A desarrollar.

Su habilidad como mantícora radica especialmente en la capacidad de producir e inyectar veneno letal, mismo que causa a su víctima dolores agudos hasta obligarle a implorar por su muerte.

Se le conoce como "Scorpio" entre los suyos, ha llegado a tomarle aprecio a ese apodo.

En su trabajo, y a sabiendas de que en Elysium pueden llegar a existir simpatizantes de dioses hostiles, es la encargada de aplicar interrogatorios funestos.

Adora el aroma a manzana. Ella misma, aunque no sea muy dada a contarlo abiertamente, es muy dada a conseguir lociones y perfumes con éste aroma.

Pésima cocinera, suele frecuentar restaurantes y cafeterías en sus tiempos libres. Normalmente opta por comida rápida. No le preocupa su peso o talla, pues realiza ejercicio regularmente.

Odia que la subestimen sólo por ser una mujer.

A pesar de lo que puede parecer, tiene tendencias bastante femeninas, como lo es el cuidado de sus uñas, cabello y piel. Sin embargo, eso pasa a segundo plano cuando está en medio de un combate.

Una de sus principales y más prolífica habilidad es la de inyectar veneno en el cuerpo de su víctima. Inyecta éste veneno por medio de sus uñas, afiladas y certeras como agujas, siempre apuntando al torrente sanguíneo. El veneno causa un dolor inimaginable a la víctima, y Agathe lo utiliza como método de tortura en sus interrogatorios. La peculiaridad de éste veneno es que ella lo administra catorce veces en la víctima, la dosis número quince es la que utiliza para contrarrestar los efectos una vez que ha obtenido lo que desea, o bien asestar el golpe de gracia a su presa. La razón de ser de éstas quince dosis en total es la representación de las quince estrellas principales de la constelación de Escorpio, misma bajo la que ella misma nació. A pesar del poder que ostenta con esta habilidad, el efecto del veneno también puede llegar a causarle daño, dolores musculares, entumecimiento e incluso pérdida de movilidad en sus piernas por al menos un par de días.

Le encantan, le fascinan las bebidas heladas y con sabores cítricos, especialmente si éstas tienen gas.

Los animales caseros le encantan, quizás es una de las pocas cosas que le hacen sonreír con sinceridad. Especialmente le agradan los perros, razas grandes, agradables, pero también con carácter temible. No es muy amante de los gatos, pero los soporta.

Uno de sus pasatiempos preferidos es sentarse a la orilla de un acantilado y observar cualquier paisaje que se le ponga al frente.