Who the BLYAT are you!? — Priv.

Hija de perra; eso era lo único que podía pensar de Persephone en esos momentos el soviético dragón. Estaba seguro que todas las palabras que le había dicho aquella deidad habían sido solo para manipularle, para tenerle de una vez y por todas bajo sus pies, controlado tal y como era necesario. Pero para Czar cumplir una promesa era como pedirle peras al olmo; imposible. Claro, que podría aparentar estar de acuerdo con aquella deidad, ¿quién osaría decir lo contrario? Debía estar loco para traicionar la confianza de una diosa... Bueno, ¿quién dijo que Czar estaba cuerdo a esas alturas? Tantas vivencias, tantas ocasiones en las que fue encerrado en el inframundo. Era ya una estúpida costumbre, siendo recibido por la misma mujer una y otra vez.

"¿De nuevo sopa?" pues sí, así era. Ya hasta se había aburrido de verla de pies a cabeza infinidad de veces, era como si aquella mujer hasta disfrutara el tener agarrado de los huevos al rubio. Este no se dejaba estar tampoco, era un hueso duro de roer, solo que esta vez había dado en... ¿cómo decirlo? ¿Punto sensible? Es la manera más correcta de describirlo, así es.

Con la promesa de "comportarse" en esta nueva oportunidad, Czar fue liberado por así decirlo en este mundo. Lleno de miseria y controlado por deidades. Dentro de Elysium tendría la chance de hallar a aquella muchacha, porque muchas pistas la verdad es que tampoco le había dado la mujer, esa deidad siempre con sus enigmas y promesas... ¿Era tonta, o solo demasiado crédula? Quizás un poco de ambas, porque mira que darle tantas oportunidades a un hombre perdido como lo era Czar, es una clarísima receta para el fracaso. Más eso no importaba ahora, los rumores se corrían como pan caliente, y entre esos rumores escuchó de una joven mujer, reconocida por sus dotes culinarios, de procedencia rusa... ¿Podría ser ella? No es que tuviera tiempo en contra a decir verdad, esto del tiempo ya a esas alturas le sobraba a Czar por lo que no debía preocuparse mucho.

Solo tendría que encontrar a la muchacha adecuada, se daría cuenta de inmediato una vez la conociera en persona ... eso era lo que le había dicho Persephone, ¿por qué desconfiar de la palabra de una deidad, cierto? Oh, es verdad...

— Blyat ... Perséfone de mierda. — susurró hablando consigo mismo. Ya había perdido la cuenta de a cuántas mujeres de esas descripciones que le había dado la contraria debía ver antes de encontrar a la adecuada, ninguna le daba un aire de familiaridad. Nada, solo mujeres que podrían bien considerarse mujerzuelas al final del día y nada más. Pero no se daría por vencido, aunque le empezaba a picar el hambre. Curiosa reacción corporal luego de tantos años viviendo nada más de Vodka y pan; quizás su cuerpo ya se había desacostumbrado. Entró a un restaurante sin pensarlo, creyendo que ya lo había visitado. Se sentó en una mesa, esperando que alguien le atendiera. Lo más paciente que le fue posible esperó, cruzado de brazos y piernas mirando a la nada.

No fue hasta que un empleado llevando una bandeja de comida trastabilló con una silla, terminando una sopa caliente encima de la ropa de Czar, el cual evidentemente exclamó. — CYKA BLYAT! — vociferó, curiosamente... al mismo tiempo que otra voz sonaba no muy a lo lejos, espetando aquel mismo improperio al aire.