Ven pronto o muere ||FB/Privado||

25/08/2018

Hace 5 años atrás

Alejandría tenia una buena Historia, como una amante de esta era usual que Irene pasara una temporada buscando y buscando algo nuevo que aprender, aunque no descartaba el robo de tesoros invaluables que agregaría a su colección de reliquias particulares. No es novedad alguna el que se encontrara en la ciudad buscando eso precisamente. Claro que para contrabandear sus artefactos ella necesitaba contactos, de sus días pasados ha contactado a cierto hombre, cree firmemente que él podría ayudarla y si no mínimamente la dirigiría a alguien que pudiese cumplir con sus expectativas.

Según las cartas, tendrían que encontrarse en una pequeña taberna del centro. La mujer no era tímida para nada, adentrarse a un bar de mala muerte con suerte era lo mejor que ha hecho en una buena temporada. Como dueña de la casa se abre paso, como esperaba algunas mesas ya estaban ocupadas, se escuchan conversaciones por aquí y por allá, también hay disputas al fondo y unas cuantas discusiones a tres mesas a la derecha. Como pensó, un día normal, suspirando camina a la barra y pide un trago. No le importa lo que le den mientras fuera bebible y sobre todo fuerte.

Cuando el liquido pasa por su garganta, el licor le quema un poco. El sabor era pasable, mínimo no esté rebajado de manera descarada. Aprobando la bebida, la mujer pide uno más. Y otro, ha perdido la cuenta después del quinto y aun así a quien esperaba no llega. La “Dama” no es muy tolerante, su paciencia se esta agotando, que si no fuera porque necesita algo de ese bastardo hace minutos se habría ido del lugar. Tiene un mantra en la cabeza, una que le incita a repetirse a cada tanto “Espera Irene, solo espera” pero en el fondo de su mente también se preguntaba que tanto tenia que esperar, sin que incitara una pelea o planeara un asesinato…

Sus pensamientos se vuelven mas y mas oscuros, esta ideando varias formas de desmembramiento cuando pide un sexto o ¿séptimo? Trago, chasquea la lengua al darse cuenta de que ha perdido la cuenta…

04/09/2018

Alessandro no era un mal chico, eso era lo que su abuelo Genaro decía siempre. "Decía" porque de seguro ahora no quería siquiera saber de él. El chico hace 1 año había decidido irse con su aparecido y antes ausente padre para vivir la vida loca, dejando atrás al abuelo que fungió como padre durante toda la vida de él. Aquella ingratitud martirizaba cada madrugada al italiano. Al comienzo, con su padre era todo fiestas, excesos y placeres, pero conforme pasaba el tiempo Aless se iba dando cuenta de cuál era la verdadera personalidad de su progenitor y cuan escoria podía ser este. El deseo de contar con la compañía de Ezekiel, su padre, era algo que se estaba agotando hasta a un punto crítico.

Aquel día era uno de aquellos donde el padre se eximió de todas sus responsabilidades, como cuando se enteró de que Aless vendría al mundo, y le dejó todo el trabajo a otros. Así es como el mestizo llegó a aquella taberna, con una dudosa información a medias, y ni eso, de la que no tenía idea realmente, para una desconocida que con suerte conocía el género y las iniciales del nombre y con la estúpida misión de entretenerla hasta que su padre llegara.

—Anda Aless, que es un negocio que nos beneficiará a ambos. Necesitamos financiamiento. — Murmuraba el italiano con rencor mientras ingresaba en el local —Financiamiento mis coj- Oh... lo siento. — Se disculpó por casi chocar con una pareja que iba saliendo en estado de ebriedad. Se plantó para observar aquel lugar y buscar a una chica que correspondiera mas o menos a la descripción que le habían dado, aunque era demasiado vaga en realidad.

Así fue como el primer intento de reconocimiento falló ya que la señorita que abordó no respondía a I.B. Luego se acercó a la fémina que estaba en la barra, ¿Cómo no se le ocurrió partir por ahí? - Disculpa... ¿I.B.? - Se acercó con cautela ya que el semblante ajeno no le daba buena espina. Al mismo tiempo se sentaba en el lugar contiguo y al captar la atención del tabernero pidió un shot de vodka para comenzar. — Soy Alessandro... — Titubeó unos segundos si revelar o no mas información respecto a su parentesco con el caído, pero como andaba de malas, mandó todo al diablo.— Battista. Vengo de parte de Ezekiel. — Ahora era la parte en que debía improvisar, aplicando un tono de voz afable y amigable.— Primero que nada quiero ofrecerte una disculpa en su nombre. Se le presentó un inconveniente y me llamó para que te trajera esto.— Dejó sobre la mesa un sobre cuyo contenido eran un par de fotografías de unas antigüedades que a la chica podrían interesarle.— Me dijo también que te invitara un par de tragos en lo que él llega con el resto de lo que necesitas. Pido disculpas por no hacer mucho, más ya que no me proporcionó el resto de la información.— El chico dejó un espacio de silencio a fin de leer el ambiente, gracia a lo cual confirmó la molestia de parte de su interlocutora. Bueno, ya eran dos enojados con el mismo tarado.- Tambien me ofrezco como ayuda para drenar la ira contra el idiota de Ezekiel.