Estación
Actualmente Elysium atraviesa un maravilloso verano, predominando los días soleados, aunque también de vez en cuando es posible toparse con días donde las lluvias no paran de caer sobre la isla. Las temperaturas varían bastante, yendo de los 33° como máximo hasta los 18° como mínimo. Esta temporada es ideal para paseos en la playa, fiestas al aire libre, todo tipo de actividades recreativas en las que puedas disfrutar de un hermoso sol y cielo despejado en su mayoría.
links rápidos
✧ reglamento✧ libro de firmas✧ historia✧ ambientación✧ escenarios✧ razas✧ grupos✧ alineaciones✧ modelo de ficha✧ personajes canon✧ petición de canon✧ físicos ocupados✧ reservas✧ ajustes de cuenta✧ gestión de temas✧ ausencias✧ recuperar color✧ eliminar cuenta✧ quejas, dudas y sugerencias
Conectarse
¿Quién está en línea?
En total hay 71 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 71 Invitados :: 1 Motor de búsqueda
Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 369 durante el Miér Oct 30, 2024 6:02 pm
Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 369 durante el Miér Oct 30, 2024 6:02 pm
Últimos temas
últimos temas
Créditos
Skin diseñada exclusivamente por el staff de Lost Garden para su uso exclusivo en el foro. Prohibida su copia, cualquier forma de plagio, sea total o parcial, será severamente castigada. Agradecimientos especiales a Dixinmortal y Asistencia Foroactivo por los tutoriales utilizados para la creación de esta skin. Las imágenes utilizadas en las categorías pertenecen en su totalidad a la artista Sakimichan, únicamente editadas para su implementación en el foro. Los personajes e historias que aquí se albergan son de la autoría de sus usuarios, quienes le dan vida a este proyecto, muchísimas gracias a todos por su paciencia.
What happens if you find a god? {Priv.}
Página 1 de 1. • Comparte
por Invitado Vie Jun 29, 2018 8:41 pm
Ha-neul no era una mujer a la cual le gustara el viajar demasiado, no soportaba cuando debía de moverse para buscar algo en particular, ya que lo veía como una forma de entrar en un territorio donde ella no tenía la ventaja ya que no se lo conocía, aunque claro, aquellos ideales que esta joven de cabellos oscuros tenía no era por otro motivo que, por haber estado durante un tiempo en el ejército, ser una exmilitar tenía sus consecuencias. Sin embargo ¿Qué vas a hacer si un cliente en particular te pide una pieza que solo puedes encontrar en otro lugar? Simplemente no hay más alternativa que buscar lo que se te pide, es por eso en particular que Ha-neul se encontraba dentro de un avión, tratando de no pensar demasiado en este hecho dado que no era capaz de soportar encontrarse demasiado tiempo en un lugar encerrada, suponía que era culpa de su parte animal, eso explicaría porque sus orejas se encontraban bajas y su cola parecía no moverse ni un ápice de entre sus piernas.
El destino de Ha-neul era Grecia, una vez bajara allí la idea era que se encontrara con una persona en particular que le daría la pieza que estaba buscando por una cantidad de dinero decente, tras eso podría volver a su taller donde se encargaría de volver a arreglar lo que le pidiera su cliente, ya que estos solían para la joven de orbes amarillos llevar siempre la razón. –“No puedo más, siento que voy a vomitar” – se repetía una y otra vez mientras aguantaba en aquel ataúd de metal según la híbrida.
Paso horas en el avión antes de llegar al fin a su destino, el cual beso la tierra como si se tratara de una vieja amiga a la que realmente había extrañado después de tanto tiempo en que no la había visto, parecía que Ha-neul estaba teniendo un mal día, no solo había tenido que soportar aquello, ahora se encontraba en un lugar de donde no sabía nada, de pequeña había tal vez leído algún libro donde le decían sobre lo que tenía Grecia, pero en realidad, hacía tanto tiempo de aquello que no lo recordaba, si no que también tras esperar otra vez en donde se supone que había quedado con la persona que le iba a vender la pieza importante, esta persona misteriosa había elegido no aparecer, ya que ella se quedo allí plantada, era de lo peor – “Si lo pienso un poco tampoco es tan extraño, después de todo aun tenemos problemas para sobrevivir” – pensó para si misma cansada de esperar, no soportaba ni un segundo más estar allí plantada mientras esperaba a que alguien por quien ya no apostaba que llegara, apareciera de la nada como un caballero de los cuentos.
Por tanto, ahora que se encontraba en una tierra lejana, donde no tenía conocimiento de la lengua, era extranjera, con un claro acento coreano cada vez que trataba de hablar inglés con las personas que pasaban por la calle para que la ayudaran a encontrar algo para hacer mientras que esperaba a que volviera el avión y poder volver a casa, en un intento desesperado de pasar el tiempo en aquel lugar desconocido para la joven de cabellos oscuros. sin ninguna especie de éxito.
Necesitaba pensar algunas opciones ¿Qué era lo que podía hacer? ¿Esperar? En el caso de que eligiera quedarse allí plantada sin hacer nada más que esperar por alguien que la ayudara iba mal, estaba claro que allí nadie la ayudaría y lo cierto es que tampoco es como si le sorprendiera, ya que es natural si no reconoces a alguien después de todo lo que aun esta pasando en el mundo, tenga la idea de que no quieres acercarte por miedo a lo que esta persona te puede hacer, por otro lado también podía empezar a caminar, bien es cierto que no tenía un rumbo fijo, de hecho no tenía la menor idea de donde podía acabar, pero siempre era mejor que no hacer nada como si se tratara de un adorno en aquella tierra.
Sería perfecto para ella encontrar a alguien que la pudiera ayudar un poco a pasar el tiempo entre que llegaba su avión y no, pero ¿A quién podría encontrar para que le enseñara un poco sobre aquella tierra? No creía que nadie se prestara, además tampoco es como si ella supiera como debía de comportarse mientras se encontrara allí, así que todo sería un caos en realidad – “Tal vez es mejor que no pregunte nada puede que los demás no sepan que intenciones tengo y cunda el maldito pánico” – pensó sin dejar de caminar manteniendo la mirada a su alrededor, casi como si intentará descifrar con observar todo lo que la rodeaba por donde debía de ir.
Fue tal lo absorta que estaba en descifrar donde debía de girar o si seguiría simplemente hacia delante hasta que se encontrara con edificios que le taparan la vista y le impidieran el paso que no se percataba de por donde se estaba dirigiendo, realmente no sabía donde había terminado, parecía un templo de algún tipo, Ha-neul no era una experta en esas cosas, sobre todo porque a ella todo lo que tratara sobre los dioses no le interesaba, así que no podía estar segura de si era un templo o no lo era, pero, si que apreciaba la arquitectura Griega, era hermosa, incluso lamentaba un poco lo destruida que estaba, era difícil identificar que era el exterior y que el interior - ¿En serio antes se venía aquí para pedir algo? – se atrevió a preguntar en voz alta, con la idea de que se encontraba sola – Es una tontería – susurro repasando con su dedo una de las columnas aprovechando para descansar un poco antes de volver a caminar.
Aquella híbrida, dudaba que alguien pudiera quejarse de que estuviera allí apoyada descansando y aun cuando lo hiciera alguien, no creía entender ni una palabra de lo que dijera.
El destino de Ha-neul era Grecia, una vez bajara allí la idea era que se encontrara con una persona en particular que le daría la pieza que estaba buscando por una cantidad de dinero decente, tras eso podría volver a su taller donde se encargaría de volver a arreglar lo que le pidiera su cliente, ya que estos solían para la joven de orbes amarillos llevar siempre la razón. –“No puedo más, siento que voy a vomitar” – se repetía una y otra vez mientras aguantaba en aquel ataúd de metal según la híbrida.
Paso horas en el avión antes de llegar al fin a su destino, el cual beso la tierra como si se tratara de una vieja amiga a la que realmente había extrañado después de tanto tiempo en que no la había visto, parecía que Ha-neul estaba teniendo un mal día, no solo había tenido que soportar aquello, ahora se encontraba en un lugar de donde no sabía nada, de pequeña había tal vez leído algún libro donde le decían sobre lo que tenía Grecia, pero en realidad, hacía tanto tiempo de aquello que no lo recordaba, si no que también tras esperar otra vez en donde se supone que había quedado con la persona que le iba a vender la pieza importante, esta persona misteriosa había elegido no aparecer, ya que ella se quedo allí plantada, era de lo peor – “Si lo pienso un poco tampoco es tan extraño, después de todo aun tenemos problemas para sobrevivir” – pensó para si misma cansada de esperar, no soportaba ni un segundo más estar allí plantada mientras esperaba a que alguien por quien ya no apostaba que llegara, apareciera de la nada como un caballero de los cuentos.
Por tanto, ahora que se encontraba en una tierra lejana, donde no tenía conocimiento de la lengua, era extranjera, con un claro acento coreano cada vez que trataba de hablar inglés con las personas que pasaban por la calle para que la ayudaran a encontrar algo para hacer mientras que esperaba a que volviera el avión y poder volver a casa, en un intento desesperado de pasar el tiempo en aquel lugar desconocido para la joven de cabellos oscuros. sin ninguna especie de éxito.
Necesitaba pensar algunas opciones ¿Qué era lo que podía hacer? ¿Esperar? En el caso de que eligiera quedarse allí plantada sin hacer nada más que esperar por alguien que la ayudara iba mal, estaba claro que allí nadie la ayudaría y lo cierto es que tampoco es como si le sorprendiera, ya que es natural si no reconoces a alguien después de todo lo que aun esta pasando en el mundo, tenga la idea de que no quieres acercarte por miedo a lo que esta persona te puede hacer, por otro lado también podía empezar a caminar, bien es cierto que no tenía un rumbo fijo, de hecho no tenía la menor idea de donde podía acabar, pero siempre era mejor que no hacer nada como si se tratara de un adorno en aquella tierra.
Sería perfecto para ella encontrar a alguien que la pudiera ayudar un poco a pasar el tiempo entre que llegaba su avión y no, pero ¿A quién podría encontrar para que le enseñara un poco sobre aquella tierra? No creía que nadie se prestara, además tampoco es como si ella supiera como debía de comportarse mientras se encontrara allí, así que todo sería un caos en realidad – “Tal vez es mejor que no pregunte nada puede que los demás no sepan que intenciones tengo y cunda el maldito pánico” – pensó sin dejar de caminar manteniendo la mirada a su alrededor, casi como si intentará descifrar con observar todo lo que la rodeaba por donde debía de ir.
Fue tal lo absorta que estaba en descifrar donde debía de girar o si seguiría simplemente hacia delante hasta que se encontrara con edificios que le taparan la vista y le impidieran el paso que no se percataba de por donde se estaba dirigiendo, realmente no sabía donde había terminado, parecía un templo de algún tipo, Ha-neul no era una experta en esas cosas, sobre todo porque a ella todo lo que tratara sobre los dioses no le interesaba, así que no podía estar segura de si era un templo o no lo era, pero, si que apreciaba la arquitectura Griega, era hermosa, incluso lamentaba un poco lo destruida que estaba, era difícil identificar que era el exterior y que el interior - ¿En serio antes se venía aquí para pedir algo? – se atrevió a preguntar en voz alta, con la idea de que se encontraba sola – Es una tontería – susurro repasando con su dedo una de las columnas aprovechando para descansar un poco antes de volver a caminar.
Aquella híbrida, dudaba que alguien pudiera quejarse de que estuviera allí apoyada descansando y aun cuando lo hiciera alguien, no creía entender ni una palabra de lo que dijera.
Invitado
Invitado
por Caesar A. Andreatos Sáb Jul 07, 2018 3:30 pm
En la mera soledad y perdido entre los recuerdos mas dolorosos se encontraba el “Gran” Ares, tanto poder como la gloria no eran suficientes para el dios de la guerra, las batallas y victorias emprendidas por aquellos que se infundieron con su poder a través de los años no lo llenaban como esperaba. Los recuerdos pueden ser un arma de doble filo, Caesar bien sabido lo tenía, su pasado lo atravesaba como un relámpago en el corazón cuando menos se lo esperaba. Hace mucho tiempo atrás perdió a un ser amado, mucho más que sus propios padres ella era el símbolo que mantenía sus pies en tierra, era la autora de los cientos de templos que esté erigió en su nombre, pero como todo en la vida fue un momento pasajero, incluso para un Dios. La eternidad ofrece alternativas sublimes ante la idea de perder lo que amas, las oportunidades en un tiempo indefinido suelen no tomarse y dejarse llevar al olvido.
El único templo existente de Afrodita estaba semi destruido por el mismo dios que lo construyo, en un ataque de ira bastaron solo dos segundos para dejarlo como una reliquia del pasado y los humanos corrompieron su propósito al mantenerlo como lugar de turismo cuando en realidad debía ser un terreno sagrado y de adoración. La mayoría de las estatuas de su interior estaban decapitadas, castradas o ocultas con una hoja de parra, los reinos cristianos y las creencias de infieles arruinaron todo el lugar, lo dejaron como la mera sombra de lo que fue, las escrituras sagradas y sus monjes eternos ahora representados como el polvo y los insectos que recorren los pasillos interminables del susodicho templo. Ares iba a visitarlo de vez en cuando, ¿El remordimiento del pasado debía mantenerse para siempre?, quizá no.
Para los dioses los recuerdos eran vida, un escape de la inmortalidad impuesta por el destino a ellos. Su mente era tan vasta que incluso podría proyectar tiempos completos y el mas mínimo detalle de un día, por años Ares dedico su vida a proteger el templo de Afrodita que incluso destruido y poco apreciado como se visualiza en estos días era un monumento a su ultima esperanza. El Komboloi como recuerdo pendía en su muñeca atado por ella y jamás suelto por batallas o guerras, las espadas de los enemigos se desviaban al momento de rozar el fino detalle de su arquitectura, y Ares era consciente que estaba destinado con su inmenso poder a visitar todo día los bellos artes de su templo, para encontrar una forma de localizarla, para tener una pista de su infortunio destino. Hace ya siglos que Afrodita se había perdido entre los humos de la humanidad, pocas personas representaban su concepto y el caos se trago el vasto amor del mundo o eso era lo que él creía. Los humanos no tenían permitido poner un pie en susodicho templo, además de que la ira del dios de la guerra caería en cualquier vástago que osara mirar sus dominios de cerca, Grecia regocijaba su decadencia entre el caos de su ahora máximo representante y era hora de visitar nuevamente su hogar.
Caesar se preparó descuidado sin notar la presencia de un ser anómalo a el templo mismo, y no se trataba de su amada Afrodita si no que de un intruso. Tomo su recuerdo más preciado y lo guardo profundo en sus ropajes mientras recargaba energías en su mano derecha para ir de inmediato al lugar. Los sirvientes caminaron en fila india para salir de los aposentos del Dios, para cuando el sol apunto en la dirección correcta Ares ya pisaba el fino cristal de la sala de oraciones – “Han pasado años del ultimo intruso, espero sea más interesante que el anterior” – los ojos de la deidad podían penetrar incluso en la membrana oculta de cada pintado, armado e interiores del templo, no se sentó a recordar si no encamino su accionar a la entrada, los pasos eran totalmente silenciosos como una sombra, la presencia apagada del dios y el factor sorpresa eran parte de su repertorio, a pesar de que violento e irascible Ares podía tomar por sorpresa a sus víctimas, aprendió de su ahora enterrada hermana Athenea las cualidades de ser sigiloso en tiempos de guerra.
– ¿Quién ha osado entrar al templo de Afrodita? – los vientos apuntaron al este y la voz de Ares resonaba como si el templo hablara por si solo, cada puerta, estatua y la base de este temblaba ante la voz del Dios, cuyo lenguaje puede traspasar todos los lenguajes – ¿Qué haces aquí, pequeña mortal? – la voz en la oscuridad del templo, la figura de Ares no era visible para nadie en ese lugar y menos para ella, esperaba que la fémina se adentrara en su curiosidad por explorar el templo de Afrodita, tal vez ella podría ser una herramienta que usaría en su búsqueda de la diosa, o quizá otra victima de las desdichas de las que él podía ser el artesano – Sé que comprendes mi lengua – termino por decir, sus ojos como bestia esperaban dentro, las sombras de la guerra pronto se mostrarían en la eterna luz.
El único templo existente de Afrodita estaba semi destruido por el mismo dios que lo construyo, en un ataque de ira bastaron solo dos segundos para dejarlo como una reliquia del pasado y los humanos corrompieron su propósito al mantenerlo como lugar de turismo cuando en realidad debía ser un terreno sagrado y de adoración. La mayoría de las estatuas de su interior estaban decapitadas, castradas o ocultas con una hoja de parra, los reinos cristianos y las creencias de infieles arruinaron todo el lugar, lo dejaron como la mera sombra de lo que fue, las escrituras sagradas y sus monjes eternos ahora representados como el polvo y los insectos que recorren los pasillos interminables del susodicho templo. Ares iba a visitarlo de vez en cuando, ¿El remordimiento del pasado debía mantenerse para siempre?, quizá no.
Para los dioses los recuerdos eran vida, un escape de la inmortalidad impuesta por el destino a ellos. Su mente era tan vasta que incluso podría proyectar tiempos completos y el mas mínimo detalle de un día, por años Ares dedico su vida a proteger el templo de Afrodita que incluso destruido y poco apreciado como se visualiza en estos días era un monumento a su ultima esperanza. El Komboloi como recuerdo pendía en su muñeca atado por ella y jamás suelto por batallas o guerras, las espadas de los enemigos se desviaban al momento de rozar el fino detalle de su arquitectura, y Ares era consciente que estaba destinado con su inmenso poder a visitar todo día los bellos artes de su templo, para encontrar una forma de localizarla, para tener una pista de su infortunio destino. Hace ya siglos que Afrodita se había perdido entre los humos de la humanidad, pocas personas representaban su concepto y el caos se trago el vasto amor del mundo o eso era lo que él creía. Los humanos no tenían permitido poner un pie en susodicho templo, además de que la ira del dios de la guerra caería en cualquier vástago que osara mirar sus dominios de cerca, Grecia regocijaba su decadencia entre el caos de su ahora máximo representante y era hora de visitar nuevamente su hogar.
Caesar se preparó descuidado sin notar la presencia de un ser anómalo a el templo mismo, y no se trataba de su amada Afrodita si no que de un intruso. Tomo su recuerdo más preciado y lo guardo profundo en sus ropajes mientras recargaba energías en su mano derecha para ir de inmediato al lugar. Los sirvientes caminaron en fila india para salir de los aposentos del Dios, para cuando el sol apunto en la dirección correcta Ares ya pisaba el fino cristal de la sala de oraciones – “Han pasado años del ultimo intruso, espero sea más interesante que el anterior” – los ojos de la deidad podían penetrar incluso en la membrana oculta de cada pintado, armado e interiores del templo, no se sentó a recordar si no encamino su accionar a la entrada, los pasos eran totalmente silenciosos como una sombra, la presencia apagada del dios y el factor sorpresa eran parte de su repertorio, a pesar de que violento e irascible Ares podía tomar por sorpresa a sus víctimas, aprendió de su ahora enterrada hermana Athenea las cualidades de ser sigiloso en tiempos de guerra.
– ¿Quién ha osado entrar al templo de Afrodita? – los vientos apuntaron al este y la voz de Ares resonaba como si el templo hablara por si solo, cada puerta, estatua y la base de este temblaba ante la voz del Dios, cuyo lenguaje puede traspasar todos los lenguajes – ¿Qué haces aquí, pequeña mortal? – la voz en la oscuridad del templo, la figura de Ares no era visible para nadie en ese lugar y menos para ella, esperaba que la fémina se adentrara en su curiosidad por explorar el templo de Afrodita, tal vez ella podría ser una herramienta que usaría en su búsqueda de la diosa, o quizá otra victima de las desdichas de las que él podía ser el artesano – Sé que comprendes mi lengua – termino por decir, sus ojos como bestia esperaban dentro, las sombras de la guerra pronto se mostrarían en la eterna luz.
Última edición por Caesar A. Andreatos el Lun Ago 20, 2018 8:51 pm, editado 1 vez
Tumultus
Caesar A. Andreatos
150x150 (Sólo posts) :
Mensajes : 16
Played by : Chosokabe Motochika - Sengoku Basara
Fecha de inscripción : 18/06/2018
por Invitado Jue Jul 19, 2018 4:50 am
Con Caesar A. Andreatos / en Otros lugares
No podía quejarse, aunque estuviera en un lugar que desconocía al menos podría apreciar un poco las vistas, no comprendía bien a que venía tener aquella especie de templo en medio de la nada, cuando se encontraba en tan malas condiciones, pero suponía que se trataba de alguna costumbre griega, en su cabeza era bastante lógico. No quería entrar, ya que no sabía si estaba permitido o no, aun cuando esperando apoyada en una de aquellas columnas tampoco es que estuviera pasándoselo bien, estaba aburrida, lo cual se podía comprender teniendo en cuenta la situación en la que se encontraba, lo cierto es que Ha no podía dejar de pensar que tal vez se lo hubiese pasado mejor si en vez de ir a Grecia, acabara por elegir irse a otro lado, incluso podía volver un rato a su propio hogar, quería ver como estaban iban las cosas por allí.
No había acertado en el destino, soporto el vuelo para estar básicamente encerrada en un templo, ya que cualquier movimiento que pudiera hacer, sería lo suficientemente extraño para llamar la atención de los demás, eso sin recordar que no tenía idea de aquel idioma, por tanto cuando quisiera preguntar algo, se encontraría bastante desorientada. Se llevo la mano a su frente acariciando su cien en un suave movimiento, casi como si tratara de tranquilizarse, parecía que estaba pensando en algo, pero lo cierto es que no, solo le quedaba esperar a que el vuelo de vuelta fuese tranquilo y no tardara demasiado - “bravo, genio ¿Como se me ocurre venir si ni siquiera conoz…. “ - Su pensamiento fue interrumpido por una gruesa voz, sintió como su cuerpo se erizaba por culpa de la intensidad de este sonido, al principio se repitió a si misma varias veces que no podía ser nada, seguramente el viento que entraba por alguna parte de aquel templo y dado que se encontraba sola, había empezado a imaginar cosas para no aburrirse.
Seguro que no era nada, solo su imaginación tratando de crear algo para entretenerse, no paraba de decirse eso en la cabeza una y otra vez moviendo lentamente la cabeza sin querer realmente mirar en su espalda, no iba a engañar a nadie, era un poco terrorífico haber escuchado aquellas palabras - “Claro que no es nada” - se volvió a decir para ganar confianza asintiendo levemente con la cabeza, por lo menos, esto le duro unos segundos más antes de volver a escuchar la misma voz, abrió los ojos como si se tratara de platos, estaba de lo más sorprendida, su cuerpo temblaba de manera involuntaria y es que era tétrico escuchar aquellas preguntas.
Su cuerpo poco a poco comenzó a girar sobre su propio talón, no iba demasiado rápido, buscando el que había provocado el temblor con aquella voz tan dura y profunda. Antes de que se hubiese dado cuenta ya se encontraba buscando en aquel templo entre las sombras a alguien, era una broma, esa era su segunda opción, alguien había llegado por otro lado y al ver que no estaba solo planeaba entretenerse con ella gastando una broma de tan mal gusto, eso era, no era simplemente posible que el templo estuviera hablando por si mismo - “Vale, solo tengo que tranquilizarme” - se dijo a si misma respirando profundamente antes de dar un par de pasos para entrar en aquel santuario, aunque para ella no había sido otra cosa que una casa en ruinas, así que ahora que conocía la realidad iba un poco más despacio, tratando de ser cuidadosa con los posibles objetos que hubieran en aquel lugar.
No parecía que nadie estuviera, se introducía cada vez más en aquel templo, mirando a su alrededor, casi parecía que se iba a hacer daño, ya que su cabeza se movía de un lado a otro de forma algo brusca, cada pequeño movimiento que podía percibir hacía que se girara en busca de la explicación por la cual había sido provocado aquel sonido - ¿Hola? - no pudo evitar saludar en forma de pregunta, esperando, suplicando porque alguien le devolviera el saludo, era solo una tontería de su parte, pero aun así, aquella tontería, hacía que se sintiera un poco mejor, si alguien le respondía era como si estuviera un poco más calmada. Se detuvo en el justo centro de aquel templo repasando con la mirada cada pequeña estatua, pared, columna o pintura que estuviera en aquella sala admirando la belleza de estos dejando que un leve suspiro de ilusión saliera de sus labios – Soy Ha-neul y no sabía que era un templo….. yo solo venía como turista, por casualidad acabe aquí – acabó por responder aquellas preguntas anteriormente formuladas.
¿Porque lo había hecho? Bueno, se sentía más cómoda tras haber visto las esculturas allí, no sabía quien se encontraba en las sombras, no tenía ni la más mínima idea de quien era el que deseaba provocar tal estremecimiento en una joven que ni siquiera pertenecía a aquel país, pero suponía que si lo hacía era porque era algo importante para dicho ser - ¿Quien lo pregunta? - Formulo sin miedo deteniéndose a admirar una de aquellos diseños de pies a cabeza, casi como si tratara de grabar aquella hermosa figura en su mente para la eternidad, esperando a que le respondiera, se iba a quedar allí, así que le gustase o no a aquel personaje misterioso tendría que soportar el mantener una charla con ella.
Thanks Nymphea
Invitado
Invitado
por Contenido patrocinado
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.