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Actualmente Elysium atraviesa un maravilloso verano, predominando los días soleados, aunque también de vez en cuando es posible toparse con días donde las lluvias no paran de caer sobre la isla. Las temperaturas varían bastante, yendo de los 33° como máximo hasta los 18° como mínimo. Esta temporada es ideal para paseos en la playa, fiestas al aire libre, todo tipo de actividades recreativas en las que puedas disfrutar de un hermoso sol y cielo despejado en su mayoría.
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Dream or reality? {Priv. Adio Ra'Saleh}
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por Invitado Dom Jul 01, 2018 10:05 pm
El vibrar de aquel objeto de metal por culpa de las turbulencias, de nuevo se encontraba en un avión, siempre que subía a uno, su parte animal se volvía como loca, no dejaba de gritarle que saliera de allí, no dejaba de sentir que debía de bajar cuanto antes de aquellos aparatos, sin embargo, era natural, su parte animal tenía miedo, era simplemente instinto, uno que era imposible de quitarse, así que si, cuando Ha-neul se subía a uno de aquellos objetos voladores, tenía miedo, en su más profundo ser, tenía miedo de todo lo que pudiera pasar, además siempre sufría dado que sus orejas podían escuchar todo lo que unas humanas no, tenía mejor audición, lo cual significaba que cuando despegaba y cuando aterrizaba, quien sufría el doble de los oídos era ella. En aquella circunstancia todo cambiaba, porque iba a Egipto, donde la mitología era algo que podía disfrutar, conocía muchas de las historias, de los relatos que se contaban de los dioses de aquel lugar, aun cuando esta joven de cabellos oscuros no era capaz de creer en lo que decían los demás, bien era cierto que no creía en dioses, prefería dejar de lado todo aquello, pero también admitía que aquella belleza la había cautivado.
El tiempo que estuvo en el avión, imagina las pirámides, el desierto, el rio Nilo, todo lo que le habían contado en el pasado, mientras mantenía los ojos cerrado tratando así de en su imaginación crear la perfecta simulación de que se encontraba en una de las pirámides, disfrutando de todo a su alrededor. Podía ser como una niña pequeña en aquel momento, que no soportaba el estar en aquel avión, aun así, para esta híbrida, aquella imagen le funcionaba, por lo menos, lo había hecho en aquel viaje, así que pensaría en utilizarla de nuevo en el momento que volviera a tomar aquel avión para volver a casa. Cuando al fin tocó tierra igual que la última vez comenzó a besar el suelo, agradecía bastante llegar bien al aeropuerto, aunque pareciera una mujer con problemas cada vez que llegaba, ya que los demás al ver como besa el suelo, la pueden considerar como si hubiese pasado por el peor de los viajes en avión, cuando en realidad había sido bastante agradable, de echo el conductor era bueno.
No tenía tiempo para esas cosas, debía de seguir su camino, primero recogería su maleta, la cual no era demasiado grande, una pequeña que ella misma podía llevar en su hombro, la cual llevaba lo necesario para sobrevivir en el desierto, había estado investigando por si misma un poco antes de llegar a aquella extraña a la par que nueva tierra para Ha-neul, descubrió en el intento de recabar información que si ibas a pisar los desiertos de ese lugar debías asegurarte que no acababas quedándote sin agua, ya que ese era el principio de acabar muerto sin que nadie lo sepa, era peligroso, por ello mismo llevaba un par de botellas de agua, un par de barritas energéticas, un botiquín de primeros auxilios y algo de ropa por si necesitaba cambiarse, nunca se sabía que era lo que podía pasar, le hubiese gustado llevar algunas cosas más, tal vez un poco más de ropa, pero la maleta ya estaba llena, así que no podía poner nada, por lo menos si no planeaba sacar algo para mantener el equilibrio.
Una turista más preparada para investigar un poco, solo que a diferencia de otros, Ha-neul iba sola, no le importa de hecho, estaba mucho más cómoda sabiendo que no tenía que fingir dando que no había nadie cerca que pudiera ver lo que estaba haciendo, nadie podía saber que en realidad se comportaba de otra forma, un momento en el que agradecía, porque aun cuando bien era cierto que esta joven en cuestión llevaba mucho tiempo sin mostrar su verdadero yo, por tanto, si estaba disfrutando como nunca aquel viaje, lo mejor que había elegido desde hace mucho tiempo, estar solo con sus pensamientos, recorrer Egipto, mientras disfrutaba de lo que aun quedaba de él, antes de que todo lo demás cayera por culpa de las destrucciones y el caos, era bueno verlo.
Como estaba tan contenta, antes de que pudiera verdaderamente percatarse se encontraba delante de aquellas grandes pirámides – “wow” – pensó sacando su móvil para hacerse una foto junto con aquellas bellezas, ya tenía una demostración de que había estado allí, ahora quedaba lo que realmente había ido a hacer, estaba claro que quería estar dentro de las pirámides, así que no dudo en lo más mínimo de entrar en estás, tal vez de todo lo que haría, aquello era lo más sencillo, pues era buscar una puerta por donde entrar o al menos tocar todas las piedras para asegurarse de que no había ninguna puerta oculta. Era tan impresionante encontrarse en una de aquellas maravillas, podía apreciar todo mucho más, las escrituras, los dibujos, por supuesto no comprendía nada de lo que decía en ellos, pero no quitaba que se parara a apreciar aquellos, haciendo incluso que sus dedos rosaran más de una vez algunos dibujos con mucho cuidado para que no se estropearan.
Es natural pensar que la llevo a encontrarse en una situación peligrosa, comenzando a tocar aquellas escrituras, el suelo se abrió, seguramente se trataba de una trampa que aun no se había desactivada, ahora comprendía porque no dejaban entrar a nadie, porque era probable no solo que acabaran por perderse, sino que incluso alguna de las trampas podía llegar a ser demasiado peligrosa, pero el problema de aquello es que Ha -neul no soportaba los lugares cerrados, le hacían perder un poco la consciencia, no pensaba simplemente actuaba se volvía un poco histérica, en aquel caso no era diferente, comenzaba a golpear las paredes de donde se encontraba, buscando una puerta que se abriera, suplicando porque alguien, en cuyo caso no pudiera encontrar nada la escuchara, pero no era así, no podía ser tan sencillo, dado que se encontraba en una situación donde tenía mucho estrés, estaba trabajando bajo presión, así que pronto pensó en que tal vez podría subir de nuevo por aquella trampilla, solo tenía que utilizar algo puntiagudo para que se clavara en alguna parte y las prendas que había elegido llevar como recambio.
Alzó la mirada en aquel instante, para ver que había techo, se había cerrado justo en el momento que ella había acabado allí encerrada – Es una habitación, cerrada – se dijo a si misma moviendo la cabeza de un lado a otro en negativa, tenía que calmarse, seguro alguien más había caído allí por accidente y de alguna u otra forma abría escapado, además no era lógico, los Egipcios solían hacer siempre una forma de escapar de sus propias trampas en caso de que alguien llegase a tener un descuido, aquella habitación no podía ser diferente, esta vez paso la palma de su mano por las paredes, buscando notar alguna brisa, de esa forma sabría cual estaba hueca, cual era la que debía de romper – “Tranquila” – se repetía aquellas palabras una y otra vez continuando con aquel intento de salir de allí, planeaba hacerlo antes de que se hiciera de noche, ya que estaba segura de que en aquel momento no podría ver nada, no encontraba lo que buscaba, pero si que vio algo curioso un dibujo de “Ra” – “¿Por qué esta esto aquí?” – se preguntó ya que antes no se había percatado de que estaba tocando aquel dibujo.
Era una pequeña palanca, activaba un mecanismo que abrió una de las paredes, casi como si se tratara de una puerta, debía de dar gracias por encontrar algo tan curioso en aquella parte, aunque no podía entender porque estaría aquel dibujo allí puesto, pasó por un largo pasillo que no tenía nada de luz en él – “Esto es muy extraño” – solo podía divisar una luz al fondo, no sabía por donde estaba yendo, no sabía a donde llegaría pero esperaba poder salir de aquella pirámide de una maldita vez, no soportaba encontrarse más tiempo en su interior, aquella luz que al principio era solo una guía se había vuelto cada vez más grande, lo cual indicaba que estaba cerca, corriendo con algo de desesperación por llegar al final de aquel lugar, cerrando los ojos de golpe con todas sus fuerzas ante tal brillo, esperando a que sus orbes se acostumbraran pronto.
Abrió los ojos lentamente mientras terminaba de acostumbrarse a todo aquel brillo mirando a su alrededor cuando estos se hubieron abierto por completo - ¿Qué? ¿Dónde estoy? – preguntó en voz alta, mirando a su alrededor, no parecía que hubiese salido de la pirámide, sin embargo, tampoco parecía que se encontrara aun en el interior de esta, era como si estuviera dentro de alguna especie de mansión o castillo, la cual parecía tener mucho oro en su interior, además estaba sorprendente mente iluminada. Dudaba si caminar o quedarse en su sitio, donde llegar a moverse, se decidió por caminar avanzando por aquel pasillo tan ancho, era todo tan extraño, realmente no tenía ni la más mínima idea de donde se encontraba. A sus orbes llego la imagen de una persona, la cual estaba sentada en un trono de oro, seguramente fuese alguna especie de representación – Perdona, creo que me he perdido ¿Puedes decirme donde estoy? – se atrevió a formular aquella cuestión a aquel extraño, volviendo a utilizar la máscara, pareciendo que confiaba en el contrario, no solo esto, incluso se tropezó con su propio pie para parecer alguien inofensiva – auch….. de verdad… no entiendo nada, estaba en la pirámide ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es esto? ¿Estoy en el cielo? ¿He muerto? – se hizo pasar por una joven desesperada por obtener respuestas, la cual estaba asustada.
El tiempo que estuvo en el avión, imagina las pirámides, el desierto, el rio Nilo, todo lo que le habían contado en el pasado, mientras mantenía los ojos cerrado tratando así de en su imaginación crear la perfecta simulación de que se encontraba en una de las pirámides, disfrutando de todo a su alrededor. Podía ser como una niña pequeña en aquel momento, que no soportaba el estar en aquel avión, aun así, para esta híbrida, aquella imagen le funcionaba, por lo menos, lo había hecho en aquel viaje, así que pensaría en utilizarla de nuevo en el momento que volviera a tomar aquel avión para volver a casa. Cuando al fin tocó tierra igual que la última vez comenzó a besar el suelo, agradecía bastante llegar bien al aeropuerto, aunque pareciera una mujer con problemas cada vez que llegaba, ya que los demás al ver como besa el suelo, la pueden considerar como si hubiese pasado por el peor de los viajes en avión, cuando en realidad había sido bastante agradable, de echo el conductor era bueno.
No tenía tiempo para esas cosas, debía de seguir su camino, primero recogería su maleta, la cual no era demasiado grande, una pequeña que ella misma podía llevar en su hombro, la cual llevaba lo necesario para sobrevivir en el desierto, había estado investigando por si misma un poco antes de llegar a aquella extraña a la par que nueva tierra para Ha-neul, descubrió en el intento de recabar información que si ibas a pisar los desiertos de ese lugar debías asegurarte que no acababas quedándote sin agua, ya que ese era el principio de acabar muerto sin que nadie lo sepa, era peligroso, por ello mismo llevaba un par de botellas de agua, un par de barritas energéticas, un botiquín de primeros auxilios y algo de ropa por si necesitaba cambiarse, nunca se sabía que era lo que podía pasar, le hubiese gustado llevar algunas cosas más, tal vez un poco más de ropa, pero la maleta ya estaba llena, así que no podía poner nada, por lo menos si no planeaba sacar algo para mantener el equilibrio.
Una turista más preparada para investigar un poco, solo que a diferencia de otros, Ha-neul iba sola, no le importa de hecho, estaba mucho más cómoda sabiendo que no tenía que fingir dando que no había nadie cerca que pudiera ver lo que estaba haciendo, nadie podía saber que en realidad se comportaba de otra forma, un momento en el que agradecía, porque aun cuando bien era cierto que esta joven en cuestión llevaba mucho tiempo sin mostrar su verdadero yo, por tanto, si estaba disfrutando como nunca aquel viaje, lo mejor que había elegido desde hace mucho tiempo, estar solo con sus pensamientos, recorrer Egipto, mientras disfrutaba de lo que aun quedaba de él, antes de que todo lo demás cayera por culpa de las destrucciones y el caos, era bueno verlo.
Como estaba tan contenta, antes de que pudiera verdaderamente percatarse se encontraba delante de aquellas grandes pirámides – “wow” – pensó sacando su móvil para hacerse una foto junto con aquellas bellezas, ya tenía una demostración de que había estado allí, ahora quedaba lo que realmente había ido a hacer, estaba claro que quería estar dentro de las pirámides, así que no dudo en lo más mínimo de entrar en estás, tal vez de todo lo que haría, aquello era lo más sencillo, pues era buscar una puerta por donde entrar o al menos tocar todas las piedras para asegurarse de que no había ninguna puerta oculta. Era tan impresionante encontrarse en una de aquellas maravillas, podía apreciar todo mucho más, las escrituras, los dibujos, por supuesto no comprendía nada de lo que decía en ellos, pero no quitaba que se parara a apreciar aquellos, haciendo incluso que sus dedos rosaran más de una vez algunos dibujos con mucho cuidado para que no se estropearan.
Es natural pensar que la llevo a encontrarse en una situación peligrosa, comenzando a tocar aquellas escrituras, el suelo se abrió, seguramente se trataba de una trampa que aun no se había desactivada, ahora comprendía porque no dejaban entrar a nadie, porque era probable no solo que acabaran por perderse, sino que incluso alguna de las trampas podía llegar a ser demasiado peligrosa, pero el problema de aquello es que Ha -neul no soportaba los lugares cerrados, le hacían perder un poco la consciencia, no pensaba simplemente actuaba se volvía un poco histérica, en aquel caso no era diferente, comenzaba a golpear las paredes de donde se encontraba, buscando una puerta que se abriera, suplicando porque alguien, en cuyo caso no pudiera encontrar nada la escuchara, pero no era así, no podía ser tan sencillo, dado que se encontraba en una situación donde tenía mucho estrés, estaba trabajando bajo presión, así que pronto pensó en que tal vez podría subir de nuevo por aquella trampilla, solo tenía que utilizar algo puntiagudo para que se clavara en alguna parte y las prendas que había elegido llevar como recambio.
Alzó la mirada en aquel instante, para ver que había techo, se había cerrado justo en el momento que ella había acabado allí encerrada – Es una habitación, cerrada – se dijo a si misma moviendo la cabeza de un lado a otro en negativa, tenía que calmarse, seguro alguien más había caído allí por accidente y de alguna u otra forma abría escapado, además no era lógico, los Egipcios solían hacer siempre una forma de escapar de sus propias trampas en caso de que alguien llegase a tener un descuido, aquella habitación no podía ser diferente, esta vez paso la palma de su mano por las paredes, buscando notar alguna brisa, de esa forma sabría cual estaba hueca, cual era la que debía de romper – “Tranquila” – se repetía aquellas palabras una y otra vez continuando con aquel intento de salir de allí, planeaba hacerlo antes de que se hiciera de noche, ya que estaba segura de que en aquel momento no podría ver nada, no encontraba lo que buscaba, pero si que vio algo curioso un dibujo de “Ra” – “¿Por qué esta esto aquí?” – se preguntó ya que antes no se había percatado de que estaba tocando aquel dibujo.
Era una pequeña palanca, activaba un mecanismo que abrió una de las paredes, casi como si se tratara de una puerta, debía de dar gracias por encontrar algo tan curioso en aquella parte, aunque no podía entender porque estaría aquel dibujo allí puesto, pasó por un largo pasillo que no tenía nada de luz en él – “Esto es muy extraño” – solo podía divisar una luz al fondo, no sabía por donde estaba yendo, no sabía a donde llegaría pero esperaba poder salir de aquella pirámide de una maldita vez, no soportaba encontrarse más tiempo en su interior, aquella luz que al principio era solo una guía se había vuelto cada vez más grande, lo cual indicaba que estaba cerca, corriendo con algo de desesperación por llegar al final de aquel lugar, cerrando los ojos de golpe con todas sus fuerzas ante tal brillo, esperando a que sus orbes se acostumbraran pronto.
Abrió los ojos lentamente mientras terminaba de acostumbrarse a todo aquel brillo mirando a su alrededor cuando estos se hubieron abierto por completo - ¿Qué? ¿Dónde estoy? – preguntó en voz alta, mirando a su alrededor, no parecía que hubiese salido de la pirámide, sin embargo, tampoco parecía que se encontrara aun en el interior de esta, era como si estuviera dentro de alguna especie de mansión o castillo, la cual parecía tener mucho oro en su interior, además estaba sorprendente mente iluminada. Dudaba si caminar o quedarse en su sitio, donde llegar a moverse, se decidió por caminar avanzando por aquel pasillo tan ancho, era todo tan extraño, realmente no tenía ni la más mínima idea de donde se encontraba. A sus orbes llego la imagen de una persona, la cual estaba sentada en un trono de oro, seguramente fuese alguna especie de representación – Perdona, creo que me he perdido ¿Puedes decirme donde estoy? – se atrevió a formular aquella cuestión a aquel extraño, volviendo a utilizar la máscara, pareciendo que confiaba en el contrario, no solo esto, incluso se tropezó con su propio pie para parecer alguien inofensiva – auch….. de verdad… no entiendo nada, estaba en la pirámide ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es esto? ¿Estoy en el cielo? ¿He muerto? – se hizo pasar por una joven desesperada por obtener respuestas, la cual estaba asustada.
Invitado
Invitado
por Adio Ra'Saleh Sáb Jul 14, 2018 11:00 pm
2088 سنة —
قصر اتومY el ojo de Ra, se establecía en seguimiento del alma que en travesía se acercaba cada vez más a su antiguo reino. Ahí donde el amor de un Rey se estableció hacía miles de años cuando extendió su mano y dio vida y sentido al cosmos. Ojos esmeraldas observaban con tranquilidad desde el trono de oro y cuarzo donde esperaba con esmero la inusual visita de aquella voluminosa mujer que parecía no tener idea de lo que el destino le deparaba. Y fue como una sonrisa ladina, una curva perfecta en representación de la felicidad por tener un invitado que él mismo no había atraído hasta sus dominios; ahí donde los pasillos dignos y llenos de arte Egipcio esperaban por una interesante demostración de vida.
Las pisadas las sentía en su pecho. Las largas y hermosas piernas de esa mujer que le miraba desde el frente, que se atrevía sin duda el ver a los ojos de Ra y mentirle con falsa debilidad. Las cejas delineadas se fruncieron en desaprobación ¿Era eso acaso una burla? No, esa mujer no tenía idea, ni la más mínima. Del trono de oro se alzó el Dios del Sol y la Vida, y con semblante serio al caminar por los escalones que al fin le hicieron tocar el suelo con pies descalzos y adornados con mismas joyas de oro, comenzó a acercarse a su invitada.
- No tengas miedo – Habló con esa voz que llenó la extensión de la sala, cuyo propósito simplemente era el asombrar a los ojos de mortales inexpertos e ignorantes.
Llegó a donde el cuerpo inerte de la mujer, la presencia de Ra no podía negarse, no podía llegar a ser despreciada por todo aquel que decía no creer; pues sería una bazofia, una mentira digna de castigo. Estiró la mano, esa con la que creó y destruyó, y dirección a la hermosa mujer que miraba con amor. Apego a la obra maestra. La figura que hasta el momento había recibido con gloria a la belleza, se sostenía en cuerpo firme, vestido con brillo y gemas de faraón.
Cuando su mano fue aceptada, en un abrir y cerrar de ojos la sala cambió. Ahí donde un enorme festín les recibía con los brazos abiertos y les perdonaba todo mal que hubieran cometido, les invitaba a satisfacer sus deseos. El rostro del hombre, que más alto seguía al lado de la joven, presentaba su regalo con gusto y placer, así como un pequeño niño mostrando su juguete que había hecho por sí mismo.
– Debes de estar cansada. Por favor Ha-Neul Shin. Disfruta – Habló el Dios, que de su palma extendida creció la hermosa hoja de un racimo de uvas, tan perfectas y brillantes que su color parecería algo imposible, ese rojo tan hermoso, como la misma sangre.
– Come – Ordenó con voz paternal, llena de consuelo y, del racimo tomó una uva perfecta y la acercó con ternura a los labios de Han, esperando que se sorprendiera al probar el sabor verdadero de la fruta.
-Bienvenida a mi Heliópolis – Habló de nuevo, girando su cuerpo y el de su acompañante por su misma fuerza de voluntad, ahí donde la vista era perfecta para el final de su presentación, dónde se podía ver perfectamente el reino renacido de las arenas manchadas de sangre inocente, dónde la Isla que ha protegido y ayudado a crear, se alzaba en riqueza estupefacta – Bienvenida al Reino de Ra -
Las pisadas las sentía en su pecho. Las largas y hermosas piernas de esa mujer que le miraba desde el frente, que se atrevía sin duda el ver a los ojos de Ra y mentirle con falsa debilidad. Las cejas delineadas se fruncieron en desaprobación ¿Era eso acaso una burla? No, esa mujer no tenía idea, ni la más mínima. Del trono de oro se alzó el Dios del Sol y la Vida, y con semblante serio al caminar por los escalones que al fin le hicieron tocar el suelo con pies descalzos y adornados con mismas joyas de oro, comenzó a acercarse a su invitada.
- No tengas miedo – Habló con esa voz que llenó la extensión de la sala, cuyo propósito simplemente era el asombrar a los ojos de mortales inexpertos e ignorantes.
Llegó a donde el cuerpo inerte de la mujer, la presencia de Ra no podía negarse, no podía llegar a ser despreciada por todo aquel que decía no creer; pues sería una bazofia, una mentira digna de castigo. Estiró la mano, esa con la que creó y destruyó, y dirección a la hermosa mujer que miraba con amor. Apego a la obra maestra. La figura que hasta el momento había recibido con gloria a la belleza, se sostenía en cuerpo firme, vestido con brillo y gemas de faraón.
Cuando su mano fue aceptada, en un abrir y cerrar de ojos la sala cambió. Ahí donde un enorme festín les recibía con los brazos abiertos y les perdonaba todo mal que hubieran cometido, les invitaba a satisfacer sus deseos. El rostro del hombre, que más alto seguía al lado de la joven, presentaba su regalo con gusto y placer, así como un pequeño niño mostrando su juguete que había hecho por sí mismo.
– Debes de estar cansada. Por favor Ha-Neul Shin. Disfruta – Habló el Dios, que de su palma extendida creció la hermosa hoja de un racimo de uvas, tan perfectas y brillantes que su color parecería algo imposible, ese rojo tan hermoso, como la misma sangre.
– Come – Ordenó con voz paternal, llena de consuelo y, del racimo tomó una uva perfecta y la acercó con ternura a los labios de Han, esperando que se sorprendiera al probar el sabor verdadero de la fruta.
-Bienvenida a mi Heliópolis – Habló de nuevo, girando su cuerpo y el de su acompañante por su misma fuerza de voluntad, ahí donde la vista era perfecta para el final de su presentación, dónde se podía ver perfectamente el reino renacido de las arenas manchadas de sangre inocente, dónde la Isla que ha protegido y ayudado a crear, se alzaba en riqueza estupefacta – Bienvenida al Reino de Ra -
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Adio Ra'Saleh
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Fecha de inscripción : 21/06/2018
por Invitado Jue Jul 19, 2018 3:27 am
Con Adio Ra’Saleh / en Otros lugares
Le sorprendió bastante en aquel instante la cercanía de aquel desconocido, como la trataba ¿Cuales eran sus intenciones? ¿A que venía tanta delicadeza? Eso no era nada normal, no estaba para nada acostumbrada a esa clase de personas, de echo incluso le costo un poco comprender la situación, le fue de lo más difícil centrarse para seguir haciendo como la joven débil que tenía miedo y no sabía donde se encontraba. Se perdía con los elegantes movimientos, era como si fuese un caballero de la antigüedad, jamás imaginaría que un hombre fuese capaz de tratar a una mujer aun de aquella forma ¿Estaba mal tener ganas de ver como fallaba en algo? Incluso la llegaba a intimidar, realmente no tenía ni la más mínima idea de quien se trataba, pero no era idiota, se aprovecharía de aquella situación.
Sus orbes se abrieron con gran sorpresa al percatarse de aquel repentino festín que había echo aparecer, era como magia, dejando que de sus labios saliera un pequeño sonido de sorpresa, el cual le había costado bastante hacer sonar real, planeaba seguir con aquel hombre, esperando que la tratara así de bien hasta que llegara el momento preciso donde pudiera hacer un movimiento para conseguir salir de allí y tal vez llevarse algo con ella, solo claro si es que jugaba bien sus cartas, pero todo cambio cuando escucho algo que la había dejado realmente extrañada a la par que sorprendida, su nombre - “¿Cuando le he dicho mi nombre? “ - se pregunto, repasando una vez más sus pasos anteriores en su cabeza, tratando de responder a aquella pregunta, no dejaba de pensar en cada palabra que había salido de su boca y en ningún momento su nombre había sido una de estás. No iba a mentir, tenía miedo, bastante en realidad ¿Como podía simplemente saberlo? Ella hubiese dado un nombre falso, pero de alguna forma, aquel hombre la conocía.
No dejaría que viera su preocupación en su semblante, es más permitió que le diera de comer, abriendo lentamente sus labios para dejar que aquella pequeña uva entrara por estos, masticando de forma lenta saboreando aquella pequeña fruta, estaba deliciosa, era tan refrescante, tan dulce, la mejor que había conseguido probar en lo que llevaba viviendo, había logrado que se escapara una pequeña sonrisa de sus labios alzando su mano derecha para acariciar su propia mejilla encogiendo un poco su cuerpo casi como si quisiera hacer que el sabor no desapareciera, seguir disfrutando de aquella maravillosa pieza de fruta, sin perder un solo segundo en atrapar el resto para encargarse de comer las mismas de forma lenta pero que se podía notar estaba encantada con el sabor.
Su cuerpo giro lentamente observando aquel paraíso, parpadeando un par de veces antes de dejar caer aquella fruta comenzando a toser con fuerza por la nueva sorpresa - “¿El reino de Ra?” - se preguntó mirando al aquel hombre dejando que pudiera percatarse de lo sorprendida que se encontraba, no estaba segura de lo que estaba pasando, tampoco confiaba en si era real o solo una broma de alguien que la conocía, alguien que buscaba verla babeando por aquel dios para recordárselo, de cualquier forma, si era una broma, era de demasiado mal gusto, siempre le habían gustado las deidades de Egipto, no era nada justo que hicieran algo tan cruel, le hubiera encantado conocer el verdadero Ra, hubiese solo estado de lo más ilusionada si tan solo pudiera creer a aquella persona, pero si hacía como que sabía todo, sería peor, no soportaba que las personas pudieran saber la realidad de su personalidad, así que debía de hacer como si realmente creyera que era un dios.
Se apartó de aquel cuerpo mirando bien a quien la había ayudado a levantarse casi como si tratara de grabarse en la cabeza la imagen de aquel hombre, su color de piel, de ojos, su altura, todo, lo esculpía en su memoria, realmente no tenía pinta de dios, solo parecía un hombre que tenía delirios de superioridad contra las demás personas, uno de esos ricos a los que a penas era capaz de soportar la gente, los cuales se comportan bien solo para que tengas un motivo para hacer lo que ellos dicen, vamos parecía de esas personas a las cuales Ha no dejaría ni que le dirigiera la palabra, por supuesto, era tan complicado algunas veces tener que aguantar siendo una persona que en realidad no era - ¿Eres el dios Ra? -Se atrevió a preguntar antes dejar que su cuerpo acabara de rodillas frente a aquel desconocido, esperando que fuese suficiente para hacer parecer como que estas mismas se habían debilitado por la impresión.
No podía creer nada, pero el actuar no era una cosa sencilla, debía de hacer algo para que el mismo se descubriera, no sabía quien le habría pagado para tener que interpretar a alguien tan genial como lo era aquel dios, del cual sin lugar a dudas Han era una verdadera fan, había leído miles de veces las historias en las que aquella divinidad aparecía, no dejaba de sentir verdadero orgullo además de intriga, quería hacer tantas preguntas, pero no era el real, era probable que le descubriera si le acababa por preguntar algo que solo aquella deidad podría saber – Soy su mayor fan…. He leído todo lo que ha hecho y creo que es genial – sin miedo dejo que aquellas palabras salieran de sus labios sin poder quitar aquella máscara que utilizaba esperando que no se diera cuenta de la realidad.
Thanks Nymphea
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