Goddess Laksmi | ID

Grácil, elegante, tenaz, servicial, el amor de una madre, la confidencialidad de una hermana, la incondicionalidad de una amiga. En todo momento, su buen porte y una amable sonrisa condecoran su persona, haciendo gala de una paciencia inagotable y una seguridad arrolladora. Aimée sabe hacerse respetar, dirigiéndose a los demás con la debida propiedad sin perder un atisbo de su voluntad. Una mujer entregada a sus metas, que dará todo de sí misma para proteger a quienes más lo necesitan; una doncella de buenos modales, pero firme carácter. Ha sido reconocida por ser una de las divinidades más bondadosas, trayendo buena fortuna y sanación hacia donde ella reconoce que son necesarios, merecedores de su don.

No es muy habladora ni muy entrometida en los asuntos que no son de su incumbencia; sabe preocuparse por quienes ella considera de su círculo cercano y es una abogada de los débiles, tan sólo abrirá la boca cuando crea que es necesario; considerándose de esta manera una mujer un tanto misteriosa y ciertamente atractiva. Fiel a su consorte, ha sabido entregarse por completo a los sentimientos más puros, mas mantiene firme su palabra, siendo ella quien selecciona con dureza quiénes son dignos de entrar en su corazón. Sin embargo, una vez que se ha de ganar la confianza de la diosa, se es capaz de encontrar una auténtica compañera. Una mujer cuya mirada puede entregar tanto amor como puede devolver caos y destrucción; el reflejo de lo que alguna vez fue la indiscutida paz y un presagio de lo que puede significar el fin de toda era serena, siendo un ser neutral entre estos dos extremos, volviéndose una creyente indiscutida del Ying y el Yang; sin luz no hay oscuridad, sin caos no hay orden.

Para sus cercanos, es una madre amorosa pero severa; es quien permanentemente se asegura de que todo esté yendo bien, quien llorará o se alegrará hasta el alma por los logros y fracasos de sus compañeros. Encuentra la calma en una larga y tendida charla sobre el origen de todo, o simplemente observando los cambios de estación sin mediar palabra; su serenidad puede remitir a aquella que antecede a la tormenta, pero también puede simbolizar el silencio producido luego de caer la noche. Su melodiosa voz hace eco de un cántico perdido, que busca en todo momento el bienestar y la protección de todos los seres merecedores de ello, haciendo énfasis en el mérito, puesto que también puede tratarse de una mujer sumamente fría contra aquellos que arremeten contra la paz que se ha sabido construir.

Sus amables ojos pueden reflejar el cariño y el más incondicional amor, pero también pueden ser los espejos del caos y las más temibles tinieblas, pues no titubeará un segundo siquiera en hacer lo que sea necesario por proteger, primeramente, a su consorte, o a cualquiera de los que ella considera parte de su círculo. Es entregada, para bien o para mal, a sus sentimientos, leal hasta el fin de los tiempos una vez que has sabido ganarte su confianza.

No es difícil tratar con ella, puesto a su apariencia y su amable tono de voz, fácilmente puede verse envuelta en una trivial conversación. Su amabilidad y paciencia no conoce límites, ni hay causa alguna por la cual no esté dispuesta a ayudar. Mas no por esto se trata de una dama que se deje llevar; muy por el contrario, es una mujer de armas tomar, y que hará todo lo que sea necesario para defenderse tanto a ella como a los suyos.

Se dice que ha nacido de la espuma del mar; o hija del sabio divino Bhrigu y su esposa Khyati. Sea cual sea su origen, desde el principio de los tiempos había sido una señorita de modales intachables; callada, reservada a sus asuntos y sumamente analítica de su alrededor, selectiva de lo que le correspondía por digno derecho. Desde el inicio, su conexión con Vishnú era inminente, la habían escrito los cielos eones atrás y al nacer ella, estaba destinada a pertenecerle. Su encuentro fue incierto, y ella bien pudo haber elegido a cualquier otro, mas sus ojos se posaron en los de él, y el resto fue historia.

No era muy apegada al reino de los mortales, pero conocía bien sus confines, en sus tantos descensos junto a su consorte, adoptando siempre el avatar que éste eligiera para la ocasión. Seleccionaba con ojo crítico a los merecedores de sus bendiciones, y entregaba curación y buena fortuna a aquellos que demostraban poseer un corazón bello y digno. Poco a poco se fue enamorando de aquellas pequeñas formas de vida, seres finitos que oraban por el bienestar de sus familias o de sus negocios, que añoraban la lluvia para un buen cultivo o la salud de un buen amigo. Comenzó a insistir, sin llegar a hostigar, para continuar con aquellos viajes a aquel mundo, deseosa de conocer más sobre aquellos personajes, curiosa de cómo se las arreglaban día a día para continuar firmes con sus días. Hasta que, un buen día, comenzó a admirarlos.

Mas ella sabía que no existía la paz eterna, por lo que no le sorprendió el momento en que la situación comenzó a torcerse hacia el lado del caos, sin embargo, sí le decepcionó, encontrando en aquella guerra una gran angustia. Pese a sus plegarias y sus más profundos deseos, tuvo que ver aquel mundo que tanto había admirado cayendo frente a sus ojos. Lloró por las almas perdidas, tanto por las que habían encontrado la muerte como aquellas que habían sido corrompidas por la maldad y la injusticia. Su vista se nubló con el dolor, y fue entonces que su eterno compañero le tendió su abrigo, sosteniéndola bajo sus brazos con el mayor de los cariños. Y Laksmi se refugió en su calor, permitiendo envolverse en un largo periodo de oración.

Elysium se volvió su hogar permanente, bajo la promesa junto a su consorte de que harían todo cuanto pudieran por proteger aquel edén. Se impuso la misión de observarlo todo a la distancia y entregar sus dones solo a aquellos que lo merecían, tal y como había hecho en un pasado, pero ahora, con la inminente necesidad de prever el caos; no para evitarlo, sino para proteger a todos de él. Se establecieron allí cuando en el mundo de los mortales no quedaba más que cenizas de recuerdos, encontrando nada más que dolor y angustia en cualquier rincón de aquella marchita tierra.

♡ Adora tocar el arpa, y es el instrumento con el que desarrolla su profesión.
♡ Su compañía favorita es Vishnú, sin dudas. Nunca negará estar a su lado ni por un segundo siquiera.
♡ El silencio favorece la concentración; Laksmi disfruta del sigilo.
♡ Encuentra gustoso el que cepillen su largo cabello, mas no todo el mundo tiene permitido hacerlo.
♡ Adora el color de sus ojos, por lo cual su tonalidad preferida es la esmeralda.

✗ Las mentiras, las injusticias y los engaños; los detesta.
✗ Le cuesta saborear la comida picante.
✗ Despertarse pasado el amanecer.
✗ Los largos periodos de tiempo alejada de su consorte.

♔ Puede estar sin hablar durante días, si no lo considera necesario.
♔ Antes de descansar dedica largas horas a cepillar su cabello.
♔ Es extremadamente curiosa, todo lo que no entiende, lo pregunta.
♔ En ocasiones se imagina separada de su consorte, lo cual le otorga un terror indescriptible.
♔ Normalmente es calmada y risueña, pero cuando no es así, es mejor no mediar palabra con ella.