Odin ID

Como dios protector y padre del panteón Nordico, Odin es un hombre de temple y carácter dignos de un guerrero, anteponiendo su gloria al costo que sea, para él no existe mayor vergüenza que la derrota, con un temperamento apasionado que suele demostrar en su estruendosa risa o cólera imparable, nació para la guerra y morirá para ella, su justicia debe ser repartida a partes iguales y jamás debiera ser cuestionada, pero no deberían confundirlo con un bárbaro pues como cualquier otro ser también posee otra cara de la moneda.
Paciente y precavido, difícilmente se puede tomar por sorpresa al dios que se dice en su entera arrogancia sacrificó uno de sus ojos para obtener la sabiduría, que fuera de volverlo petulante lo templó en un hombre prudente que sabe en qué momento llevar a cabo sus acciones. Orgulloso de quien es, en su corazón jamás debe caber la duda, y es capaz de depositar su confianza en aquellos que han logrado obtenerla, sin embargo advertidos están los que se atrevan a cometer el peor de los pecados: Traición. Odin como cualquier otro dios, suele castigar a sus enemigos con una crueldad visceral y sin remordimientos, no importándole si es mortal o dios, incluso con su propia sangre llega a ser un enemigo descorazonado.
La experiencia habla por si misma, Odin jamás va a permanecer atado a un mismo lugar por mucho tiempo, le gusta la libertad, y tal vez por eso algunos lo llegan a considerar un dios peculiar entre los dioses, ya que más allá de poseer riquezas y extravagancias, más bien se lo ve viajando de un lugar a otro con ropas simples y su fiel hacha y espada atadas en la cadera. Cuando no está hablando de política ni asuntos de la isla, disfruta de tomar alguna jarra de cerveza rodeado de personas simples de las cuales ha adquirido algunas manías que serían adjetivo de escandalo para los de su rango. Disfruta de la lectura y es un habido orador.
Como resultado tenemos al dios que pareciera más bien humano, empático, egoísta, raudo, pero misericordioso, amable y con un humor casi siempre agradable.  

Odin hijo de Bor. No hay casi nada que no se sepa del principal dios de los Nordicos, padre de una camada de deidades brutales que hicieron temblar los nueve mundos,  poseedor de una lanza capaz de dar en el blanco sin importar desde donde fuera lanzada. Nació para ser rey, y nadie más podía estar por encima de él, siendo alabado y honrado por su gente, temido por sus enemigos.
Sin embargo la edad dorada de los dioses en algún momento debía terminar, y toda la gloria una vez obtenida se oxidó, hasta simplemente dejar un cascarón de quien alguna vez fue el padre de todo. Cuando el «paganismo» fue condenado y las tradiciones judeocristianas llegaron a sus tierras, fue casi el final de su existencia, pues Odin dependía de las oraciones y alabanzas de su gente para mantener la lozanía de los sempiternos, su poder se redujo drásticamente convirtiéndolo en un simple hombre, extraordinario, sabio y con una vida más longeva que la de cualquier mortal.
Pero el orgullo prevaleció, y Odin no se retiraría por el pago ingrato de los mortales, como padre perdonaría la ofensa de sus hijos y conviviría entre ellos, haciéndose de un abrigo pesado, un sombrero viejo y un bastón, tocando de puerta en puerta, tanto las casas de los ricos como la de los humildes.
El paso de los años parecía no pesarle, hasta llegada la era moderna, en la que los conflictos, la falta de fé, desconfianza y egoísmo se hizo más palpable.
En uno de sus tantos viajes, Odin fue invitado a una nueva tierra, extraña y exótica donde se decía convivían las deidades de otros panteones, lejos de la avaricia humana, un lugar en donde convivir en armonía. Es así como el dios con intenciones de descansar por un tiempo antes de su próximo letargo, llega a la isla de Elisyum.
Aunque no todo puede ser tranquilidad, pues Odin sabe que cuando su sueño está próximo, es que la calamidad se acerca imparable para engullirlos a todos. Y para eso debe estar preparado, y proteger a los pocos mortales que son merecedores de su amor paterno, tal vez las viejas costumbres no se borren de sus huesos tan sencillamente como lo pensó, y algún día cercano, tenga que volver a montar sobre Sleipnir y blandir a Gugnir para el siguiente Ragnarok.

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Gustos:

Le gustan los lugares fríos.
Los lobos y los cuervos.
La caza es su deporte favorito.
Gusta de la cerveza y el Whisky.
También se sabe que es un hábil y buen amante.
Coleccionar antigüedades es uno de sus más recientes pasatiempos.
Es ruidoso y suele causar problemas cuando llega a estar borracho.

Disgustos:

Le desagradan los climas calientes.
La comida demasiado dulce.
Detesta la música moderna.

Datos curiosos:

Aun que tiene la posibilidad de poseer un físico más joven, prefiere mantener el de un hombre maduro, según él eso le da mayor atractivo.

La cicatriz de su ojo le recuerda sus acciones del pasado, y cómo esto aun influye en su vida.

Le falta el ojo izquierdo, así que usa una uno falso, ya que no le agrada usar parche.

Aun que extraña a su esposa en secreto, en realidad es bastante mujeriego, y le gusta seducir mujeres.