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We need a vacation [Priv.]
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por Silver O’Connor Dom Ago 26, 2018 5:01 pm
Ser un hombre de negocios no era sencillo, eso es conocido para todos, sobre todo para el presente personaje. Silver podría presumir de ser uno de los hombres más exitosos en la ciudad, su rostro estaba en las diversas revistas de negocios y gigantografías de las principales conferencias a realizarse. Sin embargo, el agotamiento era algo con el que siempre debía lidiar, realmente eran contadas las veces en las que podía darse un espacio para no pensar en algo en lo que no fuesen negocios puesto que el deber le demandaba demasiado.
Para fortuna suya, un amigo le solicitó que fuese el invitado de honor del nuevo resort que habría de abrir en la zona más exclusiva de Alexandría. Mucha gente de la más alta clase social aguardaba expectante por algo así, los ricos siempre buscaban estar diferenciados de los demás puesto que solo así alimentaban ese ego que el dinero no podría darles por sí solo. En un inicio, el albino se negó puesto que justo para esa semana su agenda estaba algo ajustada con otros eventos “personales”, así llamaba a alguno que otro trabajo a realizar si es que se tenía que blanquear dinero producto de algún negocio ilícito.
A pesar de todos lo contratiempos, ahí estaba el masculino, con una camisa blanca y unos shorts beige con un calzado que fuese acorde a su vestimenta. Prácticamente todo lo que se colocase iba perfectamente con él puesto que su anatomía imponente jugaba un papel importante, además de tener un buen gusto por la moda. Se encontraba conversando con algunas personas que buscaban llamar su atención para proponerle negocios importantes pero él no se encontraba para ello sino para darse una oportunidad de alejarse de su rutina; no fue hasta que fue abordado por su amigo Michael, dueño de aquel lujoso recinto, que finalmente su rostro se tornó algo más relajado. -¡Hey Silver!- Exclamó el mayor con una sonrisa amplia, abriendo los brazos como dándole a entender que diese un vistazo a lo que había creado con sumo esfuerzo. -Creí que no vendrías, ya estaba por llamar a otra persona para que diese las palabras de honor.- Agregó con cierta gracia.
Ambos se conocían desde la infancia, compartieron aulas tanto en estudios de escuela como universitarios. Quizás ese fue el motivo por el cual el albino no podía evitar sentir algo de alegría por como su compañero hacía realidad sus sueños. Debía admitir que algo de apoyo había brindado por lo bajo pero eso eran pequeñeces cuando se tenía a alguien cercano con una sonrisa de oreja a oreja como lo estaba el otro en dicho instante.
-Para nada.- Contestó O’Connor en el instante, acercándose para tomarlo por el cuello y darle un fuerte abrazo. -No iba a perderme de esto por nada del mundo, además creo que podrías darme un buen descuento si decido tomarme unas pequeñas vacaciones, ¿Verdad?- Agregó con una sonrisa, mostrando que se divertía con verlo nuevamente. El otro hombre solo atinó a asentir y darle un pequeño paseo por todo el lugar, realmente todo se veía demasiado lujoso e impensable, era como una especie de fortaleza para ricos.
En primera instancia, Silver quedó impresionado no solo por lo que su compañero le comentaba sino también por la brillante idea que se le había ocurrido puesto que él nunca se imaginó que todo ese conjunto de sueños se viese plasmado en esto. Esbozó una sonrisa tenue y sus ojos se clavaron en una especie de dormitorio con vista al mar. -Sepárame esa por todo el fin de semana.- Expresó de forma tajante. El tercero lo observó y negó levemente el rostro al ver lo admirado que se encontraba por la infraestructura. -Está bien pero primero debemos ir con los demás invitados a que des las palabras de apertura, luego puedes hacer lo que quieras.- Contestó con un guiño, sabiendo que la personalidad pícara de Silver y que seguramente ese espacio reservado terminaría ocupado con compañía. Fue así como, una vez llegados al auditorio, O’Connor recibió una presentación previa para pasar a dar sus palabras de felicitación para los directores de tal imponente proyecto, por las personas que apoyaron en hacerlo realidad. No quedaba mucho por decir, cualquier cosa que se agregara sería solo para adornar lo antes mencionado.
Tras realizarse el brindis respectivo y dar la bienvenida a los presentes, el albino se bajó del púlpito para sentarse cerca de la barra, observando cómo los demás disfrutaban del evento.
Para fortuna suya, un amigo le solicitó que fuese el invitado de honor del nuevo resort que habría de abrir en la zona más exclusiva de Alexandría. Mucha gente de la más alta clase social aguardaba expectante por algo así, los ricos siempre buscaban estar diferenciados de los demás puesto que solo así alimentaban ese ego que el dinero no podría darles por sí solo. En un inicio, el albino se negó puesto que justo para esa semana su agenda estaba algo ajustada con otros eventos “personales”, así llamaba a alguno que otro trabajo a realizar si es que se tenía que blanquear dinero producto de algún negocio ilícito.
A pesar de todos lo contratiempos, ahí estaba el masculino, con una camisa blanca y unos shorts beige con un calzado que fuese acorde a su vestimenta. Prácticamente todo lo que se colocase iba perfectamente con él puesto que su anatomía imponente jugaba un papel importante, además de tener un buen gusto por la moda. Se encontraba conversando con algunas personas que buscaban llamar su atención para proponerle negocios importantes pero él no se encontraba para ello sino para darse una oportunidad de alejarse de su rutina; no fue hasta que fue abordado por su amigo Michael, dueño de aquel lujoso recinto, que finalmente su rostro se tornó algo más relajado. -¡Hey Silver!- Exclamó el mayor con una sonrisa amplia, abriendo los brazos como dándole a entender que diese un vistazo a lo que había creado con sumo esfuerzo. -Creí que no vendrías, ya estaba por llamar a otra persona para que diese las palabras de honor.- Agregó con cierta gracia.
Ambos se conocían desde la infancia, compartieron aulas tanto en estudios de escuela como universitarios. Quizás ese fue el motivo por el cual el albino no podía evitar sentir algo de alegría por como su compañero hacía realidad sus sueños. Debía admitir que algo de apoyo había brindado por lo bajo pero eso eran pequeñeces cuando se tenía a alguien cercano con una sonrisa de oreja a oreja como lo estaba el otro en dicho instante.
-Para nada.- Contestó O’Connor en el instante, acercándose para tomarlo por el cuello y darle un fuerte abrazo. -No iba a perderme de esto por nada del mundo, además creo que podrías darme un buen descuento si decido tomarme unas pequeñas vacaciones, ¿Verdad?- Agregó con una sonrisa, mostrando que se divertía con verlo nuevamente. El otro hombre solo atinó a asentir y darle un pequeño paseo por todo el lugar, realmente todo se veía demasiado lujoso e impensable, era como una especie de fortaleza para ricos.
En primera instancia, Silver quedó impresionado no solo por lo que su compañero le comentaba sino también por la brillante idea que se le había ocurrido puesto que él nunca se imaginó que todo ese conjunto de sueños se viese plasmado en esto. Esbozó una sonrisa tenue y sus ojos se clavaron en una especie de dormitorio con vista al mar. -Sepárame esa por todo el fin de semana.- Expresó de forma tajante. El tercero lo observó y negó levemente el rostro al ver lo admirado que se encontraba por la infraestructura. -Está bien pero primero debemos ir con los demás invitados a que des las palabras de apertura, luego puedes hacer lo que quieras.- Contestó con un guiño, sabiendo que la personalidad pícara de Silver y que seguramente ese espacio reservado terminaría ocupado con compañía. Fue así como, una vez llegados al auditorio, O’Connor recibió una presentación previa para pasar a dar sus palabras de felicitación para los directores de tal imponente proyecto, por las personas que apoyaron en hacerlo realidad. No quedaba mucho por decir, cualquier cosa que se agregara sería solo para adornar lo antes mencionado.
Tras realizarse el brindis respectivo y dar la bienvenida a los presentes, el albino se bajó del púlpito para sentarse cerca de la barra, observando cómo los demás disfrutaban del evento.
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por Liah & Diana Vie Ago 31, 2018 3:02 am
Mi trabajo como terapeuta físico me había dado mucho prestigio últimamente, a pesar de que pensaba en que tendría poco éxito, el haberme arriesgado con aquel promotor beneficio en sobre medida mi carrera, ahora tenía clientes por montones y técnicamente todos mis días tenia citas programadas, no podía estar más que feliz, sobre todo ahora que mis padres habían fallecido y las deudas que quedaron por la hipoteca eran mayores, mis hermanas hacían su parte, pero gran responsabilidad era mía. En alguna ocasión, uno de los clientes me había hecho una propuesta de negocios, pronto se abriría un resort de lo más lujoso y exclusivo en la ciudad, por fortuna había pocas personas que se dedicaran a lo que yo, o mejor dicho que hicieran un buen trabajo (o eso solían decir mis clientes).
No dude en aceptar la oferta, si aquel trabajo era seguro, pagaría por completo las deudas y por supuesto, no tendría que preocuparme nunca más por el trabajo. La inauguración estaría llena de personas de la alta sociedad, desde los más altos puestos, hasta aquellos que apenas y lograban alcanzar un estatus respetable. Bueno así era la situación en aquel lugar, personas como yo y mi hermana Diana, que apenas y nos destacábamos por nuestras habilidades. El día llegaba y realmente no sabía que vestir, así que elegí lo primero que se me ocurrió, es decir no era un lugar tan escandalosamente formal, pero tampoco podía irme de sandalias y pareo, así que opte un vestido de encaje negro, tal vez el escote era más de lo que deseaba, mis senos parecía que saldrían en cualquier momento (esperaba que es no sucediera en plena presentación), una hora antes del evento, el auto pasaba por mí, le había dejado un mensaje a mi hermana que no llegaría temprano esa noche, Diana tenía una cena importante, por lo que no podía acompañare. No es como si fuese algo que no supiera manejar, pero sin duda la presencia de mi hermana menor me relajaba más, no había más que hacer, así que faltando unos 20 minutos llegamos a la recepción, apenas y arribaba, las miradas se centraban en … oh sí.. en mis dos grandes ojos (?), sabía que no era el atuendo adecuado, pero antes de que comenzara la graciosa huida, mi cliente se acercó a recibirme, no paro en halagos hacia mi persona, sin embargo aquel hombre de 58 años no era mi tipo, prefería algo más…. Varonil, le acompañe a la recepción donde se disponían a presentar las palabras de inauguración, la vista se me alegro al ver a tan tremendo hombre dar las palabras de bienvenida, sin duda era uno de los dueños del lugar, tal vez podría topármelo en alguna ocasión, le seguí con la mirada apenas y bajo del estrado, parecía ser muy importante y estaba lleno de personas a su alrededor… ouh! Que lastima… mi compañero de esa noche se acercó a mí y me presento a un par de personas, entre ellas al encargado de recursos humanos con quien debía concretar una cita de trabajo, comencé a charlar con aquel chico de apenas unos 28 años, me sorprendía que alguien tan joven manejara aquel lugar, después de escuchar mi propuesta, el joven me invito un trago, me llevo a la barra pero antes de que pudiera concretar lo del trabajo, recibió una llamada, dejándome su tarjeta para que le marcara más tarde… que contrariedad, bueno tan solo quedaba disfrutar un poco más de la recepción, el lugar estaba lleno de personas, incluso parecía que faltaba un poco el aire. Mire al cantinero y pedí un vodka en las rocas, un par de tragos y me iría a casa, por lo menos ya tenía el número de la persona aquella y rogar por algo de suerte.
No dude en aceptar la oferta, si aquel trabajo era seguro, pagaría por completo las deudas y por supuesto, no tendría que preocuparme nunca más por el trabajo. La inauguración estaría llena de personas de la alta sociedad, desde los más altos puestos, hasta aquellos que apenas y lograban alcanzar un estatus respetable. Bueno así era la situación en aquel lugar, personas como yo y mi hermana Diana, que apenas y nos destacábamos por nuestras habilidades. El día llegaba y realmente no sabía que vestir, así que elegí lo primero que se me ocurrió, es decir no era un lugar tan escandalosamente formal, pero tampoco podía irme de sandalias y pareo, así que opte un vestido de encaje negro, tal vez el escote era más de lo que deseaba, mis senos parecía que saldrían en cualquier momento (esperaba que es no sucediera en plena presentación), una hora antes del evento, el auto pasaba por mí, le había dejado un mensaje a mi hermana que no llegaría temprano esa noche, Diana tenía una cena importante, por lo que no podía acompañare. No es como si fuese algo que no supiera manejar, pero sin duda la presencia de mi hermana menor me relajaba más, no había más que hacer, así que faltando unos 20 minutos llegamos a la recepción, apenas y arribaba, las miradas se centraban en … oh sí.. en mis dos grandes ojos (?), sabía que no era el atuendo adecuado, pero antes de que comenzara la graciosa huida, mi cliente se acercó a recibirme, no paro en halagos hacia mi persona, sin embargo aquel hombre de 58 años no era mi tipo, prefería algo más…. Varonil, le acompañe a la recepción donde se disponían a presentar las palabras de inauguración, la vista se me alegro al ver a tan tremendo hombre dar las palabras de bienvenida, sin duda era uno de los dueños del lugar, tal vez podría topármelo en alguna ocasión, le seguí con la mirada apenas y bajo del estrado, parecía ser muy importante y estaba lleno de personas a su alrededor… ouh! Que lastima… mi compañero de esa noche se acercó a mí y me presento a un par de personas, entre ellas al encargado de recursos humanos con quien debía concretar una cita de trabajo, comencé a charlar con aquel chico de apenas unos 28 años, me sorprendía que alguien tan joven manejara aquel lugar, después de escuchar mi propuesta, el joven me invito un trago, me llevo a la barra pero antes de que pudiera concretar lo del trabajo, recibió una llamada, dejándome su tarjeta para que le marcara más tarde… que contrariedad, bueno tan solo quedaba disfrutar un poco más de la recepción, el lugar estaba lleno de personas, incluso parecía que faltaba un poco el aire. Mire al cantinero y pedí un vodka en las rocas, un par de tragos y me iría a casa, por lo menos ya tenía el número de la persona aquella y rogar por algo de suerte.
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por Silver O’Connor Dom Sep 16, 2018 6:58 pm
En el momento en que el masculino perdió la vista entre la gente, su mente divagó por unos segundos y ésta volvió nuevamente a donde estaba en cuanto el cantinero le preguntó si deseaba beber algo. Por cortesía dio un sí y pidió un whisky a las rocas, algo ligero para empezar a disfrutar del evento. Silver más allá de mostrarse orgulloso por lo que había logrado su compañero, le agradaba la idea de poder aprovechar en descansar un poco tras días de sumo estrés puesto que sabía que una vez que saliese de este campo volvería su trajín lleno de documentos y problemas del día a día.
Entre el tiempo en que el barman fue a preparar su pedido y el terminara por dar una última repasada rápida con la vista, una mujer apareció en el camino, la cual llamó su atención. Sus prendas sugerentes tal vez la harían el centro de atención, no era para menos; sin embargo, el simple hecho de verla en soledad era algo que cualquier hombre cuestionaría e incluso incitaría a indagar el motivo, por esa razón es que el albino dejó su sitio para acercarse a la fémina de cabellera castaña en un intento de iniciar una conversación.
-¿Disfrutando del evento?- Comentó con una sonrisa cálida hacia la contraria mientras tomaba asiento a su lado. Se quedó en silencio por un momento contemplando sus facciones antes de que el cantinero nuevamente cumpliera su función de despertarlo mientras les ofrecía sus bebidas. O’Connor solo hizo un además e incluso levantó el vaso que tenía cerca para hacerle un pequeño gesto de salud a la castaña.
La cordialidad del masculino debía ser algo a primar en dicho instante ya que se trataba de una ‘huésped’ de su amigo y, aunque él no tuviese nada que ver con esto, ¿Por qué no darle una mano mientras él se encontraba atendiendo a la gente más importante? -Lamento las confianzas y el no haberme presentado.- Sentenció haciendo una leve reverencia como si estuviese mostrando sus disculpas al caso. -Silver O’Connor, es un placer.- Extendió la mano en una forma educada de mostrar su respeto a la compañera.
De cuanto en cuanto observaba cómo se estaba desarrollando la fiesta, unos muy alegres se acercaban a los dueños del proyecto mientras que otros únicamente estaban disfrutando del evento, sacando partida de lo que tenían cerca para sus propias ambiciones; por parte del albino, él solo trataba de no juntarse mucho con los demás para evitar llenarse de pendientes y acuerdos que solo lo llenarían de carga. Soltó un suspiro para luego sonreír mientras observaba a la femenina. -¿Estás interesada también en invertir en este proyecto o solo estás esperando a alguien?- Acotó el mayor con cierta curiosidad. De verdad que no sería del todo descabellado en pensar que los pasos de esa femenina a dicho sitio fuesen acompañados por los de algún magnate de la ciudad, teniendo en cuenta que no tenía motivos para pasar desapercibida por el resto.
Como si alguien hubiese escuchado su pregunta, un hombre de cabellos grises y de un aspecto elegante, pero para nada agradable se acercaba a espaldas de la mujer. Se mostraba algo dubitativo como si una parte suya se negara a interrumpirlos pero por otra deseaba hacerlo. Silver solo lo observó de soslayo para hacerse una pausa e indicar con la mirada a la contraria sobre aquel personaje. -¿Será él quien te está buscando?- Finalizó con una sonrisa ladina, aprovechando el momento para terminar el contenido del vaso y solicitar un poco más. Empezaba a agradarle el marco de lo que se estaba formando en ese momento, no creía que ella pudiese estar con alguien que tal vez le doblaba la edad o tal vez si pero bajo qué requisitos. El masculino solo se quedó expectante mientras el otro avanzaba con cierto temor, acercándose a la fémina e intentar decirle unas cuantas palabras, las cuales no alcanzó a escuchar por encontrarse algo alejado del oído receptor; sin embargo, también agradecía eso ya que no deseaba pecar de entrometido.
Entre el tiempo en que el barman fue a preparar su pedido y el terminara por dar una última repasada rápida con la vista, una mujer apareció en el camino, la cual llamó su atención. Sus prendas sugerentes tal vez la harían el centro de atención, no era para menos; sin embargo, el simple hecho de verla en soledad era algo que cualquier hombre cuestionaría e incluso incitaría a indagar el motivo, por esa razón es que el albino dejó su sitio para acercarse a la fémina de cabellera castaña en un intento de iniciar una conversación.
-¿Disfrutando del evento?- Comentó con una sonrisa cálida hacia la contraria mientras tomaba asiento a su lado. Se quedó en silencio por un momento contemplando sus facciones antes de que el cantinero nuevamente cumpliera su función de despertarlo mientras les ofrecía sus bebidas. O’Connor solo hizo un además e incluso levantó el vaso que tenía cerca para hacerle un pequeño gesto de salud a la castaña.
La cordialidad del masculino debía ser algo a primar en dicho instante ya que se trataba de una ‘huésped’ de su amigo y, aunque él no tuviese nada que ver con esto, ¿Por qué no darle una mano mientras él se encontraba atendiendo a la gente más importante? -Lamento las confianzas y el no haberme presentado.- Sentenció haciendo una leve reverencia como si estuviese mostrando sus disculpas al caso. -Silver O’Connor, es un placer.- Extendió la mano en una forma educada de mostrar su respeto a la compañera.
De cuanto en cuanto observaba cómo se estaba desarrollando la fiesta, unos muy alegres se acercaban a los dueños del proyecto mientras que otros únicamente estaban disfrutando del evento, sacando partida de lo que tenían cerca para sus propias ambiciones; por parte del albino, él solo trataba de no juntarse mucho con los demás para evitar llenarse de pendientes y acuerdos que solo lo llenarían de carga. Soltó un suspiro para luego sonreír mientras observaba a la femenina. -¿Estás interesada también en invertir en este proyecto o solo estás esperando a alguien?- Acotó el mayor con cierta curiosidad. De verdad que no sería del todo descabellado en pensar que los pasos de esa femenina a dicho sitio fuesen acompañados por los de algún magnate de la ciudad, teniendo en cuenta que no tenía motivos para pasar desapercibida por el resto.
Como si alguien hubiese escuchado su pregunta, un hombre de cabellos grises y de un aspecto elegante, pero para nada agradable se acercaba a espaldas de la mujer. Se mostraba algo dubitativo como si una parte suya se negara a interrumpirlos pero por otra deseaba hacerlo. Silver solo lo observó de soslayo para hacerse una pausa e indicar con la mirada a la contraria sobre aquel personaje. -¿Será él quien te está buscando?- Finalizó con una sonrisa ladina, aprovechando el momento para terminar el contenido del vaso y solicitar un poco más. Empezaba a agradarle el marco de lo que se estaba formando en ese momento, no creía que ella pudiese estar con alguien que tal vez le doblaba la edad o tal vez si pero bajo qué requisitos. El masculino solo se quedó expectante mientras el otro avanzaba con cierto temor, acercándose a la fémina e intentar decirle unas cuantas palabras, las cuales no alcanzó a escuchar por encontrarse algo alejado del oído receptor; sin embargo, también agradecía eso ya que no deseaba pecar de entrometido.
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por Liah & Diana Mar Sep 25, 2018 5:54 pm
La opulencia del lugar era mas que obvia, cada mínimo cuidado del edificio había sido cuidado y labrado dentro de los mas altos estándares de exigencia, tanto la iluminación como la música y la ambientación, estaban cuidadosamente planeadas para que simplemente no quisieras abandonar el recinto. Estando ahí, me quede observando a los alrededores, después de mi corta entrevista de trabajo no había mucho que hacer, tan solo esperar la graciosa huida, eche una mirada a mi reloj de pulso, claro no era de marca conocida, pero marcaba perfectamente la hora, apenas me había dado cuenta de lo tarde que era, para entonces mi hermana ya estaría en casa vestida en pijama y probablemente mirando una serie sin mi (Típico de ella).
Bebía un poco mas, debía admitir que no siempre era invitada a ese tipo de fiestas , así que debía aprovechar por lo menos un rato mas, seria un buen motivo para celebrar el nuevo empleo, la música era por demás placentera, debía reconocer que ahora mis ánimos estaban mucho mejor, apenas comenzaba la segunda bebida cuando escuche una voz algo familiar que estremeció cada parte de mi cuerpo, tanta fue mi impresión que me atragante un poco con aquella bebida y de inmediato me cubrí los labios con la mano
—Oh, lo siento, sí, aunque debo admitir que no estoy acostumbrada a estos eventos
No podía negarlo, era un hombre impresionante a pesar de su vestimenta, era notoria la musculatura, sus brazos, su espalda ancha, esas manos fuertes, hasta la mas santa tendría pensamientos pecaminosos con aquel hombre, me quede observándole, curiosa, algo nerviosa también, ¿quien no se pondría nerviosa con un hombre tan imponente?. Sin afán de ser coqueteo, alce mi mano para hacer el cabello detrás de mi oreja, sonriendo después de forma amistosa
—Liah McGregor…. El placer es todo mio Sr O’connor
Respondiendo a su amable cortesía, estreche mi mano a la contraria, su agarre era firme y sumamente cálido, sin duda un caballero refinado, era evidente desde su forma de saludar, de hablar, realmente había quedado encantada con el, en mi mente volátil y atrevida, me imaginaba como seria en, bueno en otros aspectos mas íntimos, sin darme cuenta y mas por una reacción normal de mi cuerpo, cruzaba lentamente la pierna derecha sobre el muslo izquierdo, pero sin dejar de mirar al varón a mi lado
—¿Invertir? Oh no! … aunque no niego que ser inversionista de este lugar seria un sueño, me temo que solo he venido a buscar un puesto de trabajo, si necesita algún masaje puede llamarme con toda la confianza
No es que quisiera parecer oportunista, aquel hombre se había convertido en una clase de celebridad, después de todo parecía ser el invitado de honor no estaría mal que me recomendara si hiciera un bien trabajo. De mi bolso busque una tarjeta para extenderla al masculino
—Tan solo espero que me contraten
Gire la mirada hacia la persona que me indicaba y sonreí al ver que me señalaba a otra persona distinta
—Oh? No, la persona que me ha invitado se encuentra con aquella rubia del fondo, parece que le gustan jóvenes, aunque debo decir que el no es de mi tipo.
Regrese la mirada a la barra, donde mi bebida aun esperaba a medias, tomándola con dos de mis dedos, dí otro trago
—Me preguntaba ¿seria demasiado osado si te pido un tour por el lugar?, pareces ser alguien que conoce mucho de este lugar, me daría mucha pena si llego a perderme en este lugar
Esperaba que con mis palabras no me malinterpretara, a decir verdad tenia curiosidad de conocer el complejo turístico y esa parecía ser una gran oportunidad de mirar con detalle y sobre todo con muy buena compañía
Bebía un poco mas, debía admitir que no siempre era invitada a ese tipo de fiestas , así que debía aprovechar por lo menos un rato mas, seria un buen motivo para celebrar el nuevo empleo, la música era por demás placentera, debía reconocer que ahora mis ánimos estaban mucho mejor, apenas comenzaba la segunda bebida cuando escuche una voz algo familiar que estremeció cada parte de mi cuerpo, tanta fue mi impresión que me atragante un poco con aquella bebida y de inmediato me cubrí los labios con la mano
—Oh, lo siento, sí, aunque debo admitir que no estoy acostumbrada a estos eventos
No podía negarlo, era un hombre impresionante a pesar de su vestimenta, era notoria la musculatura, sus brazos, su espalda ancha, esas manos fuertes, hasta la mas santa tendría pensamientos pecaminosos con aquel hombre, me quede observándole, curiosa, algo nerviosa también, ¿quien no se pondría nerviosa con un hombre tan imponente?. Sin afán de ser coqueteo, alce mi mano para hacer el cabello detrás de mi oreja, sonriendo después de forma amistosa
—Liah McGregor…. El placer es todo mio Sr O’connor
Respondiendo a su amable cortesía, estreche mi mano a la contraria, su agarre era firme y sumamente cálido, sin duda un caballero refinado, era evidente desde su forma de saludar, de hablar, realmente había quedado encantada con el, en mi mente volátil y atrevida, me imaginaba como seria en, bueno en otros aspectos mas íntimos, sin darme cuenta y mas por una reacción normal de mi cuerpo, cruzaba lentamente la pierna derecha sobre el muslo izquierdo, pero sin dejar de mirar al varón a mi lado
—¿Invertir? Oh no! … aunque no niego que ser inversionista de este lugar seria un sueño, me temo que solo he venido a buscar un puesto de trabajo, si necesita algún masaje puede llamarme con toda la confianza
No es que quisiera parecer oportunista, aquel hombre se había convertido en una clase de celebridad, después de todo parecía ser el invitado de honor no estaría mal que me recomendara si hiciera un bien trabajo. De mi bolso busque una tarjeta para extenderla al masculino
—Tan solo espero que me contraten
Gire la mirada hacia la persona que me indicaba y sonreí al ver que me señalaba a otra persona distinta
—Oh? No, la persona que me ha invitado se encuentra con aquella rubia del fondo, parece que le gustan jóvenes, aunque debo decir que el no es de mi tipo.
Regrese la mirada a la barra, donde mi bebida aun esperaba a medias, tomándola con dos de mis dedos, dí otro trago
—Me preguntaba ¿seria demasiado osado si te pido un tour por el lugar?, pareces ser alguien que conoce mucho de este lugar, me daría mucha pena si llego a perderme en este lugar
Esperaba que con mis palabras no me malinterpretara, a decir verdad tenia curiosidad de conocer el complejo turístico y esa parecía ser una gran oportunidad de mirar con detalle y sobre todo con muy buena compañía
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