[ES] Spectre: Loyalty

Las leyendas son demasiadas, cuentan historias que muchos no alcanzan siquiera a comprender, y una de ellas habla de un hechicero que sirvió siempre a un rey digno de admiración. Su vida, no obstante, se terminó, y no había manera de continuar, porque todo tiene un final. Sin embargo fue Clotho quien dio la orden, la rueca giró, y el hilo no se cortó.

Sin duda que no había elegido la mejor de las mañanas, va, ni siquiera el mejor día, para embarcarse en una nueva búsqueda. El hecho de ser como era, generalmente le acarreaba y permitía vivir como a el le convenía más. Solía mantenerse en solitarias condiciones, siempre con los brazos abiertos a la investigación. Pero el ser alguien que se distraía con facilidad en terrenos que eran obvios para otras personas, podía traerle consecuencias en algunos casos. Como el clima auguraba, ese sería uno de ellos. Su motivación para visitar el bosque era simple, en una de las tantas bibliotecas que había en Elysium, tuvo la suerte de encontrar una serie de historias antiguas. Historias de que aquellos bosques ocultaban una infinidad de secretos. Historias que no habían sido escuchadas por nadie mas allá de la madre tierra y el propio bosque en sí. Voces que él bajo ningún concepto podría nunca aspirar a comprender del todo. Pero todo aquél que tuviera al menos un poco de experiencia en ese terreno del conocimiento, sabía que nadie vió mas que los árboles. Ni nadie sabía mejor como guardar un secreto.


El viento se despertaba cada vez más. El haber ignorado los pronósticos del clima, o siquiera el hecho de no haber consultado en los alrededores ahora parecía que le pasarían factura. Se había adentrado varios kilómetros dentro de aquél denso espacio virgen de vida natural, estaba completamente alejado de toda posible civilización. Al margen de todo lo que podía estar ocurriendo a su alrededor, la tormenta que se aproximaba con cada minuto que pasaba, el viento que azotaba los ancianos árboles con fiereza, y la promesa de la lluvia que vendría con la susodicha tormenta, él se sentía feliz. Era en esos momentos en los cuales él podía olvidar su pasado y enfrascarse en el futuro conocimiento, en un misterio por resolver. Elysium era un terreno desconocido plagado de maravillas. Y él estaba ansioso por descubrirlas y preservarlas.


No llegó demasiado lejos, evidentemente. La tormenta empeoró incluso hasta el punto en el cual se le hizo realmente evidente que tendría que encontrar un sitio donde refugiarse. Desplegar sus alas no era una opción viable. La idea apareció en su mente, llegando a considerar que su búsqueda podría verse comprometida por las condiciones climáticas, considerando la posibilidad de regresar otro día. Mas no prosperó, dado que sus alas no eran tan fuertes como en antaño. Y esa tormenta lo arrastraría hasta sitios de los cuales seguramente le costaría mucho trabajo regresar. Se tuvo que adentrar mas en el bosque, deseando encontrarse con algún tipo de refugio, de cualquier tipo. Una cueva, una casa abandonada. Necesitaba un lugar para evadir la tormenta.


- ¿Oh? Vaya...- Dijo mientras con una mano sostenía su sombrero y con la otra sostenía su quimono floral. El viento rugía y sacudía las hojas de los árboles con violencia. Enfrente del ángel caído apareció lo que seguramente debía de ser un templo. En su mente sólo apareció la idea de ingresar en el mismo. Fortaleció los músculos de sus piernas y se adentró en el mismo sin dudarlo. Abrió la puerta con cuidado y entró. Soltó una bocanada de aire y sonrió aliviado. Aprovechó su aparente soledad para quitarse el sombrero de paja, el cual dejó a un lado de la puerta, en conjunto con sus zapatos, los cuales se habían mojado y llenado de barro. - ¿ Hm?


Fue entonces que la tranquilidad del interior de aquél antiguo templo, le permitió darse cuenta que no se encontraba solo. Al acomodarse ligeramente, los sentidos de Yuri se percataron de que no estaba solo. Levantó la vista y lo que encontró le sorprendió. Era una joven y hermosa mujer. Estaba sola, o al menos eso parecía a primera vista. Yuri se sorprendió ligeramente. Ella no emitía una energía que él hubiera visto antes. A su lado, un amuleto. El ángel sonrió con calma e hizo una ligera reverencia, no quería parecer completamente descortés. Quizás ella era una suerte de sacerdotisa o algo por el estilo. O quizás ese podría llegar a ser su templo.


- Disculpe, la tormenta se puso bastante fea afuera. Espero no sea una molestia quedarme aquí en lo que se calma el clima. - Yuri dió dos pasos al frente y se quitó su quimono con toda calma. El mismo también se había visto afectado por el clima. - Mi nombre es Yuri. ¿Y usted es? ¿Es una sacerdotisa de este templo?


No sabía, aún, con quién estaba tratando. Pero ciertamente...ese amuleto no era algo común y corriente. Y esa mujer, no era un ser que él hubiera visto antes.

En el mundo siempre hay hombres que disfrutan de demostrarse impulsivos y arrogantes. Aquellos que hablan sin pensar, que actúan sin siquiera estudiar el ambiente o una situación específica que se desarrolla delante de sus ojos. El caso puntual de Yuri, era completamente diferente. No era de esos que hablaba sin procesar la información que tenía dispuesta ante sí. Y todo dato que ingresaba por sus oídos, era una suerte de ayuda para darle forma a una imagen mucho más compleja. Y esa era la que salía de sus labios. Por qué con cada palabra, y con cada momento extra que él pasaba allí, en ese templo alejado de todo, aprendía más y más.


Esa entidad, era algo que él nunca había visto. Lo mismo sucedía con el collar que ella tenía a su lado. Algo de toda esa situación, algo de todo lo que se estaba desenvolviendo allí se le hacía extraño. Pero precisamente porque era extraño, se le hizo incluso aún más intrigante. Guardó silencio, quedándose en su lugar. La hostilidad no lo afectó de ninguna forma, por el contrario, este emuló la misma de cierto modo, dotando su rostro de una expresión completamente nula.


Era sencillo darse cuenta de que las palabras de su interlocutora tenían más significados que el aparente. Era una pregunta profunda, y aunque no disponía realmente de muchas alternativas ni información relevante, ni de ella ni del collar, tenía que responder. Y mientras más rápido lo hiciera, mejor sería. O al menos esa era la sensación que lo invadía.


- Veo que no tendremos tiempo para las formalidades. – Dijo mientras soltaba un poco de aire que tenía dentro de los pulmones. Elevó su mirar hacia la, ahora, agresiva anfitriona, al momento que su rostro permanecía neutro, casi hasta dotado de seriedad. Lo mismo sucedió con su voz. – Decir que sólo busco refugio sería…pretencioso. Por qué la pregunta que le hago entonces mi señora… ¿Quién no busca realmente algo en esta existencia? – No comprendía realmente quién era. Pero su pregunta la estaba haciendo con un motivo puntual. Y si bien Yuri podía equivocarse, tenía que mostrarse cauto y responder de la mejor forma posible. – Si lo que usted precisa saber es qué busco puntualmente yo, es una respuesta sencilla, pero plagada de ramificaciones. – Yuri aclaró su garganta, dotando a las palabras de una pausa de unos segundos entre una oración y la otra. – Un propósito.


No había un ápice de mentira en lo que dijo. Yuri hurgaba la historia, se pasaba su existencia casi eterna en una búsqueda. En algo que había perdido hacía mucho tiempo ya. Por qué el color blanco de sus alas no era lo único que había perdido. Al perder su divinidad, por hacer lo correcto, se perdió. Y ahora comenzaba a sentir que toda aquella escena no era un azar más del destino. Quizás, tan sólo quizás, aquello era lo que tanto había buscado.


- Lo más básico y esencial en la existencia de cualquier ser.Y a la vez lo más complejo. – Alzó las manos hacia la altura del pecho y sonrió ligeramente. – Y si fuera capaz de encontrar dicho propósito, bueno…lo sabré al encontrar el mismo. – Dijo con toda la calma del mundo.