Ghost of Psychosis [ID]

Hay muchas razones por las cuales una criatura desafía la muerte y con un éxito parcial reclama su fragmento en este mundo terrenal. Algunos en el pasado fueron héroes, y muchos otros tantos unos pobres diablos que se salvaron por su virtud de la obstinación. Erdoğan, por su parte, ignora hasta el último detalle de su deceso, y cree firmemente que aún si algún evento actual le permitiera recordarlo, probablemente sus motivaciones de antaño no tendrían significado alguno. Siempre se ha destacado por ser una persona pragmática y realista, enfocado en resultados y no en ideas o conceptos, por lo que por mucho tiempo renegó de su condición parcialmente incorpórea. Hoy en día, sin embargo, ya es poco lo que ésto —y todo— le importa.

Él es el ejemplo de una pseudo vida adquirida por la terquedad de cuando tenía un cuerpo perecedero, pero con el tiempo su existencia se ha ido separando de todos los indicios de humanidad. Tranquilo en apariencia, los músculos de su semblante rara vez abandonan su desidia para así revelar las opiniones del fantasma. Él no sonríe, no se entristece, y tampoco llega a fruncir su ceño o nariz a causa de un disgusto o bajo un arrebato de ira, pero a pesar de todo, su mirada es increíblemente expresiva, protagonizada por un par de irises que parecieran ser capaces de fulminar tal y como un relámpago zigzagueante. Ésta es la expresión en la vida real de una mente bastante hiperactiva, pero rara vez amable.

"Individualista" es tal vez la palabra más acertada para describir a este hombre. Racional hasta la médula, vela por su propio ser y por nadie más. Su índole especial le condiciona a ser un tipo de criatura caracterizada por ser, hasta cierto punto, inofensiva, pero ocasionalmente se las arregla para ostentar un título de hostilidad, puesto que él no puede tocar a nadie más, pero sí puede injerir profundamente dentro de la mente y alterarla, llenarla de veneno, de dudas y resentimientos que se instauran en la parte más primitiva del cerebro, despertando así los miedos más irracionales que pululan dentro del débil y del fuerte con la pericia que sólo un fantasma podría ostentar. La realidad siniestra es, sin embargo, que este comportamiento no tiene un detonante o ritmo estipulado.

Tiene sentido pensar que Erdoğan en su estado natural es un espíritu pasivo, de esos que se burlan del paso del tiempo jugueteando dentro del esqueleto de los lugares donde la ruina ha pasado por encima del ciclo de creación y destrucción. Lo cierto es que dicha descripción sí es aplicable a él, puesto que de lo vivo a su ser se encuentra la brecha de la motivación. Es prácticamente imposible perturbarlo de una manera que despierte algún sentimiento oculto dentro de sí, sea ira, resentimiento, ansiedad o cualquier otra sensación desagradable, por lo que es extraño pensar que existe un motivo por el cual el hombre en ocasiones se encizañe en una criatura viva. La verdad es, sin embargo, increíblemente sencilla, y es que no existe un motivo detrás. El vacío se ha apoderado de la existencia de Erdoğan, pero si algo se conserva, es esa muestra de pecado que le hace creer que cualquier cosa pudo ser en vida, menos un héroe.

Abierto en apariencia pero rara vez honesto, adulador, indiscreto, osado, irracional en ocasiones, indiferente y antipático. Es cierto que nunca demuestra estima o empatía, pero a veces es posible ver en él el crecimiento de una cierta cantidad de adjetivos que de una manera sutil van creando un arquetipo. Desde el azar de sus arrebatos de crueldad hasta el cinismo y la postura esquizoide que pareciera mantenerse con obstinación a pesar de ser renegada constantemente por la tétrica vitalidad de su mirada, un análisis profundo revela una conducta psicopática. Erdoğan no ostenta un título que le vincule directamente con Tumultus simplemente porque carece de los medios y la motivación necesarias, pero es imposible negar que su afiliación se encuentra precisamente allí. Su indiferencia por la existencia se encuentra alojada en absolutamente todo, incluyendo el valor del orden, la moral y, en consecuencia, la vida misma.

Tal vez el hecho de que sea un fantasma resulte un alivio para unos cuantos lo suficientemente desafortunados como para cruzarse en su camino en un arrebato psicopático; él sólo se aprovecha de los que viven con la suerte de los desgraciados.

Spoiler:

"El memorial de un sujeto desgraciado carece de significado".

ゃ Es capaz de hacerse ver dentro de las imágenes en los espejos sin necesidad de materializarse.

ゃPuede cubrirse en ilusiones y hacerse ver como una criatura horripilante, sacada de las más oscuras pesadillas. Mas para que ésto tenga efecto en una víctima es necesario que ésta haya adquirido algún tipo de susceptibilidad —que sea naturalmente supersticiosa, o que se encuentre en un estado profundo de ansiedad, depresión o psicosis—.

ゃErdoğan cumple bastante bien el arquetipo de “La torre” en las cartas de tarot, tanto en su versión recta —en sus mejores días— como en su versión invertida —en sus peores—.

ゃSu condición le hace tender a ver el mundo de una manera muy negativa, y valora más las situaciones que favorezcan el caos. A su manera de ver, la virtud sólo se encuentra en los que sobreviven a los peores cataclismos de la tierra, tanto físicos como mentales... pero ésto al final no importa, pues para él es imposible desarrollar algún tipo de estima por nadie.

ゃSiente una enorme atracción por el color rojo, acercándose casi de manera inconsciente a objetos y personas que lleven este color.

ゃPrefiere no buscar el porqué de su transfiguración en fantasma, pero no puede negar que siempre se ha visto abrumado por una sensación de vacío dentro de sí.

ゃÉl no vive en ningún lado. Pasa sus días como un errante a lo largo de muchas tierras, asustando a sus habitantes de vez en cuando, aunque por lo general se siente más a gusto en lugares fríos y poco poblados.

ゃSiempre le ha causado un disgusto inmenso el alcohol, y no puede soportar siquiera su aroma. Ver a las personas ebrias, por su parte, le resulta desagradable y patético.

ゃSalvo el alcohol, no le molesta casi nada. Aunque defiende mucho sus principios y su manera de pensar, la verdad es que no le importa si otros no están de acuerdo con él o si siguen una vida que él nunca llevaría —pero realmente no soporta ver a una persona ebria—. Todo ésto se relaciona con la manera en que defiende el individualismo.

ゃCuriosamente, a pesar de que no recuerda sus orígenes, Erdoğan posee una memoria excelente que se enfoca mucho en lo visual. Es capaz de recordar imágenes con la precisión de una cámara fotográfica.

ゃNi siquiera en su estado materializado posee el sentido del tacto, por lo que no siente dolor, calor, cosquilleos, ni nada en general. Lo único que extraña, sin embargo, es el sentir de la lluvia.

ゃTiene un acento turco muy marcado, y con el pasar del tiempo resulta obstinado al aprendizaje de nuevas lenguas. Por ésto a veces la conjuración de sus frases habladas resulta un tanto torpe, y no es raro tampoco que a veces entremezcle palabras turcas.

ゃCasi nunca dice su nombre. Prefiere presentarse a los demás simplemente por su apellido.