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arareando una tonada de alabanza, se encontraba recostada este bello ángel sobre una acolchada y blanquecina nube. Una presencia fue lo que vio rondar bajo sus pies, allá, en el suelo. No lograba identificarla del todo, estaba tan lejos que se notaba borrosa, por lo que decidió acercarse para mirarla. Se levantó vistiendo el apenas manto que cubría su cuerpo como el ser celestial que era, esa tenues tela con algo de transparencia que enmarcaba su figura y resaltaba su sonrosada piel, y claro, sus cabellos sueltos, esas hebras doradas que le caían por la espalda completaban ese porte tan bello que tenía.

Desde luego, la curiosidad que tenía tan joven ángel no se comparaba del todo con la prudencia que le habían inculcado en sus primeros años de vida, por lo que, de pequeños y cortos pasos, dando leves saltos y ayudada de sus níveas alas, fue bajando de entre las alturas con la sola idea de conocer a alguien nuevo. ¿Sería un sapo? Quizás una mariposa... ¿Y si era algún animal grande? O podría ser que apareciese lo más inesperado de todo, un ser humano.

Días atrás había observado como hermanos suyos se quejaban de la lejanía que había entre los seres celestes y los mortales, así que estos decidieron acercarse sin pedir permiso ni misión alguna, siendo entonces receptores de un castigo, de ese ser a quien todos llaman Padre. Yathiel no quería ofender a su creador ni al resto de sus hermanos, por lo que, hubo de regresarse sobre sus pasos hasta encontrar a uno de sus superiores. Y entonces, con hábiles palabras más llenas de honestidad que de otra cosa, le confesó a otro ángel el interés que tenía por ir hacia allá abajo.


Como la joven que era, no le permitieron ir sola, así que alguien mayor tuvo que escoltarla. A ella le parecía bien, incluso podría tomar oportunidad para preguntar sobre lo que sea que se le ocurriese en el trayecto de su pequeña excursión. Le comentó a su acompañante sobre lo que había visto momentos antes, y este algo escéptico le dijo que quizás, lo más probable es que fuese un humano, elevando sus expectativas y sacándole una sonrisa. Ahora se encontraban paseando por las inmediaciones de un bosque, en cierta forma, camuflados y habiendo guardado sus alas. ¿Qué sorpresas se irá a encontrar nuestra pequeña?