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Actualmente Elysium atraviesa un maravilloso verano, predominando los días soleados, aunque también de vez en cuando es posible toparse con días donde las lluvias no paran de caer sobre la isla. Las temperaturas varían bastante, yendo de los 33° como máximo hasta los 18° como mínimo. Esta temporada es ideal para paseos en la playa, fiestas al aire libre, todo tipo de actividades recreativas en las que puedas disfrutar de un hermoso sol y cielo despejado en su mayoría.
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The soldier and the clown. [Priv.]
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por Eldarion Lun Jun 25, 2018 12:40 am
"Dime...¿Como es el nombre de aquél que te traicionó? ¿Quien es al que tu quieres ver muerto? Dilo querida, pues a fin de cuentas, es la fuente de todos los males que te afligen"
" Thanos Dimitrios. "
El títere 1 le había dado el nombre, finalmente, del títere 2. No pudo obtener demasiada información extra. Era un tema tabú para la, cada día, mas inestable mente de Cassia. Y si bien estaba dentro de sus capacidades el adentrarse en la mente ajena y obtenerlo todo...aquello era demasiado fácil. No le gustaba lo fácil. Nunca había sido el caso y quizás nunca sería de esa forma. Si la búsqueda del duendecillo se terminaba antes de comenzar, entonces no habría búsqueda. Él quería la caldera con monedas de oro. Y vaya que iba a encontrarla. Solo había que saber que roca mover de donde y cuando. Y las cosas aparecerían inevitablemente. Primero lo primero, tenía que armar el escenario. El teatro iba a recibir una multitud. Y los actores tenían que saber interpretar su papel.
En el primer acto, la introducción, un ángel caído de sexo femenino llega a las puertas de Alejandría medio muerta. Las calles de la fortaleza se encontraban desiertas para esas horas de la noche. La sangre de la mujer manchando el sucio pavimento. La misma no se queda sola por demasiado tiempo. Una figura misteriosa la encuentra. Cubre todo rastro de su llegada y la introduce en el bando de Tumultus como una mercenaria. A lo lejos, en el bando angelical, un hombre se siente de igual forma traicionado. Amantes trágicos separados por un fortuito evento del destino. La trama se vuelve atrapante. Cargada de misterios, locura, amor y traiciones.
Ahora iba siendo hora de que el segundo acto comenzara.
Si Cassia era un ángel caído, entonces el hombre que la había traicionado debía ser un ángel. Duh, claro que era un ángel. Aunque bien pudo ser un humano que se follaba un ángel. Podía ser cualquier cosa. Pero si se guiaba por los diálogos que había mantenido con la muchacha, entonces él debía de ser un ángel que mantenía el blanco en sus alas. Si el vínculo era tal...entonces había amor de por medio. Si había amor de por medio, entonces él quizás fuera tan fácil de corromper como lo había sido su amada. Loki no había tenido que hacer demasiado. Solo darle un pequeño empujoncito. Lo macabro había estado en el hecho de hacerse pasar por una de las voces en su cabeza, sí...quizás eso había sido la parte complicada. Pero bien pudo presentarse por su nombre real y haberla enloquecido con tres o cuatro oraciones.
El nórdico se dio entonces a la tarea de darle un rostro y una historia al nombre vacío con el que contaba. Su nombre no acarreaba significado alguno, menos para él que no estaba muy informado en los nombres de sus enemigos. No por estupidez, sino por falta de interés.
Uno tras otro se iban sucediendo los conejillos de india de su búsqueda. Para poder dar inicio con el segundo acto tenía que darle un rostro a deuteragonista. Sin él, la obra no sería un éxito colosal. Dos semanas, tres semanas. No fue hasta la cuarta semana que encontró, finalmente, una persona que había sobrevivido a un encuentro con el tal Thanos Dimitrios. Un pobre infeliz, un demonio, de poca monta su poderío pero de alto alcance el odio que le proferían mas de uno en los tres bandos. Y el señor Ángel había sido contratado como...¿ Mercenario ? El segundo acto perfilaba como algo mucho mejor que el primero. En él la trama se complica, se vuelve misteriosa e intrincada. Y la malicia de todas las partes involucradas cobra forma. De él, de ella, y del titiritero que estaba detrás de escena. Si era un mercenario, entonces aquello simplificaba todo. No le costó mas que una cerveza en una taberna el enterarse de todo lo que sabía aquél demonio. De como a él y a su grupo de imbéciles les había aparecido de la nada este hombre, este mercenario, equipado con un rifle de asalto y con una actitud mucho mas que fría y distante. Un témpano de hielo. Esa fue la forma de describirlo. Un témpano de hielo que era tremendamente mortal con su arma predilecta. Solo él había sobrevivido. Y no por voluntad del ángel, sino por el sacrificio de uno de los demonios que andaban con él.
"Un contrato. Un objetivo. Algo que acerque a nuestro protagonista masculino a su objetivo. Una manzana dorada...el fuego para los hombres. Un fuego que al final verá que está podrido. "
Supo como se veía. Supo donde encontrarlo. Pero mejor optó por otro camino. Otra forma de hacer que la trama fuera mas interesante. Lo acercaría a su objetivo, pero...tenía que averiguar un par de cosas antes. Si bien él podría jugar con ambos, quería hacerlo de una forma predilecta. De una forma esencial. Loki envió un muchacho a que lo encontrase. Le dijo al mismo que se dirigiera a la última ubicación conocida de él y que preguntara por un hombre de sus características. Hizo que el rumor se esparciera por las calles. Que llegar a sus oídos el hecho de que un hombre de negocios lo estaba buscando. Puesto que tenía un trabajo para él. Y un medio de pago que le interesaría de sobremanera, solo a él. Que el pago era información. Información que sólo podría ser algo para él. Aquello no haría mas que revelarle dos cosas.
La primera: Su historia se había esparcido por las calles de Alejandría.
La segunda: Que Cassía en efecto estaba en el bando de Tumultus.
Loki tomó la forma de un hombre robusto, cercano a la obesidad. Contrató, por no decir que les había lavado el cerebro, una decena de hombres para que estuvieran protegiendo el perímetro de un almacén abandonado. Su acto era creíble, al por demás. Pronto llegaría su protagonista. Pronto el segundo acto iba a empezar.
- Señor, ya ha llegado el mercenario. - La voz de uno de sus "subordinados" invadió su improvisada oficina momentánea. Este quedó a la espera de una respuesta de su jefe. El cual por unos instantes permaneció en silencio. Mirando a través de la ventana de aquella edificación.
- Muy bien, háganlo pasar.
Y así entra el co-protagonista. Pensó.
Tumultus
Eldarion
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Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 18/06/2018
por Invitado Lun Jun 25, 2018 3:34 pm
El dueño del gato y del ratón.
[ ··· ]
[ ··· ]
Su caminar cada día se iba volviendo más pesado a la par de firme. Su convicción más aferrada a su cabeza, como si algo por dentro le estuviera diciendo a gritos que estaba cerca de conseguir aquello que tanto deseaba hacía años atrás; encontrar a Cassia. Y si bien sabía que estaba allí en algún lado del mundo, escondiéndose de él o tal vez simplemente jugando con la mente del soldado anciano, no se daba por vencido incluso tras varias ocasiones de quedar al borde de la muerte a manos de aquella mujer a la cual alguna vez apreció como más que una simple compañera de trabajo, como una colega; como una amiga.
Días y noches enteras en vela, con tal de poder hallar aunque fuera una ínfima pista de su posible próximo paradero, pero no había nada. Lamentablemente no era una persecución en la cual Cassia se estuviera ocultando de Thanos por temor, si no porque le parecía divertido. Se dejaba encontrar solo si ella lo deseaba, con la única razón de torturar la mente de aquel que la buscaba, al cual había traicionado según él. Y este sin darse por vencido seguía cayendo redondo en su juego, como una tortuosa manipulación; como aprendiendo de aquel que la hizo caer en el abismo.
Se le estaban acabando las opciones, y no sabía a quién más interrogar u simplemente torturar para sacarle un poco de información. Todos decían lo mismo, que no sabían absolutamente nada. Y la frustración de Thanos era cada vez más evidente, comportándose de manera errática, impaciente, queriendo hallar de una vez y por todas nuevamente a aquella mujer. Aunque el resultado siempre fuera el mismo, sus intenciones no dejaban de ser las que tuvo desde un principio. Por más que la mujer pusiera en peligro su vida una y otra vez, este volvía cual drogadicto con su adicción. Siempre por más, incluso cuando es perfectamente consciente de que le está haciendo mierda.
Más parecía haber un golpe de suerte demasiado extraño. Le habían contratado como mercenario, ¿pero qué es lo que precisarían de él? Últimamente nadie había requerido sus servicios, más no era quién para juzgar el deseo de los demás; fue sin rechistar. Evidentemente, no se iría sin cuidado, de hecho siempre procuraba prever todas las posibilidades, todo lo que podría salir bien y mal antes de tirarse de cabeza a algo... al menos algo que no estuviera relacionado con Cassia. Llegó a aquel almacén abandonado, siendo detenido por una pequeña banda de lo que parecían ser mercenarios como él, una vez le informaron que podía entrar, eso hizo. Caminó un minuto al menos hasta llegar casi al fondo de aquel almacén, siendo recibido entonces por aquel hombre robusto, corpulento, parecía ser un empresario a juzgar por las vistas.
— ¿Qué quieres? — preguntó Thanos. Directo a la yugular, no le gustaba andarse con rodeos. Si había algo ahora mismo de lo que estaba corto, era paciencia. Hacía semanas, meses que no sabía nada de Cassia, y aquello obviamente mermaba en demasía todo el temple que podría haber poseído el veterano. Sentía algo en su nuca, algo que por dentro le gritaba que saliera de ahí cuanto antes, más su curiosidad quizás... fue lo que mató al gato.
Invitado
Invitado
por Eldarion Lun Jun 25, 2018 4:11 pm
La memoria del nórdico danzaba de un sitio al otro. Iba y venía entre el pasado y el presente como si se tratara del mas inocente de los columpios. Podía verlo todo. Podía recordar con precisión cada palabra, cada pequeño intercambio, cada gesto, todo estaba en su memoria. Marcado a fuego. No lo olvidaría por nada. Olvidaba muy poco de por sí, ¿Como podría olvidar aquellas cosas que le traían diversión a su existencia?
Dos personajes visibles, cumplimentando un rol completamente opuesto al del otro. Dos amantes trágicos, separados por algo tan trivial y estúpido como los delirios de una mujer envidiosa del éxito de aquél al que le profesa amor. La envidia, el resentimiento. La mentira y lo macabro. Todos factores que jugaban de parte de la mujer, del ratón que oficiaba como el gato en mas de una ocasión. Pero él...èl era el polo opuesto. Era el Sur si Cassia representaba el Norte. Decidido y correcto, siempre con su objetivo en mente hasta tal punto que poco se detenía a observar el estado en el cual estaba degenerando. Ese color grisáceo que todo lo cubre y carcome. Lejos quedaría el impoluto blanco.
Lejos quedará la redención. Mas aún si él tenía algo que hacer o decir al respecto.
Su personaje ahora era mucho mas sencillo. Un hombre de negocios, carente de nombre, carente de todo tipo de profundidad de carácter. No, no era necesario nada de eso. Después de todo, los artífices y dueños del bajo mundo no necesitaban un rostro. No era necesaria una historia en un sitio al cual a nadie le importa de donde vienes o quien eres. Se aprovechó del hecho de que no daría nunca un nombre. Se aprovechó del hecho de que, a sabiendas de su mas reciente invitado, la autoridad y el control del momento era suyo. Él sabía en donde estaba durmiendo Cassia. Él podría simplemente pedirle que asesine a dos idiotas y luego darle un papel con una dirección. Allí la encontraría con las bragas caídas y "BAM". Toda la historia a la mierda. Pero él era un amante del drama. Siempre lo había sido.
- ... - Permaneció en silencio en un principio. Ignoró por completo, o eso pareció que hizo, el altanero tono de su interlocutor. Estaba apurado. Si la información con la que contaba era correcta, hacía meses que no podía dar con su "protegida". Por dentro el dios del engaño sonrió con Malicia. Mas no hizo lo mismo en el exterior. Mantuvo la apariencia de aquél hombre por completo seria. Lúgubre incluso. A través de la venta se podían apreciar las calles de Alejandría. El suntuoso palacio en el centro de la misma. Fanfarrón. - Lo que todo el mundo quiere, poder, Sr. Dimitrios. - La grave y profunda voz prefabricada por Loki era una delicia. Era un hombre en sus sesentas, visiblemente afectado por su adicción al tabaco. Se giró en dirección al ángel y lo observó con mas calma. Se veía...cansado. Desarreglado si se quiere. Era seguramente uno de esos tipos que duerme poco. - Pero en épocas de dioses vagando por la tierra y jardines del Edén escondidos vaya uno a saber donde, el poderío económico pierde con cada día que pasa su valor. Si usted no se anda con rodeos, entonces yo tampoco, Señor Dimitrios, tome asiento o lo único que recibirá ahora será dinero. Y no lo que realmente quiere.
Su tono era serio, cargado de autoridad. No sabía hasta que punto podría empujar a su interlocutor. Pero lo cierto era que, la simple curiosidad de si él poseía o no información de su mujer, haría que se aguantara mas de lo normal. La promesa de información de ella, era quizás la mayor debilidad de aquél que permanece desnudo e ignorante en la oscuridad. Y los seres blancos, son perfectamente propensos a mancharse con el negro que los rodea. Y ese hombre, apestaba a estar próximo al abismo. Al abismo en el cual él mismo dios Nórdico había sumido a Cassia. El robusto hombre tomó asiento en aquél improvisado escritorio y aclaró su garganta. Para luego sacar de su refinado saco de vestir una cajetilla de cigarrillos. Tomó uno y encendió el mismo.
- Y lo que usted quiere, Señor Dimitrios, es información sobre cierta mujer. - Hizo una pausa al momento que encendía la mecha, la cual al momento de acercar al cigarrillo, lo encendió como seguramente lo haría la curiosidad ajena. - Cassia Mavros.
Aquello último fue lo que marcó el comienzo del nuevo silencio reinante. Los ojos de aquél hombre se posaron en los ajenos. A la espera de una respuesta. Si él no jugaba, entonces Loki lo mantendría alejado. Lejos de todo tipo de información que pudiera ser pertinente. Lejos de Cassia. Incluso la ocultaría con mayor maestría de ser necesario.
Dos personajes visibles, cumplimentando un rol completamente opuesto al del otro. Dos amantes trágicos, separados por algo tan trivial y estúpido como los delirios de una mujer envidiosa del éxito de aquél al que le profesa amor. La envidia, el resentimiento. La mentira y lo macabro. Todos factores que jugaban de parte de la mujer, del ratón que oficiaba como el gato en mas de una ocasión. Pero él...èl era el polo opuesto. Era el Sur si Cassia representaba el Norte. Decidido y correcto, siempre con su objetivo en mente hasta tal punto que poco se detenía a observar el estado en el cual estaba degenerando. Ese color grisáceo que todo lo cubre y carcome. Lejos quedaría el impoluto blanco.
Lejos quedará la redención. Mas aún si él tenía algo que hacer o decir al respecto.
Su personaje ahora era mucho mas sencillo. Un hombre de negocios, carente de nombre, carente de todo tipo de profundidad de carácter. No, no era necesario nada de eso. Después de todo, los artífices y dueños del bajo mundo no necesitaban un rostro. No era necesaria una historia en un sitio al cual a nadie le importa de donde vienes o quien eres. Se aprovechó del hecho de que no daría nunca un nombre. Se aprovechó del hecho de que, a sabiendas de su mas reciente invitado, la autoridad y el control del momento era suyo. Él sabía en donde estaba durmiendo Cassia. Él podría simplemente pedirle que asesine a dos idiotas y luego darle un papel con una dirección. Allí la encontraría con las bragas caídas y "BAM". Toda la historia a la mierda. Pero él era un amante del drama. Siempre lo había sido.
- ... - Permaneció en silencio en un principio. Ignoró por completo, o eso pareció que hizo, el altanero tono de su interlocutor. Estaba apurado. Si la información con la que contaba era correcta, hacía meses que no podía dar con su "protegida". Por dentro el dios del engaño sonrió con Malicia. Mas no hizo lo mismo en el exterior. Mantuvo la apariencia de aquél hombre por completo seria. Lúgubre incluso. A través de la venta se podían apreciar las calles de Alejandría. El suntuoso palacio en el centro de la misma. Fanfarrón. - Lo que todo el mundo quiere, poder, Sr. Dimitrios. - La grave y profunda voz prefabricada por Loki era una delicia. Era un hombre en sus sesentas, visiblemente afectado por su adicción al tabaco. Se giró en dirección al ángel y lo observó con mas calma. Se veía...cansado. Desarreglado si se quiere. Era seguramente uno de esos tipos que duerme poco. - Pero en épocas de dioses vagando por la tierra y jardines del Edén escondidos vaya uno a saber donde, el poderío económico pierde con cada día que pasa su valor. Si usted no se anda con rodeos, entonces yo tampoco, Señor Dimitrios, tome asiento o lo único que recibirá ahora será dinero. Y no lo que realmente quiere.
Su tono era serio, cargado de autoridad. No sabía hasta que punto podría empujar a su interlocutor. Pero lo cierto era que, la simple curiosidad de si él poseía o no información de su mujer, haría que se aguantara mas de lo normal. La promesa de información de ella, era quizás la mayor debilidad de aquél que permanece desnudo e ignorante en la oscuridad. Y los seres blancos, son perfectamente propensos a mancharse con el negro que los rodea. Y ese hombre, apestaba a estar próximo al abismo. Al abismo en el cual él mismo dios Nórdico había sumido a Cassia. El robusto hombre tomó asiento en aquél improvisado escritorio y aclaró su garganta. Para luego sacar de su refinado saco de vestir una cajetilla de cigarrillos. Tomó uno y encendió el mismo.
- Y lo que usted quiere, Señor Dimitrios, es información sobre cierta mujer. - Hizo una pausa al momento que encendía la mecha, la cual al momento de acercar al cigarrillo, lo encendió como seguramente lo haría la curiosidad ajena. - Cassia Mavros.
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