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So embrace the darkness and I will help you see That you can be limitless and fearless if you follow me. We are the lions in a world of lambs
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Actualmente Elysium atraviesa un maravilloso verano, predominando los días soleados, aunque también de vez en cuando es posible toparse con días donde las lluvias no paran de caer sobre la isla. Las temperaturas varían bastante, yendo de los 33° como máximo hasta los 18° como mínimo. Esta temporada es ideal para paseos en la playa, fiestas al aire libre, todo tipo de actividades recreativas en las que puedas disfrutar de un hermoso sol y cielo despejado en su mayoría.
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War, Sex And Lies. [Priv. Morrigan - FB ]

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por Eldarion Mar Ago 07, 2018 10:27 pm
-          Mi Lord, ya hemos enviado el mensaje que nos solicitó. La diosa Morrigan será avisada a la brevedad. Pero, si me permite, quisiera consultarle… ¿Por qué?


-          ¿Por qué, preguntas? Es una pregunta que debería de responderse sola. De hecho, me parece hasta redundante e innecesario responderte, Ivar. No llevo más de dos meses libre, tuve que entrar en contacto con el mundo nuevamente. No es que fuera una tarea ardua, resulta que el mundo es mucho más propicio para alguien como yo en estos tiempos. Los Vikingos siempre fueron horrendamente honestos, burdos y estúpidos. Que el honor esto, que el Valhala aquello. Pero hoy en día, debo reconocer, me siento como un pez en el agua, Ivar. ¿Qué tiene que ver eso con Morrigan? Es meramente natural querer conocer a los demás representantes de nuestra humilde facción. Además…me intriga por demás todo lo que ella representa.

___________________________________________________________________


Dos días después, se presentó ante el Nórdico el emisario que fue despachado con la única tarea de encontrar a la diosa Celta. El pobre ingenuo parecía todavía embobado por lo que seguramente había experimentado al encontrarse frente a frente con una deidad como esa. Amor, sexualidad, conflicto de todo tipo. De entre todos sus compañeros, Morrigan seguramente era la que mas le interesaba. Ares y Seth eran idiotas a su parecer. Brutos centrados en una trama lineal y tele novelesca de venganza absoluta. Destrucción sin mediaciones ni dudas. Aburridos, ante sus ojos con una clara inclinación para con lo complejo y sumamente dramático. Shiva era una molestia. Argumentalmente la deidad que encasillaba de forma casi perfecta la destrucción y la calma que viene después de que todo desaparece. El único ser que no podía engañar. Naturalmente no le tendría ningún tipo de afecto o cariño. Lo encontraba molesto, asqueroso, pero útil en muchos sentidos.


Pero su invitada de esa fecha, representaba una interpretación mucho más compleja de la guerra, mucho más atrayente a sus ojos, y no hacía falta aclarar…que veía mucho más potencial en su propia alianza con una deidad como ella. Por qué ella no representaba tan solo el conflicto Bélico, como su contraparte Griega, sino que también representaba la lujuria y la sexualidad. Así como también el conflicto mismo. Y curiosamente, también representaba al amor. Era una amalgama atrayente, casi que uno podría decir perfecta. Un balance que se contradecía constantemente con su postura en la guerra que se desataba en el mundo. El interés del dios del engaño radicaba esencialmente en que los aspectos de la vida que su agasajada representaba, estaban todos manchados por la mentira. El amor invita a los celos, invita a los instintos más posesivos de los hombres. Y es esa misma posesividad la que lleva a los amantes a mentir, a engañarse por idioteces. La guerra es una arte de quién miente mejor, quien tiene la polla más grande, quien se cree la estrategia falsa del enemigo primero. El sexo en una sociedad como la de esos tiempos, se ve enmarcado por un halo de misterio, cuyo núcleo radica en la privacidad, y no en un foro de debate público. Todo lo que ella representaba, él también lo hacía. No de forma directa, por supuesto. O mejor dicho, la mentira hacía eternamente más complejos los aspectos a los que Morrigan daba vida y forma.


Loki se encontraba en el medio de un enorme salón. Uno de su propio designio personal. Si bien no compartía el gusto de Ares por la grandeza de los edificios y lo suntuoso de los mismos, debía de reconocer que armarse de tanto en tanto una guarida se le antojaba entretenido. No lo hacía por el lujo, ni mucho menos para demostrar que tenía la polla grande. El hecho de ser un cambiaformas excelente le quitaba mucho mérito a dicho dato intrascendente. En los dos meses que llevaba libre, Loki había hecho lo que sabía hacer mejor. Comenzó a tejer. No había hablado mucho de los planes que el olímpico tenía para él. No es que fueran relevantes, pero sí había una cosa que él ciertamente no sabía hacer ; Una cosa en la cual era jodidamente bueno. Su tejido predilecto era una red interminable de espías. En dos meses, su progreso llegó a sorprenderlo. Aquellos tiempos ciertamente eran mucho mas propicios para sus artimañas.
Observó como los preparativos fueron finalizados en tiempo y forma. Cuando se encontró observado por todos sus hombres, como esperando que soltara alguna orden mas, Loki no hizo mas que un simple ademán con las manos. No demoró en despacharlos a todos. El encuentro entre dos dioses, no lo puede presenciar cualquiera. Observó de reojo y sus ojos se sintieron satisfechos.

Era un castillo abandonado, una de esas fortalezas que durante tanto tiempo en los tiempos medievales habían representado poder y estatus, y que hoy en dìa no eran mas que reliquias propias de un museo. Se prestaban tanto para excursiones que los turistas ignoraban el sin fin de actos que dentro de esas paredes se debieron de llevar a cabo. Actos que les erizarían la piel y plagarían sus sueños con pesadillas. El Nórdico lo compró con una empresa fantasma. Estaba encantado con el sistema capitalista. Tan manipulador como una pareja insegura de si misma. Obtener dinero era algo hasta estúpido para él. Comprendió con rapidez que conseguir las cosas de esa forma dotaba a uno de una indefinida cantidad de "personajes" para interpretar en una igual de indefinida cantidad de situaciones. Aquella noche la decoración fue..."Decoración Vikinga". Morrigan debería de llegar en cualquier momento, por lo que él tomó asiento en una mesa para dos, observando de mientras el sin fin de pieles con las que había decorado aquél suntuoso salón.

- Muerte...- Sacó un pequeño instrumento musical de la nada misma y se puso a tocar un par de notas al azar. - Y mentiras.
Tumultus

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por Odile Mor~Ríoghain Vie Ago 10, 2018 4:10 am
— ¿Quién es tu señor? — preguntó.

— Loki.


Un mensajero había llegado a ella dos días antes a su morada, con un inusual y por demás, inesperado mensaje de una fuente aún más inesperada. La encontró entre luces ámbar mortecinas y un olor a vino dulce en el aire, con su larguísimo cabello negro siendo peinado por sirvientes con los que se había hecho sin saber cómo, sin quererlos; al final del día sólo terminaba por dejarse hacer , y cuando ella lo deseaba se dejaban hacer, quizá por eso estaban allí. Atraídos por su presencia como solía ser, en la inherente naturaleza del ser humano que encuentra cierto dulzor en el peligro y su recompensa posterior, si es que sobrevivían o eran dignos por supuesto. También quizá a eso se debió la dificultad del mensajero para resolverse a volver rápidamente, aquello era lóbrego, si, pero también tremendamente dulce y prometedor. Y es que a pesar de lo que ella representaba, todo giraba alrededor de ella con una paz imposible de creer.

Desde entonces había estado haciéndose preguntas, una tras otra. La invitación había sido inesperada no porque pensara que no sucedería, sino porque desconocía cuándo, en la naturaleza del dios nórdico estaba escrito que pasaría y si algo sabía Morrigan, es que la naturaleza no traicionaba.  Lo que realmente desconocía era el transfondo, muy en el fondo, la diosa sabía que aquello que ata a los de su clase — por irónico que fuese—, es el individualismo, ella no era la excepción. Por eso la preguntas no sobraban, ella no era omnipotente y lo segundo que mejor sabía era que la guerra exigía preguntas, sin importar cuál sea el campo o las armas, entre caricias o espadas.

Al final accedió, tenía más de un motivo para hacerlo. Si quería que el delicado equilibrio que existía entre el caos del que pendían y del cual todos eran estandarte, debía asistir o la diplomacia terminaría por irse al demonio más tarde que temprano… algo que sin duda la tenía sin cuidado, había algo más.

El dios del engaño era un misterio para ella. Y quizá siempre lo sería, como para el resto del mundo, difícilmente creerían en él incluso si dijera la verdad hasta que esta surgiera por sí misma, quizá hacerlo sería un error y todo se tornaba en una precaria paradoja sin fin ¿y si decía la verdad? Era realmente por eso que era realmente peligroso… Y lo encontraba profundamente atractivo por ello y más, en el sentido más frívolo; él desprendía aquello que la hacía fuerte, una de las tantas cosas, al igual que el resto de ellos. Había bastado apenas un mezquino encuentro y lo había sentido, se había llenado en ello.

Pero quería saber, o al menos tener la posibilidad de sospechar, de intuir, lo que Loki quería, más allá de la delicada urdimbre que mantiene a todos ellos unidos en esa no alianza, compañía. Por eso terminó allí.

Carraspeó anunciándose, interrumpiendo sutilmente la interpretación musical del dios, el sonido de su voz reverberó de entre los retazos de sombras que las luces proyectaban en ese salón del castillo; pero no fue si no de una gran sombra donde la presencia era más fuerte. Su figura al emerger de allí pareció como arrancada de esa negrura, salvo por los pedazos blancos que se alcanzaban a ver de su piel y las escasas  placas metálicas que lo cubrían.

Su presencia se deslizó junto a él, caminando parsimoniosa solo acompañada por el sonido de sus tacones y el arrastrar del vestido, junto a una estela con olor a maderas y petricor.

Lamento no haberme anunciado como es debido... — dijo con voz tersa y sin lamentarlo realmente, nunca se había caracterizado por anunciarse antes de aparecer ¿que esperaba? ¿Que tocara la puerta?

Aun así sé quedó de pie en medio del salón junto a la mesa, su efigie era una torre de ébano y mármol que veía con curiosidad a su alrededor. Le gustaba aquel lugar, lo consideraba más apropiado para ella que los nuevos edificios de las ciudades, tan fríos y sin esencia en muchos casos, solo reflejo de la misma ambición que había acorralado a la humanidad contra su fin.

Entonces notó la decoración. Vikingos. Escandinavia por mucho tiempo le había dado mucha fuerza, en cierta manera se sentía agradecida con ellos, nunca había visto a guerreros más vibrantes de cara a la muerte, siempre había sido un placer enardecerlos a morir en la guerra. Aunque sentía que faltaba algo allí.

Ciertamente, esperaba otra clase de recibimiento después de la invitación — dijo y al fin girándose depositó sus ojos amatista sobre él, con algo parecido a una sonrisa colgando de su comisura. Sí, Morrigan tenía algo parecido al sentido del humor. Aunque algo ácido en ocasiones. Pero era cierto, el ambiente lóbrego en el que había arribado, era muy diferente al cálido y festivo que había conocido de los escandinavos en sus celebraciones. Entre comida y cerveza, más de una vez se había sentado en una carreta maldita a verlos festejar después de honrar a sus muertos. Aunque claro, aquello bien podría no ser una celebración.

Pero dudaba que Loki deseara enfrentarla, era demasiado astuto como para cometer semejante estupidez y las palabras no servían con alguien de armas. Estaba deseosa de saber que es lo que el dios tenía  para ella.
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Odile Mor~Ríoghain
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por Eldarion Vie Ago 10, 2018 5:36 pm
La calma antes de la tormenta. En aquellos escasos momentos de soledad, Loki sintió en su interior como una suerte de ansiedad se abultaba en el interior de su pecho. El silencio, solo ofuscado de forma momentánea y esporádica por su rudimentario instrumento. Una melodía típica de su tiempo, la cual era representaba [Por supuesto.] con otros instrumentos. Una humilde adaptación que podía ser mejorada en una infinidad de sentidos. Cumplía su función primaria, más esencial y necesaria. Complacía sus sentidos. El tacto de regodeaba ante la danza de sus dedos, cuya piel podía llegar a presentar alguna ligera irritación ante lo áspero de las cuerdas. Su vista se veía ofuscada por la oscuridad que sus párpados le facilitaban. Y en esa oscuridad había siempre comodidad. Disfrute de una añoranza casi eterna por la soledad. Sus oídos eran quizás los que más disfrutaban, dado que las casi interminables notas llenaban su mente de recuerdos. No todos buenos, claro está, pero una época que nunca dejaría atrás.


No escapó de sus sentidos la presencia que se apareció, finalmente, en el salón perfectamente diseñado por él mismo. Luego fue el aroma, y luego sus pasos, dado que ahora su instrumento se había visto silenciado. Loki abrió los ojos con total calma, mientras dejaba a un lado aquella guitarra de pequeñas dimensiones. Abrió tan solo un ojo para observar de forma parcial a la figura recién llegada. Era tal y como se la imaginaba. Había investigado un poco la mitología de los hombres, al menos la porción que se cernía por sobre las figuras de sus deidades más “allegadas”. Si bien la figura con la cual la retrataron los mortales en antaño era muy lejana a la realidad que ahora tenía en frente. Lo cual se le hizo extraño. Generalmente las imágenes que tenían los hombres de ellos, mas aún sus contemporáneos, eran agraciadas y distantes de lo que la realidad tenía para ofrecer. Ares en los interminables escritos griegos se veía reflejado como una deida gigantesca montando un caballo de muerte y una senda espada de fuego. El arte Nórdico era horrendo, por lo que hasta el propio Loki había sido diseñado de forma mucho más que errónea. O tenía cara de madera.


Pero Morrigan no era de esa forma. Su situación era distinta. Su voz, la cual según había podido leer, escuchada por un sinfín de soldados Celtas en la intensidad del combate, o por sacerdotisas drogadas por las circunstancias, se asemejaba mucho. Un tono cargado de sensualidad, un humor seco pero certero. Una ironía que no lastima, pero que deja entrever el potencial que acarrea en su interior. Un caminar cuidado, no demasiado llamativo, pero que denotaba los mismos tintes que su voz y sus formas. Loki no paraba de absorber información. Porque para él, hasta el más mínimo detalle era de suma importancia. Y cada detalle era información invaluable. Escuchó las palabras ajenas y sonrió por completo, estirando la media comisura que había permanecido inmóvil hasta ese momento. El comentario se le asemejó a una broma, un comentario descargado de pesadez o significado, pero que el dios del engaño optó por tomarse un poco a pecho. Aunque en el buen sentido de la palabra.


No tomó la palabra. Hizo, sin embargo, algo que tenía un significado mucho mayor. Al no decir nada, la ajena se centraría esencialmente en los movimientos de su cuerpo. Loki alzó la mano derecha lentamente y unió el dedo pulgar e índice. Con un solo chasquido de sus dedos la habitación en la que ambos se encontraba se llenó completamente de vida. Donde antes había un ámbito frío y distante, un salón suntuoso y decorado a la perfección, ahora había un sinfín de mesas llenas de festines y guerreros con vasos de cerveza en las manos. Los cánticos que honraban a los caídos y celebraban a los dioses que los habrían de estar recibiendo en el Valhala. El Nórdico paseó su mirar a través de la escena. Era una ilusión, especialmente certera dado que todos y cada uno de los detalles de la misma provenían de su memoria. La vestimenta de los guerreros, las prostitutas y Valkyrias que andaban de aquí para allá. El trono de la habitación, de aires de la Europa más central, ahora era una modesta silla de gran tamaño [Llena de pieles por supuesto] con un guerrero de enorme cuerpo y barba. Tatuajes adornaban su piel en conjunto con otro sinfín de cicatrices producto de interminables batallas. El Earl del clan. Loki bajó la mano que antes había alzado y encontró el mirar de su ahora acompañante. La sonrisa aún fija en sus labios.


- ¿Esto es más acorde a sus expectativas, bella dama? – Consultó en un tono idéntico al empleado por ella. Loki tarareó por lo bajo la melodía que empleaban los músicos, mientras se llevaba un cigarrillo a los labios, encendiéndolo a los pocos instantes de tenerlo en su sitio. Paseó su mirar por el ahora vívido salón una vez mas, antes de devolver su mirar al ajeno. El dios del engaño se puso de pie con total calma y alzó la mano derecha, en un simple ofrecimiento. Un saludo, grato y cordial. – Encantado de conocerte al fín, Morrigan. Debo admitir que luego de conocer a Ares, Seth y Shiva, es un placer conocer a alguien por la cual puedo sentir afinidad. Algo que, dada mi obvia naturaleza, no es nada sencillo de lograr.


Loki otorgó en una espera mas que razonable, el espacio para que la ajena pudiera responder a su simple presentación. Volvió a tomar asiento y soltó un suspiro. Volvió a llevar el cigarrillo a sus labios y le dio una honda calada. Si bien era un vicio por completo intrascendente para alguien de su estatus, debía de reconocer que era sencillo volverse adicto a aquella sustancia. Los humanos, como siempre lo habían hecho, tenían una imaginación maravillosa para inventar métodos para matarse de forma pasiva. Chasqueó los dedos nuevamente y la ilusión se modificó. Ahora era una cena, tranquila y mas serena. El vertiginoso olor a sexo y alcohol, se vio reemplazado por el olor a carne asada. El nórdico volvió entonces a retomar la palabra.


- Has de preguntarte por qué solicité tu presencia. O qué pretendo obtener con el simple hecho de conocerte en persona. – Su voz sonó tranquila, sin muchos tonos reconocibles. Neutro, y sereno. Loki dotó su rostro de una seriedad puramente transitoria al momento que retomaba la palabra. – Mas allá del impulso natural de la curiosidad, mi principal motivo es que considero que tú, eres por mucho, la deidad con la cual puedo tener mejor relación. Sé que ha de ser realmente complicado creer algo de lo que sale de mis labios. Discernir entre lo que es verdad o mentira, conmigo es especialmente complicado, estoy plenamente consciente de ello. Pero, al estar solo y enseñándote mi verdadera apariencia, considero que estas pequeñeces puedan representar mi deseo de tener un diálogo ameno. Ni más, ni menos. Siento curiosidad por una interminable listas de cosas. Cuando fui liberado, y al enterarme de que Ares no estaba solo en su cruzada por encontrar ese paraíso perdido, el número 1 en mí lista fue rápidamente ocupado por aquellos que compartieran estatus con el griego bruto. – Loki hizo una corta pausa, para luego finalizar. – Y no se precisamente por qué, pero creo que el interés que siento, es absolutamente mutuo.
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por Odile Mor~Ríoghain Lun Ago 27, 2018 4:50 am
Por un eterno instante — tan relativo como solía ser para los dioses — se había quedado acunada en el silencio de la sala, apenas perturbado por el crepitar de las llamas que iluminaban de forma mezquina la estancia. Durante ese breve momento,  parecía inconcebible creer a esa criatura como el estandarte de perdiciones; tan llena de quietud, sólo en silencio, permitiendo que su anfitrión la observara tanto como lo deseara, siendo consciente de ello: era parte de su propósito dentro de su naturaleza.

Se encargó que la taciturna expresión de sus ojos le comunicara al otro que era consciente de que estaba siendo observada. En la batalla, siempre había considerado que ponerse en la línea de fuego era más útil que detrás de un escudo, hacía posible manipular los deseos del otro, al tiempo que controlaba que tanta información quería que poseyeran. Sí, la guerra, como un arte, a través de la vista adecuada, estaba en todas partes, Morrigan lo sabía mejor que nadie. Porque a diferencia de lo que podría estar pasando detrás de la mirada de Loki, los pensamientos de la diosa parecían diametralmente opuestos y afines al mismo tiempo, por que en algo estaban de acuerdo todos ellos que cazaban el último bastión.

Estaban allí bajo su propio interés.

No se inmutó cuando el entorno cambió, apenas un parpadeo porque así lo necesitaba, pero sus orbes violetas seguían fijos en los de su interlocutor. Sin deseos de ver la obra que él había creado leyó el cuarto a través de su oído sin interés, reconoció los sonidos del banquete, el de la carne siendo cortada, los tarros de latón chocando y el inherente sonido húmedo y desagradable del sexo ebrio y descarado que encontraba más bruto que propio. Tan carente de aquello que estaba bajo su gobierno, ese deseo en la carne que hace temblar.

Morrigan parecía más interesada en el dios que todo aquello que salía de su poder, tratándose de él, lo que vieran sus ojos, lo que escuchara de su boca, deberá ser más escéptica de lo que generalmente los seres de armas eran y más sabia con respecto a lo que sus instintos le decían en su naturaleza sensorial.

Permaneció callada a pesar de los diálogos del dios, bajó su mirada en silencio a su mano tendida, al fin logrando arrancar una expresión de ella, enarcando una ceja mientras se dejaba bañar en su perorata, confinando después el lugar a un silencio incómodo, negándose a alzar su voz y responder, a pesar de lo aparentemente conversadora que había llegado a parecer al llegar. Presionando con su silencio a continuar, pero su semblante se había endurecido ligeramente y a más hablaba su anfitrión, la expresión de sus ojos se antojaba deliciosamente más oscura, hasta que al fin evocó una sutil curva en sus labios cuando el otro al fin se hubo callado.

Qué complaciente...— dijo refiriéndose a los abruptos cambios en el entorno, un sutil resoplido que emulaba una risa perezosa se escuchó, con él pareció apagar todas las luces de la estancia como si les hubiera soplado simultáneamente. Y aquello no era una ilusión, por supuesto.

Ignoró el olor a carne en el aire, era más delicioso el humo que salía del cigarrillo que fumaba el otro o el del fuego muerto.

Caminó hacia la única silla disponible tomando asiento, holgándose la capa de plumas, que reveló la pálida desnudez de sus hombros mientras sus piernas se cruzaban bajo la falda del vestido; un instante después con un giro de sus manos, ya ondeaba un cigarro prendido entre sus dedos.

No… esto — dijo apurando una calada, con el eco de su voz aún muriendo en los rincones — es más adecuado para mí — dijo sonriendo entre volutas de humo, que se recortaban contra las mortecinas líneas de luz, las cuales apenas iluminaban su espectral silueta — ¿Similares? ¿Solicitar mi presencia? — empezó por decir mientras se relajaba en su asiento, al fin sintiéndose cómoda en ese lugar después de haberlo confinado a las sombras, y en las que paradójicamente, veía mejor — tengo curiosidad de saber en qué nos parecemos ya que me has invitado para conocerme — dijo ante la contradicción que encontraba en eso, además de improbable.

Entre dioses existía a veces una delgada línea que podía llegar a crear temor o reverencia entre ellos, pero para Morrigan tal línea no existía, incluso con los dioses que el otro acababa de mencionar. ¿Temeraria? ¿Impertérrita? ¿Arrogante o suicida? Quizá, podían llamarla como mejor les gustara, sólo ella conocía en qué se apoyaba y que parecía inquebrantable.

Creerte no es complicado — dijo usando las palabras de él — es casi imposible, sin importar tu acto se mostrar el que dices que es tu verdadero rostro, desconozco todos los demás — dijo iluminando su rostro por un momento por las brasas encendidas de su cigarro al calarlo — aunque...— reparó — hay algo de verdad en lo que dices, la curiosidad es mutua, pero yo ya tuve la respuesta que esperaba, más pronto de lo que esperaba. Si es a lo que te refieres.

No le sorprendía que la razón de esa reunión fuese para saciar su curiosidad, y si esa era su explicación ella ya no tenía interés en saber nada más, de cualquier forma nada podría asegurarle si decía la verdad o no. Sin mencionar que mucha de la expectativa que admitió, se había hecho con antelación, se vio disuelta apenas llegó; tal parecía que la gracia que había imaginado en él gracias a los textos, se habían empolvado con su encierro. ¿Debía ser más flexible quizá?

Pero esto será tan ameno y duradero en tanto no intentes engañarme Loki — dijo siendo directa, estaba extendiendo las cartas frente a él de cara arriba — no te pido que me digas todo, solo no me mientas y has de saber de sobra que no es lo mismo — finalizó esbozando una sonrisa de lado, no quedaba que ostentaba la diplomacia de una dama al hablar. Exhaló otra bocanada de humo y se acomodó de nuevo — pero dime… ¿qué es lo que buscas saber realmente? — inquirió musitando con gesto más neutro sosteniendo el cigarro en los labios.
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Odile Mor~Ríoghain
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por Eldarion Jue Ago 30, 2018 10:53 am
¿Qué es lo que buscas saber realmente?


Esas fueron las últimas palabras que salieron de los labios de su invitada. Una pregunta tan directa y simple, como compleja y tan universal que a más de uno le daría un serio dolor de cabeza. El cambio de carácter de su interlocutora tampoco fue una sorpresa, no era en absoluto inesperado. Si quizás, algo diferente a lo que su imaginación había dibujado, pero no por aquello menos entretenido. Ambos tenían sus propias ideas formadas, sus expectativas, y quizás en esas pequeñas interacciones los dos habían tomado caminos separados. Lejanos. Ajenos por completo a cualquier especulación, más adentrados en el terreno de lo real y consecuente. Y en el centro de todo se encontraba esa condenada pregunta, universal como pocas y tan entretenida de responder como aquellas que se ciernen sobre el interrogante del sentido de la existencia misma.


Cinco deidades, contenían el grupo que aspiraba a encontrar Elysium. Los motivos de los mismos variaban tanto que hasta era hilarante que se pudieran llamar “aliados” desde un principio. Quizás los dos que coincidían en una mayor cantidad de puntos, eran los que primero habían decidido destrozar el balance y desatar aquél conflicto al asesinar a Osiris. El encierro de Zeus había desencadenado también un bucle de conflictos internos que habían incluso dividido a las deidades “buenas y correctas” de cada Partenón. ¿Que era correcto? ¿Quién tenía razón? ¿Cómo evitar la marcha del Dios de la guerra Griego? Figuras relegadas en el pasado ahora se alzaban como las predominantes y hasta antiguos terrores enterrados, como lo era él mismo, resurgían para dar su humilde aporte a la causa y a la guerra. La mente de Loki iba de un sitio a otro, dentro de sí misma, ensimismada ante tal pregunta. El movimiento de ida y venida se asimilaba a como su propio cigarrillo danzaba de un dedo a otro, con presteza y de tanto en tanto llegando a sus labios para que el humo que producía llegar a sus inmortales pulmones.


No podía negar el hecho de que al imaginarse a la diosa Celta, su imagen mental era completamente diferente a la que ahora estaba enfrente de él. Pero, esencialmente, no podía evitar tampoco tener algo fijo en la cabeza. Le cayó bien. Si ponía la impresión inicial que le estaba dando Morrigan y la comparaba con aquella que tuvo con Ares, el hecho de que la diosa le acababa de caer bien, tenía tanto sentido como podría ser posible. A diferencia de su contraparte Griega, Morrigan probó que al menos una porción de sus expectativas e ideas iniciales no eran erradas. Era eternamente más compleja que su contraparte. Y la sobriedad en todas y cada una de sus respuestas, era una prueba contundente de esto. Loki recibió el nuevo silencio como mucho más agradable que su escena, la cual había pasado tan desapercibida que se le antojó hasta hilarante. Debía de encarar la reunión de otra forma, pero primero optaría por algo más.


- ¿Qué es lo que busco saber? – Respondió, repitiendo aparentemente para sí mismo la pregunta realizada por la diosa Celta. Loki llevó el cigarrillo a sus labios y de una honda calada, terminó el mismo. Acercó un cenicero hacia él y dejó la colilla en el mismo. – Es una pregunta sumamente amplia, ciertamente lo es. – Se demostró ligeramente pensativo, al momento que cruzaba las piernas y se recargaba en el respaldo. – Sí sé qué no busco. Al menos no por interés propio. – Emuló el movimiento de dedos de la diosa y de igual forma, un cigarrillo apareció entre sus dedos índice y medio. El cigarrillo estaba ya encendido. – Elysium.


No estaba mintiendo. Elysium estaba muy abajo en su lista de prioridades. Si había dispuesto su red de espías a buscar ese paraíso perdido, era simplemente porque allí estaba Odín, y por qué era lo que Ares le había pedido. Pero, a él personalmente, Elysium le importaba tanto como el bienestar de los dioses Hindúes. No le importaba un paraíso donde los dioses recibían adoraciones y no sé qué otras cosas. Tampoco estaba incómodo en un sitio como Alejandría. Y si se profundiza el caso, también le importaba muy poco Hades y Ra.


- Mejor dicho, la isla en sí no me interesa en lo más mínimo. – Admitió sin tapujos al momento que dejó el cigarrillo en sus labios, mientras que sus manos reposaban encima de aquella mesa. – Lo que busco saber, uno podría definirlo como…todo aquello que me acerque más a mi objetivo. Es una respuesta aburrida, no demasiado interesante. Pero hay algo de todo lo que dices, que es una realidad casi absoluta para mí. – El nórdico hizo una pausa y se incorporó ligeramente sobre su asiento, apoyando ambos codos sobre la mesa. – Nadie puede creer en mí, ni yo tampoco en alguien más. La última vez que confié en alguien terminé más de un milenio encerrado en una puta cueva con las vísceras de ese alguien atadas a los brazos. En lo que respecta a ti, Morrigan, quiero saber varias cosas. – Ella dispuso cartas sobre la mesa, boca arriba y descubiertas. En su nuevo proceder, dio a entender que las palabras de ellas fueron aceptadas por él. No le traería ningún beneficio el engañarla. Por lo tanto, no lo haría. – Tus motivos y convicciones me interesan muy poco. De la misma forma que cual es tu objetivo personal al momento de encontrar esa méndiga isla, o lo que sea Elysium. Sí me interesa saber, ¿Por qué te uniste a Ares y a Seth?


Los motivos y convicciones eran irrelevantes. Por qué seguramente serían tan distintos y opuestos a los propios, que su interés era prácticamente nulo. Sin embargo, algo tan simple e inconsecuente como los motivos por los cuales había decidido formar parte de ese bando, le podría decir mucho de la única deidad que le interesaba de todo Tumultus. ¿Por qué algo tan simple que se podía responder de una forma tan burda y simple? Por qué ahí es donde él puede discernir entre una persona cauta y una persona que intenta ocultar su verdadero motor de impulso. Si se le pregunta a un villano por su malévolo plan, no se obtendrá una respuesta. Sería hasta trillado que el villano se ponga a monologar durante el tiempo suficiente para que el héroe se las ingenie para un milagroso escape. Pero los detalles dan pie al pensamiento, y el pensamiento da lugar a las ideas. Y es sobre las ideas que uno puede comenzar a construir.


- ¿Cuál es tu opinión de esos dos?


¿Motivos? No necesitaba ninguno mas allá de su propia curiosidad.
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por Odile Mor~Ríoghain Jue Sep 06, 2018 9:54 am
Como las volutas de humo inmersas en el aire, unas disolviéndose, otras enredándose, parecían emular el flujo de la conversación en ese encuentro;  algunas dudas surgían y se diluían con una respuesta, aunque dejando un ligero remanente, en tanto otras tantas surgían. Y si bien el tabaco en sus cigarros se acabaría, las dudas quizá nunca hallarían un final, sin importar de quién se tratase, no era algo exclusivo del dios que tenía frente a ella en su naturaleza apócrifa, había un poco de él en todos ellos. Además la malicia no era la fuente más antigua de las dudas, sino aquello que los había llevado allí: curiosidad; ignorancia y sed de conocimiento también por ejemplo.

Por eso era consciente de cuán grande era la magnitud de su pregunta, pero no podía condensarla más, su incertidumbre era quizá tan grande como lo era la posible respuesta que Loki tenía para darle. Pero de alguna manera debían empezar a desenredar la madeja.

Sin embargo, a pesar de lo complejo que resultaba aquello en su temprano inicio, lo encontraba sumamente entretenido, tanto que le costaba disimular la mirada que brillaba con curiosidad leyendo los gestos del dios, o al menos intentándolo; vivir con el escepticismo que él le provocaba sería algo con lo que quizá tendría que aprender a existir.

Pero fue cuando él declaró tan abiertamente su postura frente a la empresa que presuntamente todos ellos llevaban, que logró arrancarle verdaderamente una reacción de su parte, sorprendiéndola sin espacio a dudas; tanto por lo inesperado de la revelación, como por lo afín que eso le resultaba. Sin embargo propósitos parecidos, casi siempre discernían en algún punto. Lo cierto era que ansiaba saber en qué discrepaban tanto como deseaba saber dónde convergen.

Veo que… en verdad no mentías — dijo con esa voz  tersa entre la oscuridad, pero entre ella se adivinaba por su tono que había una parcial sonrisa posada en sus labios  — realmente tenemos algo en común — completó con una inusual clase de asombro, uno donde parecía estar satisfecha.  Una satisfacción que se había ensanchado cuando lo vio reaccionar, incluso si eso implicaba verlo desde abajo en la comodidad de su silla. Porque era aquel, el primer indicio de auténtico instinto en él, y ella en su naturaleza, estaba íntimamente ligada al instinto, pues este difícilmente mentía, y difícilmente se podía mantener callado. Ardía a la menor provocación. Extinguió dentro de su puño la existencia de su cigarro, poniéndose en pie entre las vetas de humo de su última exhalación, acercándose a él — me alegra que vayamos dejando las cosas en claro, odio pretender que algo me interesa, por eso nunca lo he hecho, también agradezco no haber tenido que aclarar que lo que me interesaba… — dijo arribando al costado de la mesa, recargándose contra la misma muy cerca de él — era saber qué querías saber realmente sobre mí — añadió a media voz mirándolo sobre el hombro.

Era claro que sin importar la reputación que precedía al otro, o cuán peligroso pudiera resultar quizá para todos de entre toda la plantilla, Morrigan parecía no preocuparse en absoluto, colocándose al  alcance de él, siendo la primera vez desde que arribó que se encontraban tan cerca; segura de que ella en sí misma era un arma más peligrosa a quemarropa, sin importar el escenario.

¿No lo intuyes? ¿Loki?... — inquirió ladeando el rostro, invitándolo a pensar qué podría querer una diosa como ella del par que él aludió antes, lo miró expectante por un momento, entre las hebras oscuras de su cabello y las plumas desaliñadas de su capa que se escurría abultándose en sus brazos. — El único motivo por el que acepté unirme … — suspiró amplio, casi con aburrición — es porque no tenía motivos para no hacerlo — dijo finalmente y se volvió hacia él con una sonrisa que brillaba de extremo a extremo colgada de sus comisuras. Aquella era quizá una de las respuestas más extrañas, imposibles y por sobre todo, casi imposible de creer, pero lo hiciera o no, era verdad.

Antes había pensado que había sido una cuestión de qué facción había llegado a ella primero, pero poco después supo que no, estaba donde debía estar. De alguna manera habría terminado allí, cualquiera que fuese el propósito del destino para ello. De otra manera, el destino de todos ellos, tanto los que protegían la isla como de quienes la buscaban… la tenían sin cuidado.

Lo que opino de ellos irrelevante, los conozco tanto como te conocía a tí antes de llegar a este lugar — empezó por decir hablando de nuevo, pero esta vez el oscuro de sus ojos parecía más acogedor y su voz reverberaba tenuemente acercando su rostro al del dios, palmo a palmo — las opiniones no tienen cabida aquí, sólo sirven para crear discordia y en muchos casos el orgullo herido de los más sensibles, es por eso que a veces terminan atados a una piedra esperando por ser comidos por un monstruo marino, rodando una piedra o cargando el mundo por la eternidad — dijo casi sin tomar aire, llegando al punto donde su voz se tornó en un susurro estando tan cerca que era innecesario hablar más fuerte —  quizá lo más cercano a mi opinión por ahora al menos, es que no me interesa lo que hagan —  "por ahora" agregó como pie de nota mental, hizo una breve pausa donde se quedó allí, no para verlo, si no para ser vista — por otra parte, en cuanto a tí… —  dijo estando ya a una peligrosa distancia — pienso que el encierro te ha vuelto un pésimo anfitrión — dijo y entre ambos interpuso una copa vacía que había recogido de la mesa, devolviendo la distancia que los separaba sin inmutarse.
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por Eldarion Jue Sep 06, 2018 1:45 pm
¿Cómo es posible medir el interés de una persona en una conversación? Suena a una tarea muy vaga, demasiado dispersa como para dedicarle ciertamente la atención de cualquiera. En una interacción normal, común y corriente, la moneda común radica en charlas sin sentido en la cual los interlocutores no se escuchan realmente. Uno sólo presta medio oído a lo que le dicen y medio ojo a lo que tiene enfrente. Mientras que en el interior de nuestra mente, tan sólo los inconvenientes más mundanos y estúpidos plagan la misma. El interés es un factor que suele irse al olvido de manera sumamente frecuente. ¿Acaso la otra persona realmente nos está escuchando? ¿O solo está pensando en formas de evadir cualquier futura interacción? Uno puede argumentar que hay “puentes” que nos permiten salir de dicha idiosincrasia. El atractivo físico, tanto para el hombre como para la mujer, es uno de los “puentes” que mejor cumplen su función prima.


¿Cómo podía Loki percatarse de lo genuino del interés de su compañera? Leer un humano era sencillo. Eran seres complejos, pero sólo si se los comparaba con un simio, o cualquier miembro del reino animal que no haya sido maldito con el raciocinio. Morrigan estaba en un espectro completamente diferente. Si fuera como Ares, entonces Loki ni siquiera la hubiera invitado allí, a que se conocieran ambos, solos. Por qué el interés es algo que tiene que descubrirse, una forma de arte tan similar como la de descubrir cuáles son los patrones que delatan una mentira. Una expresión, un simple movimiento. El más tenue pedazo de rostro contorsionándose ligeramente. Y en efecto, el brillo en un mirar que había visto tanto…que era complejo siquiera emular ese brillo sin real y verdadero interés. Se sintió bien, para consigo mismo. No tenía motivos para ocultar su propio placer de saber que una respuesta suya había resultado placentera para una deidad como ella.


- ¿Las cosas en claro? – Preguntó casi de forma automática, cediendo un espacio para que ella concluyera su oración. – Si algo está logrando nuestra conversación, Morrigan, es despertar un interés aún mayor en mi mente.


No tenía nada que ocultar. Se encontró entretenido sin siquiera pretenderlo con antelación. Hizo algo sin planificarlo en demasía y sintió júbilo sincero al encontrarse ahora con expectativas. Inexistentes en un principio, pero que ahora se aparecieron, nacidas a partir del estímulo de una compañía nueva e interesante. Y por todas las promesas que aquél augurio pudiera llevar consigo, también había una infinidad de maldiciones. Por qué si ellos mismos representaban similitudes y diferencias de aquél modo tan marcado, su relación en sí misma no podía hacer otra cosa. La guerra y la maldad, el sexo y la mentira. Estaban plenamente destinados a tener interés, a sentirse intrigados como niños que exploran un misterio desconocido. Y ahora que ella se encontró de pie, fue que Loki pudo apreciar con lujo de detalle la figura ajena.


Las curvas del cuerpo ajeno, la actitud que se caracterizaba por ser seductora y delicada, antes que promiscua y desagradable. Era una mezcla casi hipnótica que unía los límites del placer más elevado, con el veneno más poderoso y mortal. Sus palabras, sus tonos, y hasta ese simple acto de ladear ligeramente el rostro al soltar una simple pregunta. Era frontal, era directa tal y como él lo estaba siendo [Otro detalle no premeditado, sino más bien, improvisado.] contra todo pronóstico posible. La cercanía ajena no lo perturbó en lo más mínimo, sino que tuvo el efecto de cautivarlo. El caminar de ella, armonioso de toda forma posible con su caminar lento. Y el acto tan simple de sentarse, tan cerca de él, podría hacer olvidar a cualquiera del otro aspecto primordial que ella representaba. Tan delicada en apariencia, para cualquiera ella ahora podría ser un espejismo. La imagen de una sirena distante y seductora. Pero Loki podía interpretarlo todo muy bien. “Si todo se va a la mierda, mejor estar cerca”. Esa podría ser una forma de darle forma al pensamiento. Pero siempre y cuando él no olvidase que ella era también la representación Celta de la guerra, nada iría mal. La conversación era lo suficientemente estimulante como para arruinarla.


- Más de mil años en una cueva, privan a uno de ciertos modales esenciales, espero sepas saber disculparme. – Loki sonrió ante todas y cada una de las palabras ajenas. La cercanía se le antojaba deliciosa y el acto de interponer la copa, le pareció perfecto para intercambiar el control de la charla. Optó entonces por emular ligeramente el accionar de la contraria, dándole una última calada a su cigarrillo, para luego dejarlo caer al suelo. Desapareció antes de tocar el suelo. Loki mantuvo fija la sonrisa en su rostro al momento que echaba todo su cuerpo hacia atrás, arrastrando de forma silenciosa su asiento con él. Recargó su peso en los apoya brazos y se puso de pie. – Pero, permíteme corregir el error pasado. – Loki tomó la copa, rozando con toda la calma del mundo la suave piel ajena. Sorprendido incluso por la suavidad de la misma. Al momento de hacerlo, llevó la cercanía entre ambos a cuerpo completo, al estar él ahora, acordando las distancias. – Has dicho muchas cosas interesantes. Pero eso ya lo sabes. Claro que lo sabes. – Su tono era bajo, un susurro cargado de un hilo de voz. En su mano libre apareció un fino y delicado vino tinto. Un Malbec, dotado de ciertos dejos dulces, característico era el toque de sabor a miel. – La discordia es la misma esencia que identifica la campaña de Ares. Sin la discordia, ¿Cómo podemos abogar por el caos? Que si bien yo tampoco siento interés en los objetivos de Ares o Seth, distinta sería mi respuesta para con el caos. – Loki terminó de servir el vino a su acompañante, para luego hacer lo mismo para sí. Una vez que tuvo la copa en sus manos, alzó la misma lentamente y la detuvo delante del rostro ajeno, manteniendo la cercanía que los hacía casi tocarse con sus cuerpos. – Es tan intoxicante como tú seductora o yo mentiroso. ¿No te parece?


Loki no era uno de esos hombres que suele sólo pensar con el pene al dejarse llevar por cualquier culo que se aparece delante de él. Pero no podía evitar mantener aquella cercanía, al momento de elevar su mirar para que éste se encuentre con el ajeno.


No era una cuestión de fuego, o quizás podía llegar a serlo. Era curiosidad. El motor que impulsaba toda esa reunión y era la causa más esencial en ese momento. Loki mantuvo la cercanía por unos momentos más. Para luego acortarla hasta lo máximo permitido. Casi que llegó a sentir su respiración rozando la piel ajena. Pero esto fue tan efímero como una vida humana en el cosmos. El nórdico retomó la distancia, alargando la misma a un paso. Bebió un trago del delicioso vino y sonrió, manteniendo su mirar en el ajeno en todo momento.


- Te haré otra confesión, mi bella deidad Celta. – Su voz salió de su garganta, luego de que aclarara la misma. Sonrió y le dio otro sorbo al vino. Era una condenada delicia, sin duda. – Quiero saber hasta dónde puede llegar un potencial vínculo entre tú y yo, Morrigan. ¿Qué opinas de ese deseo particular?
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por Odile Mor~Ríoghain Jue Sep 13, 2018 11:45 am
Era innegable ya el contrastante cambio de la diosa comparado a cuando llegó, antes su interés no era más allá de comprobar parte de los textos y su dudosa información, después de todo se reducía a rumores sin importar su origen, rumores de dioses, rumores de hombres. Pero ahora estaba verdaderamente allí por algo más que simple diplomacia, quizá lo recreativo que comenzaba a encontrar eso lograba mantenerla interesada.

Descansó la copa en su regazo, cerca de su vientre después de acomodarse mejor en su inusual asiento, encontrando una oportunidad colocándose entre la mesa y él que se al mismo tiempo se ponía en pie, y ella sólo parecía esperar; quizá por el vino, quizá algo más.  Después de todo… su naturaleza ya estaba marchando, sin prisas; dejando que sus dedo por un momento se enredaran con los suyos dejando ir la copa.

Por supuesto, aunque espero que sea lo único que tenga que disculpar…  — añadió enarcando una ceja en un gesto delicioso mientras se inclinaba ligeramente hacia atrás en la mesa, pero no huyendo de la cercanía que el dios reanudaba, sino para recibirle mejor, comenzando a recibir el trato que esperaba recibir de su parte. Una oscura sonrisa adornando sus labios fue toda la respuesta en silencio que el otro recibió a su retórica, claro que era consciente de todo lo que había dicho, claramente complacida por ello y aún más por el satisfactorio tono de voz que obtenía de él, sabiéndose participe de ello y quizá única instigadora.

Se llevó la copa a los labios tan pronto como hubo contenido en ella, apurando un trago mientras escuchaba lo que Loki tenía para decir, encontrando mucho más interesante el tono que se arrastraba en su voz que lo que decía con la misma pero no por ello dándose el lujo de no prestar atención. Bajar la guardia era algo casi imposible para ella en su naturaleza guerrera, por no desestimar también el hecho de que sería un error frente a él.

Quizá sea la discordia la nave en que navega todo esto con esperanzas de encontrar esa isla, sin embargo no figura en mi estandarte, Loki — dijo al dejar su copa en la mesa y con su mano alcanzar la de él, reanudando aquel nimio contacto en tanto apartaba la copa lejos de su rostro — abogar al caos es un error para a aquellos que no son su avatar, pues no estamos exentos de su potestad, ya deberías saberlo — continuó, de nuevo dejando que la grave tersura de su voz se fuese adelgazando poco a poco hasta un delicioso hilo tembloroso que sólo calló cuando una sonrisa de nuevo fue su mejor respuesta para él, sabiéndose no sólo descubierta con él, sino consigo misma.

Era su naturaleza la que lo había colocado frente a él, como una manzana rodando a su mano, guiada por la gravedad; esa era la manera en la que ella funcionaba, una seducción tan sutil, tan discreta que cuando se era consciente de ella quizá era demasiado tarde.

Depende de qué clase de caos hablemos — musitó y precisó de separar ligeramente las piernas permitiéndole acercarse lo suficiente y un poco más si él así lo deseaba, su seducción consistía en convertirse en una posibilidad, que fuese tan prometedora incluso antes de ser realidad como para hacer temblar y era allí donde ella más se recreaba, la más pura expresión de adoración a lo que ella representaba… y a ella — no confundas la guerra con el caos, no somos lo mismo — había dicho muy cerca de su oído aprovechando esa distancia, dejando que el dulzor del alcohol en su aliento se arrastrara junto con el eco serpentino que acompañaba sus susurros, acercando sus labios tanto que casi rozaban la piel de su mejilla al hablar.

Regresó sobre sí para permitir que se acercara a ella, entreabriendo los labios dejando que su embriagador aliento se mezclara con el suyo tanto como su mirada lo hizo por un momento, antes de que la distancia reapareciera fría entre sus cuerpos. Inmutable, se quedó en su sitio viéndolo apartarse a pesar del abrupto cambio; sólo pareció seguir esperando como si antelara algo que no le era desconocido. Una sonrisa satisfecha llegó más pronto que tarde.

Define que es ¿un deseo o una pregunta? — dijo con la agudeza propia de sí, relajándose en la misma posición en que él le había dejado allí recargada contra el borde de la mesa, entre los larguísimo mechones negros que se regaban a su alrededor — llegará tan lejos como tú decidas, por supuesto —  dijo ladeando el rostro esbozando el decoro de una sonrisa que dejaba entrever las múltiples connotaciones que escondían sus palabras que no eran sino la verdad.

Su vínculo tendría la duración y la forma que las decisiones del maquiavélico dios le dieran bajo los ojos de la diosa cuervo que siempre observaba.
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