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Lets see what you have inside, shall we? [Priv.]
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por Eldarion Jue Jun 21, 2018 9:38 pm
El mundo se había vuelto loco. A esa conclusión había llegado. No podía rastrear el momento exacto en el cual la humanidad había perdido la poca salud mental que le quedaba. Pero lo cierto era que desde que él estaba encerrado, hasta el momento en el cual finalmente pudo ser liberado las cosas habían cambiado en demasía. Lo que antes era honor ahora era banalidad. Lo que en un tiempo había sido diálogo hoy era una pantalla y una serie de dibujos deformados que simulaban emular emociones. Lo que antes era directo, ahora tenía un sin fin de barreras delante suyo. Sorprendido, era quizás la mejor forma de describir su reacción inicial. Anonadado ante una realidad que le era total y completamente ajena. Los dioses que habían surgido y caído en su ausencia. El resurgir de otros que él mismo ya había supuesto muertos. Y en el centro de todo se encontraba una discusión tan simple como antigua. Un argumento cuyas tres caras ahora parecían marcar tanto el mundo como lo hizo la religión misma durante tantos milenios. El caos, el orden, y el balance de ambos.
Él no se sintió asqueado, ni mucho menos asustado, sino que por el contrario...se sintió intrigado. Un mundo mas complejo era un mundo mas sencillo de corromper. Era tal y como si el lienzo sobre el cual él pintaba en el pasado, se hubiera vuelto una fina seda de papel. Y a él acababan de darle un interminable arsenal de las mas finas pinturas y pinceles. Ahora Loki tenía tanto espacio para operar como quisiera. En su época, las relaciones amorosas implicaban que un hombre debía secuestrar a una mujer de la casa de su padre. Para probar así lo que valía. Si tenía éxito, entonces el padre daba su bendición. Puesto que su hija ahora estaba con un hombre que era capaz y voluntarioso. Que seguramente terminaría llegando al Valhalla. Pero ahora las relaciones eran infinitamente mas complejas. Había cortejo virtual, en persona, infidelidades y sexo libertino a mas no poder. Sustancias psico-activas que ya no se usaban para comulgar con los dioses, sino para divertirse.
Y Loki se sentía como en casa.
- Humanos, híbridos, demonios, ángeles, vampiros. Me siento como si estuviera en una confitería, eso sí te tengo que admitir. Perdí la cuenta de los años que me pasé encerrado, ¿sabes? Ya ni recuerdo cuantas veces se me desfiguró el cuerpo por ese condenado veneno. No soy capaz de enumerar todas las veces que simplemente desee que la siguiente tanda fuera la última. Odio los cuencos de madera también. Y a las serpientes. Pero hay algo que odio mucho mas que eso. ¿Sabes que es? Perder. Odio perder. ¿Que acaso tu no odias como te sientes ahora? Indefenso, acorralado, sin ningún tipo de probabilidad de alcanzar tu libertad. Sentirse así...hace que la muerte se vea bonita. ¿ No?
Una soga colgaba de un árbol, de una rama de este. La misma se encontraba desgastada ya. Quizás por el constante peso que colgaba de la misma. No es que él se hubiera gastado en conseguir una soga nueva ni nada por el estilo. No, las sogas en perfecto estado no herían tanto la carne como una soga vieja y desgastada. Su interlocutor era un híbrido. Un ser que se produjo de un ángel follando con un humano. Un ser de, como mucho, un ala nada más. Loki estaba experimentando. Sentía curiosidad por lo que aquellas mezclas pudieran ocultar. Habilidades, poderes, lo que sea que fuera nuevo era interesante a sus ojos. Claro que, sería muy estúpido presentarse bajo su propio nombre. Un seudónimo era mucho mas apropiado. Y el que había elegido era mas que común. O al menos así le había resultado al momento de elegirlo, completamente al azar. Eldarion. Cuando el dios del engaño se percató de la inconsciencia ajena, soltó un suspiro desganado. Todos hasta ese momento habían sido una decepción. Quizás con alguna que otra excepción. Pero se podía decir con total seguridad que un 90% de los casos lo habían decepcionado. Con solo tocar la frente de su inocente rehén, Loki introdujo una serie de imágenes en la mente ajena que serían suficiente como para hacer que se le borrara de la mente toda su pequeña entrevista.
Ahora era momento de seguir, de buscar algo mas. El nórdico no demoró demasiado en adentrarse en la ciudad. Solo que no lo hizo inicialmente como un humano, sino como un cuervo. Sobrevoló muchas calles antes de detenerse. Se detuvo al sentir una presencia interesante. No supo determinar inicialmente de qué se trataba. Pensó en un comienzo que era otro ángel perdido. Pero ese no fue el caso. No...no desprendía ese aroma de ángel. Ella apestaba a mortalidad. Y eso le intrigó mucho mas.¿ Una mortal con una presencia capaz de llamar su atención? Sonaba divertido, por decir poco. Quería observarla al menos por unos minutos. Quería saber de que se trataba y si podía resolver el acertijo de si era algo mas que una humana con poderes. Que bien podía serlo, pero él creía que había mas aún.
Él no se sintió asqueado, ni mucho menos asustado, sino que por el contrario...se sintió intrigado. Un mundo mas complejo era un mundo mas sencillo de corromper. Era tal y como si el lienzo sobre el cual él pintaba en el pasado, se hubiera vuelto una fina seda de papel. Y a él acababan de darle un interminable arsenal de las mas finas pinturas y pinceles. Ahora Loki tenía tanto espacio para operar como quisiera. En su época, las relaciones amorosas implicaban que un hombre debía secuestrar a una mujer de la casa de su padre. Para probar así lo que valía. Si tenía éxito, entonces el padre daba su bendición. Puesto que su hija ahora estaba con un hombre que era capaz y voluntarioso. Que seguramente terminaría llegando al Valhalla. Pero ahora las relaciones eran infinitamente mas complejas. Había cortejo virtual, en persona, infidelidades y sexo libertino a mas no poder. Sustancias psico-activas que ya no se usaban para comulgar con los dioses, sino para divertirse.
Y Loki se sentía como en casa.
- Humanos, híbridos, demonios, ángeles, vampiros. Me siento como si estuviera en una confitería, eso sí te tengo que admitir. Perdí la cuenta de los años que me pasé encerrado, ¿sabes? Ya ni recuerdo cuantas veces se me desfiguró el cuerpo por ese condenado veneno. No soy capaz de enumerar todas las veces que simplemente desee que la siguiente tanda fuera la última. Odio los cuencos de madera también. Y a las serpientes. Pero hay algo que odio mucho mas que eso. ¿Sabes que es? Perder. Odio perder. ¿Que acaso tu no odias como te sientes ahora? Indefenso, acorralado, sin ningún tipo de probabilidad de alcanzar tu libertad. Sentirse así...hace que la muerte se vea bonita. ¿ No?
Una soga colgaba de un árbol, de una rama de este. La misma se encontraba desgastada ya. Quizás por el constante peso que colgaba de la misma. No es que él se hubiera gastado en conseguir una soga nueva ni nada por el estilo. No, las sogas en perfecto estado no herían tanto la carne como una soga vieja y desgastada. Su interlocutor era un híbrido. Un ser que se produjo de un ángel follando con un humano. Un ser de, como mucho, un ala nada más. Loki estaba experimentando. Sentía curiosidad por lo que aquellas mezclas pudieran ocultar. Habilidades, poderes, lo que sea que fuera nuevo era interesante a sus ojos. Claro que, sería muy estúpido presentarse bajo su propio nombre. Un seudónimo era mucho mas apropiado. Y el que había elegido era mas que común. O al menos así le había resultado al momento de elegirlo, completamente al azar. Eldarion. Cuando el dios del engaño se percató de la inconsciencia ajena, soltó un suspiro desganado. Todos hasta ese momento habían sido una decepción. Quizás con alguna que otra excepción. Pero se podía decir con total seguridad que un 90% de los casos lo habían decepcionado. Con solo tocar la frente de su inocente rehén, Loki introdujo una serie de imágenes en la mente ajena que serían suficiente como para hacer que se le borrara de la mente toda su pequeña entrevista.
Ahora era momento de seguir, de buscar algo mas. El nórdico no demoró demasiado en adentrarse en la ciudad. Solo que no lo hizo inicialmente como un humano, sino como un cuervo. Sobrevoló muchas calles antes de detenerse. Se detuvo al sentir una presencia interesante. No supo determinar inicialmente de qué se trataba. Pensó en un comienzo que era otro ángel perdido. Pero ese no fue el caso. No...no desprendía ese aroma de ángel. Ella apestaba a mortalidad. Y eso le intrigó mucho mas.¿ Una mortal con una presencia capaz de llamar su atención? Sonaba divertido, por decir poco. Quería observarla al menos por unos minutos. Quería saber de que se trataba y si podía resolver el acertijo de si era algo mas que una humana con poderes. Que bien podía serlo, pero él creía que había mas aún.
Tumultus
Eldarion
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por A. Adelaide Ainsworth Lun Jun 25, 2018 1:40 pm
LETS SEE WHAT YOU HAVE INSIDE, SHALL WE?
Caos en todos lados, ciudades reducidas a miserables escombros, llantos y desdichas en todos lados, pero allí no había ni un bebe que llorase siquiera del hambre, donde ella se encontraba había paz aparente protegida por un manto más allá del nivel comprensivo para los seres comunes, incluyéndola a ella claramente; al final eso era, otro ciudadano más de esa isla aparentemente bendita por mil dioses protectores para mantener la paz. Aunque en el fondo realmente no estuviera al tanto de la situación que vivían los demás fuera de su espacio, o más bien no recordaba tal cosa, lo había aceptado ya y continuó su vida como si esa parte de su vida nunca hubiera existido, negarla era mejor que hacerse cabeza de cómo había sido. Por ahora solo se encontraba ligada y dedicada a su vida actual como miembro de la milicia, cumpliendo con el deber para el que le habían instruido, aunque en el fondo sentía que eso era lo que debió hacer desde el comienzo y no fue simple suerte la que le puso en ese puesto.
Ahora mismo por ejemplo estaban haciendo redadas pequeñas entre las calles para monitorear el comportamiento de los ciudadanos debido a recientes llamados de suicidios masivos pero algo les decía no eran necesariamente de esa naturaleza sino que alguien les estaba incitando a ello quizás hasta hacer ver eso como suicidios. Usualmente, alguien como ella jamás estaría en el campo haciendo el trabajo de personas inferiores, pero en su caso jamás había sido así, ahora que parecía ser algo que iba más allá de la compresión de alguien simple, Adelaide prefería hacer uso de su estatus para hacer su propia vigilancia ¿Por qué? Porque sencillamente estar en una oficina encerrada escribiendo su firma repetidas veces y pisando un sello era una molestia, sin embargo… Llamaba demasiado la atención, quizás si hubiera sido un poco más discreta con sus vestimentas que no gritaran que podía poseer un estatus un poco más formal que los demás ciudadanos. Incluso algunos se apartaban con algo de miedo, no fue hasta que un policía le informó que se tomó la molestia de remover un poco sus vestimentas ostentosas hasta dejar solo un traje simple de color azul, similar al que utilizaban los policías solo que un poco más claro con guantes y un cuello más alto.
Estuvo a punto de preguntarle a una pareja sobre algún tipo de actividad sospechosa pero al dar un paso una persona tironeó de la cartera de una mujer y salió corriendo en su dirección, apenas se giró estiró su mano para golpear en un puño seco a la persona que corría en el abdomen, ni siquiera tuvo que hacer esfuerzo, su propia desesperación por querer escapar de la zona le hizo despistarse de lo que había delante de él. Naturalmente cayó al suelo y ella solo presionó con sus pies el brazo del hombre que se rehusaba a soltar el bolso dentro de su confusión, la mujer se acercó para recobrar sus pertenencias mientras Adelaide obligaba al hombre a levantarse, pero el hombre parecía algo… Perdido – ¿Está consciente de lo que hizo? – Apenas habló el hombre le miró preguntando qué era lo que había pasado y qué había hecho; extraño de por sí dejó que la policía se lo llevara, pero quizás la confusión de ella era mucho mayor que la del hombre. Dio un paseo por su alrededor un momento tratando de ver que era lo que su instinto le decía ¿Por qué había pasado algo así? Preguntó a un par de personas e incluso aclamaron que no había pasado nada “¿Qué robo?” algunos insistían ¿Se estaba empezando a volver loca? Nuevamente decidió optar por acercarse a otra persona.
Esta vez no supo que fue lo que la llamó, hacia un hombre de cabellos blancos, en el fondo tenía unas ligeras malas palpitaciones musculares, que no debía, pero de igual manera seguía caminando hacia él ¿Por qué específicamente esa persona cuando había tantos a su alrededor? La verdad no estaba segura – ¿Presenció el hurto que acaba de ocurrir? – Fue casi de manera automática que lo preguntó en un tomo sereno pero firme, rayando lo formal como era siempre característico de ella, sin embargo, apretó levemente sus manos un tanto indecisa, pero era una simple pregunta nada más ¿No? De alguna manera sentía que no era así y no le gustaba. Como sí… No fuera la primera vez que lo veía.
Ahora mismo por ejemplo estaban haciendo redadas pequeñas entre las calles para monitorear el comportamiento de los ciudadanos debido a recientes llamados de suicidios masivos pero algo les decía no eran necesariamente de esa naturaleza sino que alguien les estaba incitando a ello quizás hasta hacer ver eso como suicidios. Usualmente, alguien como ella jamás estaría en el campo haciendo el trabajo de personas inferiores, pero en su caso jamás había sido así, ahora que parecía ser algo que iba más allá de la compresión de alguien simple, Adelaide prefería hacer uso de su estatus para hacer su propia vigilancia ¿Por qué? Porque sencillamente estar en una oficina encerrada escribiendo su firma repetidas veces y pisando un sello era una molestia, sin embargo… Llamaba demasiado la atención, quizás si hubiera sido un poco más discreta con sus vestimentas que no gritaran que podía poseer un estatus un poco más formal que los demás ciudadanos. Incluso algunos se apartaban con algo de miedo, no fue hasta que un policía le informó que se tomó la molestia de remover un poco sus vestimentas ostentosas hasta dejar solo un traje simple de color azul, similar al que utilizaban los policías solo que un poco más claro con guantes y un cuello más alto.
Estuvo a punto de preguntarle a una pareja sobre algún tipo de actividad sospechosa pero al dar un paso una persona tironeó de la cartera de una mujer y salió corriendo en su dirección, apenas se giró estiró su mano para golpear en un puño seco a la persona que corría en el abdomen, ni siquiera tuvo que hacer esfuerzo, su propia desesperación por querer escapar de la zona le hizo despistarse de lo que había delante de él. Naturalmente cayó al suelo y ella solo presionó con sus pies el brazo del hombre que se rehusaba a soltar el bolso dentro de su confusión, la mujer se acercó para recobrar sus pertenencias mientras Adelaide obligaba al hombre a levantarse, pero el hombre parecía algo… Perdido – ¿Está consciente de lo que hizo? – Apenas habló el hombre le miró preguntando qué era lo que había pasado y qué había hecho; extraño de por sí dejó que la policía se lo llevara, pero quizás la confusión de ella era mucho mayor que la del hombre. Dio un paseo por su alrededor un momento tratando de ver que era lo que su instinto le decía ¿Por qué había pasado algo así? Preguntó a un par de personas e incluso aclamaron que no había pasado nada “¿Qué robo?” algunos insistían ¿Se estaba empezando a volver loca? Nuevamente decidió optar por acercarse a otra persona.
Esta vez no supo que fue lo que la llamó, hacia un hombre de cabellos blancos, en el fondo tenía unas ligeras malas palpitaciones musculares, que no debía, pero de igual manera seguía caminando hacia él ¿Por qué específicamente esa persona cuando había tantos a su alrededor? La verdad no estaba segura – ¿Presenció el hurto que acaba de ocurrir? – Fue casi de manera automática que lo preguntó en un tomo sereno pero firme, rayando lo formal como era siempre característico de ella, sin embargo, apretó levemente sus manos un tanto indecisa, pero era una simple pregunta nada más ¿No? De alguna manera sentía que no era así y no le gustaba. Como sí… No fuera la primera vez que lo veía.
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por Eldarion Lun Jun 25, 2018 6:56 pm
¿Quién era aquella mujer? Su presa resultaba, a cada momento que pasaba, un ser mas y mas interesante. Por lo visto y juzgando por lo que sus ojos tenían enfrente, el humano en cuestión no era un hombre, como los que hasta ese momento había interrogado. Estaba buscando seres que pudieran valer algo. Que tuvieran algo en su interior que pudiera hacerlos valiosos a los ojos de otros seres sobrenaturales. Hasta ese momento su camino se había visto marcado por el fracaso casi constante. Cansino y aburrido. Así sentía el poco éxito. Los mestizos que pudieran tener algo de valor le eran esquivos y por momentos había llegado a considerar que sería mejor centrar su búsqueda en otro objetivo. Como quizás podría ser un dragón, unos elfos, o quizás ir por lo seguro y conseguirse uno de esos Fénix. Criaturas escurridizas si las había. Pero antes de divagar sobre el hecho de concluir una búsqueda que se acababa de poner interesante, primero se daría a la tarea de resolver un acertijo.
Una mujer policía. De estatus social elevado. No hacía falta mucha neurona para darse cuenta de que solo su presencia era suficiente para que la plebe se moviera de su camino. Pero no tenía ni disponía del tiempo como para ponerse a indagar en demasía. Su realidad ahora era mucho mas simple. No importaba quién era. Esa persona solo era relevante en el mundo exterior a Alejandría. A todo aquello que no se relacionaba directamente con Tumultus. Él también observó, en un comienzo siguiendo el mirar ajeno adonde sea que se dirigiera. Recien ahora se percató realmente del ancance que sus acciones habían tenido. No era una sorpresa tan grande, si tenía que ser honesto consigo mismo. Después de todo ya llevaba un par de días recorriendo la ciudad, secuestrando a todo híbrido o ser humano espiritual que se le pusiera en frente. Y luego procedía a lavarles el cerebro o simplemente a asesinarlos. Quizás se había ensimismado mucho en su búsqueda, como para notar o detenerse a pensar realmente en el alcance que tenían sus acciones.
Pero aquello no era algo malo. Sino todo lo contrario. La sanidad de la gente se estaba volviendo mas endeble con cada muerte y cada criminal errático. Todos estaban, de forma comprensible claro, asustados. Temerosos y al mismo tiempo ansiosos por descubrir al verdadero causante de esto. Cuando la mujer golpeó a ese ladrón [Se trataba del cuarto conejillo de indias al cual había "interrogado"] Loki aprovechó la distracción para descender en un callejón y adoptar forma humana de nuevo. No adoptó su forma real. Aún no estaba al tanto de cuantos seres serían capaces de reconocerlo. Pero si tan sólo uno lo hacía, entonces tendría que irse de allí inmediatamente. Y esa no era en absoluto su intención. Adoptó rasgos faciales completamente distintos y dotó su cuerpo de una musculatura mas marcada, era ciertamente mas corpulento en esa apariencia. Hizo que una barba adornase su rostro y una barriga terminara de decorar su cuerpo. Lo único que mantuvo fue el color de su cabello.
Salió de aquél callejón y se quedó allí quieto. Observando en silencio como los guardias de la ciudad se llevaban a aquél confundido hombre. El cual se la pasaba vociferando preguntas sobre lo que acababa de hacer. Con clara falta de oxígeno en el pecho por el rotundo golpe que acababa de recibir. No fue sino hasta que escuchó la voz de aquella prominente mujer dirigirse hacia él, que Loki no dejó de observar a su conejillo de indias inútil.
"Definitivamente tienes algo dentro tuyo. ¿Por que me hablas a mi, de entre toda esta gente? "
Sentía el mirar ajeno encima suyo, pero no era uno común. No era la forma en la cual uno miraba a un desconocido. No era la forma, ni el modo. Pero, entonces...¿Que era lo que estaba fuera de lugar? Loki sintió un ligero mal presentimiento. ¿Acaso ella podría saber quien era él? Negó para sus adentros mientras clavaba su mirar en el ajeno. Una sonrisa apareció en su rostro y negó por unos instantes. - ¿El hurto dice? ¿Se refiere usted, señorita, a ese pobre muchacho que se acaban de llevar los guardias? - Preguntó mientras se erguía y adoptaba una posición mas "noble", emulando por completo el caminar tan correcto de su ahora interlocutora. Cuando esta se encontró a tan solo unos pasos de distancia, Loki olfateó un poco mejor a la mujer. Aún no tenía ni idea. - ¿Que acaso no fue un simple ladrón?
Hizo una pausa por un simple momento. ¿ Hacerse el idiota era lo indicado? No, Loki, esa no es la forma de actuar. Pensó para sus adentros, sonriendo para sí mismo con una suerte de sonrisa macabra. Una invisible para el exterior. Una que era sólo para él. Para sí mismo.
De un momento a otro, Loki avanzó la poca distancia que le quedaba, no sin antes hacerle una señal a la mujer para que no elevara su guardia. Se acercó a ella con sigilo y se ubicó de tal forma que no levantara sospechas de los guardias que visiblemente vigilaban cada movimiento que ella hacía. - ¿Por lo que usted pregunta, es por el extraño comportamiento de todos estos hombres, no es así? Es posible...que tenga respuestas para usted. Pero este no es el sitio, mi lady.
Y la trampa se extiende por el campo.
Una mujer policía. De estatus social elevado. No hacía falta mucha neurona para darse cuenta de que solo su presencia era suficiente para que la plebe se moviera de su camino. Pero no tenía ni disponía del tiempo como para ponerse a indagar en demasía. Su realidad ahora era mucho mas simple. No importaba quién era. Esa persona solo era relevante en el mundo exterior a Alejandría. A todo aquello que no se relacionaba directamente con Tumultus. Él también observó, en un comienzo siguiendo el mirar ajeno adonde sea que se dirigiera. Recien ahora se percató realmente del ancance que sus acciones habían tenido. No era una sorpresa tan grande, si tenía que ser honesto consigo mismo. Después de todo ya llevaba un par de días recorriendo la ciudad, secuestrando a todo híbrido o ser humano espiritual que se le pusiera en frente. Y luego procedía a lavarles el cerebro o simplemente a asesinarlos. Quizás se había ensimismado mucho en su búsqueda, como para notar o detenerse a pensar realmente en el alcance que tenían sus acciones.
Pero aquello no era algo malo. Sino todo lo contrario. La sanidad de la gente se estaba volviendo mas endeble con cada muerte y cada criminal errático. Todos estaban, de forma comprensible claro, asustados. Temerosos y al mismo tiempo ansiosos por descubrir al verdadero causante de esto. Cuando la mujer golpeó a ese ladrón [Se trataba del cuarto conejillo de indias al cual había "interrogado"] Loki aprovechó la distracción para descender en un callejón y adoptar forma humana de nuevo. No adoptó su forma real. Aún no estaba al tanto de cuantos seres serían capaces de reconocerlo. Pero si tan sólo uno lo hacía, entonces tendría que irse de allí inmediatamente. Y esa no era en absoluto su intención. Adoptó rasgos faciales completamente distintos y dotó su cuerpo de una musculatura mas marcada, era ciertamente mas corpulento en esa apariencia. Hizo que una barba adornase su rostro y una barriga terminara de decorar su cuerpo. Lo único que mantuvo fue el color de su cabello.
Salió de aquél callejón y se quedó allí quieto. Observando en silencio como los guardias de la ciudad se llevaban a aquél confundido hombre. El cual se la pasaba vociferando preguntas sobre lo que acababa de hacer. Con clara falta de oxígeno en el pecho por el rotundo golpe que acababa de recibir. No fue sino hasta que escuchó la voz de aquella prominente mujer dirigirse hacia él, que Loki no dejó de observar a su conejillo de indias inútil.
"Definitivamente tienes algo dentro tuyo. ¿Por que me hablas a mi, de entre toda esta gente? "
Sentía el mirar ajeno encima suyo, pero no era uno común. No era la forma en la cual uno miraba a un desconocido. No era la forma, ni el modo. Pero, entonces...¿Que era lo que estaba fuera de lugar? Loki sintió un ligero mal presentimiento. ¿Acaso ella podría saber quien era él? Negó para sus adentros mientras clavaba su mirar en el ajeno. Una sonrisa apareció en su rostro y negó por unos instantes. - ¿El hurto dice? ¿Se refiere usted, señorita, a ese pobre muchacho que se acaban de llevar los guardias? - Preguntó mientras se erguía y adoptaba una posición mas "noble", emulando por completo el caminar tan correcto de su ahora interlocutora. Cuando esta se encontró a tan solo unos pasos de distancia, Loki olfateó un poco mejor a la mujer. Aún no tenía ni idea. - ¿Que acaso no fue un simple ladrón?
Hizo una pausa por un simple momento. ¿ Hacerse el idiota era lo indicado? No, Loki, esa no es la forma de actuar. Pensó para sus adentros, sonriendo para sí mismo con una suerte de sonrisa macabra. Una invisible para el exterior. Una que era sólo para él. Para sí mismo.
"Contra-estragegia será entonces."
De un momento a otro, Loki avanzó la poca distancia que le quedaba, no sin antes hacerle una señal a la mujer para que no elevara su guardia. Se acercó a ella con sigilo y se ubicó de tal forma que no levantara sospechas de los guardias que visiblemente vigilaban cada movimiento que ella hacía. - ¿Por lo que usted pregunta, es por el extraño comportamiento de todos estos hombres, no es así? Es posible...que tenga respuestas para usted. Pero este no es el sitio, mi lady.
Y la trampa se extiende por el campo.
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por A. Adelaide Ainsworth Miér Jul 04, 2018 12:47 am
LETS SEE WHAT YOU HAVE INSIDE, SHALL WE?
Difuso y confuso. Así se sentía en su cabeza actualmente, como era que todo estaba pasando de manera tan arbitraria. Por alguna razón se sentía algo perdida. No estar en su hogar como era debido le provocaba algo de agonía interna, a pesar de que estaba negándola y forzándose a no aceptarla, así fuera por unos días, como todo era tan diferente fuera de lo que era su pequeña utopía donde todo era perfecto. Debía admitir que cierta adrenalina corrió por sus venas cuando todo ocurrió, había pasado tanto tiempo que no lo sentía… ¿Tiempo? Si nunca antes había hecho algo como eso ahora que lo pensaba mejor. Todo siempre fue teoría y ahora en la práctica fue tan diferente, lo hizo como si fuera natural, como si realmente perteneciera a ese mundo desde hacía años. Ah… Dolía un poco el lado derecho de su cabeza cuando intentaba darle más vueltas a todo.
Sus escoltas en la distancia no se molestaron en intervenir ¿Para qué? Entrometerse en el camino de una mujer testaruda era una soga directa al cuello. En este momento se quedó sencillamente estática, el andar de sus acciones era casi automático, como si algo dentro de ella estuviera moviéndose a voluntad sin su consentimiento, simplemente lo hacía y listo ¿Por qué ese hombre de todas las personas presentes? Precisamente él que le daba ciertos aires… Familiares, no sabía de dónde pero su interior a gritos se lo trataba de comunicar.
Le pareció algo curiosa la manera en la que se expresó, como si fuera algo tan normal. Realmente se empezó a cuestionar si realmente había estado bien lo que hizo – Sus acciones no omiten que fue un delincuente – Expresó inmediatamente sus excusas porque para ella no había por cómo justificar sus acciones, pero ¿Para qué debería hacerlo? Era su deber después de todo ¿Cierto? No tenía la necesidad de dar explicaciones, pero de alguna manera sentía que debía hacerlo frente a esa persona, quizás por ser un ciudadano común fuera de su utopía.
De nuevo intentó plantar su orgullo erguido en su porte frente a él. Sus palabras de alguna manera le atraparon ¿Cómo? No lo supo, ese día simplemente no se sentía como ella y atendió a sus palabras. Su cabeza se giró levemente sobre su hombro sobre sus guardas espaldas. Disimuladamente posó sus dedos en su espalda para hacer una seña que fueran a otro lado más escondido, si querían vigilarla, así podría ser, pero que no estuvieran a la vista de todos y menos de ese hombre, parecía ser el único que estaba al tanto de lo que había pasado a diferencia de los demás ciudadanos así que tenía el interés de saber qué era lo que tenía que decir.
Levantó la mirada de nuevo hacia el hombre aún con esos aires superiores disimulando sus conflictos internos – Exactamente – Afirmó mordiendo levemente su labio inferior algo frustrada y tener que confiar en un extraño para eso. Pero no lo sentía como un extraño. La verdad estaba frustrada porque por más que le daba a su cabeza no lograba ubicar a esa persona entre sus recuerdos.
Cerró los ojos vacilando un poco por sus palabras, incluso se tomó la molestia de mirar alrededor, tuvo la ligera impresión de que al hacerlo las personas inmediatamente siguieron su camino, como si estuvieran esperando por su reacción. Su piel se heló levemente por ese sentimiento, quizás lo imaginó porque todos siguieron como si nada; bajó la cabeza antes de afirmar casi a regañadientes con la cabeza ¿Tendría más opción? Si quería respuestas a veces había que sacrificar un poco más – Está bien ¿Algún sitio en especial que podamos hablar? – No sabía aún el porqué le daba tantas libertades para hablarle. Simplemente se dejó llevar por ese momento, como si volviera a estar cabalgando sobre su caballo entre el campo que eran las colinas de… ¿Dónde? Sus pasos casi sentía que flotaba fuera de la realidad, como si volviera a ser una niña buscando algo. Era extraño ese sentimiento pero se sentía algo bien de alguna manera. Esperaba que al menos sus guarda espaldas en la distancia le estuvieran asistiendo en caso que se dejara llevar demasiado por esa pequeña ilusión de felicidad.
Sus escoltas en la distancia no se molestaron en intervenir ¿Para qué? Entrometerse en el camino de una mujer testaruda era una soga directa al cuello. En este momento se quedó sencillamente estática, el andar de sus acciones era casi automático, como si algo dentro de ella estuviera moviéndose a voluntad sin su consentimiento, simplemente lo hacía y listo ¿Por qué ese hombre de todas las personas presentes? Precisamente él que le daba ciertos aires… Familiares, no sabía de dónde pero su interior a gritos se lo trataba de comunicar.
Le pareció algo curiosa la manera en la que se expresó, como si fuera algo tan normal. Realmente se empezó a cuestionar si realmente había estado bien lo que hizo – Sus acciones no omiten que fue un delincuente – Expresó inmediatamente sus excusas porque para ella no había por cómo justificar sus acciones, pero ¿Para qué debería hacerlo? Era su deber después de todo ¿Cierto? No tenía la necesidad de dar explicaciones, pero de alguna manera sentía que debía hacerlo frente a esa persona, quizás por ser un ciudadano común fuera de su utopía.
De nuevo intentó plantar su orgullo erguido en su porte frente a él. Sus palabras de alguna manera le atraparon ¿Cómo? No lo supo, ese día simplemente no se sentía como ella y atendió a sus palabras. Su cabeza se giró levemente sobre su hombro sobre sus guardas espaldas. Disimuladamente posó sus dedos en su espalda para hacer una seña que fueran a otro lado más escondido, si querían vigilarla, así podría ser, pero que no estuvieran a la vista de todos y menos de ese hombre, parecía ser el único que estaba al tanto de lo que había pasado a diferencia de los demás ciudadanos así que tenía el interés de saber qué era lo que tenía que decir.
Levantó la mirada de nuevo hacia el hombre aún con esos aires superiores disimulando sus conflictos internos – Exactamente – Afirmó mordiendo levemente su labio inferior algo frustrada y tener que confiar en un extraño para eso. Pero no lo sentía como un extraño. La verdad estaba frustrada porque por más que le daba a su cabeza no lograba ubicar a esa persona entre sus recuerdos.
Cerró los ojos vacilando un poco por sus palabras, incluso se tomó la molestia de mirar alrededor, tuvo la ligera impresión de que al hacerlo las personas inmediatamente siguieron su camino, como si estuvieran esperando por su reacción. Su piel se heló levemente por ese sentimiento, quizás lo imaginó porque todos siguieron como si nada; bajó la cabeza antes de afirmar casi a regañadientes con la cabeza ¿Tendría más opción? Si quería respuestas a veces había que sacrificar un poco más – Está bien ¿Algún sitio en especial que podamos hablar? – No sabía aún el porqué le daba tantas libertades para hablarle. Simplemente se dejó llevar por ese momento, como si volviera a estar cabalgando sobre su caballo entre el campo que eran las colinas de… ¿Dónde? Sus pasos casi sentía que flotaba fuera de la realidad, como si volviera a ser una niña buscando algo. Era extraño ese sentimiento pero se sentía algo bien de alguna manera. Esperaba que al menos sus guarda espaldas en la distancia le estuvieran asistiendo en caso que se dejara llevar demasiado por esa pequeña ilusión de felicidad.
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por Eldarion Dom Jul 08, 2018 3:32 pm
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Su red había obtenido su premio. No era una red en extremo compleja, pero ciertamente era uno de sus métodos favoritos. Siempre hay formas de engañar a la gente, él había empleado todos y cada uno de los métodos para lograr hacerle honor a su título. Había manipulado a los demás para que fueran infieles a sus esposas y a su sentido de la moral mas estricta. Manipuló en un sin fin de ocasiones la ira de las masas. La ira y el enojo de mortales y dioses por igual. Había manipulado la avaricia y el egoísmo con total presteza sin fallar en ninguna ocasión. En todos sus años de vida, había engañado mas que nadie. Y la red que usó con aquella noble mujer, era una de sus favoritas. Puesto que no estaba manipulando un sentimiento negativo ni nada por el estilo. Y es que a veces lo que uno debía engañar o mejor dicho, de lo que uno debía tomar provecho no era del sentimiento negro del enojo y la ira. Sino, como en este caso, de una curiosidad hambrienta y deseosa de respuestas. La cual no era impulsada por otra cosa que no fuera ese empuje de la justicia. Era una mujer que abogaba por el bien y por el orden. Y ese mismo sentimiento que destilaba de cada uno de sus poros, era lo que Loki había elegido. Y que por supuesto le había funcionado tan bien.
No dijo palabra alguna, no fue necesaria. Una vez que escuchó la respuesta afirmativa, tan sólo se limitó a mirarla a los ojos por unos momentos. Señaló con sus orbes en dirección a uno de los callejones, aún en silencio. No se quedó a esperar una respuesta. El dios del engaño emprendió su marcha, dándole a aquél papel que interpretaba un característico cojeo. Un hombre que había servido en el ejército o algo por el estilo. Atravesó la multitud con una presteza digna de un hombre que había servido las filas hace un tiempo, incluso quizás antes de que aquella muchacha naciera. Llegó hasta el callejón indicado, mas no se detuvo. Se adentró en el mismo sin siquiera voltearse. Seguramente ella buscaría la cercanía de sus custodios, muchacha precavida. Poco tendría idea de que esos custodios poco podrían hacer si las cosas se iban a la mierda. Pero estaba en toda su intención que aquella escena transcurriera sin ningún altercado. Una vez dentro del callejón abrió una puerta que había del lado derecho del mismo e ingresó a el andrajoso lugar. Una mirada de Loki fue suficiente para que el hombre que estaba allí sentado se pusiera de pie y se retirara sin decir nada. Sonrió complacido. Los mortales de débil mente eran demasiado susceptibles a sus poderes. Y ese hombre mal alimentado era como un cachorrito que perseguía un trozo de carne. Inocente.
- Aquí tendremos algo de privacidad. - Loki despejó una mesa, la cual estaba cargada de papeles de diarios viejos. El sitio era una sala de estar muy venida a menos. Por no decir que ese edificio en general era de lo mas marginal. Una vez que la mesa estuviera despejada, finalmente se volteó, al momento que se deshacía de su capucha, revelando su rostro muy entrado en años. Unos 65/70 años seguramente. - Le pido disculpas por el desorden mi lady. La pensión de un ex-militar que pasó una carrera sin méritos no alcanza para pagar mucho mas. - Le dijo con humildad al momento que una tos cargada de catarro se escapaba de sus labios con violencia. Empleó su manga derecha para cubrirse la boca. El anciano hombre se recompuso como pudo al alzar de nueva cuenta la mirada. Encontrando a la ajena. - Es cruel la vejez, sin duda alguna. Disculpe...a un hombre viejo. ¿Usted quiere saber el por qué de toda esa gente actuando de forma extraña, no es así ? - La voz sonaba ronca, tal y como si la tos del viejo tuviera su origen mas primo en una antigua adicción al cigarrillo. - En todos mis años de servicio, solo he visto algo similar una vez. Es algo que, extrañamente, coincide con un suceso que tuvo lugar el año en el cual me retiré.
El viejo hizo una pausa y de su pesada túnica sacó, en efecto, un atado de cigarrillos. Entendía la ironía, pero una adicción lo era para toda la vida. Y mas allá de que lo mataría, no le importaba. Vaya que Loki había ideado un buen personaje. El dios del engaño volvió a soltar una ronca tos al momento de que las dos primeras pitadas tuvieron ingreso a sus pulmones. El viejo demoró un minuto en recomponerse, sonriendo con humildad y resignación. Luego volvió a retomar la palabra.
- Mi lady, déjeme preguntarle algo. - El viejo dejó el cigarrilo a un costado. Para mirarla a los ojos con total seriedad. - ¿ Sabe usted lo que hizo Ares en Escandinavia hace unos años?
No dijo palabra alguna, no fue necesaria. Una vez que escuchó la respuesta afirmativa, tan sólo se limitó a mirarla a los ojos por unos momentos. Señaló con sus orbes en dirección a uno de los callejones, aún en silencio. No se quedó a esperar una respuesta. El dios del engaño emprendió su marcha, dándole a aquél papel que interpretaba un característico cojeo. Un hombre que había servido en el ejército o algo por el estilo. Atravesó la multitud con una presteza digna de un hombre que había servido las filas hace un tiempo, incluso quizás antes de que aquella muchacha naciera. Llegó hasta el callejón indicado, mas no se detuvo. Se adentró en el mismo sin siquiera voltearse. Seguramente ella buscaría la cercanía de sus custodios, muchacha precavida. Poco tendría idea de que esos custodios poco podrían hacer si las cosas se iban a la mierda. Pero estaba en toda su intención que aquella escena transcurriera sin ningún altercado. Una vez dentro del callejón abrió una puerta que había del lado derecho del mismo e ingresó a el andrajoso lugar. Una mirada de Loki fue suficiente para que el hombre que estaba allí sentado se pusiera de pie y se retirara sin decir nada. Sonrió complacido. Los mortales de débil mente eran demasiado susceptibles a sus poderes. Y ese hombre mal alimentado era como un cachorrito que perseguía un trozo de carne. Inocente.
- Aquí tendremos algo de privacidad. - Loki despejó una mesa, la cual estaba cargada de papeles de diarios viejos. El sitio era una sala de estar muy venida a menos. Por no decir que ese edificio en general era de lo mas marginal. Una vez que la mesa estuviera despejada, finalmente se volteó, al momento que se deshacía de su capucha, revelando su rostro muy entrado en años. Unos 65/70 años seguramente. - Le pido disculpas por el desorden mi lady. La pensión de un ex-militar que pasó una carrera sin méritos no alcanza para pagar mucho mas. - Le dijo con humildad al momento que una tos cargada de catarro se escapaba de sus labios con violencia. Empleó su manga derecha para cubrirse la boca. El anciano hombre se recompuso como pudo al alzar de nueva cuenta la mirada. Encontrando a la ajena. - Es cruel la vejez, sin duda alguna. Disculpe...a un hombre viejo. ¿Usted quiere saber el por qué de toda esa gente actuando de forma extraña, no es así ? - La voz sonaba ronca, tal y como si la tos del viejo tuviera su origen mas primo en una antigua adicción al cigarrillo. - En todos mis años de servicio, solo he visto algo similar una vez. Es algo que, extrañamente, coincide con un suceso que tuvo lugar el año en el cual me retiré.
El viejo hizo una pausa y de su pesada túnica sacó, en efecto, un atado de cigarrillos. Entendía la ironía, pero una adicción lo era para toda la vida. Y mas allá de que lo mataría, no le importaba. Vaya que Loki había ideado un buen personaje. El dios del engaño volvió a soltar una ronca tos al momento de que las dos primeras pitadas tuvieron ingreso a sus pulmones. El viejo demoró un minuto en recomponerse, sonriendo con humildad y resignación. Luego volvió a retomar la palabra.
- Mi lady, déjeme preguntarle algo. - El viejo dejó el cigarrilo a un costado. Para mirarla a los ojos con total seriedad. - ¿ Sabe usted lo que hizo Ares en Escandinavia hace unos años?
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por A. Adelaide Ainsworth Lun Jul 30, 2018 1:05 am
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¿Fue descuidada? Sí ¿Demasiado osada? Podría ser ¿Algo inocente? Quizás, pero no dejaba de picarle un poco en la nuca sentimientos encontrados de que debía seguirle. Apenas notó su pequeña seña eso fue lo que hizo, le siguió como un pavo a la guillotina; completamente inconsciente de lo que pudiera pasar más allá. Claro que a esas alturas no le extrañaba que le guiara a un callejón algo apartado, no era diferente al menos de cualquier otro que había visto con anterioridad. Tampoco es que fuera una inútil, claro que miró a su alrededor para marcar el camino y la condición de su “guía” si por así llamarlo, hasta que el eco de sus pasos fue lo único que podía escuchar, al menos podía sentir la presencia de sus acompañantes cerca de ella; giró un momento para ver el camino a su espalda y no perderse. Al girarse pasó un hombre a su lado con la cabeza hacia abajo mientras abandonaba la vivienda, no evitó sentir algo de curiosidad y más allá de ello sospechas sobre muchas cosas.
Aun así dio un paso hacia adelante con la frente en algo observando el lugar y sus alrededores, si bien era desordenado no parecía demasiado alejado de lo que podría ser el hogar de un hombre. Al revelar su rostro no se sorprendió mucho, por su voz y lo poco que había visualizado antes se daba una idea de lo qué tipo de persona podría ser, pensaba que corría con algo de suerte entonces porque las personas mayores tenía un poco más de experiencia y eso le ayudaría a aclarar un par de cosas de lo raro que se veía todo en la ciudad, como si nada tuviera un patrón y todo parecía girar de manera aleatoria, no como una ciudad normal cuando las personas tenía rutinas de ese tipo… Además ¿Cómo había llegado allí para empezar? De solo forzar un poco su cabeza empezaba a doler por alguna extraña razón – Esta bien. La verdad estoy algo aliviada que alguien se ofreciera a ayudar y no actuara… Extraño – Aseguro mientras tomaba el espaldar de una silla apretaba el mismo, algo frustrada de no saber qué era lo que estaba pasando en esa dichosa ciudad – Sin ofender – Finalizó porque claramente no hablaba de él pero quería hacerlo seguro.
Le tomó un momento para hacerse lugar y tomar haciendo en libertad frente al hombre, levantó una mano negando por su disculpa haciéndole saber que estaba bien, no le molestaba en lo absoluto ya que al menos iba a recibir algo de ayuda. Cuando habló de nuevo se inclinó un poco más hacia adelante un tanto más interesada en sus palabras, afirmó con la cabeza ante la pregunta de manera firme. Ante su pausa su mirada se paseó más por el lugar, a ese punto ya había ubicado un poco las ventanas y algunos sitios por los que quizás pudiera escapar si algo salía mal, porque a pesar de estar allí seguía ese leve sentimiento de que no debía estar frente a esa persona en ese lugar, que todo estaba mal y debía escapar; pero pensar en ello le hacía de alguna manera sentir culpable, como si tuviera que estar anclada allí y listo.
Apretó levemente los labios por sus palabras pero no fue capaz de esconder su expresión de duda ante las mismas – ¿Ares? – Alzó una ceja sin entender muy bien de quién y de qué era lo que hablaba, por otro lado sentía un pequeño cosquilleo recorrer su espina dorsal cuando escuchó ese nombre ¿Por qué le sonaba familiar? Pero cuando intentaba recordar no había nada más que una data blanca en su cabeza al respecto. Sin embargo, mantuvo lo mejor posible su compostura sobre el tema juntando sus manos de manera formal negando con su cabeza – No. No estoy familiarizada del todo con el tema ¿Qué fue lo que hizo? – Le dolía un poco en el orgullo, pero si era honesta quizás podría obtener mejor la información que necesitaba – ¿Acaso lo que hizo es relevante para este caso? – Expresó un poco más su inquietud, porque un suceso así no sabría si necesariamente estaría ligado a la actitud de esas personas de la ciudad. Es decir, podría ser que sí o que no, una premonición para una catástrofe que podría venir frente a ellos o simplemente un truco donde la paranoia jugaba con las mentes de los demás. De una manera u otra, tenía interés en saber en ambas cosas ahora; pero ¿Por qué sentía que era mejor permanecer ignorante?
Aun así dio un paso hacia adelante con la frente en algo observando el lugar y sus alrededores, si bien era desordenado no parecía demasiado alejado de lo que podría ser el hogar de un hombre. Al revelar su rostro no se sorprendió mucho, por su voz y lo poco que había visualizado antes se daba una idea de lo qué tipo de persona podría ser, pensaba que corría con algo de suerte entonces porque las personas mayores tenía un poco más de experiencia y eso le ayudaría a aclarar un par de cosas de lo raro que se veía todo en la ciudad, como si nada tuviera un patrón y todo parecía girar de manera aleatoria, no como una ciudad normal cuando las personas tenía rutinas de ese tipo… Además ¿Cómo había llegado allí para empezar? De solo forzar un poco su cabeza empezaba a doler por alguna extraña razón – Esta bien. La verdad estoy algo aliviada que alguien se ofreciera a ayudar y no actuara… Extraño – Aseguro mientras tomaba el espaldar de una silla apretaba el mismo, algo frustrada de no saber qué era lo que estaba pasando en esa dichosa ciudad – Sin ofender – Finalizó porque claramente no hablaba de él pero quería hacerlo seguro.
Le tomó un momento para hacerse lugar y tomar haciendo en libertad frente al hombre, levantó una mano negando por su disculpa haciéndole saber que estaba bien, no le molestaba en lo absoluto ya que al menos iba a recibir algo de ayuda. Cuando habló de nuevo se inclinó un poco más hacia adelante un tanto más interesada en sus palabras, afirmó con la cabeza ante la pregunta de manera firme. Ante su pausa su mirada se paseó más por el lugar, a ese punto ya había ubicado un poco las ventanas y algunos sitios por los que quizás pudiera escapar si algo salía mal, porque a pesar de estar allí seguía ese leve sentimiento de que no debía estar frente a esa persona en ese lugar, que todo estaba mal y debía escapar; pero pensar en ello le hacía de alguna manera sentir culpable, como si tuviera que estar anclada allí y listo.
Apretó levemente los labios por sus palabras pero no fue capaz de esconder su expresión de duda ante las mismas – ¿Ares? – Alzó una ceja sin entender muy bien de quién y de qué era lo que hablaba, por otro lado sentía un pequeño cosquilleo recorrer su espina dorsal cuando escuchó ese nombre ¿Por qué le sonaba familiar? Pero cuando intentaba recordar no había nada más que una data blanca en su cabeza al respecto. Sin embargo, mantuvo lo mejor posible su compostura sobre el tema juntando sus manos de manera formal negando con su cabeza – No. No estoy familiarizada del todo con el tema ¿Qué fue lo que hizo? – Le dolía un poco en el orgullo, pero si era honesta quizás podría obtener mejor la información que necesitaba – ¿Acaso lo que hizo es relevante para este caso? – Expresó un poco más su inquietud, porque un suceso así no sabría si necesariamente estaría ligado a la actitud de esas personas de la ciudad. Es decir, podría ser que sí o que no, una premonición para una catástrofe que podría venir frente a ellos o simplemente un truco donde la paranoia jugaba con las mentes de los demás. De una manera u otra, tenía interés en saber en ambas cosas ahora; pero ¿Por qué sentía que era mejor permanecer ignorante?
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por Eldarion Jue Ago 02, 2018 10:06 pm
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Loki se encontraba en una situación por demás atípica. Enfrente suyo tenía una humana, que en la superficie no aparentaba nada por encima de la media. Un físico ciertamente llamativo. Si Loki no percibiera la sexualidad como algo más que un simple medio para un fin, seguramente se encontraría deseando o imaginando el voluptuoso cuerpo ajeno en escenarios pervertidos por decir poco. Pero la sexualidad para el dios del engaño era algo tan trivial, como innecesario. Irrelevante seguramente, un motivo o pensamiento que no llegaba a mas que simple transeúnte. Lo atípico era que la mujer representaba ciertamente una suerte de acertijo, por demás complicado de resolver. O por lo menos, no se acomodó de forma inmediata en su mente, como solía ser el caso. Había una suerte de ambivalencia dentro de ella, tan distantes los dos lados opuestos que era demasiado complicado siquiera intentar relacionarlos.
La típica mujer proveniente sea de la burguesía más refinada, o de la aristocracia más clásica. Una princesa de sangre azul que intentaba ensuciarse las manos por algún tipo de sentimentalismo de servicio o justicia mal intencionada. Desconfiada, casi que hasta dependiente de su intuición para poder cuidarse el culo. Y de sus mastodontes que intentaban de forma inútil pasar desapercibidos entre la multitud. Pero, si bien ese lado de la moneda era tan visible como el sol o la luna, el otro representaba el problema. En circunstancias normales, el Nórdico tenía pocos o prácticamente ningún inconveniente en ubicar los rasgos de cada especie. Sabía el aroma, el tipo de energía, y hasta los rasgos de personalidad más destacados de cada especie que vagaba sobre la tierra. Pero con aquella muchacha, sin nombre por el momento, no podía definirlo. ¿Una hechicera? ¿O quizás el alma de un ángel fallecido que hacía su mayor esfuerzo por permanecer en este plano un tiempo más? Había cientos de historias de demonios o ángeles tomando posesión del cuerpo de los hombres para así movilizarse sin ningún tipo de tapujos ni responsabilidad. Ella cumplía el principal requerimiento para ser escogida como recipiente. Era sumamente hermosa. Y los ángeles que abogaban siempre en contra de la vanidad y del pecado, nunca usaban una piel mal trecha o enferma. Hipócritas.
Pero no percibía energía impura o pura dentro de ella. Solo energía. Y a cada momento que ella tomaba la palabra, Loki se convencía mas y mas que ese poderío era desconocido, hasta para ella misma. El hecho de que la mención de un nombre tan prominente como el de la deidad béliga de la mitología Griega generara ese tipo de reacción demostró esto aún mas. Si tenía que aventurar algún tipo de prematura conjetura, esta seguramente se inclinaría a que lo que ella percibía como malos "presentimientos" era su instinto reconociendo otros seres sobrenaturales. ¿Podría ser únicamente una humana? Tenía tiempo, su disfraz había comprado algo de tiempo con su interpretación enfermiza. Tenía un tema el cual la mujer desconocía por completo. Y podía explayarse sobre el mismo cuanto le pareciera propicio.
- Mi Lady, es sumamente relevante. - Loki tuvo que romper el silencio. Por si acaso se había mostrado pensativo para no despertar sospechas sobre su propio debate interno. Inconcluso por ahora, pero no duraría mucho. Tres escenarios se estaban dibujando en su mente mientras hablaba. - No sé hasta que punto usted tenga realmente conocimiento sobre los sucesos que se están sucediendo en el mundo. Pero el hecho de que el nombre "Ares" no despierte en usted ninguna reacción mas allá de extrañarse ante dicha mención, da a entender que debo explicarle una realidad quizás un poco cruda para tragarla inmediatamente. - El tono de seriedad del Nórdico era perfecto para la conversación. Denso, tal y como si aquél fuera un tema tabú. Y que quizás lo era. Desconocía hasta que punto la humanidad estaba al tanto de la existencia de ese paraíso. Y de lo que ellos pretendían obtener al encontrarlo. - El mundo es mucho mas que simples humanos, mi lady, mucho mucho mas. - Una tos volvió a atacar al anciano, el cual aprovechó la inoportuna pausa para terminar el cigarrilo. Una vez que hubiera retomado el ritmo de su respiración, inhaló profundamente y retomó la palabra. - Los dioses de las historias que nos contaban de niños, aquellos que estudiamos en la escuela, son reales. Y hay algunos que abogan por el bien y otro por el mal, naturalmente. Lo que Ares desenterró de una montaña de Noruega, mi lady, no fue otra cosa mas que una deidad, sellada hace muchísimo tiempo. El problema es lo que esa deidad representa.
El anciano se puso de pie y se quitó la andrajosa túnica que llevaba encima. Cubriéndole su anciano cuerpo llevaba la típica vestimenta militar que se utilizaba por aquél entonces. Loki pudo reproducirla por que al poco tiempo de ser liberado, se encontró con mas de una cuadrilla que llevaba puesto ese uniforme. Una cuadrilla tuvo la mala fortuna de encontrarse con el desolado campo de batalla. Ares todavía seguía allí. Sus hombres celebrando. Y Loki acostumbrándose a la libertad. Él mismo los asesinó a todos. Menos a uno. La piel que estaba "ocupando" en ese momento. Lo torturó hasta sacarle cada ápice de información. Y la absorbió, tal y como Ares absorbía energía del conflicto, o Hades del mismo inframundo.
- Mi nombre es Björn Thorsson, mi lady. Capitán retirado de la unidad de reconocimiento del ejèrcito sueco. Ese día, cuando nos encontramos con lo que quedó de lo que suponemos fue una encarnizada masacre, asesinaron a todo mi escuadrón. Me dejaron ir para que contara la historia. - Hizo una pausa y rompió su típico saludo militar. Tomó asiento de nueva cuenta y soltó una ligera risa desganada, cansada. - El dios que desenterraron se llama Loki. Y es el dios del engaño. Lo que ocurre aquí hoy, lo experimenté cuando llegué al primer pueblo que pude encontrar luego de ser liberado. Si la gente de este pueblo se está comportando así, es por que ese condenado Dios se encuentra cerca.
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por A. Adelaide Ainsworth Lun Oct 01, 2018 8:36 pm
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Quizás era demasiado evidente, pero no era algo que realmente pudiera controlar. Tampoco era como si la ignorancia fuera un gusto para ella peor a veces se tenía que reconocer que si no tenía idea de lo que estaba pasando simplemente tenía que manifestarlo o nunca sabría cómo iba a ser la mejor manera de aproximarse a esa situación para la que no la habían preparado. Había tantas cosas que estaban vacías en su cabeza, tantos agujeros y lagunas los cuales no lograba unir para llegar hasta ese punto. Incluso había empezado a marearse un poco, como si su cuerpo lentamente fuera jalado hacia el suelo. Mantuvo su estoicidad o al menos eso trató, por más vueltas que su cabeza le dieran para enfocarse en las palabras del hombre, necesitaba esa información ¿Qué pasaría si algo así pasaba en la isla? Debía tener conocimiento de todo eso o de lo contrario todo sería un desastre y no sabía porqué tenía la ligera sospecha de que eso que le decía podría pasar, por más fantasioso que estuviera sonando – Ares... Dice Ares ¿Cómo el dios de la guerra griego? – Hizo énfasis en ello porque nunca había sido necesariamente devota a esas cosas pero con todo lo que había pasado, empezaba a creer que no eran descabellado. Aunque algo como “dioses” parecía ir más allá de lo que su cabeza pudiera procesar.
Por un momento observó su mano en duda, en parte tenía razón, ella también era diferente. Aunque un dios de seguro estaba muy por encima de ella. Aunque las palabras del hombre eran abrumantes una tras otra, hablaba como si fuera un tema completamente normal y con tanta convicción de no hacerla ver que quizás era delirante y todo lo que decía podría tratarse de una enfermedad degenerativa. Pero de alguna manera le creía, cada fibra de sus ser le gritaba que decía la verdad, era una sensación extraña de convicción la cual le llenaba de incertidumbre. Estuvo a punto de presentarse, pero se detuvo, no conocía a ese hombre y por más confiable que se viera no iba a ponerse en una posición delicada, sus labios se abrieron pero nada salió de ellos, por un momento se llenó de frustración ¿Qué pasaba? Fue como si su cuerpo se negara a pronunciar esas palabras, le prohibiera mentir. Apenas una vocal pudo pronunciar, fue como si le empujaran directamente a decir la verdad – Adelaide – No le quedó más opción que aceptar ello y al decirlo su cuerpo se relajó un poco y pudo hacer un saludo más oficial respondiendo al de él – Capitán Adelaide Ainsworth –
Sus labios se apretaron un poco porque todo parecía demasiado extraño para ella y desde hacía un momento sentía una ligera brisa soplar cuando no había ninguna ventana abierta en el lugar – Bien digamos que todo lo que dice es cierto – Su cuerpo busco relajarse sobre la silla dejando caer sus brazos sobra la mesa para apoyar la parte posterior de su cuerpo un poco sobre la superficie manteniendo un tono sereno pero firme – Asumiendo que realmente Ares haya atraído a Loki hasta aquí ¿Qué garantiza que todos no están comprometidos? ¿Por qué no manipular a todos en vez de a un grupo selectivo de personas? – Aclaró ya que si todo era tan terrible como él lo marcaba no tenía sentido que sus guardaespaldas o ese anciano no estuvieran afectados por la situación en lo absoluto. A menos que… – A menos que todo esto lo quiera – Llevó un dedo hasta su barbilla para presionar con una expresión pensativa – ¿Pero por qué conmigo? Es decir, podría controlarme ya que no soy su igual e incluso siéndolo creo que podría hacerlo de igual manera – Expresó su incertidumbre.
Antes que pudiera seguir un ruido en el exterior llamó su atención, un golpe seco seguido de un quejido ronco hecho por un hombre. Le abrumó que fuera uno de sus guardaespaldas y se levantó de su lugar rápidamente. Al abrir la puerta se llevó una sorpresa que a escasos metros parecía haber una pared, el mismo lugar por donde entró. Odiaba admitir que si su pecho quizás no fuera tan prominente, pudiera escurrirse entre la pared ya que parecía ser que solo rodeaba la casa. Por un momento se giró apresurada y se dirigió hacia una ventana para intentar salir por ella pero fue lo mismo, la misma distancia se cumplía y no parecía tener salida – Dígame, Mr. Björn ¿Está seguro que es producto de un ser superior? – Presionó su mano contra la pared y parecía tan real entre sus dedos.
Por un momento observó su mano en duda, en parte tenía razón, ella también era diferente. Aunque un dios de seguro estaba muy por encima de ella. Aunque las palabras del hombre eran abrumantes una tras otra, hablaba como si fuera un tema completamente normal y con tanta convicción de no hacerla ver que quizás era delirante y todo lo que decía podría tratarse de una enfermedad degenerativa. Pero de alguna manera le creía, cada fibra de sus ser le gritaba que decía la verdad, era una sensación extraña de convicción la cual le llenaba de incertidumbre. Estuvo a punto de presentarse, pero se detuvo, no conocía a ese hombre y por más confiable que se viera no iba a ponerse en una posición delicada, sus labios se abrieron pero nada salió de ellos, por un momento se llenó de frustración ¿Qué pasaba? Fue como si su cuerpo se negara a pronunciar esas palabras, le prohibiera mentir. Apenas una vocal pudo pronunciar, fue como si le empujaran directamente a decir la verdad – Adelaide – No le quedó más opción que aceptar ello y al decirlo su cuerpo se relajó un poco y pudo hacer un saludo más oficial respondiendo al de él – Capitán Adelaide Ainsworth –
Sus labios se apretaron un poco porque todo parecía demasiado extraño para ella y desde hacía un momento sentía una ligera brisa soplar cuando no había ninguna ventana abierta en el lugar – Bien digamos que todo lo que dice es cierto – Su cuerpo busco relajarse sobre la silla dejando caer sus brazos sobra la mesa para apoyar la parte posterior de su cuerpo un poco sobre la superficie manteniendo un tono sereno pero firme – Asumiendo que realmente Ares haya atraído a Loki hasta aquí ¿Qué garantiza que todos no están comprometidos? ¿Por qué no manipular a todos en vez de a un grupo selectivo de personas? – Aclaró ya que si todo era tan terrible como él lo marcaba no tenía sentido que sus guardaespaldas o ese anciano no estuvieran afectados por la situación en lo absoluto. A menos que… – A menos que todo esto lo quiera – Llevó un dedo hasta su barbilla para presionar con una expresión pensativa – ¿Pero por qué conmigo? Es decir, podría controlarme ya que no soy su igual e incluso siéndolo creo que podría hacerlo de igual manera – Expresó su incertidumbre.
Antes que pudiera seguir un ruido en el exterior llamó su atención, un golpe seco seguido de un quejido ronco hecho por un hombre. Le abrumó que fuera uno de sus guardaespaldas y se levantó de su lugar rápidamente. Al abrir la puerta se llevó una sorpresa que a escasos metros parecía haber una pared, el mismo lugar por donde entró. Odiaba admitir que si su pecho quizás no fuera tan prominente, pudiera escurrirse entre la pared ya que parecía ser que solo rodeaba la casa. Por un momento se giró apresurada y se dirigió hacia una ventana para intentar salir por ella pero fue lo mismo, la misma distancia se cumplía y no parecía tener salida – Dígame, Mr. Björn ¿Está seguro que es producto de un ser superior? – Presionó su mano contra la pared y parecía tan real entre sus dedos.
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