un largo viaje (privado)

Un largo viaje

Cambios en las reglas

Con Saphire — En algún lugar de Francia — Atardecer

Una de las ventajas de ser nómade, es que estaba bastante acostumbrada a viajar constantemente de aquí para allá, sin establecer un hogar fijo. Algunas personas no podían soportar ese estilo de vida, pues requerían de una cierta constancia que pudiera darle un tipo de estructura sólida a sus vidas, pero otras personas, personas como ella, podían soportar la espontaneidad del día a día, era su modo de vivir, un estilo de vida que se sostenía en la libertad y en la capacidad de sobrevivir sin aferrarse a muchas cosas materiales. Por consiguiente, era normal que la contrataran de otros países, hecho que ahora la llevaba a Francia ¿El caso en cuestión? Una especie de “mafioso” menor, más bien, un pandillero, era estúpido suponer que alguien así trabajaría solo y ya lo había investigado lo suficiente como para saber que, efectivamente, estaba totalmente solo, razón que lo hacía ser un fugitivo, sin la protección de alguien que sí perteneciera a la mafia.

La experiencia de aquel sujeto le había llevado a evadir a la policía y, por consiguiente, necesitaban de su ayuda para atrapar al maleante. El problema es que, ella al ser una caza-recompensas independiente, obviamente que no trabajaba con las diplomacias de un policía, las órdenes de arresto, investigación, papeleo, ella prefería los métodos menos… convencionales. En algunas ocasiones, los procedimientos policiacos implicaban sólo contratiempos, pero ya había aprendido a aprovecharlos para hacer su trabajo.

El escándalo de los agentes y su demora, al mismo tiempo, ejercían la circunstancia que allí procedía. El día anunciaba su fin con la llegada del atardecer, encontrándose así una escena en donde el inicio de la noche estaba por despertar. La quietud de ese ocaso se vio interrumpida por el fugitivo, quien ahora había tomado bajo su brazo amenazante a una chica que se encontraba en el lugar equivocado, aunque no la culpaba. Los policías al ver que el sujeto mantenía a una rehén que, de hecho, no parecía perturbada en lo más mínimo, se detuvieron. Eso la hizo alzar una ceja desde donde estaba escondida y ocultando totalmente su presencia, estaban perdiendo los estribos más ellos que la propia rehén, de hecho, la actitud de la rehén le facilitaba mucho más las cosas.

Rodeó los ojos y entonces miró atentamente a su objetivo, y, en menos de un parpadeo, él agarre de éste, con el cual mantenía a la rehén y el arma, se aflojó; la sangre cayó de su frente hasta su rostro y el brillo de sus ojos se desvaneció en un último suspiro antes de caer desmayado hacia atrás. Una bala acabó con su fin, bala disparada por un arma peculiar, que no pertenecía a ninguno de los policías que allí estaban. Todos ellos se miraron entre sí para intentar descubrir quien disparó, y fue entonces que Elea se mostró, su espada, transformada ahora en una especie de rifle de una sola mano, delataba que ella había sido quien disparó. Ella miró a los policías, antes de seguir avanzando hasta el cuerpo, ya muerto, de aquel fugitivo, asegurándose de que estuviera muerto, encontrando que el mismo ya no tenía pulso. — Muerto a las 7:05 PM. — Fue lo que anunció antes de levantarse y ser abordada en seguida por uno de los policías.

— ¡¿Estás loca, Lestrange?! — Preguntó aquel jefe completamente ofuscado y escandalizado — ¿Tienes idea de lo que esto implica? ¿El papeleo? Ese sujeto-- —

Aquel hombre no pudo seguir más en su palabrería, porque la mujer de cabellos rosados y porte solemne le interrumpió con mucha tranquilidad. — Ese sujeto se buscaba vivo o muerto producto de sus crímenes, es un desligado de la mafia, si ustedes no lo asesinaban lo haría el resto. — Dijo ella con tranquilidad, ignorando un poco la presencia de la chica.

El jefe lanzó un gruñido antes de volver a elevar el tono, aunque algo descolocado al inicio por la tranquilidad de esa mujer. — Va a ser un banquete para la prensa esta acción tan osada que haz tomado sin pensar en las consecuencias —

Elea sólo volvió a mirar al hombre, sin ofuscarse como aquel, y luego dirigió su tranquila mirada hacia la chica que antes había sido rehén del condenado, no había pasado por alto esa tranquilidad y el movimiento de su brazo, la chica se iba a defender, lo presentía, así que ese hombre estaba muerto de todas formas. — Sí, imagino que será un banquete para la prensa el cómo un grupo de policías armados permitió que un traficante se acercara a una jovencita y que no fueron siquiera capaces de defenderla. — Todos se quedaron callados, los medios siempre que tenían una noticia así de jugosa, harían uso de ello para sacar provecho. Volvió a hablar. — O bien, podrían decir que heroicamente acabaron con el maleante y salvaron una vida inocente sin ayuda de nadie. — Los demás volvieron a mirarse, preferían más esa opción. — Sólo quiero mi paga, iré por ella esta noche a la estación, se encargarán de la prensa, yo me mantengo en el anonimato y ustedes tienen la gloria, todos felices. Ahora si me disculpan, escoltaré a esta chica fuera de la escena mientras ustedes se encargan del resto. — Dijo con firmeza antes de mirar a la chica y hacer un movimiento de cabeza para que la siguiera, la había usado como un chivo expiatorio, obvio, para que el resto la dejara irse sin hacerle jodidas preguntas, lo que menos quería era a la prensa sacándole fotos o publicidad, no era lo suyo resaltar ante una multitud. Así que, empezó a caminar para alejarse de aquella escena a la cual pronto la prensa y los medios acudirían.

Por Tony en The Captain Knows Best