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Actualmente Elysium atraviesa un maravilloso verano, predominando los días soleados, aunque también de vez en cuando es posible toparse con días donde las lluvias no paran de caer sobre la isla. Las temperaturas varían bastante, yendo de los 33° como máximo hasta los 18° como mínimo. Esta temporada es ideal para paseos en la playa, fiestas al aire libre, todo tipo de actividades recreativas en las que puedas disfrutar de un hermoso sol y cielo despejado en su mayoría.
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Antes del Gran Viaje - Privado +18
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por Dartagnan Schrenberg Mar Jun 26, 2018 2:50 am
Francia. - En un Hotel en la Ciudad de Toulouse - Un día antes del viaje a la isla. - 10:20AM
Ya pasaban dos semanas desde que en la ciudad de Nimes, había acabado todo. La "Gran Batalla Final" se había llevado a cabo después de lo que empezó hace 5 años atrás como una tragedia, había llegado a su clímax. Sería una gran historia para escribir, la familia que falleció en incendios y ataques dejando como sobreviviente a dos niños, cuidados por un amigo de la familia y dos criadas entrenadas por el abuelo del difunto apellido Schrenberg. Los hermanos se separan pero una descubre que lo que acabó con las familias y ancestros no fueron ataques porque si, sino una fuerza oscura, una maldición que acompañaba a los Schrenberg desde siempre. La hermana se aleja y en su sed de venganza mancha su corazón, es poseída por la fuerza que causó toda su tragedia y intenta matar a su hermano, destruye su avatar, barre el piso con el y sus criadas y secuestra a una de ellas (Aynara) lavándole el cerebro y convirtiéndola en su esclava, dando por muertos a los otros dos.
Dos años más tarde, (dos años atrás de la actualidad) El joven amo entrena arduamente y con la ayuda de aliados y de Stella entrenándole en combate físico cuerpo a cuerpo, desafían una vez más a su hermana. La batalla dura toda una noche, logran hacer volver en si a Aynara y a duras penas, Dartagnan logró vencer a su hermana pero debía tomar una decisión. Si eliminaba a Caius, la entidad maligna, su hermana moriría aunque este dejaría de existir. Más de veinte sellos mágicos y un ataúd de hielo creado por sus últimas fuerzas en conjunto con las de Stella, sirvieron de prisión para sellar a la joven Jaina Shcrenberg y esconderle en lo más profundo de la ciudad donde nadie pudiera encontrarla. Con la promesa de volver a buscarla cuando tuviera el poder suficiente para salvarle y eliminar a Caius, el joven Dartagnan tomó lo que pudo de las ruinas de su casa y se tomó un merecido descanso junto a sus criadas y amantes antes de partir hacia una isla donde una carta de su hermana decía que le necesitarían más que en cualquier otro lado del mundo.
Así que aquí estaban, en un cómodo hotel, en una cama matrimonial de dos plazas, con servicio a la habitación, y todas esas aventuras detrás de ellos conociéndose ya hace cinco años y el, no siendo ni la mitad de mimado, vergonzoso e inocente que era en ese entonces. La noche anterior había sido una cena, juegos de azar con al principio, ligeras puestas en la habitación, bailes ridículos, imitaciones, karaoke improvisado y penitencias hasta acabar con las prendas tiradas por todos lados, una botella o tres de vino bien vacías, algunos dulces y snacks repartidos por el piso y algunos elementos como guirnaldas orejas de conejo y lencería por todo el cuarto. Había sido divertido.
Las cortinas dejaban que algunos rayos de sol entraran por la ventana de aquel quinto piso, iluminando el desastre de la habitación. A nadie le gustaba el desorden, pero a un día de viajar fuera del país y con todo lo vivido, ¿quien iba a quejarse? Entre ambas hermanas se hallaba el cuerpo desnudo del rubio, a medio cubrir con la pierna de una cruzandole la cadera y el brazo de la otra cruzandole el cuello. Sus piernas separadas, su brazo derecho recogido contra su estómago y el izquierdo rodeando el cuello de Aynara mientras que su cabeza, reposaba entre los pechos de Stella casi mojándole uno de sus pezones al tener la boca abierta. -Nh...- Abrió su ojo derecho poco a poco, cerró la boca y al identificar donde estaba... ni pensó en moverse de allí. Movió sus manos u sis pies para reconocer donde estaba cada cosa y acariciándole los cabellos a la pelirosa mientras con sus mejillas acariciaba los pechos de la peliazul, respiró y bostezó prolongadamente antes de arquear su espalda y todo su cuerpo sintiendo ese exquisito alivio mañanero. -¡Hyuuuugjjj...! ¡Nhhh...!-
Serpenteando intentando no despertarlas se movió sigilosamente para ponerse de pie, echarse un bombón que encontró por ahí a la boca y caminar desnudo hasta la ventana. Movió las cortinas, estaban en un quinto piso así que nadie vería nada. Abrió la ventana para ventilar el cuarto y se apoyó en el marco de esta cual modelo desnudo con el trasero levantado hacia la cama y el cuerpo inclinado hacia adelante. Era un día precioso, el sol brillaba entre pocas nubes iluminando el agua y los puentes de la hermosa ciudad de Toulouse. -Y mañana Cannes...- recordó en voz alta, ya que temprano tomarían el avión para dirigirse a la isla. Su último día en Francia apenas empezaba y, ya empezaba a extrañar su patria.
Dos años más tarde, (dos años atrás de la actualidad) El joven amo entrena arduamente y con la ayuda de aliados y de Stella entrenándole en combate físico cuerpo a cuerpo, desafían una vez más a su hermana. La batalla dura toda una noche, logran hacer volver en si a Aynara y a duras penas, Dartagnan logró vencer a su hermana pero debía tomar una decisión. Si eliminaba a Caius, la entidad maligna, su hermana moriría aunque este dejaría de existir. Más de veinte sellos mágicos y un ataúd de hielo creado por sus últimas fuerzas en conjunto con las de Stella, sirvieron de prisión para sellar a la joven Jaina Shcrenberg y esconderle en lo más profundo de la ciudad donde nadie pudiera encontrarla. Con la promesa de volver a buscarla cuando tuviera el poder suficiente para salvarle y eliminar a Caius, el joven Dartagnan tomó lo que pudo de las ruinas de su casa y se tomó un merecido descanso junto a sus criadas y amantes antes de partir hacia una isla donde una carta de su hermana decía que le necesitarían más que en cualquier otro lado del mundo.
Así que aquí estaban, en un cómodo hotel, en una cama matrimonial de dos plazas, con servicio a la habitación, y todas esas aventuras detrás de ellos conociéndose ya hace cinco años y el, no siendo ni la mitad de mimado, vergonzoso e inocente que era en ese entonces. La noche anterior había sido una cena, juegos de azar con al principio, ligeras puestas en la habitación, bailes ridículos, imitaciones, karaoke improvisado y penitencias hasta acabar con las prendas tiradas por todos lados, una botella o tres de vino bien vacías, algunos dulces y snacks repartidos por el piso y algunos elementos como guirnaldas orejas de conejo y lencería por todo el cuarto. Había sido divertido.
Las cortinas dejaban que algunos rayos de sol entraran por la ventana de aquel quinto piso, iluminando el desastre de la habitación. A nadie le gustaba el desorden, pero a un día de viajar fuera del país y con todo lo vivido, ¿quien iba a quejarse? Entre ambas hermanas se hallaba el cuerpo desnudo del rubio, a medio cubrir con la pierna de una cruzandole la cadera y el brazo de la otra cruzandole el cuello. Sus piernas separadas, su brazo derecho recogido contra su estómago y el izquierdo rodeando el cuello de Aynara mientras que su cabeza, reposaba entre los pechos de Stella casi mojándole uno de sus pezones al tener la boca abierta. -Nh...- Abrió su ojo derecho poco a poco, cerró la boca y al identificar donde estaba... ni pensó en moverse de allí. Movió sus manos u sis pies para reconocer donde estaba cada cosa y acariciándole los cabellos a la pelirosa mientras con sus mejillas acariciaba los pechos de la peliazul, respiró y bostezó prolongadamente antes de arquear su espalda y todo su cuerpo sintiendo ese exquisito alivio mañanero. -¡Hyuuuugjjj...! ¡Nhhh...!-
Serpenteando intentando no despertarlas se movió sigilosamente para ponerse de pie, echarse un bombón que encontró por ahí a la boca y caminar desnudo hasta la ventana. Movió las cortinas, estaban en un quinto piso así que nadie vería nada. Abrió la ventana para ventilar el cuarto y se apoyó en el marco de esta cual modelo desnudo con el trasero levantado hacia la cama y el cuerpo inclinado hacia adelante. Era un día precioso, el sol brillaba entre pocas nubes iluminando el agua y los puentes de la hermosa ciudad de Toulouse. -Y mañana Cannes...- recordó en voz alta, ya que temprano tomarían el avión para dirigirse a la isla. Su último día en Francia apenas empezaba y, ya empezaba a extrañar su patria.
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Dartagnan Schrenberg
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por Aynara y Stella Mar Jun 26, 2018 5:22 pm
Para ambas gemelas había sido una noche bastante común, pero muy agradable, puesto que la gran mayoría de las veces los tres siempre iban a terminar con poca ropa o completamente desnudos en alguna parte sea de una casa, hotel, baño, etc. A pesar que esto podría ser frecuente, a ambas féminas le gustaba mucho realizar ese tipo de acciones sexuales (y sobre todo, en el tiempo pasado, el pervertir a aquel jovencito era un goloseo que jamás ellas iban a desperdiciar).
Es por eso, que con todo el juego realizado en la noche; y luego que este se terminara, ambas féminas cayeron rendidas en la almohada entregándose completamente a los brazos del sueño. Ante esto, les importaba muy poco el como ellas iban a conciliar el sueño, puesto que con o sin pijama, para ellas era algo que siempre les daba lo mismo, ya que la ropa de una u otra forma nunca se iba a quedar en el mismo sitio.
Ya cuando era de mañana, ambas dormían de forma profunda, reflejando una inocencia que realmente era inexistente para ellas, pero sin duda era algo muy agradable de contemplar para cualquier ojo masculino. Al momento de que su amo se colocó de pie, Stella movió un poco su cuerpo mientras reclamaba inconsciente entredientes la acción de haberla movido un poco de su postura, mientras que Aynara abría un poco su boca y fruncía ligeramente su ceño.
Tan solo bastó de unos minutos y Stella estiró su cuerpo para luego alzar los brazos hacia lo más alto que ella pudo, siendo este movimiento acompañado por un perezoso bostezo. Acto seguido un cuanto dormida, dirigió su vista al cuerpo de su amo, él cual en la postura que había adoptado se veía extremadamente guapo.- Hola...Buenos días.- Dijo Stella mientras se sentaba en la cama.- ¿Cómo amaneció?.- Pregunto antes de colocarse de pie para luego dirigirse hacia el baño, en donde ella se lavó el rostro y se peinó unos cabellos alborotados que ella tenía.
Por otra parte, Aynara al sentir que estaba sola en la cama, estiró su cuerpo a más no poder, apoderándose completamente del "territorio" de esta y luego abriendo lentamente sus ojos movió su cabeza para desordenar sus cabellos.-Ahhhh~ y yo que quería seguir durmiendo.- Dice mientras tomaba dos almohadas, las cuales lanzó una a su amo y la otra a su hermana.- Ahora tendrán que apaciguar mi ira y les daré una pista...-Colocándose de pie y dando un pequeño salto de alegría.- Quiero comer algo rico.- Dicho eso, demostrando un buen humor, se lanza de espalda hacia la cama y comienza a hacer un típico angelito de sábana, lo cual es bastante común en ella.- Aún no escucho que alguien llamara al servicio a la habitación.- Bromeo antes de darse una vuelta y darle la espalda a su amo.
Es por eso, que con todo el juego realizado en la noche; y luego que este se terminara, ambas féminas cayeron rendidas en la almohada entregándose completamente a los brazos del sueño. Ante esto, les importaba muy poco el como ellas iban a conciliar el sueño, puesto que con o sin pijama, para ellas era algo que siempre les daba lo mismo, ya que la ropa de una u otra forma nunca se iba a quedar en el mismo sitio.
Ya cuando era de mañana, ambas dormían de forma profunda, reflejando una inocencia que realmente era inexistente para ellas, pero sin duda era algo muy agradable de contemplar para cualquier ojo masculino. Al momento de que su amo se colocó de pie, Stella movió un poco su cuerpo mientras reclamaba inconsciente entredientes la acción de haberla movido un poco de su postura, mientras que Aynara abría un poco su boca y fruncía ligeramente su ceño.
Tan solo bastó de unos minutos y Stella estiró su cuerpo para luego alzar los brazos hacia lo más alto que ella pudo, siendo este movimiento acompañado por un perezoso bostezo. Acto seguido un cuanto dormida, dirigió su vista al cuerpo de su amo, él cual en la postura que había adoptado se veía extremadamente guapo.- Hola...Buenos días.- Dijo Stella mientras se sentaba en la cama.- ¿Cómo amaneció?.- Pregunto antes de colocarse de pie para luego dirigirse hacia el baño, en donde ella se lavó el rostro y se peinó unos cabellos alborotados que ella tenía.
Por otra parte, Aynara al sentir que estaba sola en la cama, estiró su cuerpo a más no poder, apoderándose completamente del "territorio" de esta y luego abriendo lentamente sus ojos movió su cabeza para desordenar sus cabellos.-Ahhhh~ y yo que quería seguir durmiendo.- Dice mientras tomaba dos almohadas, las cuales lanzó una a su amo y la otra a su hermana.- Ahora tendrán que apaciguar mi ira y les daré una pista...-Colocándose de pie y dando un pequeño salto de alegría.- Quiero comer algo rico.- Dicho eso, demostrando un buen humor, se lanza de espalda hacia la cama y comienza a hacer un típico angelito de sábana, lo cual es bastante común en ella.- Aún no escucho que alguien llamara al servicio a la habitación.- Bromeo antes de darse una vuelta y darle la espalda a su amo.
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por Dartagnan Schrenberg Mar Jun 26, 2018 10:09 pm
Quería planificar lo que sería su último día allí, tal vez hicieran mil cosas, tal vez solo pasearan, se sacaran algunas fotos, compartieran una comida y dejasen todo listo para partir mañana, quien sabe de todas formas habían vivido años en Francia y no iban a extrañarle mucho, sobre todo el.
Escuchó bostezar a una de las chicas y cuando esta le dio los buenos días, giró la cabeza para mirarle por sobre el hombro. -Buenos días.- Le respondió en tono algo bajo para no incomodar a Aynara aunque fue aparentemente inútil. -Desnudo ¿y tu?- Jugó con la pelo azul mientras la veía viajar al baño, no perdiendo detalle de esa sensualidad matutina propia de las hermanas tras despertar. Luego escuchó a Aynara y se giró para apoyar la espalda en la pared.
-Pero si puedes dormir todo lo que quie...- Recibió la almohada muerto de la risa y la usó para cubrirse la zona baja. Al escuchar lo de la ira de aynara, esbosó una divertida sonrisa y canturreó un muy fingido: -Ohhh~- Moviendo una de sus manos como diciendo "¿Ahora qué haremos?" en una actuación intencionalmente pobre.
-¿Comer algo rico? Bueno, es nuestro último día en Francia así que nos merecemos algo digno.- Caminó hasta la orilla de la cama teniendo a la menor de espaldas a el. -¿Qué se te ocurre Stella?- Alzó un poco la voz para que le escuchara desde el baño y mientras, se tiró rápidamente a la cama, montando su cuerpo de manera juguetona y algo imperativa sobre el de Aynara buscando su oído.
-Aunque yo podría darte algo exquisito ahora mismo sin tener que llamar a ningún número.- y dicho esto al oído de la joven, apartó su rostro de ahí para darle un travieso mordisco entre el hombro y el cuello. La idea era apenarla o al menos sorprenderla un poco. Después de todo ellas habían hecho ese tipo de cosas y "peores" desde que le conocieron así que ya era obvio que desde hacía un tiempo, el hubiese empezado a tomar ciertas venganzas lascivas por todas las "penurias" ocasionadas por las hermanitas. Habían sembrado y cosechado fetiches y gustos en el alguna vez inocente joven amo, ahora debían disfrutar del producto final.
Gruñó durante su mordisco como un animal que comía algo delicioso y le soltó riéndose para buscarle la mejilla (siempre encima de ella) y darle un cariñoso beso en esta zona. -Pide lo que quieras, yo iré a darme una ducha.- Estiró sus brazos para elevar su cuerpo encima de ella y retroceder. Antes de pararse eso si, dio un travieso mordisco a una de las nalgas bajo su cuerpo y rodeó la cama para dirigirse al baño.
-Podemos planificar el día completo o solo salir a hacer algunas compras. Hay que renovar un poco de equipaje, no sabemos si va a haber tiendas allá...- No sabían nada de la isla en realidad, solo la dirección y que había vida en ella. Pero no era momento de preocuparse de aquello. Pasó por detrás de Stella, tomándola por la cintura para darle nada más que una suave caricia a su cintura a su estomago, partes del cuerpo de la chica que a el le encantaban. -¿Qué dices tu?- y cobrándole el beso de buenos días, antes de dejarla para seguir avanzando, le dio un pequeño y cariñoso beso sobre el el lado derecho de su cuello. -No creo que un par de vestidos y sus ropas de sirvientas sean suficientes.-
Se metió a la ducha y dio el agua fría, recibiéndola con el total agrado que le caracterizaba. La entibió, pero solo un poco si es que a alguna de las dos se le ocurría "ahorrar agua" y mientras las gotas caían sobre su cuerpo, limpiándolo y alimentándolo a la vez, se refregaba los ojos y el cabello. -¡¿Se imaginan llegamos allá y todo el mundo viste harapos, colmillos de animales, taparabos y esas cosas?! ¡Jaja juro que me regreso de inmediato, lo juro!- reía tras de la cortina del baño,dejándose por unos instantes limpiar superficialmente por las gotas tibias, jalando a frías de la regadera. Lo poco que sabía de la isla es que habían buenos y malos, que estaba habitada, y que por lo que dijo su hermana, necesitarían de su ayuda. Más allá de eso y la dirección exacta, no había nada, ni tecnologías, ni con quien hablar, ni a quien buscar, nada. Iban a llegar a ciegas, pero lo peor ya había pasado y no creía que en su último aliento consciente, su hermana le enviara a la muerte. Ahí debía de haber algo, más que algo... Pero no quería estresarse demasiado, mientras tuviera energías y a sus acompañantes, hoy más que nunca se sentía listo para todo.
Escuchó bostezar a una de las chicas y cuando esta le dio los buenos días, giró la cabeza para mirarle por sobre el hombro. -Buenos días.- Le respondió en tono algo bajo para no incomodar a Aynara aunque fue aparentemente inútil. -Desnudo ¿y tu?- Jugó con la pelo azul mientras la veía viajar al baño, no perdiendo detalle de esa sensualidad matutina propia de las hermanas tras despertar. Luego escuchó a Aynara y se giró para apoyar la espalda en la pared.
-Pero si puedes dormir todo lo que quie...- Recibió la almohada muerto de la risa y la usó para cubrirse la zona baja. Al escuchar lo de la ira de aynara, esbosó una divertida sonrisa y canturreó un muy fingido: -Ohhh~- Moviendo una de sus manos como diciendo "¿Ahora qué haremos?" en una actuación intencionalmente pobre.
-¿Comer algo rico? Bueno, es nuestro último día en Francia así que nos merecemos algo digno.- Caminó hasta la orilla de la cama teniendo a la menor de espaldas a el. -¿Qué se te ocurre Stella?- Alzó un poco la voz para que le escuchara desde el baño y mientras, se tiró rápidamente a la cama, montando su cuerpo de manera juguetona y algo imperativa sobre el de Aynara buscando su oído.
-Aunque yo podría darte algo exquisito ahora mismo sin tener que llamar a ningún número.- y dicho esto al oído de la joven, apartó su rostro de ahí para darle un travieso mordisco entre el hombro y el cuello. La idea era apenarla o al menos sorprenderla un poco. Después de todo ellas habían hecho ese tipo de cosas y "peores" desde que le conocieron así que ya era obvio que desde hacía un tiempo, el hubiese empezado a tomar ciertas venganzas lascivas por todas las "penurias" ocasionadas por las hermanitas. Habían sembrado y cosechado fetiches y gustos en el alguna vez inocente joven amo, ahora debían disfrutar del producto final.
Gruñó durante su mordisco como un animal que comía algo delicioso y le soltó riéndose para buscarle la mejilla (siempre encima de ella) y darle un cariñoso beso en esta zona. -Pide lo que quieras, yo iré a darme una ducha.- Estiró sus brazos para elevar su cuerpo encima de ella y retroceder. Antes de pararse eso si, dio un travieso mordisco a una de las nalgas bajo su cuerpo y rodeó la cama para dirigirse al baño.
-Podemos planificar el día completo o solo salir a hacer algunas compras. Hay que renovar un poco de equipaje, no sabemos si va a haber tiendas allá...- No sabían nada de la isla en realidad, solo la dirección y que había vida en ella. Pero no era momento de preocuparse de aquello. Pasó por detrás de Stella, tomándola por la cintura para darle nada más que una suave caricia a su cintura a su estomago, partes del cuerpo de la chica que a el le encantaban. -¿Qué dices tu?- y cobrándole el beso de buenos días, antes de dejarla para seguir avanzando, le dio un pequeño y cariñoso beso sobre el el lado derecho de su cuello. -No creo que un par de vestidos y sus ropas de sirvientas sean suficientes.-
Se metió a la ducha y dio el agua fría, recibiéndola con el total agrado que le caracterizaba. La entibió, pero solo un poco si es que a alguna de las dos se le ocurría "ahorrar agua" y mientras las gotas caían sobre su cuerpo, limpiándolo y alimentándolo a la vez, se refregaba los ojos y el cabello. -¡¿Se imaginan llegamos allá y todo el mundo viste harapos, colmillos de animales, taparabos y esas cosas?! ¡Jaja juro que me regreso de inmediato, lo juro!- reía tras de la cortina del baño,dejándose por unos instantes limpiar superficialmente por las gotas tibias, jalando a frías de la regadera. Lo poco que sabía de la isla es que habían buenos y malos, que estaba habitada, y que por lo que dijo su hermana, necesitarían de su ayuda. Más allá de eso y la dirección exacta, no había nada, ni tecnologías, ni con quien hablar, ni a quien buscar, nada. Iban a llegar a ciegas, pero lo peor ya había pasado y no creía que en su último aliento consciente, su hermana le enviara a la muerte. Ahí debía de haber algo, más que algo... Pero no quería estresarse demasiado, mientras tuviera energías y a sus acompañantes, hoy más que nunca se sentía listo para todo.
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por Aynara y Stella Miér Jun 27, 2018 5:09 pm
Stella con agilidad tomó el cojín que había sido arrojado por su gemela, para luego lanzar este de manera impetuosa, como si se tratase de un proyectil, el cual iría directamente a las piernas de la hermana remolona. Acto seguido la gemela de pelo azul tomó su cepillo de dientes para colocar un poco de pasta y así proceder a lavarse prolijamente los dientes.
La fémina que aún yacía en el baño, escupió el excedente de pasta dental para poder responder la pregunta de su amo.- A mi me gustaría ir a comprar algo de ropa y unos zapatos más cómodos, puesto que los míos ya quedaron bastante maltrechos.- Informó mirando sutilmente hacia la cama.
Por otra parte, Aynara cuando sintió que su joven amo estaba muy cerca suyo y comenzó a susurrarle esas cosas indecentes en el oído, ella colocó por unos momentos una cara sumamente inocente, pero juguetona, para luego y de forma sigilosa aproximó su mano hacia el miembro del hombre, el cual fue apretado con fuerza controlada, pero demostrando bastante propiedad sobre este.- No creo que quieras que ingiera aquel delicioso platillo...Puesto que no cumple la labor de alimentar, sino que de degustar.- Dice de forma pícara en el oído del joven, puesto que, a pesar que no le gustaba responder ese tipo de cosas, esta vez creía que era importante hacerlo.
Acto seguido, ella quitó la mano de la intimidad del hombre, para colocarla a un costado de su cuerpo. Viendo como se aproximaba hacia el baño, Aynara se dio media vuelta.- Creo que me gustaría salir a comer.- Dicha esas palabras, se sentó sobre la cama para darse ánimos para levantarse.
Centrándonos en el baño, Stella se dejó consumir completamente por los cariños de su amo, haciendo estos mucho más fáciles para poder efectuarlos. Pero cuando él decidió meterse a la ducha, la peliazul frunció su ceño, puesto que ella se había aproximado a esta pieza antes de él para ocupar en primera instancia la ducha.
Sin pensarlo dos veces, esperó unos segundos para entrar ella también a la ducha y posicionándose detrás de él, le depositó un beso en su hombro derecho, para luego bajar con su mano derecha hacia su miembro, el cual fue tomado con delicadeza para luego masturbarlo.- Me encargaré de dejar cada centímetro de su cuerpo limpio.- Comentó con un tono bastante sensual cerca de su oído.
Su mano comenzó a ser movida con bastante precisión y reiteraba su movimiento de forma lenta, pero profunda. Esa intensidad duró unos segundos, puesto que la chica comenzó a mover su mano un poco más rápido. Sin descuidar aquel movimiento, Stella apoyó su cabeza en la espalda de su amo, en donde comenzó a recorrerla con sus labios cuyos efectuaban besos cortos pero muy intensos.
Pasando por un costado su mano libre, esta apresó tiernamente los testículos del hombre, recibiendo estos un masaje bastante relajante. A pesar que los movimientos de su mano centrada en los testículos era un poco más sutil y pausada, eso no significaba que la otra mano iba a cesar su ritmo; de esta manera la "rápida" constancia permanecía intacta en la mano que estaba centrada en el falo.
La fémina que aún yacía en el baño, escupió el excedente de pasta dental para poder responder la pregunta de su amo.- A mi me gustaría ir a comprar algo de ropa y unos zapatos más cómodos, puesto que los míos ya quedaron bastante maltrechos.- Informó mirando sutilmente hacia la cama.
Por otra parte, Aynara cuando sintió que su joven amo estaba muy cerca suyo y comenzó a susurrarle esas cosas indecentes en el oído, ella colocó por unos momentos una cara sumamente inocente, pero juguetona, para luego y de forma sigilosa aproximó su mano hacia el miembro del hombre, el cual fue apretado con fuerza controlada, pero demostrando bastante propiedad sobre este.- No creo que quieras que ingiera aquel delicioso platillo...Puesto que no cumple la labor de alimentar, sino que de degustar.- Dice de forma pícara en el oído del joven, puesto que, a pesar que no le gustaba responder ese tipo de cosas, esta vez creía que era importante hacerlo.
Acto seguido, ella quitó la mano de la intimidad del hombre, para colocarla a un costado de su cuerpo. Viendo como se aproximaba hacia el baño, Aynara se dio media vuelta.- Creo que me gustaría salir a comer.- Dicha esas palabras, se sentó sobre la cama para darse ánimos para levantarse.
Centrándonos en el baño, Stella se dejó consumir completamente por los cariños de su amo, haciendo estos mucho más fáciles para poder efectuarlos. Pero cuando él decidió meterse a la ducha, la peliazul frunció su ceño, puesto que ella se había aproximado a esta pieza antes de él para ocupar en primera instancia la ducha.
Sin pensarlo dos veces, esperó unos segundos para entrar ella también a la ducha y posicionándose detrás de él, le depositó un beso en su hombro derecho, para luego bajar con su mano derecha hacia su miembro, el cual fue tomado con delicadeza para luego masturbarlo.- Me encargaré de dejar cada centímetro de su cuerpo limpio.- Comentó con un tono bastante sensual cerca de su oído.
Su mano comenzó a ser movida con bastante precisión y reiteraba su movimiento de forma lenta, pero profunda. Esa intensidad duró unos segundos, puesto que la chica comenzó a mover su mano un poco más rápido. Sin descuidar aquel movimiento, Stella apoyó su cabeza en la espalda de su amo, en donde comenzó a recorrerla con sus labios cuyos efectuaban besos cortos pero muy intensos.
Pasando por un costado su mano libre, esta apresó tiernamente los testículos del hombre, recibiendo estos un masaje bastante relajante. A pesar que los movimientos de su mano centrada en los testículos era un poco más sutil y pausada, eso no significaba que la otra mano iba a cesar su ritmo; de esta manera la "rápida" constancia permanecía intacta en la mano que estaba centrada en el falo.
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por Dartagnan Schrenberg Miér Jun 27, 2018 7:21 pm
La impresión que había causado en el cuando momentos atrás le habían apretado allí había sido de completa sorpresa, aunque no esa sorpresa inocente y descolocada, sino de aquella divertida y traviesa. No pudo responderle nada a la pelirosa en aquel entonces y de hecho, consideró el que si mezclaba todo, pues tras el desayuno podrían salir de compras y luego ir a almorzar o, hacer las compras rápido saltándose el desayuno para llegara un almuerzo algo contundente, buscando saciar el paladar de todos, aunque más específicamente, el de Aynara.
Bajo del agua, Dartagnan podía sentir cada una de esas gotas de agua fría entrando por sus poros, alimentándola y nutriéndose como el oxígeno le permite vivir a los seres de todo el planeta, recuperaba fuerzas y a ojos cerrados se limpiaba la cara, se se acariciaba el abdomen y los brazos para luego quedarse disfrutando en silencio la lluvia sobre su cabeza.
No sintió la cortina de la ducha moverse, y aunque no era muy sorpresivo que acabara duchándose acompañado, siempre era bien recibida la compañía repentina.
Sus hombros dieron un pequeño salto cuando sintió contacto en su espalda y miembro, dejándose llevar de inmediato un poco hacia atrás para que su espalda topase con los pechos de quien tenía detrás identificando así a la mayor de las gemelas sintiendo su prominente busto aplastado en su espalda. Se mordió el labio sintiendo como su corazón bombeaba con fuerza la sangre hasta su entrepierna, ayudando a que en segundos la erección entre los dedos de Stella se volviese más rígida con cada caricia. -Alguien se va a enfadar....- Quiso canturrear refiriéndose a Aynara si es que los descubría... y con tanto silencio sería obvio, pero no hizo nada para detenerla, no quería que lo hiciera.
Los besos en su espalda fueron lo que más le encendió, haciendo que los ojos se apretaran al igual que sus dientes, separando sus labios y emitiendo un corto y casi mudo seseo de placer. Para colmo, lo que vino después era algo que casi consideraba trampa.
-Stella...- No era aun sermón, la nombró en un gemido tan a gusto y exquisito que era su forma de decirle que le encantaba cuando hacía eso, fuese con sus manos o con la boca, el solo hecho de envolver y masajear allí era algo tan relajante como excitante.
La mano que daba hacia la cortina la usó para sujetarse de la viga de acero que sostenía el anillado de la susodicha, procurando tener buen soporte para no resbalarse por cualquier reacción a las caricias que recibía. Mientras que con la otra, intentó acariciar o agarrar algo de la muchacha tirando la mano hacia atrás pero solo logró dar unos torpes roces a su muslo y costado, terminando por entregarse completamente a las manipulaciones en toda su zona genital y apoyar la mano con el brazo estirado en la pared del baño.
Sus pies se torcían en pequeños y lentos giros del tobillo, los dedos se le arrugaban y soltaban y los brazos empezaban a temblarle,sus mejillas se habían vuelto rosadas igual que las zonas en las que Stella jugaba con sus dedos. El falo estaba ya completamente rígido, caliente y palpitante, manteniendo una postura erguida y curvada ligeramente hacia arriba con la cabeza hinchada y completamente asomada por el ir y venir de la funda creada por los dedos que le sujetaban. Sus testículos estaban igualmente calientes, blandos y tiernos; completamente manipulables y cada movimiento en estos hacía que uno o el otro hombro del rubio ascendiera y descendiera en pequeñas convulsiones que demostraban la lucha que tenía por resistirse a la temporal dominación que poseía su mestiza en ese momento. -No pares, Stella...- No quiso resistirse más y finalmente echó la cabeza hacia atrás buscando como fuese los labios o lo que fuera de la peliazul para darles un cándido beso.
Bajo del agua, Dartagnan podía sentir cada una de esas gotas de agua fría entrando por sus poros, alimentándola y nutriéndose como el oxígeno le permite vivir a los seres de todo el planeta, recuperaba fuerzas y a ojos cerrados se limpiaba la cara, se se acariciaba el abdomen y los brazos para luego quedarse disfrutando en silencio la lluvia sobre su cabeza.
No sintió la cortina de la ducha moverse, y aunque no era muy sorpresivo que acabara duchándose acompañado, siempre era bien recibida la compañía repentina.
Sus hombros dieron un pequeño salto cuando sintió contacto en su espalda y miembro, dejándose llevar de inmediato un poco hacia atrás para que su espalda topase con los pechos de quien tenía detrás identificando así a la mayor de las gemelas sintiendo su prominente busto aplastado en su espalda. Se mordió el labio sintiendo como su corazón bombeaba con fuerza la sangre hasta su entrepierna, ayudando a que en segundos la erección entre los dedos de Stella se volviese más rígida con cada caricia. -Alguien se va a enfadar....- Quiso canturrear refiriéndose a Aynara si es que los descubría... y con tanto silencio sería obvio, pero no hizo nada para detenerla, no quería que lo hiciera.
Los besos en su espalda fueron lo que más le encendió, haciendo que los ojos se apretaran al igual que sus dientes, separando sus labios y emitiendo un corto y casi mudo seseo de placer. Para colmo, lo que vino después era algo que casi consideraba trampa.
-Stella...- No era aun sermón, la nombró en un gemido tan a gusto y exquisito que era su forma de decirle que le encantaba cuando hacía eso, fuese con sus manos o con la boca, el solo hecho de envolver y masajear allí era algo tan relajante como excitante.
La mano que daba hacia la cortina la usó para sujetarse de la viga de acero que sostenía el anillado de la susodicha, procurando tener buen soporte para no resbalarse por cualquier reacción a las caricias que recibía. Mientras que con la otra, intentó acariciar o agarrar algo de la muchacha tirando la mano hacia atrás pero solo logró dar unos torpes roces a su muslo y costado, terminando por entregarse completamente a las manipulaciones en toda su zona genital y apoyar la mano con el brazo estirado en la pared del baño.
Sus pies se torcían en pequeños y lentos giros del tobillo, los dedos se le arrugaban y soltaban y los brazos empezaban a temblarle,sus mejillas se habían vuelto rosadas igual que las zonas en las que Stella jugaba con sus dedos. El falo estaba ya completamente rígido, caliente y palpitante, manteniendo una postura erguida y curvada ligeramente hacia arriba con la cabeza hinchada y completamente asomada por el ir y venir de la funda creada por los dedos que le sujetaban. Sus testículos estaban igualmente calientes, blandos y tiernos; completamente manipulables y cada movimiento en estos hacía que uno o el otro hombro del rubio ascendiera y descendiera en pequeñas convulsiones que demostraban la lucha que tenía por resistirse a la temporal dominación que poseía su mestiza en ese momento. -No pares, Stella...- No quiso resistirse más y finalmente echó la cabeza hacia atrás buscando como fuese los labios o lo que fuera de la peliazul para darles un cándido beso.
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Dartagnan Schrenberg
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por Aynara y Stella Vie Jun 29, 2018 5:15 pm
De vez en cuando, el agua le salpicaba en el rostro de Stella, cosa que le hacía pesteñear un poco más rápido mientras buscaba cobijo en la espalda de su amo. En ese lugar ella movía su cabeza de un lado hacia el otro, en donde realizaba movimientos pausados, cuyos se hacían más sensuales por la razón de que en cada extremo de la espalda del hombre, ella depositaba un tierno, pero fogoso beso, que a veces terminaba en una sutil mordidas, las cuales realmente encendían a la chica, puesto que tan solo con el contacto de la delicada y deseada piel del hombre, generaba en ella una tormenta de sensaciones perversas y lujuriosas.
Cuando sintió más rígido el miembro de su amo, ella se lamió sus labios para luego sonreír de forma traviesa.- Su enfado me tiene sin cuidado...Además tanto usted como yo tenemos el derecho de disfrutarnos de forma más íntima ¿No?.- Sus palabras eran emitidas de forma pausada y con mucha elocuencia, puesto que quería dejar en claro que las acciones que ellos estaban haciendo en el baño era algo sumamente normal para la vida de ellos y que por ende, su gemela debía entender y respetar el espacio que ellos habían generado.
Sin dejar pasar mucho tiempo, sintió como el contrario estaba buscando su cuerpo de forma desesperada, por ende, ella aproximó su pierna derecha para entrelazar esta con la pierna de él, así su amo podría efectuar de forma más concisa sus movimientos. Mientras que, la acción de buscarla para darle un beso, la dejó en espera debido a que se veía sumamente sensual realizando sin resultado alguno esa acción y eso realmente le prendía a la chica.
Después de ese coqueteo, Stella apretó con fuerza moderada el falo de su amo y comenzó a masturbarlo de forma rápida. Pero con cada "pulida", el apetito sexual por parte de la chica crecía rápidamente, por ende y con un movimiento rápido, ella soltó sus manos y posicionándose de forma sumamente hábil frente al rubio, la chica se agachó e introdujo completamente el miembro a su boca, mientras que con su mano izquierda la dirigió hacia los testículos, siendo estos acariciados con mucha propiedad.
Stella cerrando los ojos, apretó un poco más los labios cesó por unos instantes el movimiento de su rostro para centrarse exclusivamente en la frenética lamida que ella estaba dando al falo, cuyo era recurrido desde la punta hacia la base, en donde ella no perdía detalle alguno de la estructura del falo, así ella sacó un provecho erótico tanto para el deleite de él como el de ella.
Después de haber repasado el miembro con su lengua, Stella comenzó a retomar el movimiento de su rostro, haciendo este de adelante hacia atrás; movimiento el cual lo mantuvo constante. Mientras realizaba aquellas acciones, guió su mano libre hacia una nalga de su amo, cuya fue agarrada con fuerza "ligeramente bruta" para luego masajearla de forma circula. De esta forma, aquel agarre le iba a servir de soporte, puesto que ayudaba a que las felaciones fuesen más precisas y con un ritmo rápido
Cuando sintió más rígido el miembro de su amo, ella se lamió sus labios para luego sonreír de forma traviesa.- Su enfado me tiene sin cuidado...Además tanto usted como yo tenemos el derecho de disfrutarnos de forma más íntima ¿No?.- Sus palabras eran emitidas de forma pausada y con mucha elocuencia, puesto que quería dejar en claro que las acciones que ellos estaban haciendo en el baño era algo sumamente normal para la vida de ellos y que por ende, su gemela debía entender y respetar el espacio que ellos habían generado.
Sin dejar pasar mucho tiempo, sintió como el contrario estaba buscando su cuerpo de forma desesperada, por ende, ella aproximó su pierna derecha para entrelazar esta con la pierna de él, así su amo podría efectuar de forma más concisa sus movimientos. Mientras que, la acción de buscarla para darle un beso, la dejó en espera debido a que se veía sumamente sensual realizando sin resultado alguno esa acción y eso realmente le prendía a la chica.
Después de ese coqueteo, Stella apretó con fuerza moderada el falo de su amo y comenzó a masturbarlo de forma rápida. Pero con cada "pulida", el apetito sexual por parte de la chica crecía rápidamente, por ende y con un movimiento rápido, ella soltó sus manos y posicionándose de forma sumamente hábil frente al rubio, la chica se agachó e introdujo completamente el miembro a su boca, mientras que con su mano izquierda la dirigió hacia los testículos, siendo estos acariciados con mucha propiedad.
Stella cerrando los ojos, apretó un poco más los labios cesó por unos instantes el movimiento de su rostro para centrarse exclusivamente en la frenética lamida que ella estaba dando al falo, cuyo era recurrido desde la punta hacia la base, en donde ella no perdía detalle alguno de la estructura del falo, así ella sacó un provecho erótico tanto para el deleite de él como el de ella.
Después de haber repasado el miembro con su lengua, Stella comenzó a retomar el movimiento de su rostro, haciendo este de adelante hacia atrás; movimiento el cual lo mantuvo constante. Mientras realizaba aquellas acciones, guió su mano libre hacia una nalga de su amo, cuya fue agarrada con fuerza "ligeramente bruta" para luego masajearla de forma circula. De esta forma, aquel agarre le iba a servir de soporte, puesto que ayudaba a que las felaciones fuesen más precisas y con un ritmo rápido
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Aynara y Stella
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por Dartagnan Schrenberg Vie Jun 29, 2018 10:37 pm
Poco más de dos años habían pasado desde que Aynara había sido secuestrada y controlada su hermana, aquello había estrechado de forma aún más fuerte los lazos del rubio con Stella y por ende, le había brindado a la peliazul una ventaja abrumadora en cuanto a la relación con el mismo. Por ello, si ambas ya desde que empezaron a pervertirlo conocían su cuerpo de pies a cabeza, podría decirse que Stella conocía hasta el cerebro y los nervios del joven amo. Prueba de aquello eran esos besos y esas deliciosas mordidas además del masaje en sus testículos,ambas cosas mezcladas eran juegos que le encantaban y a los que no podía resistirse, menos aún si tenía esos enormes pechos apegados a la espalda y para colmo, le masturbaban en el mismo instante.
-N-no he dicho... que no es.. solo que...- No acabó de formular una excusa y encogió sus hombros de golpe. No podía resistirse a todo ello junto y ahora que Stella conocía mejor que nunca y que nadie los ritmos placenteros para el, apenas si aguantaba el no gemir muy fuerte. ¿Por qué? porque más pronto vendría Aynara si les oía. Y no es que fuese del todo malo, rara vez las cosas acababan mal con los tres desnudos en un mismo cuarto, era solo que o terminarían ambas discutiendo, o ambas mimándole que de una u otra forma era lo más probable aunque también, podían acabar compitiendo y eso solo significaba un enorme gasto físico para el rubio... no del todo malo. Las opciones eran varias aunque llevaban casi siempre a lo mismo y ahora, ese momento a solas se sentía tan condenadamente bien que solo le quedaba querer disfrutarlo un poco más así: a solas.
-Bésame maldita sea...- Rogó a regañadientes al ser evitado y esquivado. Sabía que eso le encantaba a ella y también a el pero en verdad quería comerle la boca. Había sido un alegato apasionadamente gracioso.
No lo hizo.
Pero a cambio la posición tomó otras tornas y al apenas verla agacharse, Dartagnan revoleó los ojos hacia el techo rogando en silencio no gritar o algo. Apenas el primer bocado de su amante le hizo saber que no iba a poder resistirse, estaba demasiado estimulado, demasiado caliente y vigoroso, sensible en cada zona erógena de su cuero y la maravillosa lengua recorría cada vena y palpitante centímetro de su miembro. -Gh...- Soltó el fierro de la cortina y se llevó la mano a la boca, mordiéndose el dorso de la misma y empezando a respirar con jadeos mostrando los dientes. Era desesperante, pero aquel "peligro" de ser "descubiertos" le excitaba muchísimo.
Al sentir que le volvía a dar ese masaje con una mano, sus ojos brillaron y elevó un poco la mirada como si preguntara al cielo si se merecía tanto placer o como si pidiera fuerzas para resistirse a gritar como un animal jadeante. La felación era tan perfecta que ni siquiera sentía la necesidad de mover las caderas y dejaba todo movimiento a la comodidad y experiencia de su compañera a quien no le quitaba la vista de encima salvo cuando debía expresarse ante esa celestial fuerza superior. Se veía tan hermosa y erótica a la vez, empapada por el agua, completamente desnuda y chupándole la verga como si su vida dependiera de ello. No aguantó más y dejando marcados los dientes en su propia piel, bajó la mano jadeando. -Hahh... S-Stella me...- Bajó la vista para mirarla y usó su mano ahora libre para posarla tiernamente sobre la que ella tenía en sus testículos. -Métetelas en la boca... por favor... solo un poco...- Estaba rogándole con las mejillas ardiendo mil.
-Stellaha...- El mismo movía los dedos entrelazados con los de ella para que no dejara de masajearle. ¿Le gustaba dominarle? pues ahí le tenía, rogándole que masajeara aquellas dos bolsas que parecían quemar al tacto con su boca y lengua. Con las rodillas temblorosas y los músculos del abdomen y los brazos tensos como cuero estirado. Le había puesto contra las cuerdas desde la primera instancia en que se las tocó y ahora lo tenía jadeando con el agua en la espalda, cubriéndola a ella como un escudo para la regadera y permitiéndole así chupar, lamer, morder y tocar cuanto ella quisiera. El era suyo, en este momento más que de nadie y por lo duro y caliente que se había puesto su miembro, era muy probable que se corriera en nada si es que le cumplía esa súplica.
-N-no he dicho... que no es.. solo que...- No acabó de formular una excusa y encogió sus hombros de golpe. No podía resistirse a todo ello junto y ahora que Stella conocía mejor que nunca y que nadie los ritmos placenteros para el, apenas si aguantaba el no gemir muy fuerte. ¿Por qué? porque más pronto vendría Aynara si les oía. Y no es que fuese del todo malo, rara vez las cosas acababan mal con los tres desnudos en un mismo cuarto, era solo que o terminarían ambas discutiendo, o ambas mimándole que de una u otra forma era lo más probable aunque también, podían acabar compitiendo y eso solo significaba un enorme gasto físico para el rubio... no del todo malo. Las opciones eran varias aunque llevaban casi siempre a lo mismo y ahora, ese momento a solas se sentía tan condenadamente bien que solo le quedaba querer disfrutarlo un poco más así: a solas.
-Bésame maldita sea...- Rogó a regañadientes al ser evitado y esquivado. Sabía que eso le encantaba a ella y también a el pero en verdad quería comerle la boca. Había sido un alegato apasionadamente gracioso.
No lo hizo.
Pero a cambio la posición tomó otras tornas y al apenas verla agacharse, Dartagnan revoleó los ojos hacia el techo rogando en silencio no gritar o algo. Apenas el primer bocado de su amante le hizo saber que no iba a poder resistirse, estaba demasiado estimulado, demasiado caliente y vigoroso, sensible en cada zona erógena de su cuero y la maravillosa lengua recorría cada vena y palpitante centímetro de su miembro. -Gh...- Soltó el fierro de la cortina y se llevó la mano a la boca, mordiéndose el dorso de la misma y empezando a respirar con jadeos mostrando los dientes. Era desesperante, pero aquel "peligro" de ser "descubiertos" le excitaba muchísimo.
Al sentir que le volvía a dar ese masaje con una mano, sus ojos brillaron y elevó un poco la mirada como si preguntara al cielo si se merecía tanto placer o como si pidiera fuerzas para resistirse a gritar como un animal jadeante. La felación era tan perfecta que ni siquiera sentía la necesidad de mover las caderas y dejaba todo movimiento a la comodidad y experiencia de su compañera a quien no le quitaba la vista de encima salvo cuando debía expresarse ante esa celestial fuerza superior. Se veía tan hermosa y erótica a la vez, empapada por el agua, completamente desnuda y chupándole la verga como si su vida dependiera de ello. No aguantó más y dejando marcados los dientes en su propia piel, bajó la mano jadeando. -Hahh... S-Stella me...- Bajó la vista para mirarla y usó su mano ahora libre para posarla tiernamente sobre la que ella tenía en sus testículos. -Métetelas en la boca... por favor... solo un poco...- Estaba rogándole con las mejillas ardiendo mil.
-Stellaha...- El mismo movía los dedos entrelazados con los de ella para que no dejara de masajearle. ¿Le gustaba dominarle? pues ahí le tenía, rogándole que masajeara aquellas dos bolsas que parecían quemar al tacto con su boca y lengua. Con las rodillas temblorosas y los músculos del abdomen y los brazos tensos como cuero estirado. Le había puesto contra las cuerdas desde la primera instancia en que se las tocó y ahora lo tenía jadeando con el agua en la espalda, cubriéndola a ella como un escudo para la regadera y permitiéndole así chupar, lamer, morder y tocar cuanto ella quisiera. El era suyo, en este momento más que de nadie y por lo duro y caliente que se había puesto su miembro, era muy probable que se corriera en nada si es que le cumplía esa súplica.
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por Aynara y Stella Dom Jul 01, 2018 10:07 pm
Dejando en el pasado lo sucedido con el beso frustrado, Stella estaba sumamente concentrada en los movimientos de su boca, los cuales eran tan precisos, lujuriosos y a su vez vitales que con cada felación que ella realizaba miraba de forma coqueta a su amo, como diciéndole de forma gestual que aquel acto era lo mejor que ella le podía estar pasando en ese momento.
Después de que ese juego de miradas cesara completamente, la chica cerró sus ojos y comenzó a moverse de forma más rápida. Ante esto, tomó con fuerza moderada la nalga de su amo, para luego usar esta como palanca; de esta forma tomó el impulso necesario para introducir de forma un cuanto violenta el duro miembro, quedando este completamente cubierto por su boca. Dentro de la cavidad la chica con la punta de su lengua comenzó a lamer de manera pausada la cabeza del miembro, mientras que lentamente cerraba un poco su boca para realizar esa sensación de presión controlada y exquisita que podía generar con su paladar.
Luego de repasar unas cuantas veces la cabeza del falo, ella abrió un poco su boca para chupar aquella dura intimidad de forma más rápida, repitiendo la misma operación (usar la nalga como palanca para generar el impulso). Pero aquellos movimientos, en conjunto con el masaje que le estaba dando en los genitales a su amo, fueron momentáneamente interrumpidos por una petición del rubio, la cual hizo ruborizar un poco a la chica.
Apartando suavemente el falo de su boca, ella miró de forma sensual a los ojos de su amo y creando una sonrisa complaciente en sus labios, Stella bajó un poco más su cabeza para llegar a la altura precisa de los testículos. Allí ella antes de apartar cuidadosamente las manos tanto de su amo como las de ella, lamió los dedos del "lujurioso" amo y luego, no teniendo impedimento para realizar su petición, ella realizó una lamida rápida y profunda por el testículo derecho del hombre, para luego hacer lo mismo en el otro.
Acto seguido, ella colocó su boca al centro de ambos y luego la abrió, para luego comenzar a meter estos de forma metódica y milimétricamente dentro de aquella húmeda cavidad. Tan solo había constado de un minuto para tener dentro de su boca aquellos pequeños sacos, cuyos fueron apretados de forma ligera antes de ser lamidos de forma rápida.
Mientras su lengua seguía moviéndose, sus ojos completamente abiertos reflejaban una pasión y lujuria digna de una ninfómana, las cuales claramente las respaldaban sus acciones. Una de estas, era que mientras lamía los testículos como no existiera un mañana, ella masajeaba en intervalos regulares el falo de su amo, así podía sentir una corriente de placer totalmente envolvente.
Después de que ese juego de miradas cesara completamente, la chica cerró sus ojos y comenzó a moverse de forma más rápida. Ante esto, tomó con fuerza moderada la nalga de su amo, para luego usar esta como palanca; de esta forma tomó el impulso necesario para introducir de forma un cuanto violenta el duro miembro, quedando este completamente cubierto por su boca. Dentro de la cavidad la chica con la punta de su lengua comenzó a lamer de manera pausada la cabeza del miembro, mientras que lentamente cerraba un poco su boca para realizar esa sensación de presión controlada y exquisita que podía generar con su paladar.
Luego de repasar unas cuantas veces la cabeza del falo, ella abrió un poco su boca para chupar aquella dura intimidad de forma más rápida, repitiendo la misma operación (usar la nalga como palanca para generar el impulso). Pero aquellos movimientos, en conjunto con el masaje que le estaba dando en los genitales a su amo, fueron momentáneamente interrumpidos por una petición del rubio, la cual hizo ruborizar un poco a la chica.
Apartando suavemente el falo de su boca, ella miró de forma sensual a los ojos de su amo y creando una sonrisa complaciente en sus labios, Stella bajó un poco más su cabeza para llegar a la altura precisa de los testículos. Allí ella antes de apartar cuidadosamente las manos tanto de su amo como las de ella, lamió los dedos del "lujurioso" amo y luego, no teniendo impedimento para realizar su petición, ella realizó una lamida rápida y profunda por el testículo derecho del hombre, para luego hacer lo mismo en el otro.
Acto seguido, ella colocó su boca al centro de ambos y luego la abrió, para luego comenzar a meter estos de forma metódica y milimétricamente dentro de aquella húmeda cavidad. Tan solo había constado de un minuto para tener dentro de su boca aquellos pequeños sacos, cuyos fueron apretados de forma ligera antes de ser lamidos de forma rápida.
Mientras su lengua seguía moviéndose, sus ojos completamente abiertos reflejaban una pasión y lujuria digna de una ninfómana, las cuales claramente las respaldaban sus acciones. Una de estas, era que mientras lamía los testículos como no existiera un mañana, ella masajeaba en intervalos regulares el falo de su amo, así podía sentir una corriente de placer totalmente envolvente.
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por Dartagnan Schrenberg Dom Jul 01, 2018 11:46 pm
No sabía como pero se aguantaba los gritos de una manera que a el mismo le sorprendía. Gemía casi sin aire, especialmente cuando esos profundos bocados a su miembro eran efectuados dejándole poco que hacer más que estremecerse por completo en un segundo y tensarse al siguiente. Era maravilloso, las sensaciones que Stella le provocaba en todo el cuerpo son acciones tan lascivas como a la vez cariñosas y aquella expresión en el rostro era una verdadera cubierta de chocolate sobre el más delicioso postre.
En cuanto notó que había activado algo con su petición, se dio más que por pagado pues las cosas que podían causar ese rubor en la peloazul así de pronto eran pocas. Sacó una fotografía mental y disfrutó de todo el espectáculo visual que era ver su enrojecido miembro salir de esa sucia boca, ver la expresión en su rostro además de sus pechos desnudos y empapados desde allí arriba.
Aprovechó los escasos segundos para apoyar ahora ambas manos en la pared, estirando los brazos pues sabía que ahora si le iba a temblar todo el cuerpo.
En el tensar de los músculos, las exhalaciones nasales y la mirada del rubio hacia ella desde arriba, Stella podría sentir la literalmente palpable ansiedad de su amo. La primera lamida le sacó un tierno gemido, que agradecía el afecto pero rogaba no jugara con el. La segunda lamida ocasionó que una de las rodillas le temblara y que volviese a gemir apretando los labios para que el sonido se estancara, sin embargo se podía apreciar que este habría sido fuerte. Entonces, ejerció presión en el suelo con los pies y en la pared con las manos, se estremeció con la boca de su querida Stella acercándose a ambos y su miembro dio un ansioso brinco de pura excitación poniéndose sumamente duro.
-¡¡H-Hamgh...!!- No pudo aguantarse, apretó los labios tan fuerte como pudo pero el honesto y excitadísimo gemido ya había salido. Sus ojos se apretaron y de no ser por el agua cayéndole por el rostro quizás podría haberse notado que hasta una lágrima se le había asomado por cada párpado. Prolongó un acallado pero desesperado alarido en su garganta que su amante podría oír fácilmente y apenas empezó a mover la lengua para acariciar esas cálidas, sensibles y tiernas bolsas de piel, los dedos de los pies del rubio así como sus manos, hombros y articulaciones empezaron a reaccionar como el esqueleto de un puente inestable. Una pierna se flectaba para luego estirarse, su talón se giraba con los dedos del pie hacia arriba para luego volver a su posición anterior, sus codos se arqueaban para luego estirarse junto a una profunda exhalación que fácilmente podía hacer parecer al chico un dragón que lanzaba fuego por las narices.
Luchaba por mantener un ojo abierto y poder así mirar el rostro ajeno en acción, luchaba con una expresión vergonzosa y gozadora y no se atrevía a mover las caderas ni un centímetro voluntariamente. Pronto, empezó a soltar gemidos pequeños, bajos, suprimidos por toda su fuerza se voluntad lo que los convertía en tiernos y ansiosos quejidos como los que soltaba las primeras veces que ambas chicas "abusaron" de el y de su inocencia. y a medida que más ella los lamía, más calientes se ponían haciendo de la sensación algo maravilloso. En voz baja y entre delirantes jadeos soltaba frases como "Sigue así... no pares." y "eres la mejor" A veces con el talón de uno de sus pies golpeaba el piso de la ducha o sin preámbulo daba un golpe en la pared con la palma de su mano, espasmos honestos ante las reacciones de su cuerpo que no tardaban anda en avisar de un potente próximo orgasmo.
En determinado momento, los hombros de Dartagnan así como sus jadeos expresiones faciales se sincronizaron, estaba en el límite y había empezado a murmurar que iba a correrse, que no se detuviera, que la adoraba y que se sentía increíble. Todo aquello salía desde el más encendido libido del rubio y de su corazón. Sus mejillas ardían tanto como lo hacían sus ya endurecidos testículos, su rígido miembro que además no había dejado de ser acariciado y sus tensos glúteos. Su cuerpo entero estaba enrojecido y entre jadeo y halago, masculló apretando las muelas el nombre de Stella y en medio segundo, sus testículos parecieron palpitar con fuerza una sola vez; al mismo tiempo se calentaron y su miembro dio un pulso único y potente tensándose por completo y quemando le los nervios al momento de disparar por la enrojecida cabeza un chorro de esperma que saltó directo hacia la pared. Inmediatamente le siguió otro disparo que iría hacia el mismo lugar pero que salpicaría una que otra gota en la frente y cabellos de su ejecutora y un tercer disparo daría contra la mejilla de la misma. Cada disparo había tenido un desgarrador y contenido alarido por parte de Dartagnan, igual a los de antaño. -...-
Aún habiendo acabado allí, su miembro siguió derramando un par de pequeños hilillos de esperma desde la uretra. Sus quejidos habían sido lo suficientemente fuertes además para haberse oído hasta el dormitorio Las rodillas le fallaron y apenas con sus brazos alcanzó a hacer fuerza en la pared para no caer tan violentamente de rodillas entre las piernas de Stella como si fuese a desmayarse. Sonreía, con los ojos cerrados y la boca abierta, recordaba cada cosa vergonzosa que había dicho y declarado, sabía que muchas eran como medallas para la chica y se las brindaría una y mil veces más, pero no quitaba que el rubor en sus mejillas fuese casi radiactivo. Poco a poco abrió los ojos para buscar el rostro frente a si, no le iba a dejar levantarse. -Eres... Dios, no puedo ni hablar...- Se rió llevándose una mano al pecho, sintiendo su corazón latir como en una maratón. Llenó sus pulmones de aire y estirando los brazos como una tenaza, agarró a Stella por las mejillas y la forzó hacia el para darle un impulsivo, agradecido y fogoso beso en los labios, metiéndole la lengua dentro de la boca y recorriéndole cada rincón de esta ahogándole uno o dos gemidos en la garganta. Era lujurioso, pero también era un beso con bastantes sentimientos de por medio.
Convirtiéndolo en algo casi romántico, lle agarraría con una mano la nuca y la otra bajaría por el cuello hasta uno de sus senos el cual no se salvaría de un cariñoso agarrón en el transcurso hacia abajo y al caer en la cintura, empezaría a empujarla para guiarla a que se acostara en el suelo de la ducha con el encima.
En cuanto notó que había activado algo con su petición, se dio más que por pagado pues las cosas que podían causar ese rubor en la peloazul así de pronto eran pocas. Sacó una fotografía mental y disfrutó de todo el espectáculo visual que era ver su enrojecido miembro salir de esa sucia boca, ver la expresión en su rostro además de sus pechos desnudos y empapados desde allí arriba.
Aprovechó los escasos segundos para apoyar ahora ambas manos en la pared, estirando los brazos pues sabía que ahora si le iba a temblar todo el cuerpo.
En el tensar de los músculos, las exhalaciones nasales y la mirada del rubio hacia ella desde arriba, Stella podría sentir la literalmente palpable ansiedad de su amo. La primera lamida le sacó un tierno gemido, que agradecía el afecto pero rogaba no jugara con el. La segunda lamida ocasionó que una de las rodillas le temblara y que volviese a gemir apretando los labios para que el sonido se estancara, sin embargo se podía apreciar que este habría sido fuerte. Entonces, ejerció presión en el suelo con los pies y en la pared con las manos, se estremeció con la boca de su querida Stella acercándose a ambos y su miembro dio un ansioso brinco de pura excitación poniéndose sumamente duro.
-¡¡H-Hamgh...!!- No pudo aguantarse, apretó los labios tan fuerte como pudo pero el honesto y excitadísimo gemido ya había salido. Sus ojos se apretaron y de no ser por el agua cayéndole por el rostro quizás podría haberse notado que hasta una lágrima se le había asomado por cada párpado. Prolongó un acallado pero desesperado alarido en su garganta que su amante podría oír fácilmente y apenas empezó a mover la lengua para acariciar esas cálidas, sensibles y tiernas bolsas de piel, los dedos de los pies del rubio así como sus manos, hombros y articulaciones empezaron a reaccionar como el esqueleto de un puente inestable. Una pierna se flectaba para luego estirarse, su talón se giraba con los dedos del pie hacia arriba para luego volver a su posición anterior, sus codos se arqueaban para luego estirarse junto a una profunda exhalación que fácilmente podía hacer parecer al chico un dragón que lanzaba fuego por las narices.
Luchaba por mantener un ojo abierto y poder así mirar el rostro ajeno en acción, luchaba con una expresión vergonzosa y gozadora y no se atrevía a mover las caderas ni un centímetro voluntariamente. Pronto, empezó a soltar gemidos pequeños, bajos, suprimidos por toda su fuerza se voluntad lo que los convertía en tiernos y ansiosos quejidos como los que soltaba las primeras veces que ambas chicas "abusaron" de el y de su inocencia. y a medida que más ella los lamía, más calientes se ponían haciendo de la sensación algo maravilloso. En voz baja y entre delirantes jadeos soltaba frases como "Sigue así... no pares." y "eres la mejor" A veces con el talón de uno de sus pies golpeaba el piso de la ducha o sin preámbulo daba un golpe en la pared con la palma de su mano, espasmos honestos ante las reacciones de su cuerpo que no tardaban anda en avisar de un potente próximo orgasmo.
En determinado momento, los hombros de Dartagnan así como sus jadeos expresiones faciales se sincronizaron, estaba en el límite y había empezado a murmurar que iba a correrse, que no se detuviera, que la adoraba y que se sentía increíble. Todo aquello salía desde el más encendido libido del rubio y de su corazón. Sus mejillas ardían tanto como lo hacían sus ya endurecidos testículos, su rígido miembro que además no había dejado de ser acariciado y sus tensos glúteos. Su cuerpo entero estaba enrojecido y entre jadeo y halago, masculló apretando las muelas el nombre de Stella y en medio segundo, sus testículos parecieron palpitar con fuerza una sola vez; al mismo tiempo se calentaron y su miembro dio un pulso único y potente tensándose por completo y quemando le los nervios al momento de disparar por la enrojecida cabeza un chorro de esperma que saltó directo hacia la pared. Inmediatamente le siguió otro disparo que iría hacia el mismo lugar pero que salpicaría una que otra gota en la frente y cabellos de su ejecutora y un tercer disparo daría contra la mejilla de la misma. Cada disparo había tenido un desgarrador y contenido alarido por parte de Dartagnan, igual a los de antaño. -...-
Aún habiendo acabado allí, su miembro siguió derramando un par de pequeños hilillos de esperma desde la uretra. Sus quejidos habían sido lo suficientemente fuertes además para haberse oído hasta el dormitorio Las rodillas le fallaron y apenas con sus brazos alcanzó a hacer fuerza en la pared para no caer tan violentamente de rodillas entre las piernas de Stella como si fuese a desmayarse. Sonreía, con los ojos cerrados y la boca abierta, recordaba cada cosa vergonzosa que había dicho y declarado, sabía que muchas eran como medallas para la chica y se las brindaría una y mil veces más, pero no quitaba que el rubor en sus mejillas fuese casi radiactivo. Poco a poco abrió los ojos para buscar el rostro frente a si, no le iba a dejar levantarse. -Eres... Dios, no puedo ni hablar...- Se rió llevándose una mano al pecho, sintiendo su corazón latir como en una maratón. Llenó sus pulmones de aire y estirando los brazos como una tenaza, agarró a Stella por las mejillas y la forzó hacia el para darle un impulsivo, agradecido y fogoso beso en los labios, metiéndole la lengua dentro de la boca y recorriéndole cada rincón de esta ahogándole uno o dos gemidos en la garganta. Era lujurioso, pero también era un beso con bastantes sentimientos de por medio.
Convirtiéndolo en algo casi romántico, lle agarraría con una mano la nuca y la otra bajaría por el cuello hasta uno de sus senos el cual no se salvaría de un cariñoso agarrón en el transcurso hacia abajo y al caer en la cintura, empezaría a empujarla para guiarla a que se acostara en el suelo de la ducha con el encima.
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Dartagnan Schrenberg
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por Aynara y Stella Lun Jul 02, 2018 9:48 pm
El calor que sentía dentro de la boca era algo tan exquisito que no podía explicar con palabras o acciones racionales, pero sin duda lo disfrutaba lo más posible y a la vez, ejercía todo el placer que ella podía dar a esos saquitos de piel que ahora estaban completamente cubiertos por su generosa boca y abrazados por sus tiernos y fogosos labios, cuyos efectuaban un masaje en intervalos regulares en donde apretaban y soltaban con una lujuria que a pesar que estaba controlada, era lo suficientemente ardiente para poder enloquecer a cualquier hombre que estuviese a merced de ella.
Por otra parte, ella sentía como el miembro de su amo cada vez que realizaba una lamida o apretaba con sus labios la parte íntima de él, su falo comenzaba a adquirir nuevas propiedades, en donde su calor y vigor eran bastante notorios para la chica, la cual deseaba con todas sus fuerzas que es vigor estuviese dentro de ella causando todo los estragos sexuales que ella y él pudiesen desencadenar.
Dejando de lado la idea de utilizar aquel miembro por otra vía (de forma momentánea claro esta), mantuvo el ritmo en aquella alocada petición de su amo y siguió de forma vigorosa al escuchar las palabras emitidas por este mismo, cuyas eran un aliento para poder seguir adelante en aquella travesía sexual. Cuando Stella comenzó a mover su boca más rápido sintió un cambio notorio en el miembro del contrario, lo cual no le molestó ni desagradó para nada, por ende, siguió con el ritmo hasta que sintió los disparos de aquel fluido cálido, los cuales, algunos le llegaron a su rostro, pero estos comenzaron a deslizarse por su rostro gracias a las bondadosas gotas de agua, quienes aceleraron el descenso natural de estas.
Tranquilamente ella apartó su boca de los testículos de su amo y jadeando dirigió una mirada extremadamente tierna, la cual demostraba una enorme pasión y cariño hacia él.- Eso estuvo muy rico.- Dijo mientras miraba como él se posicionaba frente a ella. Bastó de unos segundos y ambos de forma lujuriosa y desesperada comenzaron a besarse; Stella con su mano derecha acarició el rostro del contrario y tocó su cabello. Pero cuando él comenzó a descender su mano hacia su pecho, para luego ser acariciado, la chica abrió sutilmente sus ojos demostrando expectación, puesto que sabía que este acto sexual no se iba a quedar así.
Con la guía varonil del contrario, Stella dejó caer lentamente su cuerpo en la ducha, pero a su vez, ella abrió sutilmente sus piernas para dejar a disposición todo su cuerpo a su amo. Lamiéndose sus labios de forma notoria, centró su mirada juguetona en los ojos del contrario.- Todo mi cuerpo es completamente suyo amo.- Dijo aquellas palabras casi a modo de susurro, puesto que ella sabía que eso era una acción sumamente sensual y sugerente, con la cual ella podría conseguir todo el placer que solamente él podía entregarle.
Por otra parte, ella sentía como el miembro de su amo cada vez que realizaba una lamida o apretaba con sus labios la parte íntima de él, su falo comenzaba a adquirir nuevas propiedades, en donde su calor y vigor eran bastante notorios para la chica, la cual deseaba con todas sus fuerzas que es vigor estuviese dentro de ella causando todo los estragos sexuales que ella y él pudiesen desencadenar.
Dejando de lado la idea de utilizar aquel miembro por otra vía (de forma momentánea claro esta), mantuvo el ritmo en aquella alocada petición de su amo y siguió de forma vigorosa al escuchar las palabras emitidas por este mismo, cuyas eran un aliento para poder seguir adelante en aquella travesía sexual. Cuando Stella comenzó a mover su boca más rápido sintió un cambio notorio en el miembro del contrario, lo cual no le molestó ni desagradó para nada, por ende, siguió con el ritmo hasta que sintió los disparos de aquel fluido cálido, los cuales, algunos le llegaron a su rostro, pero estos comenzaron a deslizarse por su rostro gracias a las bondadosas gotas de agua, quienes aceleraron el descenso natural de estas.
Tranquilamente ella apartó su boca de los testículos de su amo y jadeando dirigió una mirada extremadamente tierna, la cual demostraba una enorme pasión y cariño hacia él.- Eso estuvo muy rico.- Dijo mientras miraba como él se posicionaba frente a ella. Bastó de unos segundos y ambos de forma lujuriosa y desesperada comenzaron a besarse; Stella con su mano derecha acarició el rostro del contrario y tocó su cabello. Pero cuando él comenzó a descender su mano hacia su pecho, para luego ser acariciado, la chica abrió sutilmente sus ojos demostrando expectación, puesto que sabía que este acto sexual no se iba a quedar así.
Con la guía varonil del contrario, Stella dejó caer lentamente su cuerpo en la ducha, pero a su vez, ella abrió sutilmente sus piernas para dejar a disposición todo su cuerpo a su amo. Lamiéndose sus labios de forma notoria, centró su mirada juguetona en los ojos del contrario.- Todo mi cuerpo es completamente suyo amo.- Dijo aquellas palabras casi a modo de susurro, puesto que ella sabía que eso era una acción sumamente sensual y sugerente, con la cual ella podría conseguir todo el placer que solamente él podía entregarle.
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por Dartagnan Schrenberg Mar Jul 03, 2018 12:07 pm
Y no tenía ni que decírselo, había sido de lo más placentero yeso se notaba en todo lo que aconteció durante el pervertido juego que realizaron. Incluso, se reflejaba también en que pese a haber acabado ya, los deliciosos y al fin correspondidos besos le habían mantenido la erección en todo momento.
Ya no le interesaba si Aynara "amenazaba" con interrumpirles, estaba tan motivado ahora mismo que de llegar la pelirosa solo sería como añadir otra bola de helado a un postre que ya era de lo más exquisito.
Acarició las piernas empapadas abiertas a sus costados, ascendió por la cintura y costados hasta los hombros y ni los brazos ni el cuello de Stella e salvaron de ser tocados y recorridos por sus manos que acariciaban y lavaban a la vez su suave piel. Escuchó su entrega mientras tomaba algo de aire y solo pudo sonreirle divertido. -Para siempre.- Añadió en un susurro igual de meloso aunque algo demandante. Se irguió un poco para contemplar e cuerpo desnudo sobre el piso, siendo empapado por la regadera y haciendo brillar esa blanca piel.Se deleitó con todo: sus azules cabellos y ojos, el rubor sobre sus nevadas mejillas y esos labios rojizos de tan fogosos besos que se llevaron. Fue cautivado por el brillo húmedo que formaban el juego del agua y la luz sobre sus pechos, dándole especial atención a sus pezones. Todo esto mientras el tiernamente le acariciaba una de las piernas y el estomago.
-Mi hermosa Stella...que criatura más temible.- Se sonrió de forma traviesa, se veía tan linda y casi inocente allí tendida pero ambos sabían como eran en realidad. Apreció cada instante de esa sumisa entrega, nunca le había sido fácil tener a Stella como la sumisa y ahora se veía tan irresistible...
Estiró ambos brazos para agarrar sus pechos desde la base y acariciarlos de forma circular, cubriéndolos y apretándolos, lavándolos a su vez, manipulándolos como si sus dedos fueran paños que buscaban suavemente sacar brillo a aquellas hermosas y deliciosas frutas que llevaba por senos.Jugó con estos como lo que era, su amo. Apretándolos, moviendolos hacia los lados, hacia arriba y hacia abajo, de forma circular y a veces apretándolos contra el pecho de su portadora. Jugando también a rozar los pezones con el pulgar y deleitándose con cada expresión y sonido que proviniera de ella.
Fue parando poco a poco, adoraba sus pechos pero el juego le había provocado ya una enorme ansiedad en la entrepierna y quería ya devolverle el placer que le debía. -Ven Stella.- la ayudó a levantarse hacia el, tomándola de la cintura para que le abrazara y así el echarse un poco hacia atrás. Apoyó la espalda en la pared del baño, sentado como indio para tener firmesa en la posición y llevó a su pareja a pisar firme a sus costados posicionándola como si esta fuese a hacer sentadillas encima de su cuerpo. El sujetó su miembro desde poco más arriba de la base para formar una estaca y así, ayudarla a descender para empalarla sobre su rígido miembro, causando la sola penetración que todos sus músculos se contrajeran un poco pues seguía sumamente excitado por lo anterior y su pene mantenía las características que la mestiza había provocado; dureza, rigidez, un gran vigor y una ligera hinchazón que mantenía especialmente gorda la cabeza, haciendo de su miembro algo más grande que algunas otras veces. -Nhg...- Cuando ya la tuviera bien posicionada, agarraría sus pechos por los costados, los apretaría el uno contra el otro para juntarlos lo más posible y casi hacer que sus pezones se rozaran entre si. Entonces cuando aquel voluminoso espectáculo visual se hallase frente a su rostro, bajaría su cuello para atrapar ambos montículos con la boca al mismo tiempo, cerraría los ojos y empezaría a succionar ambos a la vez, moviendo también su cálida lengua como si quisiera derretirselos con cada lamida en todas las direcciones posibles.
Ya no le interesaba si Aynara "amenazaba" con interrumpirles, estaba tan motivado ahora mismo que de llegar la pelirosa solo sería como añadir otra bola de helado a un postre que ya era de lo más exquisito.
Acarició las piernas empapadas abiertas a sus costados, ascendió por la cintura y costados hasta los hombros y ni los brazos ni el cuello de Stella e salvaron de ser tocados y recorridos por sus manos que acariciaban y lavaban a la vez su suave piel. Escuchó su entrega mientras tomaba algo de aire y solo pudo sonreirle divertido. -Para siempre.- Añadió en un susurro igual de meloso aunque algo demandante. Se irguió un poco para contemplar e cuerpo desnudo sobre el piso, siendo empapado por la regadera y haciendo brillar esa blanca piel.Se deleitó con todo: sus azules cabellos y ojos, el rubor sobre sus nevadas mejillas y esos labios rojizos de tan fogosos besos que se llevaron. Fue cautivado por el brillo húmedo que formaban el juego del agua y la luz sobre sus pechos, dándole especial atención a sus pezones. Todo esto mientras el tiernamente le acariciaba una de las piernas y el estomago.
-Mi hermosa Stella...que criatura más temible.- Se sonrió de forma traviesa, se veía tan linda y casi inocente allí tendida pero ambos sabían como eran en realidad. Apreció cada instante de esa sumisa entrega, nunca le había sido fácil tener a Stella como la sumisa y ahora se veía tan irresistible...
Estiró ambos brazos para agarrar sus pechos desde la base y acariciarlos de forma circular, cubriéndolos y apretándolos, lavándolos a su vez, manipulándolos como si sus dedos fueran paños que buscaban suavemente sacar brillo a aquellas hermosas y deliciosas frutas que llevaba por senos.Jugó con estos como lo que era, su amo. Apretándolos, moviendolos hacia los lados, hacia arriba y hacia abajo, de forma circular y a veces apretándolos contra el pecho de su portadora. Jugando también a rozar los pezones con el pulgar y deleitándose con cada expresión y sonido que proviniera de ella.
Fue parando poco a poco, adoraba sus pechos pero el juego le había provocado ya una enorme ansiedad en la entrepierna y quería ya devolverle el placer que le debía. -Ven Stella.- la ayudó a levantarse hacia el, tomándola de la cintura para que le abrazara y así el echarse un poco hacia atrás. Apoyó la espalda en la pared del baño, sentado como indio para tener firmesa en la posición y llevó a su pareja a pisar firme a sus costados posicionándola como si esta fuese a hacer sentadillas encima de su cuerpo. El sujetó su miembro desde poco más arriba de la base para formar una estaca y así, ayudarla a descender para empalarla sobre su rígido miembro, causando la sola penetración que todos sus músculos se contrajeran un poco pues seguía sumamente excitado por lo anterior y su pene mantenía las características que la mestiza había provocado; dureza, rigidez, un gran vigor y una ligera hinchazón que mantenía especialmente gorda la cabeza, haciendo de su miembro algo más grande que algunas otras veces. -Nhg...- Cuando ya la tuviera bien posicionada, agarraría sus pechos por los costados, los apretaría el uno contra el otro para juntarlos lo más posible y casi hacer que sus pezones se rozaran entre si. Entonces cuando aquel voluminoso espectáculo visual se hallase frente a su rostro, bajaría su cuello para atrapar ambos montículos con la boca al mismo tiempo, cerraría los ojos y empezaría a succionar ambos a la vez, moviendo también su cálida lengua como si quisiera derretirselos con cada lamida en todas las direcciones posibles.
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por Aynara y Stella Miér Jul 04, 2018 12:53 pm
Tirada en el piso de la ducha, podía sentir de vez en cuando como las gotas precipitaban directamente en su rostro, cosa que le era bastante molesta, por ende, de vez en cuando movía su cara de un extremo a otro para evitar que una traviesa gota llegara directamente a sus ojos, los cuales mantenían una mirada fogosa sobre su amo, llamando a este a desencadenar todas las perversidades que él quería.
Toda la llama lujuriosa seguía prendida y eso se pudo evidenciar por las acciones que él rubio realizaba en el cuerpo contrario, en donde Stella solamente por esa vez actuó de forma sumisa dirigiendo solamente su cuerpo al son de las caricias del contrario. Quería dar a entender que en ese momento él podría mandar/dominar esa situación sexual, pero sabía que dentro de poco le iban a cambiar esos papeles, siendo él "pequeño cordero" que reciba todo el castigo de la fémina.
Cuando adoptó la nueva postura en el piso de la ducha, la chica de pelo azul supo enseguida que esa sería su oportunidad de guiar el ritmo de todo aquel juego, cosa que le hizo sonreír de manera notoria, demostrando que le gustaba mucho la nueva idea.
Dejando su cuerpo lo más maleable posible para que su amo lo pudiese controlar, sintió una exquisita corriente por toda su columna vertebral, cuya fue generada por la penetración efectuada. -Ahhhh.- Gimió sin reparo importándole poco si su gemela estaba mirando o que sus vecinos de piso estuviesen o pudiesen haber escuchado aquel melodioso gemido.
Apartando su rostro hacia atrás para posicionar de forma firme sus pies en el piso, la chica ninfómana comenzó a hacer una especie de sentadillas rápidas sobre el falo, el cual tenía las características necesarias para poder realizar aquellas alocados movimientos de pelvis, cuyos eran bastante característicos de las fogosas gemelas.- Mmmm...Me encanta que sea así.....Duro.- Mordiéndose sus labios mientras sentía la lengua juguetona en sus pezones, la dureza y temperatura del pene dentro de ella. Aquello era un platillo erótico digno de ser degustado una y otra vez por la mujer.-...Ahhhhh...Duro.- Repite sin parar de hacer esas sentadillas sobre el rígido y temperado falo.
Acercando su rostro hacia el del contrario, Stella depositó un beso sobre la frente como si este se tratase de una felicitación por el buen trabajo que hasta ahora estaba realizando. Pero aquello no era del todo cierto, puesto que quería sentir y/o comprobar de una forma más adorable la fascinante temperatura corporal del contrario, la cual sin duda le gustaba mucho a la chica y generándole un rubor en sus mejillas de la típica chica enamorada de secundaria.
Después de aquel beso, miró como su pareja estaba jugando con sus pezones de forma tan sugerente que ella no pudo evitar pagarle de la misma forma. Es por eso que ella nuevamente apartó su cuerpo hacia atrás y apretando sutilmente la cara interna de sus piernas generó una rápida sentadilla en donde modificó ligeramente su cavidad íntima, teniendo en esta oportunidad la propiedad de ser más estrecha.- Ahhhh.- Volvió a gemir mientras cerraba sus ojos y lanzaba su cabeza ligeramente hacia atrás.
Toda la llama lujuriosa seguía prendida y eso se pudo evidenciar por las acciones que él rubio realizaba en el cuerpo contrario, en donde Stella solamente por esa vez actuó de forma sumisa dirigiendo solamente su cuerpo al son de las caricias del contrario. Quería dar a entender que en ese momento él podría mandar/dominar esa situación sexual, pero sabía que dentro de poco le iban a cambiar esos papeles, siendo él "pequeño cordero" que reciba todo el castigo de la fémina.
Cuando adoptó la nueva postura en el piso de la ducha, la chica de pelo azul supo enseguida que esa sería su oportunidad de guiar el ritmo de todo aquel juego, cosa que le hizo sonreír de manera notoria, demostrando que le gustaba mucho la nueva idea.
Dejando su cuerpo lo más maleable posible para que su amo lo pudiese controlar, sintió una exquisita corriente por toda su columna vertebral, cuya fue generada por la penetración efectuada. -Ahhhh.- Gimió sin reparo importándole poco si su gemela estaba mirando o que sus vecinos de piso estuviesen o pudiesen haber escuchado aquel melodioso gemido.
Apartando su rostro hacia atrás para posicionar de forma firme sus pies en el piso, la chica ninfómana comenzó a hacer una especie de sentadillas rápidas sobre el falo, el cual tenía las características necesarias para poder realizar aquellas alocados movimientos de pelvis, cuyos eran bastante característicos de las fogosas gemelas.- Mmmm...Me encanta que sea así.....Duro.- Mordiéndose sus labios mientras sentía la lengua juguetona en sus pezones, la dureza y temperatura del pene dentro de ella. Aquello era un platillo erótico digno de ser degustado una y otra vez por la mujer.-...Ahhhhh...Duro.- Repite sin parar de hacer esas sentadillas sobre el rígido y temperado falo.
Acercando su rostro hacia el del contrario, Stella depositó un beso sobre la frente como si este se tratase de una felicitación por el buen trabajo que hasta ahora estaba realizando. Pero aquello no era del todo cierto, puesto que quería sentir y/o comprobar de una forma más adorable la fascinante temperatura corporal del contrario, la cual sin duda le gustaba mucho a la chica y generándole un rubor en sus mejillas de la típica chica enamorada de secundaria.
Después de aquel beso, miró como su pareja estaba jugando con sus pezones de forma tan sugerente que ella no pudo evitar pagarle de la misma forma. Es por eso que ella nuevamente apartó su cuerpo hacia atrás y apretando sutilmente la cara interna de sus piernas generó una rápida sentadilla en donde modificó ligeramente su cavidad íntima, teniendo en esta oportunidad la propiedad de ser más estrecha.- Ahhhh.- Volvió a gemir mientras cerraba sus ojos y lanzaba su cabeza ligeramente hacia atrás.
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por Dartagnan Schrenberg Jue Jul 05, 2018 2:53 am
El mismo era víctima de la sensibilidad que había ganado su erección y su cuerpo no quedó impune ante la primera estocada, pero las rápidas sentadillas iniciales casi le hicieron perder la concentración en sus acciones con la boca y acabó ahogando cortos y repetidos gemidos, uno tras otro ya que se sentían bastante bien y la melodiosa voz de Stella siempre era un incentivo para el placer.
Adoraba el sabor de su piel, de sus deliciosos y ternos senos, sus acaramelados pezones derritiéndose en su boca, apretándose entre sus dientes con una suavidad indescriptible. Dartagnan incluso jadeaba, abriendo la boca para dejar su lengua afuera lamiendo ambos brillantes montículos de forma sumamente lasciva y desvergonzada. Esas exquisitas frutas eran suyas y podía degustarlas cuando y como quisiera, no era el tímido niño que se apenaba por todo ya, hacía ya dos años que había pasado de ser el juguete de sus juguetes para convertirse en el dueño definitivo y asumido de ambas hermanas.
Las sucias declaraciones sobre su dureza solo le ayudaban a mantener la misma, quería responderle cosas igual de sucias pero estaba tan embelesado chupando y lamiendo que solo cuando Stella realizó aquel apretón tras el tierno beso en su frente, Dartagnan apenas pudo soltar sus pechos y elevar la cabeza apretando todo lo que pudo de su cuerpo. -¡¡Nhg...!!- Tembló y se estremeció allí un momento, casi fue como si se hubiera corrido, más esperaba poder soportar más tiempo contra aquella estrechez.
Agarró con ambas manos sus nalgas, y las agarró tan fuerte que ambas manos sonaron como nalgadas perfectamente sincronizadas y salpicaron agua de los glúteos, enrojeciéndolos y apretándolos con fuerza. -A ver cuanto puedes mantenerte así...-
Acababa de convertir aquello en un reto. No porque quisiera probar algo, sino porque deseaba en verdad esa estrechez continuara por buen rato. Comenzando ahora a masajearle los glúteos casi clavándole los dedos al abrirle las nalgas, empezó a moverse también y a ayudarla para que cuando ella bajara, impulsarla hacia abajo y hacerla descender hasta que su miembro desapareciera completamente en su vagina.
Buscó unir la frente con la suya, topar las puntas de sus narices para que ambos pudiera quemarse los ojos y mezclar sus jadeantes alientos con cada movimiento, contemplando así cada uno la gozosa cara del otro en ese delicioso acto sexual. -¿Y esto? ¿te gusta?- Sabía que si, pero solo quería seguir oyéndola. Sus caderas brincaban cuando las de ella bajaban, sus dedos presionaban sus nalgas para ayudarle a bajar con más fuerza y uno de sus dedos se coló hasta la entrada del recto, solo para presionar y ejercer esa amenaza de doble penetración. De vez en cuando, también asomaba su lengua para lamer los labios de la fémina a su merced y de vez en cuando, también daba saltos más fuertes para golpear con su glande el útero en estocadas algo violentas.
Durante los dos años que entrenaron para rescatar a Aynara, ambos se habían convertido en más que complacies y amigos. Una que otra vez tanto en el acto carnal como en momentos de amistad y confianza absoluto, palabras de amor habían saludo de la boca del rubio ante esa peliazul convirtiéndose en adolescentes enamorados. No había porque ponerle nombre a las cosas, ambos eran solteros y podían tener a quien quisieran y el, algún día debía de procrear algún consanguíneo con la "especie adecuada" pero no quitaba los hechos del presente. Amaba a esa mujer y también a su hermana, sin embargo con esta última aún debían de acabar de ponerse al día, pues en cuanto a relación, Stella le llevaba literalmente dos años de ventaja, al punto de tenerles así, abiertamente amándose y deseándose de forma completamente desinhibida en el suelo del baño.
Adoraba el sabor de su piel, de sus deliciosos y ternos senos, sus acaramelados pezones derritiéndose en su boca, apretándose entre sus dientes con una suavidad indescriptible. Dartagnan incluso jadeaba, abriendo la boca para dejar su lengua afuera lamiendo ambos brillantes montículos de forma sumamente lasciva y desvergonzada. Esas exquisitas frutas eran suyas y podía degustarlas cuando y como quisiera, no era el tímido niño que se apenaba por todo ya, hacía ya dos años que había pasado de ser el juguete de sus juguetes para convertirse en el dueño definitivo y asumido de ambas hermanas.
Las sucias declaraciones sobre su dureza solo le ayudaban a mantener la misma, quería responderle cosas igual de sucias pero estaba tan embelesado chupando y lamiendo que solo cuando Stella realizó aquel apretón tras el tierno beso en su frente, Dartagnan apenas pudo soltar sus pechos y elevar la cabeza apretando todo lo que pudo de su cuerpo. -¡¡Nhg...!!- Tembló y se estremeció allí un momento, casi fue como si se hubiera corrido, más esperaba poder soportar más tiempo contra aquella estrechez.
Agarró con ambas manos sus nalgas, y las agarró tan fuerte que ambas manos sonaron como nalgadas perfectamente sincronizadas y salpicaron agua de los glúteos, enrojeciéndolos y apretándolos con fuerza. -A ver cuanto puedes mantenerte así...-
Acababa de convertir aquello en un reto. No porque quisiera probar algo, sino porque deseaba en verdad esa estrechez continuara por buen rato. Comenzando ahora a masajearle los glúteos casi clavándole los dedos al abrirle las nalgas, empezó a moverse también y a ayudarla para que cuando ella bajara, impulsarla hacia abajo y hacerla descender hasta que su miembro desapareciera completamente en su vagina.
Buscó unir la frente con la suya, topar las puntas de sus narices para que ambos pudiera quemarse los ojos y mezclar sus jadeantes alientos con cada movimiento, contemplando así cada uno la gozosa cara del otro en ese delicioso acto sexual. -¿Y esto? ¿te gusta?- Sabía que si, pero solo quería seguir oyéndola. Sus caderas brincaban cuando las de ella bajaban, sus dedos presionaban sus nalgas para ayudarle a bajar con más fuerza y uno de sus dedos se coló hasta la entrada del recto, solo para presionar y ejercer esa amenaza de doble penetración. De vez en cuando, también asomaba su lengua para lamer los labios de la fémina a su merced y de vez en cuando, también daba saltos más fuertes para golpear con su glande el útero en estocadas algo violentas.
Durante los dos años que entrenaron para rescatar a Aynara, ambos se habían convertido en más que complacies y amigos. Una que otra vez tanto en el acto carnal como en momentos de amistad y confianza absoluto, palabras de amor habían saludo de la boca del rubio ante esa peliazul convirtiéndose en adolescentes enamorados. No había porque ponerle nombre a las cosas, ambos eran solteros y podían tener a quien quisieran y el, algún día debía de procrear algún consanguíneo con la "especie adecuada" pero no quitaba los hechos del presente. Amaba a esa mujer y también a su hermana, sin embargo con esta última aún debían de acabar de ponerse al día, pues en cuanto a relación, Stella le llevaba literalmente dos años de ventaja, al punto de tenerles así, abiertamente amándose y deseándose de forma completamente desinhibida en el suelo del baño.
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por Aynara y Stella Lun Jul 09, 2018 12:35 pm
El contacto con el cuerpo de su amo era lo que a la fémina le mantenía la llama viva de la pasión. A pesar que este contacto no en su porcentaje alto iba a ser netamente sexual, a ella le bastaba una mirada, una caricia, una palabra para mantener vivo ese fuego. Pero cuando sus cuerpos se unían íntimamente era un placer y un sentimiento tan puro e indescriptible verbalmente que volvía loca a la chica, demostrando toda esa pasión y amor mediante una coordinada coreografía en la cual ambos podían deleitarse.
Manteniendo la postura adquirida anteriormente, sus piernas se mantenían firmes gracias al apoyo ejercido por sus pies en el suelo del baño. Pero este apoyo no hubiese sido óptimo sin la ayuda de su amo, él cual de forma lujuriosa masajeaba y agarraba la parte posterior de la chica, quien adoraba a cada momento esas caricias precisas que le alentaban a seguir adelante en sus movimientos. Mientras su cuerpo permanecía elevado sutilmente (rozando la punta del falo con sus labios íntimos).- Tú sabes de lo que soy capaz.- Dijo la fémina convencida de sus maniobras sexuales y de todo el placer que le podía generar al hombre.
Sin dejar pasar mucho tiempo, contrajo y mantuvo los músculos internos de su parte íntima para que la penetración fuese mucho más placentera y envolvente, para sentir nuevamente esa exquisita corriente que viajaba sin cesar por cada una de las células que componían su cuerpo. Producto a la estocada rápida y certera por parte de la chica, ella arqueó su espalda sintiendo ese rico impulso eléctrico que hizo que ella abriera pausadamente su boca para liberar un honesto gemido.- Ahhhh.- Siendo este pausado debido a que quería centrar su atención hacia las lujuriosas lamidas que él estaba propinando en su cuerpo, las cuales completaban a la perfección el cuadro erótico que ambos estaban plasmando.
Sintiendo como las manos del contrario apretaban sus nalgas con ímpetu, la chica de cabellos azulados se sonrojó completamente y esta expresión se hacía más deliciosa por los jadeos intercalados que ella realizaba.- Ahh...Claro que me gusta.- Respondió mientras movía de arriba hacia abajo sus caderas. Pero cuando por fin el falo entró a la compacta cavidad, la chica comenzó a mover sus parte inferior de arriba hacia abajo, teniendo siempre el cuidado de no sacar el miembro de su intimidad.
En compás con aquel movimiento, Stella abrazó al contrario y atrayendo más a este a su cuerpo, comenzó a intensificar el movimiento.- Quiero ver como esa linda cara cambia mientras te corres dentro de mi.- Comentó de forma juguetona y extremadamente lujuriosa cerca del oído del contrario mientras se movía con mucho ímpetu para que ambos pudiesen llegar a un clímax.
Stella podía sentir ese calor que emitía la intimidad contraria y a la vez, se daba cuenta que el interior de su vagina estaba ardiendo y la humedad que estaba generando hacía que los movimientos y la contracción que mantenía en su cavidad iba a ser un gran punto a su favor para disfrutar a más no poder aquel erótico momento.
Manteniendo la postura adquirida anteriormente, sus piernas se mantenían firmes gracias al apoyo ejercido por sus pies en el suelo del baño. Pero este apoyo no hubiese sido óptimo sin la ayuda de su amo, él cual de forma lujuriosa masajeaba y agarraba la parte posterior de la chica, quien adoraba a cada momento esas caricias precisas que le alentaban a seguir adelante en sus movimientos. Mientras su cuerpo permanecía elevado sutilmente (rozando la punta del falo con sus labios íntimos).- Tú sabes de lo que soy capaz.- Dijo la fémina convencida de sus maniobras sexuales y de todo el placer que le podía generar al hombre.
Sin dejar pasar mucho tiempo, contrajo y mantuvo los músculos internos de su parte íntima para que la penetración fuese mucho más placentera y envolvente, para sentir nuevamente esa exquisita corriente que viajaba sin cesar por cada una de las células que componían su cuerpo. Producto a la estocada rápida y certera por parte de la chica, ella arqueó su espalda sintiendo ese rico impulso eléctrico que hizo que ella abriera pausadamente su boca para liberar un honesto gemido.- Ahhhh.- Siendo este pausado debido a que quería centrar su atención hacia las lujuriosas lamidas que él estaba propinando en su cuerpo, las cuales completaban a la perfección el cuadro erótico que ambos estaban plasmando.
Sintiendo como las manos del contrario apretaban sus nalgas con ímpetu, la chica de cabellos azulados se sonrojó completamente y esta expresión se hacía más deliciosa por los jadeos intercalados que ella realizaba.- Ahh...Claro que me gusta.- Respondió mientras movía de arriba hacia abajo sus caderas. Pero cuando por fin el falo entró a la compacta cavidad, la chica comenzó a mover sus parte inferior de arriba hacia abajo, teniendo siempre el cuidado de no sacar el miembro de su intimidad.
En compás con aquel movimiento, Stella abrazó al contrario y atrayendo más a este a su cuerpo, comenzó a intensificar el movimiento.- Quiero ver como esa linda cara cambia mientras te corres dentro de mi.- Comentó de forma juguetona y extremadamente lujuriosa cerca del oído del contrario mientras se movía con mucho ímpetu para que ambos pudiesen llegar a un clímax.
Stella podía sentir ese calor que emitía la intimidad contraria y a la vez, se daba cuenta que el interior de su vagina estaba ardiendo y la humedad que estaba generando hacía que los movimientos y la contracción que mantenía en su cavidad iba a ser un gran punto a su favor para disfrutar a más no poder aquel erótico momento.
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Aynara y Stella
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por Dartagnan Schrenberg Mar Jul 10, 2018 3:46 am
Ante la contracción del genital que envolvía el suyo, el rubio sintió como un latigazo en la espalda, uno que no era doloroso, sino que causaba un enorme placer enviando un impulso desde su columna que viajó has su coronilla y hasta la punta de sus pies para luego volver al inicio. Se quejó de una manera tierna, como hacía cuando aún no era capaz de siquiera intentar atreverse a dominar a alguna de las gemelas y tembló siseando con su erección tan dura que casi le dolía.
Aquellas sensaciones eran igual de placenteras que las que experimentaba cuando Stella gemía, jadeaba o gritaba con sus acciones, ambos luchaban por ver cuanto hacían disfrutar al otro volviéndose una competencia agotadora, pero sumamente placentera dentro de su perversión y que siempre acababa con chistes y amor de parte de ambos, amenazas de venganza y rara vez con un vencedor definitivo... aunque ochenta por ciento de las veces ese vencedor había sido Stella.
Complacido por su respuesta, Dartagnan se dejó abrazar sintiendo esos deliciosos y tiernos pechos empapados aplastarse contra su ahora fornido pecho, la ayudó con las manos apretándole las nalgas a impulsarse hacia abajo y hacer las penetraciones algo completo que dejara fuera de su vagina solo los testículos. Empezó a jadear profundamente con cada movimiento, enterrándole los dedos en los glúteos cuando la escuchó murmurar aquellas perversas palabras. -Adoro cuando me hablas de manera tierna y sucia a la vez...- sonrió con la boca abierta, las mejillas rojas y los ojos brillantes. Le abrazó más fuerte y besó sus labios con fuego en ellos, a veces casi mordiéndole el mentón, moviéndose ya con un ritmo esforzado y duro, estocando a la peliazul con cada empuje sintiendo sus testículos chocar contra sus labios mayores en deliciosos sonidos de apego y aplausos humectados por el agua y los jugos de la mestiza.
En una demostración de que no iba a aguantar mucho más y que deseaba ya llevar al clímax a su pareja y a si mismo, empezó a moverse más rápido, a agitar con sus manos usando la fuerza sobre las caderas de Stella para que su útero acariciara su miembro y lo siguiera apretando como si quisiera aplastarselo. -¡Stella, Stella, Stella... Ah!- Se separó solo un poco de ella para pegarle la frente a la suya. Quería verle el rostro pero estaba tan concentrado en mantener un ritmo casi de martillo eléctrico en su pelvis que sus ojos se manteínan cerrados y su frente arrugada. Su boca jadeaba abierta a cada segundo sus testículos y el falo empezaban a arder.
-Te amo Stella... Te amo...- Le susurró casi rozando sus labios con los suyos sin poder dejar de jadear y de cogersela, haciendo de ese húmedo y morboso aplauso entre sus pelvis cada vez más fuerte hasta que acabó mordiéndose los labios tan fuerte que se hizo una pequeña herida y, ahogando un alarido en su garganta, tensó sus hombros y su espalda, apretó casi que con rabia las nalgas entre sus dedos hasta dejarlas rojas y las hizo descender como si quisiera meter su miembro más allá de lo que podía. -¡¡Hummmgh...!!- Su orgasmo fue tan fuerte que Stella podría sentir cada fase del miembro dentro de si; primero se endureció aún más, llegando a hincharse un poco, luego le siguió el bombeó que fue como si algo se inflara por la parte inferior del falo hacia arriba hasta hasta hacer engordar el glande y calentarlo, procediendo a expulsar una gran y ardiente descarga que golpearía hirviendo su útero para luego ir rellenando cada espacio de éste con su calor.
Todo el cuerpo del joven se estremecería, sentiría pequeños espasmos durante y después de acabarle dentro con tal fuerza. En cada espasmo que sería un pequeño saltito de todo su cuerpo, se aferraría más a Stella, como si no quisiera dejarla ir bajo ninguna circunstancia... o como si esta fuese a tratar de escapar. Cuando ya su miembro dejó de expulsar semen, suspiró profundamente echando la cabeza hacia atrás dándose un pequeño golpe contra la muralla, haciendo quejarse muy quedo y despacio.
Suavemente le iría soltando el trasero hasta dejar sus brazos abrazados pero colgando y abriría sus ojos brillantes y llenos de vida sobre sus sonrojadas mejillas. Su aura de felicidad y satisfacción era casi palpable. -Stella...- Le nombró en un tono tan tierno que no era necesario crear la oración, en la sola forma de decir su nombre plasmó todo agradecimiento, halago y declaración de amor hacia la fémina de ojos azules.
Aquellas sensaciones eran igual de placenteras que las que experimentaba cuando Stella gemía, jadeaba o gritaba con sus acciones, ambos luchaban por ver cuanto hacían disfrutar al otro volviéndose una competencia agotadora, pero sumamente placentera dentro de su perversión y que siempre acababa con chistes y amor de parte de ambos, amenazas de venganza y rara vez con un vencedor definitivo... aunque ochenta por ciento de las veces ese vencedor había sido Stella.
Complacido por su respuesta, Dartagnan se dejó abrazar sintiendo esos deliciosos y tiernos pechos empapados aplastarse contra su ahora fornido pecho, la ayudó con las manos apretándole las nalgas a impulsarse hacia abajo y hacer las penetraciones algo completo que dejara fuera de su vagina solo los testículos. Empezó a jadear profundamente con cada movimiento, enterrándole los dedos en los glúteos cuando la escuchó murmurar aquellas perversas palabras. -Adoro cuando me hablas de manera tierna y sucia a la vez...- sonrió con la boca abierta, las mejillas rojas y los ojos brillantes. Le abrazó más fuerte y besó sus labios con fuego en ellos, a veces casi mordiéndole el mentón, moviéndose ya con un ritmo esforzado y duro, estocando a la peliazul con cada empuje sintiendo sus testículos chocar contra sus labios mayores en deliciosos sonidos de apego y aplausos humectados por el agua y los jugos de la mestiza.
En una demostración de que no iba a aguantar mucho más y que deseaba ya llevar al clímax a su pareja y a si mismo, empezó a moverse más rápido, a agitar con sus manos usando la fuerza sobre las caderas de Stella para que su útero acariciara su miembro y lo siguiera apretando como si quisiera aplastarselo. -¡Stella, Stella, Stella... Ah!- Se separó solo un poco de ella para pegarle la frente a la suya. Quería verle el rostro pero estaba tan concentrado en mantener un ritmo casi de martillo eléctrico en su pelvis que sus ojos se manteínan cerrados y su frente arrugada. Su boca jadeaba abierta a cada segundo sus testículos y el falo empezaban a arder.
-Te amo Stella... Te amo...- Le susurró casi rozando sus labios con los suyos sin poder dejar de jadear y de cogersela, haciendo de ese húmedo y morboso aplauso entre sus pelvis cada vez más fuerte hasta que acabó mordiéndose los labios tan fuerte que se hizo una pequeña herida y, ahogando un alarido en su garganta, tensó sus hombros y su espalda, apretó casi que con rabia las nalgas entre sus dedos hasta dejarlas rojas y las hizo descender como si quisiera meter su miembro más allá de lo que podía. -¡¡Hummmgh...!!- Su orgasmo fue tan fuerte que Stella podría sentir cada fase del miembro dentro de si; primero se endureció aún más, llegando a hincharse un poco, luego le siguió el bombeó que fue como si algo se inflara por la parte inferior del falo hacia arriba hasta hasta hacer engordar el glande y calentarlo, procediendo a expulsar una gran y ardiente descarga que golpearía hirviendo su útero para luego ir rellenando cada espacio de éste con su calor.
Todo el cuerpo del joven se estremecería, sentiría pequeños espasmos durante y después de acabarle dentro con tal fuerza. En cada espasmo que sería un pequeño saltito de todo su cuerpo, se aferraría más a Stella, como si no quisiera dejarla ir bajo ninguna circunstancia... o como si esta fuese a tratar de escapar. Cuando ya su miembro dejó de expulsar semen, suspiró profundamente echando la cabeza hacia atrás dándose un pequeño golpe contra la muralla, haciendo quejarse muy quedo y despacio.
Suavemente le iría soltando el trasero hasta dejar sus brazos abrazados pero colgando y abriría sus ojos brillantes y llenos de vida sobre sus sonrojadas mejillas. Su aura de felicidad y satisfacción era casi palpable. -Stella...- Le nombró en un tono tan tierno que no era necesario crear la oración, en la sola forma de decir su nombre plasmó todo agradecimiento, halago y declaración de amor hacia la fémina de ojos azules.
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por Aynara y Stella Mar Jul 10, 2018 1:57 pm
Intenso era sin duda las acciones que estaban ocurriendo en aquella ducha. No solamente por los frenéticos movimientos que ambos ejercían, sino que por la atmósfera global que inundaba aquella instancia. A pesar que para muchos el estar siendo escuchados en la otra habitación sería un hecho de distracción, para Stella era la dosis de adrenalina que necesitaba para que este juego placentero fuese el correcto.
Stella adoraba sentir el calor del cuerpo del contrario, también le encantaba sentir ese aroma que emanaba, que según ella era como el dulce aroma que atraía a las mariposas hacia las flores, siendo el olor que expelía el hombre el afrodisíaco más valioso en esta tierra para la mujer. Este la envolvía y la llevaba a un éxtasis máximo, cuyo era armonizado por los movimientos que tanto ella como él de manera lujuriosa estaban creando. Pero ella también estaba consciente de que las caricias y apretones hacían subir a niveles altos el placer, siendo esta la melodía que ella quería seguir por un tiempo más.
Mientras seguía con su papel de dominante jinete, miraba de manera lujuriosa a su amo. Aquellos ojos reflejaban tanta pasión como si se tratase de jóvenes amantes que ocultaban su amor del resto de las miradas insidiosas.- Te amo.- Dijo en un tierno gemido muy cerca del oído del contrario.
Con mucha dulzura quedó por unos instantes mirando el torso del contrario, pero al momento de esa inspección, nunca dejó de hacer esas sentadillas sobre el falo de su pareja, siendo estas una más apretadas que otras; el motivo, era sencillo quería conseguir llegar al clímax, mejor dicho, que ambos llegaran y que fuese lo más placentero posible, así que ella no se podía quedar atrás con el movimiento, ni mucho menos con las caricias que eran propinadas por los muslos al momento de que ella ligeramente flectaba sus rodillas para generar ese movimiento.
Abrazando por sobre los hombros de su pareja, guió su cuerpo hacia el del contrario para empezar a moverse más rápido. Ante esto, ella comenzó a emitir un gemido tan íntimo que solamente él podía escuchar, ya que la boca de la chica estaba ubicada muy cerca de su oído... En su mente, mientras manifestaba aquellos movimientos, salía plasmada las palabras "rápido y duro", cuyas fueron creadas en los movimientos precisos y placenteros de la chica.
Cuando sintió que el falo penetró de una forma profunda y rápida por la intimidad de la chica, ella por unos segundos había quedado sin aire, puesto que esta había sido tan precisa que la deliciosa tensión generada por la penetración viajó tan rápido por su cuerpo creando un circuito eléctrico que en tan solo una fracción de segundo inundó de placer la cavidad de la chica, generando en ella un calor y humedad que anteriormente no había experimentado.
Gracias a esto, ella apretó un poco más sus piernas para sentir la dureza del contrario, cosa que para ella fue algo agradable, puesto que podía sentir como una descarga de líquido irrigaba todo su interior.- Ahhh... Que bien se siente.- Dijo en un mismo tono íntimo, pero en esta oportunidad un poco más lejos del oído de su amo.
Bastó de unos segundos y ella con sus mejillas teñidas en rojo.- Me corro.- Confesó apegando su frente a la del rubio. Acto seguido, un escalofrío se hizo presente en su espina dorsal, demostrando de forma más superficial que ella ya había alcanzado el clímax.
Te amo, mi señor Dartagnan.- Dijo mientras mantenía el cuerpo del nombrado abrazado, puesto que no quería alejarse de aquel calor que él brindaba tan abiertamente para la chica de cabellos azulados.
Stella adoraba sentir el calor del cuerpo del contrario, también le encantaba sentir ese aroma que emanaba, que según ella era como el dulce aroma que atraía a las mariposas hacia las flores, siendo el olor que expelía el hombre el afrodisíaco más valioso en esta tierra para la mujer. Este la envolvía y la llevaba a un éxtasis máximo, cuyo era armonizado por los movimientos que tanto ella como él de manera lujuriosa estaban creando. Pero ella también estaba consciente de que las caricias y apretones hacían subir a niveles altos el placer, siendo esta la melodía que ella quería seguir por un tiempo más.
Mientras seguía con su papel de dominante jinete, miraba de manera lujuriosa a su amo. Aquellos ojos reflejaban tanta pasión como si se tratase de jóvenes amantes que ocultaban su amor del resto de las miradas insidiosas.- Te amo.- Dijo en un tierno gemido muy cerca del oído del contrario.
Con mucha dulzura quedó por unos instantes mirando el torso del contrario, pero al momento de esa inspección, nunca dejó de hacer esas sentadillas sobre el falo de su pareja, siendo estas una más apretadas que otras; el motivo, era sencillo quería conseguir llegar al clímax, mejor dicho, que ambos llegaran y que fuese lo más placentero posible, así que ella no se podía quedar atrás con el movimiento, ni mucho menos con las caricias que eran propinadas por los muslos al momento de que ella ligeramente flectaba sus rodillas para generar ese movimiento.
Abrazando por sobre los hombros de su pareja, guió su cuerpo hacia el del contrario para empezar a moverse más rápido. Ante esto, ella comenzó a emitir un gemido tan íntimo que solamente él podía escuchar, ya que la boca de la chica estaba ubicada muy cerca de su oído... En su mente, mientras manifestaba aquellos movimientos, salía plasmada las palabras "rápido y duro", cuyas fueron creadas en los movimientos precisos y placenteros de la chica.
Cuando sintió que el falo penetró de una forma profunda y rápida por la intimidad de la chica, ella por unos segundos había quedado sin aire, puesto que esta había sido tan precisa que la deliciosa tensión generada por la penetración viajó tan rápido por su cuerpo creando un circuito eléctrico que en tan solo una fracción de segundo inundó de placer la cavidad de la chica, generando en ella un calor y humedad que anteriormente no había experimentado.
Gracias a esto, ella apretó un poco más sus piernas para sentir la dureza del contrario, cosa que para ella fue algo agradable, puesto que podía sentir como una descarga de líquido irrigaba todo su interior.- Ahhh... Que bien se siente.- Dijo en un mismo tono íntimo, pero en esta oportunidad un poco más lejos del oído de su amo.
Bastó de unos segundos y ella con sus mejillas teñidas en rojo.- Me corro.- Confesó apegando su frente a la del rubio. Acto seguido, un escalofrío se hizo presente en su espina dorsal, demostrando de forma más superficial que ella ya había alcanzado el clímax.
Te amo, mi señor Dartagnan.- Dijo mientras mantenía el cuerpo del nombrado abrazado, puesto que no quería alejarse de aquel calor que él brindaba tan abiertamente para la chica de cabellos azulados.
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por Dartagnan Schrenberg Mar Jul 10, 2018 9:57 pm
Todo había sido más que perfecto. Las palabras de amor, las eróticas provocaciones, el sudor mezclándose con el agua y el pequeño miedo a ser interrumpidos en cualquier momento. Todo culmino en una explosión que de sensaciones que acabó dejando al rubio con la boca abierta y respirando con todo su cuerpo.
-Es la mejor sensación del mundo...- Jadeó sin poder quitarse la sonrisa de su rostro y se acercó al de ella para tomarle de las mejillas y dar un cariñoso y agradecido beso sobre sus labios. -Te amo.- Le murmuró a ojos cerrados. -Te amo.- Dio otro beso un poco más largo. -Te amo.- Y finalmente dio uno más exageradamente cariñoso con el fin de ambos se rieran de la situación. Estaba más que claro que a ambos les iba a brillar el cabello y los ojos todo el día. Al separar sus labios, rió en una armónica carcajada, suspiró como el joven enamorado que era acarició a la chica sobre su cuerpo una última vez, recorriéndole la espalda, los brazos y las piernas como si le pusiese una especie de manto protector que decía "todo esto es mío" y al llegar a sus rodillas, se detuvo.
-Será mejor salgamos antes de que nos empiecen a salir las arrugas.- Ya habiendo recuperado algo de fuerzas, se levantó con una mano y la fuerza de sus piernas abrazando a Stella por la cintura para no "desconectarse" aún y en un suave giro, ponerla contra la pared y embestirla una única vez de manera seductora para besarle la boca metiéndole la lengua por unos segundos.
-Continuaría encantado, pero quiero dejar algo para la noche...- Y con el dolor de su alma, se separó suavemente de su amante, mirando con morbo como su miembro salía centímetro a centímetro cubierto de sus propios fluidos que también goteaban desde la entrepierna de la mestiza. -Ah...-
Acabó de lavarse con rapidez y cogió una de las toallas para enrolarsela a la cintura y salir de la ducha, mirandose al espejo notando aún el rubor en sus mejillas, el brillo en sus ojos y el cuerpo en si algo acalorado. -Tengo algo pensado para la noche, ya que mañana iremos a un sitio desconocido... creo que debería tenerlas a ambas a su máxima capacidad.- Y eso significaba una sola cosa... debería dejar completamente satisfechas a ambas hermanas esta misma noche.
-Stella, si fueses un animal que te gustaría ser? una gatita, una conejita?- Puso ejemplos quizás demasiado obvios, pero tampoco es que planeara una sorpresa total para las hermanas. Tras sacudirse la cabeza mientras esperaba respuesta, se dirigió hacia la cama donde suponía estaba Aynara. -¿Y tu Ayni ¿qué animal te gustaría ser?- Dijo llegando a la sala con la cara cubierta por una toalla más pequeña teniendo la otra enrolada en su cintura apunto de caerse.
-Es la mejor sensación del mundo...- Jadeó sin poder quitarse la sonrisa de su rostro y se acercó al de ella para tomarle de las mejillas y dar un cariñoso y agradecido beso sobre sus labios. -Te amo.- Le murmuró a ojos cerrados. -Te amo.- Dio otro beso un poco más largo. -Te amo.- Y finalmente dio uno más exageradamente cariñoso con el fin de ambos se rieran de la situación. Estaba más que claro que a ambos les iba a brillar el cabello y los ojos todo el día. Al separar sus labios, rió en una armónica carcajada, suspiró como el joven enamorado que era acarició a la chica sobre su cuerpo una última vez, recorriéndole la espalda, los brazos y las piernas como si le pusiese una especie de manto protector que decía "todo esto es mío" y al llegar a sus rodillas, se detuvo.
-Será mejor salgamos antes de que nos empiecen a salir las arrugas.- Ya habiendo recuperado algo de fuerzas, se levantó con una mano y la fuerza de sus piernas abrazando a Stella por la cintura para no "desconectarse" aún y en un suave giro, ponerla contra la pared y embestirla una única vez de manera seductora para besarle la boca metiéndole la lengua por unos segundos.
-Continuaría encantado, pero quiero dejar algo para la noche...- Y con el dolor de su alma, se separó suavemente de su amante, mirando con morbo como su miembro salía centímetro a centímetro cubierto de sus propios fluidos que también goteaban desde la entrepierna de la mestiza. -Ah...-
Acabó de lavarse con rapidez y cogió una de las toallas para enrolarsela a la cintura y salir de la ducha, mirandose al espejo notando aún el rubor en sus mejillas, el brillo en sus ojos y el cuerpo en si algo acalorado. -Tengo algo pensado para la noche, ya que mañana iremos a un sitio desconocido... creo que debería tenerlas a ambas a su máxima capacidad.- Y eso significaba una sola cosa... debería dejar completamente satisfechas a ambas hermanas esta misma noche.
-Stella, si fueses un animal que te gustaría ser? una gatita, una conejita?- Puso ejemplos quizás demasiado obvios, pero tampoco es que planeara una sorpresa total para las hermanas. Tras sacudirse la cabeza mientras esperaba respuesta, se dirigió hacia la cama donde suponía estaba Aynara. -¿Y tu Ayni ¿qué animal te gustaría ser?- Dijo llegando a la sala con la cara cubierta por una toalla más pequeña teniendo la otra enrolada en su cintura apunto de caerse.
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por Aynara y Stella Mar Jul 10, 2018 10:47 pm
Una de las cosas que más le gustaba a la chica, eran las caricias posteriores al sexo, puesto que tenían una carga de emociones y calor tan diferente y exquisita a la vez que no podría elegir fácilmente cual prefería ella, si las previas o las caricias posteriores. Pero sin duda, en ese momento ese juego sensual bajo el agua era el broche de oro que estaba buscando la fémina.
Stella recibía los besos como si se tratase de una ingenua criatura, puesto que al principio solamente fruncía sus labios para esperar que el contrario interceptara los suyos. Pero cuando pudo sentir esa suavidad y humedad de los labios del contrario, ella se sonrojó completamente y sin darle tanta vuelta mentalmente, la mujer respondió el beso y mientras lo hacía, sus ojos permanecían cerrados siendo sus únicas guías las palmas de sus manos y el calor de los labios del contrario.
Cuando ambos cortaron ese beso, su adorado amo se colocó de pie, pero este realizó una maniobra bastante interesante en donde permitían que sus cuerpos siguiesen conectados. Aquello fue muy sugerente para la chica, por eso de forma juguetona movió de izquierda a derecha su cadera como para cerrar por ahora los juegos matutinos. – Esperaré ansiosa esta noche querido…Mejor dicho, anda guardando energías, puesto que tal vez te lleves una sorpresa. Así que procura de alimentarte bien; nada de pizzas ni comida chatarra, sino que pescado y ensalada. - Sugirió en tono de broma Stella antes de su amo sacara el miembro de su intimidad, dejando a la chica completamente libre para poder lavarse y refrescarse después de tal experiencia sexual.
Cuando su amo terminó rápidamente de bañarse, Stella tomó su tiempo en lavarse su cabello e hidratar su cuerpo completo, puesto que gracias al ejercicio había perdido bastante líquido, el cual es esencial para conservar esa frescura que emana tanto su rostro como su cuerpo. - ¿Qué animal me gusta?- Replicó la chica mientras se removía el shampoo.- Yo creo que un tierna y sexy conejita.- Respondió la mujer sin asomar parte alguna de su cuerpo para emitir su palabras.
Por otra parte, Aynara estaba sentada en el marco de la ventana comiendo un pedazo de pan con mermelada de frambuesa, cuyo había pedido hace unos minutos atrás. - En mi caso, yo me identificaría más con una pantera. Pero sino encuentras algo lindo de ese hermoso animal, me conformo con cualquier felino.- Al decir esto, la chica se coloca de pie y comienza a caminar de forma sensual y elegante, como si se tratase de uno de esos felinos que tanto le agradaban a la chica, se aproximó hacia su amo para luego colocarle la mano sobre su cabeza así le removería un poco la toalla que este tenía.
Lentamente acercó su rostro al de él, pero sus labios no fueron hacia la boca del contrario, sino que pasó muy cerca de esta para luego ser posada sobre el lóbulo derecho de su oreja.- Creo que esperaré hasta la noche, pero eso sí amo, yo quiero ser la primera en ese juego perverso que está maquinando en su mente pervertida.- Dicha esas palabras, mordió de forma juguetona aquella parte carnosa de la oreja y luego lo soltó. Acto seguido ella le dio la espalda para meterse a la ducha, en donde por fin salía su gemela.
Estando fuera de la ducha Stella, Aynara se bañó rápidamente para poder ir a comer lo antes posible.
Pasó unos minutos y Stella vestía con un jeans de color blanco, el cual marcaba muy bien su silueta, mientras que su pecho era cubierto con una polera de color verde agua, la cual tenía un escote discreto y coqueto. Mientras que Aynara, vestía unos jeans de color negro y una polera de color rosado. Lo único de color idéntico que ambas chicas llevaban, eran unos zapatos cerrados de color negro, los cuales eran bastante cómodos para poder caminar.
Aynara se colocó al lado derecho de su amo, mientras que Stella se aproximó al izquierdo y dispuestas a salir, la chica de cabellos rosas miró tiernamente a su amo.- Espero que pase el día pase rápido, puesto que estoy expectante por lo que pasará en la noche….Aunque si me lo pregunta, yo prefiero comer algo cerca y adelantar unas cuantas horitas.- Sus palabras eran emitidas de forma juguetona y a la vez eran respaldadas por la mirada lujuriosa y expectante de su gemela.
Stella recibía los besos como si se tratase de una ingenua criatura, puesto que al principio solamente fruncía sus labios para esperar que el contrario interceptara los suyos. Pero cuando pudo sentir esa suavidad y humedad de los labios del contrario, ella se sonrojó completamente y sin darle tanta vuelta mentalmente, la mujer respondió el beso y mientras lo hacía, sus ojos permanecían cerrados siendo sus únicas guías las palmas de sus manos y el calor de los labios del contrario.
Cuando ambos cortaron ese beso, su adorado amo se colocó de pie, pero este realizó una maniobra bastante interesante en donde permitían que sus cuerpos siguiesen conectados. Aquello fue muy sugerente para la chica, por eso de forma juguetona movió de izquierda a derecha su cadera como para cerrar por ahora los juegos matutinos. – Esperaré ansiosa esta noche querido…Mejor dicho, anda guardando energías, puesto que tal vez te lleves una sorpresa. Así que procura de alimentarte bien; nada de pizzas ni comida chatarra, sino que pescado y ensalada. - Sugirió en tono de broma Stella antes de su amo sacara el miembro de su intimidad, dejando a la chica completamente libre para poder lavarse y refrescarse después de tal experiencia sexual.
Cuando su amo terminó rápidamente de bañarse, Stella tomó su tiempo en lavarse su cabello e hidratar su cuerpo completo, puesto que gracias al ejercicio había perdido bastante líquido, el cual es esencial para conservar esa frescura que emana tanto su rostro como su cuerpo. - ¿Qué animal me gusta?- Replicó la chica mientras se removía el shampoo.- Yo creo que un tierna y sexy conejita.- Respondió la mujer sin asomar parte alguna de su cuerpo para emitir su palabras.
Por otra parte, Aynara estaba sentada en el marco de la ventana comiendo un pedazo de pan con mermelada de frambuesa, cuyo había pedido hace unos minutos atrás. - En mi caso, yo me identificaría más con una pantera. Pero sino encuentras algo lindo de ese hermoso animal, me conformo con cualquier felino.- Al decir esto, la chica se coloca de pie y comienza a caminar de forma sensual y elegante, como si se tratase de uno de esos felinos que tanto le agradaban a la chica, se aproximó hacia su amo para luego colocarle la mano sobre su cabeza así le removería un poco la toalla que este tenía.
Lentamente acercó su rostro al de él, pero sus labios no fueron hacia la boca del contrario, sino que pasó muy cerca de esta para luego ser posada sobre el lóbulo derecho de su oreja.- Creo que esperaré hasta la noche, pero eso sí amo, yo quiero ser la primera en ese juego perverso que está maquinando en su mente pervertida.- Dicha esas palabras, mordió de forma juguetona aquella parte carnosa de la oreja y luego lo soltó. Acto seguido ella le dio la espalda para meterse a la ducha, en donde por fin salía su gemela.
Estando fuera de la ducha Stella, Aynara se bañó rápidamente para poder ir a comer lo antes posible.
Pasó unos minutos y Stella vestía con un jeans de color blanco, el cual marcaba muy bien su silueta, mientras que su pecho era cubierto con una polera de color verde agua, la cual tenía un escote discreto y coqueto. Mientras que Aynara, vestía unos jeans de color negro y una polera de color rosado. Lo único de color idéntico que ambas chicas llevaban, eran unos zapatos cerrados de color negro, los cuales eran bastante cómodos para poder caminar.
Aynara se colocó al lado derecho de su amo, mientras que Stella se aproximó al izquierdo y dispuestas a salir, la chica de cabellos rosas miró tiernamente a su amo.- Espero que pase el día pase rápido, puesto que estoy expectante por lo que pasará en la noche….Aunque si me lo pregunta, yo prefiero comer algo cerca y adelantar unas cuantas horitas.- Sus palabras eran emitidas de forma juguetona y a la vez eran respaldadas por la mirada lujuriosa y expectante de su gemela.
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por Dartagnan Schrenberg Miér Jul 11, 2018 12:22 am
-Nadie en el mundo va a quitarme la pizza, Stella. ¡Nadie!- Respondió animado y sobre actuado, aunque hablaba en serio.
Habiendo quedado clara la respuesta de la azul, ahora solo faltaba la de la rosa y al escuchar lo de la pantera, se sonrió. -¡Serás la pantera rosa, jaja!- Y recibió entonces esa caricia en la toalla, seguida del beso en la oreja. -Por supuesto que serás la primera.- Le respondió en un susurro que solo ella pudiera oír.
-Siempre lo has sido...- Murmuró estando ya solo en el cuarto con una nostalgica sonrisa en su rostro.
Dejó que todos hicieran lo suyo, vistiéndose y perfumándose el solo, ordenando un poco las sábanas para facilitarle las tareas a las encargadas del hotel y observando a ambas gemelas ya arregladas, se dio un minuto para contemplarlas antes de que se pusieran cada una a su lado. -Que lindas que son.- Cuando estuvieron fuera del hotel algunas personas dirigían indiscretamente las miradas hacia ellos, era normal pues además de tener colores llamativos en la cabeza, cada un lo tenía también en las ropas. Dartagnan estaba vestido de jeans oscuros, zapatillas deportivas del mismo color, una camiseta roja de mangas largas y una chaquetilla de cuero negra.
-Concuerdo con lo que dijo Aynara. Hagamos esto, iremos a comer, mientras esperamos la orden les transferiré a sus tarjetas para que tengan suficiente y... luego de la comida nos separaremos para hacer las compras. Nos reuniremos en el puente de allí tipo 5 ¿les parece?- Apuntó a uno de los puentes de la ciudad que estaba a unas pocas calles del hotel. -Me gustaría fotografiar un poco la ciudad y... a nosotros.- Dijo mirando el puente a lo lejos. -También estoy ansioso por esta noche pero... es nuestro última día en Francia, chicas.- Enredó cada brazo con uno de las gemelas y las miró a cada una. -Hagamos que sea lindo, mis hermosas flores ¿si?-
Y se las llevó a las zonas de restaurantes. Durante el camino, aprovechó de ojear algunas tiendas, fotografió de vez en cuando a alguna de las gemelas solas o juntos bajo algún árbol, alguna fuente o sitio que le fuera emblemático, a veces también tomando selfies con ellas, algunas como un trío de amigos de toda la vida, otras más cariñosas y algunas otras bastante bobas con caras deformadas y desordenadas. Se pegó a las vitrinas de tiendas de antiguedades, su maldita obsesión casi babeando los cristales por sillas escritorios y maquinas de escribir. Cosas que nunca usaría, pero que adoraría tener... pero que obviamente no iba a comprar ya que serían cargas inútiles en el avión.
Llegados al restoran, pidió una mesa en una terraza exterior, abrió las sillas para ambas jovencitas y se sentó formando todos un triangulo de colores bajo la sombrilla que se erguía en el centro de una mesa de cristal. -Hoy es el día del despilfarro así que... despilfarren.- Se rió por lo redundante de sus palabras y pidió para entrada, una sopa de mariscos, una pequeña ensalada verde con naranja y carne blanca, para beber una botella de vino de 180 y un jugo natural de piña y... para finalizar una pizza grande de doble queso, hostiones, crema y algo de cebolla acaramelada. Esta última petición la hizo con una graciosa mirada hacia Stella como si fuese un niño al que le dicen "no tires eso al suelo" y lo primero que el niño hace es tirar aquello pero mirando con "maldad" a su madre. -Necesito calorías que quemar hoy.- fue su "excusa" y rió.
-Mis queridas bolitas de helado ¿como se imaginan la isla? Espero no meter presión con esto, pero... a ratos me pone algo nervioso.- Apoyó los codos en la mesa y se sostuvo el rostro como si este fuese un calis. -Ya se los dije pero es en serio, si somos recibidos por alguna clase de tribu aborigen o algo por el estilo, vamos a devolvernos sin siquiera explorar la isla... aunque tenga que cortarle la... Hum, a cada canibal del kongo.- Cerró los ojos a la espera de una conversación con sus amadas flores, sintiendo el fresco viento del tercer piso de aquel edificio desde donde se veía toda la ciudad.
Habiendo quedado clara la respuesta de la azul, ahora solo faltaba la de la rosa y al escuchar lo de la pantera, se sonrió. -¡Serás la pantera rosa, jaja!- Y recibió entonces esa caricia en la toalla, seguida del beso en la oreja. -Por supuesto que serás la primera.- Le respondió en un susurro que solo ella pudiera oír.
-Siempre lo has sido...- Murmuró estando ya solo en el cuarto con una nostalgica sonrisa en su rostro.
Dejó que todos hicieran lo suyo, vistiéndose y perfumándose el solo, ordenando un poco las sábanas para facilitarle las tareas a las encargadas del hotel y observando a ambas gemelas ya arregladas, se dio un minuto para contemplarlas antes de que se pusieran cada una a su lado. -Que lindas que son.- Cuando estuvieron fuera del hotel algunas personas dirigían indiscretamente las miradas hacia ellos, era normal pues además de tener colores llamativos en la cabeza, cada un lo tenía también en las ropas. Dartagnan estaba vestido de jeans oscuros, zapatillas deportivas del mismo color, una camiseta roja de mangas largas y una chaquetilla de cuero negra.
-Concuerdo con lo que dijo Aynara. Hagamos esto, iremos a comer, mientras esperamos la orden les transferiré a sus tarjetas para que tengan suficiente y... luego de la comida nos separaremos para hacer las compras. Nos reuniremos en el puente de allí tipo 5 ¿les parece?- Apuntó a uno de los puentes de la ciudad que estaba a unas pocas calles del hotel. -Me gustaría fotografiar un poco la ciudad y... a nosotros.- Dijo mirando el puente a lo lejos. -También estoy ansioso por esta noche pero... es nuestro última día en Francia, chicas.- Enredó cada brazo con uno de las gemelas y las miró a cada una. -Hagamos que sea lindo, mis hermosas flores ¿si?-
Y se las llevó a las zonas de restaurantes. Durante el camino, aprovechó de ojear algunas tiendas, fotografió de vez en cuando a alguna de las gemelas solas o juntos bajo algún árbol, alguna fuente o sitio que le fuera emblemático, a veces también tomando selfies con ellas, algunas como un trío de amigos de toda la vida, otras más cariñosas y algunas otras bastante bobas con caras deformadas y desordenadas. Se pegó a las vitrinas de tiendas de antiguedades, su maldita obsesión casi babeando los cristales por sillas escritorios y maquinas de escribir. Cosas que nunca usaría, pero que adoraría tener... pero que obviamente no iba a comprar ya que serían cargas inútiles en el avión.
Llegados al restoran, pidió una mesa en una terraza exterior, abrió las sillas para ambas jovencitas y se sentó formando todos un triangulo de colores bajo la sombrilla que se erguía en el centro de una mesa de cristal. -Hoy es el día del despilfarro así que... despilfarren.- Se rió por lo redundante de sus palabras y pidió para entrada, una sopa de mariscos, una pequeña ensalada verde con naranja y carne blanca, para beber una botella de vino de 180 y un jugo natural de piña y... para finalizar una pizza grande de doble queso, hostiones, crema y algo de cebolla acaramelada. Esta última petición la hizo con una graciosa mirada hacia Stella como si fuese un niño al que le dicen "no tires eso al suelo" y lo primero que el niño hace es tirar aquello pero mirando con "maldad" a su madre. -Necesito calorías que quemar hoy.- fue su "excusa" y rió.
-Mis queridas bolitas de helado ¿como se imaginan la isla? Espero no meter presión con esto, pero... a ratos me pone algo nervioso.- Apoyó los codos en la mesa y se sostuvo el rostro como si este fuese un calis. -Ya se los dije pero es en serio, si somos recibidos por alguna clase de tribu aborigen o algo por el estilo, vamos a devolvernos sin siquiera explorar la isla... aunque tenga que cortarle la... Hum, a cada canibal del kongo.- Cerró los ojos a la espera de una conversación con sus amadas flores, sintiendo el fresco viento del tercer piso de aquel edificio desde donde se veía toda la ciudad.
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Dartagnan Schrenberg
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por Aynara y Stella Miér Jul 11, 2018 5:59 pm
A Aynara no le había gustado mucho la idea de ser una pantera rosa, pero sino existía otra posibilidad, tomaría aquella gustosa, puesto que ella sabría como sacarle provecho a cualquier tipo de traje, por ende, el color y la forma no era de mucha importancia.
Ya estando fuera de la residencial, los tres comenzaron a recorrer las calles, las cuales eran tan familiares y a su vez estas estaban cargadas de historias y sentimientos que era imposible no acordarse de alguna u otra experiencia que pasaron los tres o alguna de las gemelas en esas latitudes.
En cada parada que ellos hacían para tomar una que otra foto, Stella posaba con una agradable y nostálgica sonrisa, mientras que su hermana gemela demostraba con el brillo de sus ojos y la sonrisa llena de energía una buen vibra para lo nuevo que se avecina.
Después cuando comenzaron a pasar por las tiendas, las gemelas entraron a una zapatería y compraron un par de botas cada una y dos pares de zapatos, los cuales combinarían de forma magnífica con su traje de sirvienta. Después de eso pasaron fuera de una tienda de antigüedades, la cual era obvio que su amo iba a reparar con mucho gusto en sus vitrinas. Mientras él miraba con atención cada objeto antiguo, Aynara no pudo evitar colocar una mueca de tristeza, debido a que no podía hacer cosa alguna para que él pudiese transportar uno de esos pesados objetos al viaje; además, nadie sabía lo que le depararían en aquella isla y por ende, sería extremadamente inútil comprar a tontas y a locas.
Después de haber caminado unas cuadras llegaron a un restoran, en donde Stella pidió una ensalada de lechuga con tomate, de plato fuerte una carne tres cuartos con arroz árabe y un jugo de frambuesa, mientras que Aynara pidió de entrada tomate con y coliflor, mientras que de plato fuerte un risotto, mientras que para beber, pidió un jugo de piña natural.
Cuando terminaron de pedir aquella orden, Stella se rió más tranquila mirando a su amo.- Creo que necesitará mucha energía para esta noche.- Sonriendo ampliamente, puesto que ella mejor que nadie sabía que esta noche iba a ser extremadamente cálida para los tres individuos.
Aynara ante el comentario de su hermana prefirió callar, debido a que no quería vociferar las cosas que los tres hacían en un lugar público y mucho menos que alguien llegase a escuchar palabra alguna de esos deliciosos e íntimos. Pero aquella pasividad por parte de la antes nombrada, se quebró al escuchar la pregunta de su amo.- Siendo completamente sincera, no me da buena espina aquella isla. El carácter que esta tiene y el misticismo que corre a su alrededor me dice que no tiene buena fama dentro de esta misma. Además nunca he sabido de gente que regresa de esta; tal vez sea algo maravilloso y nadie antes hubiese pensado en escapar de ella. Pero también me hace pensar en todo lo contrario, de que las personas que llegan a esta tal vez y no por decisión propia no puedan salir de esta.- Comentó con un tono serio de voz, el cual podía llegar a ser el cable a tierra para muchas personas soñadoras.
Stella, mientras escuchaba las palabras de su hermana, no pudo evitar mirarla feo, puesto que aquella sinceridad podría afectar el estado emocional del amo y eso no quería que pasara. De esta forma, la antes nombrada miró con tranquilidad a su amo y entregándole una sonrisa esperanzadora.- Imaginarme la isla me es un poco difícil, pero espero creo que estará llena de naturaleza y será extremadamente amplia; bueno, eso es lo que pienso yo...Pero si nos centramos en las expectativas, yo pienso que esa isla será el mejor lugar para ver y medir nuestro potencial.- Dice de forma entusiasmada.- Además estoy entusiasmada en conocer el tipo de gente que vive en ese lugar.....Espero de todo corazón que no sean tribus salvajes que solo quieran hacer sacrificio de los visitantes.
Ya estando fuera de la residencial, los tres comenzaron a recorrer las calles, las cuales eran tan familiares y a su vez estas estaban cargadas de historias y sentimientos que era imposible no acordarse de alguna u otra experiencia que pasaron los tres o alguna de las gemelas en esas latitudes.
En cada parada que ellos hacían para tomar una que otra foto, Stella posaba con una agradable y nostálgica sonrisa, mientras que su hermana gemela demostraba con el brillo de sus ojos y la sonrisa llena de energía una buen vibra para lo nuevo que se avecina.
Después cuando comenzaron a pasar por las tiendas, las gemelas entraron a una zapatería y compraron un par de botas cada una y dos pares de zapatos, los cuales combinarían de forma magnífica con su traje de sirvienta. Después de eso pasaron fuera de una tienda de antigüedades, la cual era obvio que su amo iba a reparar con mucho gusto en sus vitrinas. Mientras él miraba con atención cada objeto antiguo, Aynara no pudo evitar colocar una mueca de tristeza, debido a que no podía hacer cosa alguna para que él pudiese transportar uno de esos pesados objetos al viaje; además, nadie sabía lo que le depararían en aquella isla y por ende, sería extremadamente inútil comprar a tontas y a locas.
Después de haber caminado unas cuadras llegaron a un restoran, en donde Stella pidió una ensalada de lechuga con tomate, de plato fuerte una carne tres cuartos con arroz árabe y un jugo de frambuesa, mientras que Aynara pidió de entrada tomate con y coliflor, mientras que de plato fuerte un risotto, mientras que para beber, pidió un jugo de piña natural.
Cuando terminaron de pedir aquella orden, Stella se rió más tranquila mirando a su amo.- Creo que necesitará mucha energía para esta noche.- Sonriendo ampliamente, puesto que ella mejor que nadie sabía que esta noche iba a ser extremadamente cálida para los tres individuos.
Aynara ante el comentario de su hermana prefirió callar, debido a que no quería vociferar las cosas que los tres hacían en un lugar público y mucho menos que alguien llegase a escuchar palabra alguna de esos deliciosos e íntimos. Pero aquella pasividad por parte de la antes nombrada, se quebró al escuchar la pregunta de su amo.- Siendo completamente sincera, no me da buena espina aquella isla. El carácter que esta tiene y el misticismo que corre a su alrededor me dice que no tiene buena fama dentro de esta misma. Además nunca he sabido de gente que regresa de esta; tal vez sea algo maravilloso y nadie antes hubiese pensado en escapar de ella. Pero también me hace pensar en todo lo contrario, de que las personas que llegan a esta tal vez y no por decisión propia no puedan salir de esta.- Comentó con un tono serio de voz, el cual podía llegar a ser el cable a tierra para muchas personas soñadoras.
Stella, mientras escuchaba las palabras de su hermana, no pudo evitar mirarla feo, puesto que aquella sinceridad podría afectar el estado emocional del amo y eso no quería que pasara. De esta forma, la antes nombrada miró con tranquilidad a su amo y entregándole una sonrisa esperanzadora.- Imaginarme la isla me es un poco difícil, pero espero creo que estará llena de naturaleza y será extremadamente amplia; bueno, eso es lo que pienso yo...Pero si nos centramos en las expectativas, yo pienso que esa isla será el mejor lugar para ver y medir nuestro potencial.- Dice de forma entusiasmada.- Además estoy entusiasmada en conocer el tipo de gente que vive en ese lugar.....Espero de todo corazón que no sean tribus salvajes que solo quieran hacer sacrificio de los visitantes.
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por Dartagnan Schrenberg Miér Jul 11, 2018 10:21 pm
-Todos, vamos a necesitar mucha energía mi querida Stella.- Reiteró gracioso y animado. -Así que come tus zanahorias.- Miró a Aynara con ternura. -Y tu come suficiente carne, roar~- Le guiñó un ojo y volvió a reírse.
Todo lo que Aynara pensaba de la isla era algo que el también había pensado, de hecho habían muchas cosas y posibilidades en su mente para con el lugar, pero no iba a pensarlo ya demasiado. -Ambas opciones son muy válidas y probables, Ayni. Lo he considerado.- Por otra parte, Stella tenía una visión más optimista y cercana a la suya en cuanto a las tribus. -Si, puede que sea malo tener estereotipos tan marcados solo con el ir a una Isla, pero... tenemos que estar preparados para todo.- Hizo una breve pausa ya que vio a dos camareros acercarse con los platos de entrada, las bebidas y el vino.
-¿Las señoritas van a beber también?- Preguntó dejando la copa de Dartagnan en la mesa a lo que este sobreactuó una indignación. -¡Por supuesto que van a beber también, joven.- Y se rió, obteniendo como resultado que acomodaran una copa a cada chica también y le sirvieran vino a los tres antes de retirarse.
-Ah... el afrodisíaco más delicioso además del chocolate.- Olió su sopa de mariscos con tanto gusto que casi podía sentir que se embriagaba con el solo vapor del caldo. -Pero bueno. He considerado muchas opciones, y quiero cumplir la voluntad de mi hermana pero... He tomado la decisión real y seria de que si la isla es demasiado hostil... regresaremos.- Miraba su sopa con la mirada algo perdida, como si en la amalgama que formaban los mariscos sobresalientes viera a la isla y al caldo como el mar.
-Prometí a mi hermana ir y ayudar en lo que pudiera pero... Solo han pasado dos semanas desde que todo acabó, y siento que nos merecemos un descanso de por lo menos unos dos años...- Sonrió con un poco de nostalgia. -No voy a darles más peligros de los cuales preocuparse, ni tampoco arriesgar nuestras vidas. Si la isla es demasiado peligrosa para nosotros, regresaremos a Francia... o nos iremos a cualquier otra parte.-
Estiró su brazo para coger su copa y moverla un poco. -A veces pienso que mi sueño de estudiar medicina general y de poner mi propia clínica en New York se aleja más y más... Pero no pienso dejarlo.- Estiró su brazo hacia el centro de la mesa invocando a sus acompañantes a un brindis. -Y ustedes no siempre serán sirvientas. También deben cumplir los sueños que tengan, ya hemos luchado y sufrido bastante.- Usó su meñique para darle unos toquecitos a la copa. -Para que todos nuestros sueños se vuelvan realidad... ¡Salud!-
Luego del vino, empezaría a servirse su sopa.
-He pensado que esa isla podría tener hasta su propio King Kong... ¿Se imaginan? querría de seguro quitarme a mis florecillas. No voy a quedarme en una isla con un mono gigante que quiera quitarme a mis florecillas.- Chasqueó los dedos haciendo un clásico gesto de mujer afroamericana y recibió su plato de ensalada a un costado de parte del camarero que les deseaba buen provecho.
-Juju...- Tomó su tenedor y su cuchara, picando en uno y vogiendo en la otra una de las piezas de pollo con naranja envueltos en una hoja de lechuga. -Esta ensalada es lo mejor del mundo miren. -Ahhh~ - y estirando un brazo hacia cada chica, pensaba alimentarlas como en esas mimosas relaciones de pareja. Gesto que no pasó desapercibido para algunos alrededor... la curiosidad y la envidia estaban en el aire
Todo lo que Aynara pensaba de la isla era algo que el también había pensado, de hecho habían muchas cosas y posibilidades en su mente para con el lugar, pero no iba a pensarlo ya demasiado. -Ambas opciones son muy válidas y probables, Ayni. Lo he considerado.- Por otra parte, Stella tenía una visión más optimista y cercana a la suya en cuanto a las tribus. -Si, puede que sea malo tener estereotipos tan marcados solo con el ir a una Isla, pero... tenemos que estar preparados para todo.- Hizo una breve pausa ya que vio a dos camareros acercarse con los platos de entrada, las bebidas y el vino.
-¿Las señoritas van a beber también?- Preguntó dejando la copa de Dartagnan en la mesa a lo que este sobreactuó una indignación. -¡Por supuesto que van a beber también, joven.- Y se rió, obteniendo como resultado que acomodaran una copa a cada chica también y le sirvieran vino a los tres antes de retirarse.
-Ah... el afrodisíaco más delicioso además del chocolate.- Olió su sopa de mariscos con tanto gusto que casi podía sentir que se embriagaba con el solo vapor del caldo. -Pero bueno. He considerado muchas opciones, y quiero cumplir la voluntad de mi hermana pero... He tomado la decisión real y seria de que si la isla es demasiado hostil... regresaremos.- Miraba su sopa con la mirada algo perdida, como si en la amalgama que formaban los mariscos sobresalientes viera a la isla y al caldo como el mar.
-Prometí a mi hermana ir y ayudar en lo que pudiera pero... Solo han pasado dos semanas desde que todo acabó, y siento que nos merecemos un descanso de por lo menos unos dos años...- Sonrió con un poco de nostalgia. -No voy a darles más peligros de los cuales preocuparse, ni tampoco arriesgar nuestras vidas. Si la isla es demasiado peligrosa para nosotros, regresaremos a Francia... o nos iremos a cualquier otra parte.-
Estiró su brazo para coger su copa y moverla un poco. -A veces pienso que mi sueño de estudiar medicina general y de poner mi propia clínica en New York se aleja más y más... Pero no pienso dejarlo.- Estiró su brazo hacia el centro de la mesa invocando a sus acompañantes a un brindis. -Y ustedes no siempre serán sirvientas. También deben cumplir los sueños que tengan, ya hemos luchado y sufrido bastante.- Usó su meñique para darle unos toquecitos a la copa. -Para que todos nuestros sueños se vuelvan realidad... ¡Salud!-
Luego del vino, empezaría a servirse su sopa.
-He pensado que esa isla podría tener hasta su propio King Kong... ¿Se imaginan? querría de seguro quitarme a mis florecillas. No voy a quedarme en una isla con un mono gigante que quiera quitarme a mis florecillas.- Chasqueó los dedos haciendo un clásico gesto de mujer afroamericana y recibió su plato de ensalada a un costado de parte del camarero que les deseaba buen provecho.
-Juju...- Tomó su tenedor y su cuchara, picando en uno y vogiendo en la otra una de las piezas de pollo con naranja envueltos en una hoja de lechuga. -Esta ensalada es lo mejor del mundo miren. -Ahhh~ - y estirando un brazo hacia cada chica, pensaba alimentarlas como en esas mimosas relaciones de pareja. Gesto que no pasó desapercibido para algunos alrededor... la curiosidad y la envidia estaban en el aire
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por Aynara y Stella Vie Jul 13, 2018 6:58 pm
Ya cuando los platos estaban colocados sobre la mesa, las chicas al mismo tiempo abrieron sus ojos de par en par, puesto que realmente se veían deliciosos y a su vez, el aroma era tan fragante que no podían evitar sentir esa sensación de saboreo en sus paladares. Al estar tan deleitadas con su plato, ambas gemelas miraron de forma ligeramente afilada a su amo al escuchar aquel desubicado comentario, puesto que, a pesar de que ellas no eran chicas "santas", no les gustaba que en lugares públicos se hablase de esa forma, puesto que odiaban que la gente escuchara y comentara de forma vaga una que otra cosa sugerente.
Dejando aquel incidente de lado, ambas gemelas asintieron con la cabeza al escuchar al hombre preguntar si ellas iban a beber, cosa que realmente era graciosa; debido a que esto para ellas no se debía preguntar, sino que poner una copa no más sin decir nada.
Stella comenzando a comer un poco de su ensalada escuchaba con atención las palabras de su amo y no pudo evitar ponerse un poco triste, ya que sabía que en algún momento los tres iban a seguir caminos distintos, pero ella en el fondo de su corazón no podía evitar sentir aquel vacío que inundaba su pecho por completo hasta que este generara una presión que pocos podrían soportar.- Siempre es bueno tener opciones, si es que la primera; que sería la isla fallara completamente. Pero para ser bastante sincera, en lo personal a mi me encantaría ver que sus sueños se cumplan y que yo esté allí para apoyarlo y felicitarlo. Creo que por ahora eso sería mi gran anhelo junto con colocar un pequeño café.- Comentó con un tono íntimo el sueño que compartían con su hermana.
Por otra parte, Aynara miraba con mucho cariño a su hermana, puesto que compartían ese extraño sentimiento de lo que le depararán el futuro a ellas, así que para armonizar las cosas, la chica sonrió y tomó la copa para replicar el gesto de su amo y realizar un brindis.- Quiero brindar por todo lo bueno que hemos vivido juntos y las nuevas aventuras que nos espera...Lo único que pido, es que nos estemos llenos de fuerza y sabiduría para poder emprender estas de la mejor forma.- Dicho esto, las gemelas chocan sus copas de forma animada, cosa con la cual Aynara se alegra, puesto que pudo ver otra vez esa hermosa chispa que desprendía su hermana.
No se preocupe, nosotras nos defenderemos con todas nuestras fuerzas para permanecer a su lado.- Dijeron de forma sincronizada aquella frase, la cual acto seguido hizo que ellas sonrieran de forma tranquila y sumamente amena. Ante esto, no pasó más de un minuto hasta que su amo ofreció un poco de su comida a las gemelas, las cuales al mismo tiempo cerraron los ojos y abrieron su boca creando un agradable "aaa", cuyo solamente lo podía escuchar su amo. A pesar de que esa situación era vergonzosa porque había gente curiosa mirando, de todas formas reaccionaron ante la atención del rubio.
Dejando aquel incidente de lado, ambas gemelas asintieron con la cabeza al escuchar al hombre preguntar si ellas iban a beber, cosa que realmente era graciosa; debido a que esto para ellas no se debía preguntar, sino que poner una copa no más sin decir nada.
Stella comenzando a comer un poco de su ensalada escuchaba con atención las palabras de su amo y no pudo evitar ponerse un poco triste, ya que sabía que en algún momento los tres iban a seguir caminos distintos, pero ella en el fondo de su corazón no podía evitar sentir aquel vacío que inundaba su pecho por completo hasta que este generara una presión que pocos podrían soportar.- Siempre es bueno tener opciones, si es que la primera; que sería la isla fallara completamente. Pero para ser bastante sincera, en lo personal a mi me encantaría ver que sus sueños se cumplan y que yo esté allí para apoyarlo y felicitarlo. Creo que por ahora eso sería mi gran anhelo junto con colocar un pequeño café.- Comentó con un tono íntimo el sueño que compartían con su hermana.
Por otra parte, Aynara miraba con mucho cariño a su hermana, puesto que compartían ese extraño sentimiento de lo que le depararán el futuro a ellas, así que para armonizar las cosas, la chica sonrió y tomó la copa para replicar el gesto de su amo y realizar un brindis.- Quiero brindar por todo lo bueno que hemos vivido juntos y las nuevas aventuras que nos espera...Lo único que pido, es que nos estemos llenos de fuerza y sabiduría para poder emprender estas de la mejor forma.- Dicho esto, las gemelas chocan sus copas de forma animada, cosa con la cual Aynara se alegra, puesto que pudo ver otra vez esa hermosa chispa que desprendía su hermana.
No se preocupe, nosotras nos defenderemos con todas nuestras fuerzas para permanecer a su lado.- Dijeron de forma sincronizada aquella frase, la cual acto seguido hizo que ellas sonrieran de forma tranquila y sumamente amena. Ante esto, no pasó más de un minuto hasta que su amo ofreció un poco de su comida a las gemelas, las cuales al mismo tiempo cerraron los ojos y abrieron su boca creando un agradable "aaa", cuyo solamente lo podía escuchar su amo. A pesar de que esa situación era vergonzosa porque había gente curiosa mirando, de todas formas reaccionaron ante la atención del rubio.
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por Dartagnan Schrenberg Sáb Jul 14, 2018 9:09 pm
Le importaba una mierda que le miraran feo, solo había repetido lo que Stella había dicho pero dirigido a ambas, asique ignoró las miradas afiladas como si se tratasen de cualquier berrinche infantil.
Por otro lado le conmovía escucharlas decir que deseaban el cumpliera todos sus sueños, anhelos y deseos, pero quería escucharlas a ellas y por ahora solo Stella apareció con lo de la cafetería. Eso le hizo abrir los ojos, sorprendido, se imaginaba algo como un maid café o sino como un café bastante elegante, lleno de postres y desayunos. Estuvo comiendo mientras las escuchaba, disfrutando finalmente de que ambas probaran sus bocados haciéndole sonreír con cierta malicia divertida en la cara.
Alzó la mano para pedir la pizza al joven mozo, su adorado plato de fondo. Se sirvió algo más de vino y mientras le ofrecía más a las chicas, hablaba. -Ustedes son... criaturas maravillosas...- Hizo una breve pausa, sin mirarlas a los ojos ya que los tenía fijos en el vino para no servir demás a alguno de los tres.
-Han sido años bastante... - Buscó la palabra correcta, quería encontrar solo una pero era imposible. Habían sufrido, y mucho; había reido, gosado, discutido, peleado de manera infantil por cosas como bañarlo siendo que el podía lavarse solo, vestirlo, acostarlo, levantarlo y tantas cosas que al recordarlas ahora acabaron siendo graciosas pero que más de una vez pensó hasta en despedir a las gemelas. Agradecía no haberlo hecho. -...Agotadores.- Creía que es apalabra hablaba por todo, por las risas las penas, las rabias, el sexo... todo, todo había sido agotador en su momento.
-Pero creo que así como les llamo a veces "mis bolitas de helado":- Se rió con algo de ternura dejando la botella en pie y mirando primero a Aynara. -Mi dulce fruto del Bosque.- Miró luego a Stella. -Mi dulce Crema del Cielo.- Adoraba esos sabores en el helado y les quedaban más que perfectos a ambas mujeres para sobrenombres. -Hubo ocasiones en las que estuve apunto de despedirlas...- Cerró los ojos negando con la cabeza. -Me alegro mucho de no haberlo hecho. No me imagino la vida sin ustedes.-
Aprovechó que el camarero venía con los platos de fondo y cuando los sirvió, el rubio agradeció con una sonrisa. -¿Más vino, jóvenes?- Dartagnan levantó la copa y se rió. -Pongale, mozo.- Entonces el varón fue a por otra botella.
-Las amo, y no me importan ni los principios morales, ni la "verguenza" ni la correcta monogamia y eso... Las amo a las dos...- Bajó la vista a su plato. -Y voy a velar por ustedes así como ustedes velan por mi. El que las libere de sus condición de sirvientas y separar nuestros caminos no significa que dejaremos de vernos...- Otra pausa se adueñó de todo. ¿Como sería vivir sin ellas? hasta hoy incluso s epreguntaba que era vivir y si era sentir todas las emociones posibles, caerse y volver a levantarse, llorar, reír, sufrir, desear y anhelar, cumplir y equivocarse, acertar y fallar... Definitivamente había empezado a vivir de verdad desde el día en que ellas llegaron a su casa. Los ojos le brillaron emocionados y dibujó una bonita sonrisa en su cara, esa sonrisa de niño que aún le salía a ratos. -Las amo en verdad.- Insistió aunque sin darse cuenta, pensó en voz alta.
-Pero falta mucho para eso.- Levantó la copa haciendo sonar su nariz en un gesto evidente de que se había emocionado un poco. No quería llorar, no quería que pareciera una cena de despedida. Así que rió y sacó algo de soberbia de quien sabe donde. -Y les advierto que hoy voy a abusar completamente de mi condición de propietario, amo y señor. - Bebió un amplio sorbo de vino, pensando en las cosas que estaba planeando y sus mejillas se tiñeron de un fuerte color rojizo.
Por otro lado le conmovía escucharlas decir que deseaban el cumpliera todos sus sueños, anhelos y deseos, pero quería escucharlas a ellas y por ahora solo Stella apareció con lo de la cafetería. Eso le hizo abrir los ojos, sorprendido, se imaginaba algo como un maid café o sino como un café bastante elegante, lleno de postres y desayunos. Estuvo comiendo mientras las escuchaba, disfrutando finalmente de que ambas probaran sus bocados haciéndole sonreír con cierta malicia divertida en la cara.
Alzó la mano para pedir la pizza al joven mozo, su adorado plato de fondo. Se sirvió algo más de vino y mientras le ofrecía más a las chicas, hablaba. -Ustedes son... criaturas maravillosas...- Hizo una breve pausa, sin mirarlas a los ojos ya que los tenía fijos en el vino para no servir demás a alguno de los tres.
-Han sido años bastante... - Buscó la palabra correcta, quería encontrar solo una pero era imposible. Habían sufrido, y mucho; había reido, gosado, discutido, peleado de manera infantil por cosas como bañarlo siendo que el podía lavarse solo, vestirlo, acostarlo, levantarlo y tantas cosas que al recordarlas ahora acabaron siendo graciosas pero que más de una vez pensó hasta en despedir a las gemelas. Agradecía no haberlo hecho. -...Agotadores.- Creía que es apalabra hablaba por todo, por las risas las penas, las rabias, el sexo... todo, todo había sido agotador en su momento.
-Pero creo que así como les llamo a veces "mis bolitas de helado":- Se rió con algo de ternura dejando la botella en pie y mirando primero a Aynara. -Mi dulce fruto del Bosque.- Miró luego a Stella. -Mi dulce Crema del Cielo.- Adoraba esos sabores en el helado y les quedaban más que perfectos a ambas mujeres para sobrenombres. -Hubo ocasiones en las que estuve apunto de despedirlas...- Cerró los ojos negando con la cabeza. -Me alegro mucho de no haberlo hecho. No me imagino la vida sin ustedes.-
Aprovechó que el camarero venía con los platos de fondo y cuando los sirvió, el rubio agradeció con una sonrisa. -¿Más vino, jóvenes?- Dartagnan levantó la copa y se rió. -Pongale, mozo.- Entonces el varón fue a por otra botella.
-Las amo, y no me importan ni los principios morales, ni la "verguenza" ni la correcta monogamia y eso... Las amo a las dos...- Bajó la vista a su plato. -Y voy a velar por ustedes así como ustedes velan por mi. El que las libere de sus condición de sirvientas y separar nuestros caminos no significa que dejaremos de vernos...- Otra pausa se adueñó de todo. ¿Como sería vivir sin ellas? hasta hoy incluso s epreguntaba que era vivir y si era sentir todas las emociones posibles, caerse y volver a levantarse, llorar, reír, sufrir, desear y anhelar, cumplir y equivocarse, acertar y fallar... Definitivamente había empezado a vivir de verdad desde el día en que ellas llegaron a su casa. Los ojos le brillaron emocionados y dibujó una bonita sonrisa en su cara, esa sonrisa de niño que aún le salía a ratos. -Las amo en verdad.- Insistió aunque sin darse cuenta, pensó en voz alta.
-Pero falta mucho para eso.- Levantó la copa haciendo sonar su nariz en un gesto evidente de que se había emocionado un poco. No quería llorar, no quería que pareciera una cena de despedida. Así que rió y sacó algo de soberbia de quien sabe donde. -Y les advierto que hoy voy a abusar completamente de mi condición de propietario, amo y señor. - Bebió un amplio sorbo de vino, pensando en las cosas que estaba planeando y sus mejillas se tiñeron de un fuerte color rojizo.
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por Aynara y Stella Mar Jul 24, 2018 11:06 pm
Toda las cosas que las gemelas habían vivido con su amo era algo que jamás ellas podrían pagar, puesto que las experiencias, el aprendizaje y sobre todo esa nueva forma de amar era algo que ellas jamás podrían olvidar, puesto que guardaban fuertemente en sus corazones cada sentimiento y caricia emitida en aquellos arranques de placer, los cuales, para ellas que estos fuesen eternos.
Por una parte, Stella cerró los ojos sumida en un profundo sentimiento, mientras que su gemela apretaba fuertemente sus labios. Este acto podía relacionarse con una "lectura" de sentimientos de la una a la otra, donde podían sentir el dolor, la felicidad, el gusto y todo sobre el cuerpo de la otra. Teniendo en cuenta eso ambas centraron su mirada en su amo.- Nosotras no podemos imaginarnos nuestra vida sin usted y si usted nos requiere de por vida, allí estaremos, puesto que somos una familia.- De forma sincronizada las gemelas comentaron abiertamente sus sentimientos.
Sin dejar pasar mucho rato, Stella miró con dulzura a su amo.- De todas formas, nosotras tenemos en cuenta de que si quiere seguir el legado de su familia, no podrá hacerlo con nosotras, por cuestión de honor. Es por eso que en ese momento veremos que hacer.- Stella miró a su gemela, la cual le sonrió de forma firme para darle ánimos a la peliazul.- Pero siempre usted estará presente en nuestros planes y sería fabuloso que se hiciera partícipe de todo esto.- Comentó con una mirada soñadora y un cuanto infantil.
Nosotras lo amamos con todo nuestro corazón.- Ambas acotaron como si fuesen adolescentes enamoradas cuyas enfocaban sus sentimientos al hombre de sus sueños, él cual, de forma correcta estaba frente a ellas correspondiendo cada uno de sus sentimientos que a pesar de que fuesen para el común de la gente un cuanto retorcidos por la influencia de la monogamia, siendo esta bien pasada a llevar por las chicas.
Después de toda esa declaración de amor, ambas mujeres comenzaron a comer para guardar energías para la frenética noche que iban a tener, así que hoy más que nunca estaban enfocadas en sacar cada uno de los nutrientes de los alimentos dispuestos en la mesa.
A pesar que yacía elegante y apetitoso el vino en las copas, ambas decidieron beber muy poco de este, puesto que en ambos organismos el alcohol las relajaba un cuanto y no querían permanecer en ese estado de "somnolencia".- Y nosotras seremos sus fieles y sumisas sirvientas que harán realidad sus caprichos, sueños y fantasías.- Nuevamente ambas gemelas se sincronizaban para responder de forma coqueta el comentario de su querido amo.
Por una parte, Stella cerró los ojos sumida en un profundo sentimiento, mientras que su gemela apretaba fuertemente sus labios. Este acto podía relacionarse con una "lectura" de sentimientos de la una a la otra, donde podían sentir el dolor, la felicidad, el gusto y todo sobre el cuerpo de la otra. Teniendo en cuenta eso ambas centraron su mirada en su amo.- Nosotras no podemos imaginarnos nuestra vida sin usted y si usted nos requiere de por vida, allí estaremos, puesto que somos una familia.- De forma sincronizada las gemelas comentaron abiertamente sus sentimientos.
Sin dejar pasar mucho rato, Stella miró con dulzura a su amo.- De todas formas, nosotras tenemos en cuenta de que si quiere seguir el legado de su familia, no podrá hacerlo con nosotras, por cuestión de honor. Es por eso que en ese momento veremos que hacer.- Stella miró a su gemela, la cual le sonrió de forma firme para darle ánimos a la peliazul.- Pero siempre usted estará presente en nuestros planes y sería fabuloso que se hiciera partícipe de todo esto.- Comentó con una mirada soñadora y un cuanto infantil.
Nosotras lo amamos con todo nuestro corazón.- Ambas acotaron como si fuesen adolescentes enamoradas cuyas enfocaban sus sentimientos al hombre de sus sueños, él cual, de forma correcta estaba frente a ellas correspondiendo cada uno de sus sentimientos que a pesar de que fuesen para el común de la gente un cuanto retorcidos por la influencia de la monogamia, siendo esta bien pasada a llevar por las chicas.
Después de toda esa declaración de amor, ambas mujeres comenzaron a comer para guardar energías para la frenética noche que iban a tener, así que hoy más que nunca estaban enfocadas en sacar cada uno de los nutrientes de los alimentos dispuestos en la mesa.
A pesar que yacía elegante y apetitoso el vino en las copas, ambas decidieron beber muy poco de este, puesto que en ambos organismos el alcohol las relajaba un cuanto y no querían permanecer en ese estado de "somnolencia".- Y nosotras seremos sus fieles y sumisas sirvientas que harán realidad sus caprichos, sueños y fantasías.- Nuevamente ambas gemelas se sincronizaban para responder de forma coqueta el comentario de su querido amo.
Praesidium
Aynara y Stella
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por Dartagnan Schrenberg Miér Jul 25, 2018 1:23 am
Familia... si ya adoraba que hablaran al unisono, gustaba mucho oír es apalabra de sus bocas. Todo se convirtió en una emotiva charla y aunque el tampoco imaginaba la vida sin esas dos, a veces sentía que debía hacerlo por si acaso.
Lo que Stella dijo sobre no poder procrear con ellas le hizo abrir los ojos y casi soltar el vaso de jugo, pero no pudo hablar porque no quiso interrumpirla ni a ella ni a Aynara. Además, cuando las escuchó decir que le amaban con todo su corazón, las mejillas se le tiñeron de rojo y su órgano cardíaco dio un brinco de felicidad. -Yo también...- Murmuró algo cortado rascándose el pecho disimuladamente.
En cuanto ambas respondieron sobre ser sus fieles y sumisas sirvientas, Dartagnan cubrió su boca con la copa de vino y miró afiladamente a ambas sintiendo como las mejillas le ardían tanto que el rubor se expandía por todo su rostro, era evidente que algo tramaba. -Hu-hu-hum~- emitió mientras bebía hasta vaciar la copa y dejarla en la mesa. -Stella.- Dijo para llamar la atención de esta.
-Sobre algo que dijiste, sobre no poder continuar el legado de mi familia con ustedes por honor... no tiene nada que ver con eso.- Hizo una pequeña pausa mientras empezaba a cortar las rebanadas de su pizza. -Es por genética. Nuestros adn son incompatibles, yo solo puedo reproducirme... en una forma muy científica de decirlo, con humanos o con elementales de hielo o agua.- Quiso aclararselo para sanjar el tema. -El honor de un amo a criada no tendría anda que ver. Es más, si fuera a tener hijos en un futuro me... encantaría que fuese con ustedes.- Sintió algo de verguenza y desvió la mirada, volviéndose aquel Dartagnan de los primeros años con ellas, el que se apenaba y avergonzaba pero ahora era porque imaginaba a ambas con el vientre hinchado y a pequeñas criaturas de cabezas multicolores paseándose por una casa.
-Teniendo eso en claro. Ahora solo nos queda disfrutar.- Comió su pizza con una enorme pasión, podía ser la última igual que su ensalada y su jugo y su vino, ese día era como el último día en un país ajeno y debía de aprovecharlo. Bromas, chistes, charlas de cosas sin importancia y de estupideces adornaron la mesa por varios minutos y al terminar de comer un postre y un pequeño bajativo, Dartagnan pagó la cuenta dejando una muy generosa propina y se retiró junto a las gemelas.
Una vez abajo en la salida del lugar, Dartagnan recordó las cargas en las tarjetas de sus chicas y aclaró el punto de reunión, el puente frente al hotel en unas tres horas. Dicho esto, besó primero a Aynara en los labios sujetándole de la cintura cariñosamente. Luego con una mano posó sus dedos elegantemente bajo el mentón de Stella para besarle los labios igualmente y despedirse momentáneamente de ellas.
Puente de la ciudad, 17:15hrs.
Con un elegante retraso, el rubio llegó al puente con una mochila algo gorda a la espalda y unas cuatro bolsas por cada una de sus manos. Había hecho las compras y todos los trámites necesarios para salir del país mañana, asegurado su casa, o lo que quedaba de ella, sus bienes y posesiones entre otras cosas. Y claro, también había comprado "eso"
Apenas se encontrara con las chicas pediría disculpas inclinando la cabeza y justificándose con las filas y atención al cliente, además de que había tardado bastante en el traje para Aynara. -Lamento no haber encontrado algo felino como querías pero... creo que se te va a ver muy lindo de todas formas..- y si no había nada más que ver, llevó a las chicas de vuelta al hotel. Conocía más que de memoria las medidas de ambas así que los trajes les quedarían de maravilla. Cuando llegaron a la habitación, Dartagnan ordenó las bolsas en una esquina, dejó la mochila y acomodó un pequeño sillón frente a la cama. Cerró las cortinas dándole total oscuridad a la habitación y cambió la ampolleta del techo por una de luz con pequeños tonos magenta. -Uy.- Estaba emocionado, se sentía como si organizara una fiesta de cumpleaños... para el mismo.
-Bueno, aquí tienen. Vayan a cambiarse y luego... ya les daré indicaciones. Por ahora solo arreglense y cuando estén listas, vengan a ponerse en frente del sillón.- Les pasó una bolsa a cada una. Para Stella, era un traje sumamente simple de una pieza, un clásico enterito con medias caladas pompón, orejitas y brazaletes de conejita blanca para hacerla lucir como la clásica conejita de cacino, aunque en la zona íntima, el traje poseía un ajustado belcro. Para Aynara, el traje era de maid, más corto que el suyo habitual, con un brasier más levantado que realzaría sus pechos, medias a mitad de muslo de color negro y los detalles animales en color rosa eran de zorro, con la particularidad especial de que la cola era uno de esos consoladores o más bien dilatadores anales. Si, a la pelirosa le había tocado la parte más perversa. Mientras ella se arreglaban, Dartagnan puso algo de música, clásica y antigua como de club nocturno decente y relajado, la luz era baja iluminando solo la cama y los pies de ésta y él, solo vestiría ahora una bata y sus pantuflas. Estaba sentado en el sofá como todo un mirón, aguardando el modelaje próximo de sus fetiches para esa noche.
Lo que Stella dijo sobre no poder procrear con ellas le hizo abrir los ojos y casi soltar el vaso de jugo, pero no pudo hablar porque no quiso interrumpirla ni a ella ni a Aynara. Además, cuando las escuchó decir que le amaban con todo su corazón, las mejillas se le tiñeron de rojo y su órgano cardíaco dio un brinco de felicidad. -Yo también...- Murmuró algo cortado rascándose el pecho disimuladamente.
En cuanto ambas respondieron sobre ser sus fieles y sumisas sirvientas, Dartagnan cubrió su boca con la copa de vino y miró afiladamente a ambas sintiendo como las mejillas le ardían tanto que el rubor se expandía por todo su rostro, era evidente que algo tramaba. -Hu-hu-hum~- emitió mientras bebía hasta vaciar la copa y dejarla en la mesa. -Stella.- Dijo para llamar la atención de esta.
-Sobre algo que dijiste, sobre no poder continuar el legado de mi familia con ustedes por honor... no tiene nada que ver con eso.- Hizo una pequeña pausa mientras empezaba a cortar las rebanadas de su pizza. -Es por genética. Nuestros adn son incompatibles, yo solo puedo reproducirme... en una forma muy científica de decirlo, con humanos o con elementales de hielo o agua.- Quiso aclararselo para sanjar el tema. -El honor de un amo a criada no tendría anda que ver. Es más, si fuera a tener hijos en un futuro me... encantaría que fuese con ustedes.- Sintió algo de verguenza y desvió la mirada, volviéndose aquel Dartagnan de los primeros años con ellas, el que se apenaba y avergonzaba pero ahora era porque imaginaba a ambas con el vientre hinchado y a pequeñas criaturas de cabezas multicolores paseándose por una casa.
-Teniendo eso en claro. Ahora solo nos queda disfrutar.- Comió su pizza con una enorme pasión, podía ser la última igual que su ensalada y su jugo y su vino, ese día era como el último día en un país ajeno y debía de aprovecharlo. Bromas, chistes, charlas de cosas sin importancia y de estupideces adornaron la mesa por varios minutos y al terminar de comer un postre y un pequeño bajativo, Dartagnan pagó la cuenta dejando una muy generosa propina y se retiró junto a las gemelas.
Una vez abajo en la salida del lugar, Dartagnan recordó las cargas en las tarjetas de sus chicas y aclaró el punto de reunión, el puente frente al hotel en unas tres horas. Dicho esto, besó primero a Aynara en los labios sujetándole de la cintura cariñosamente. Luego con una mano posó sus dedos elegantemente bajo el mentón de Stella para besarle los labios igualmente y despedirse momentáneamente de ellas.
Puente de la ciudad, 17:15hrs.
Con un elegante retraso, el rubio llegó al puente con una mochila algo gorda a la espalda y unas cuatro bolsas por cada una de sus manos. Había hecho las compras y todos los trámites necesarios para salir del país mañana, asegurado su casa, o lo que quedaba de ella, sus bienes y posesiones entre otras cosas. Y claro, también había comprado "eso"
Apenas se encontrara con las chicas pediría disculpas inclinando la cabeza y justificándose con las filas y atención al cliente, además de que había tardado bastante en el traje para Aynara. -Lamento no haber encontrado algo felino como querías pero... creo que se te va a ver muy lindo de todas formas..- y si no había nada más que ver, llevó a las chicas de vuelta al hotel. Conocía más que de memoria las medidas de ambas así que los trajes les quedarían de maravilla. Cuando llegaron a la habitación, Dartagnan ordenó las bolsas en una esquina, dejó la mochila y acomodó un pequeño sillón frente a la cama. Cerró las cortinas dándole total oscuridad a la habitación y cambió la ampolleta del techo por una de luz con pequeños tonos magenta. -Uy.- Estaba emocionado, se sentía como si organizara una fiesta de cumpleaños... para el mismo.
-Bueno, aquí tienen. Vayan a cambiarse y luego... ya les daré indicaciones. Por ahora solo arreglense y cuando estén listas, vengan a ponerse en frente del sillón.- Les pasó una bolsa a cada una. Para Stella, era un traje sumamente simple de una pieza, un clásico enterito con medias caladas pompón, orejitas y brazaletes de conejita blanca para hacerla lucir como la clásica conejita de cacino, aunque en la zona íntima, el traje poseía un ajustado belcro. Para Aynara, el traje era de maid, más corto que el suyo habitual, con un brasier más levantado que realzaría sus pechos, medias a mitad de muslo de color negro y los detalles animales en color rosa eran de zorro, con la particularidad especial de que la cola era uno de esos consoladores o más bien dilatadores anales. Si, a la pelirosa le había tocado la parte más perversa. Mientras ella se arreglaban, Dartagnan puso algo de música, clásica y antigua como de club nocturno decente y relajado, la luz era baja iluminando solo la cama y los pies de ésta y él, solo vestiría ahora una bata y sus pantuflas. Estaba sentado en el sofá como todo un mirón, aguardando el modelaje próximo de sus fetiches para esa noche.
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Dartagnan Schrenberg
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