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Actualmente Elysium atraviesa un maravilloso verano, predominando los días soleados, aunque también de vez en cuando es posible toparse con días donde las lluvias no paran de caer sobre la isla. Las temperaturas varían bastante, yendo de los 33° como máximo hasta los 18° como mínimo. Esta temporada es ideal para paseos en la playa, fiestas al aire libre, todo tipo de actividades recreativas en las que puedas disfrutar de un hermoso sol y cielo despejado en su mayoría.
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♦ Golden souls — Privado
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por Medea Regulus Mar Ago 21, 2018 3:35 pm
Era necesario todo eso, sabía que sí, no podían quedarse de brazos cruzados esperando que algo malo llegase a ocurrir en la isla. Y es que pese a tener la protección de la barrera que se mantenía alrededor, no podían tampoco dar nada por sentado, ella misma comenzaba a sentir que esa misma barrera cedería tarde o temprano y que la vida de todos los habitantes correría un terrible peligro. Era una situación de vida o muerte, y no podía seguir esperando.
Vagando entre las renas del tiempo, encerradas desde hace siglos en la isla que ella misma gobernaba en el inframundo, las almas de aquellos jóvenes rogaban una nueva oportunidad, y las constelaciones que una a una se mostraban ante ella en el cielo nocturno de Elysium le pedían a gritos fuese un poco indulgente. Su esposo no se enteraría de nada, y aún si lo hiciera ella tenía excusas para decir que todo era por un bien mayor. Aunque el peligro aún no fuese algo próximo, sí que se tenía que estar preparado para todo. El lugar de la reunión fue entonces en los jardines, pues encontrarse en el Inframundo o en Nueva Heliópolis sería mucho menos neutral en esos menesteres.
Persephone caminaba por el lugar como hacía por los Elíseos, observando la vegetación a su alrededor, las hermosas flores, sintiendo cómo aquella zona pedía a gritos un poco de energía de su cuerpo. Afortunadamente como reina del Inframundo su energía era tan ilimitada como la de su esposo, la muerte, irónicamente, permanecería viva por toda la eternidad.
Así que se dedicó a esperar, y pese a no estar en su reino escuchaba las voces, los susurros de aquellas almas implorando por un poco de libertad, deseando volver a la batalla como ocurriese tanto tiempo atrás. Persephone estaba segura de que algo grande se avecinaba, que algo inmenso ocurriría pronto, una corazonada que de cierta manera temía se volviese realidad. Entonces suspiró, y mientras entre sus manos tomaba vida una flor de amapola, tomó asiento en un lugar no muy alejado del centro de los jardines, ahí donde toda la energía espiritual se concentraba, donde era mucho más sencillo evitar que fisgones escucharan su conversación con Ra.
Sólo esperaba que todo surtiera efecto, y que ésta vez las constelaciones no estuvieran jugando con ella. Las estrellas jamás mentían a menos que caprichosas desearan jugarle alguna broma a quienes las veían con tanto esmero.
Vagando entre las renas del tiempo, encerradas desde hace siglos en la isla que ella misma gobernaba en el inframundo, las almas de aquellos jóvenes rogaban una nueva oportunidad, y las constelaciones que una a una se mostraban ante ella en el cielo nocturno de Elysium le pedían a gritos fuese un poco indulgente. Su esposo no se enteraría de nada, y aún si lo hiciera ella tenía excusas para decir que todo era por un bien mayor. Aunque el peligro aún no fuese algo próximo, sí que se tenía que estar preparado para todo. El lugar de la reunión fue entonces en los jardines, pues encontrarse en el Inframundo o en Nueva Heliópolis sería mucho menos neutral en esos menesteres.
Persephone caminaba por el lugar como hacía por los Elíseos, observando la vegetación a su alrededor, las hermosas flores, sintiendo cómo aquella zona pedía a gritos un poco de energía de su cuerpo. Afortunadamente como reina del Inframundo su energía era tan ilimitada como la de su esposo, la muerte, irónicamente, permanecería viva por toda la eternidad.
Así que se dedicó a esperar, y pese a no estar en su reino escuchaba las voces, los susurros de aquellas almas implorando por un poco de libertad, deseando volver a la batalla como ocurriese tanto tiempo atrás. Persephone estaba segura de que algo grande se avecinaba, que algo inmenso ocurriría pronto, una corazonada que de cierta manera temía se volviese realidad. Entonces suspiró, y mientras entre sus manos tomaba vida una flor de amapola, tomó asiento en un lugar no muy alejado del centro de los jardines, ahí donde toda la energía espiritual se concentraba, donde era mucho más sencillo evitar que fisgones escucharan su conversación con Ra.
Sólo esperaba que todo surtiera efecto, y que ésta vez las constelaciones no estuvieran jugando con ella. Las estrellas jamás mentían a menos que caprichosas desearan jugarle alguna broma a quienes las veían con tanto esmero.
Praesidium
Medea Regulus
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por Adio Ra'Saleh Lun Ago 27, 2018 3:28 pm
2088 سنة —
قصر اتومG lorioso. He ahí la creación de un mismo Dios y de sus fieles seguidores; que a pesar de las incandescentes arenas del desierto, se levanta en cimientos forjados de sudor y lágrimas el reino prospero del gobernante más justo. Donde cae el sol sin piedad sobre las coronillas de aquellos que han decidido seguir la ardua vida del desierto. Son recompensados con las riquezas más grandes que un mortal pueda desear: Amor, Dinero, Salud y Prosperidad. Lo que nobles corazones trabajadores se merecen. Ahí con el brillo de mil soles, destella entre el oro y la plata el reflejo mismo que siega al poderoso ojo de Ra; que todo lo ve.
Fuertes manos morenas. Se recargan sobre el balcón de piedra tallada que deja la vista a la imponente Heliópolis que, abastecida por el mismo deseo del Dios Faraón eran. Las súplicas, las risas de infantes, el amor entre jóvenes, arte, música; todo eso que le hacía sonreír, encapsulado entre los límites de la isla estaba, próspero. Pero ¿A qué costo?.
La incertidumbre que movía las nubes en el inquieto aire que soplaba Shu, las mareas danzantes en riscos de fuerte piedra, la ilusión de la barrera creada a similitud del fin del mundo, no duraría para siempre. Consiente estaba. El apretar de los nudillos trajo consigo el profundo pensar, había sucedido antes no hacía muchas noches. El acercar de un Dios de la Guerra, más peligroso de lo que se había imaginado. Aquel día, pudo haber sido el fin de Elisyum.
En los Jardines Colgantes
Y al poner el sol tras las aguas del mar; la noche llegó al dominio de los cielos. Donde el vientre de Nut dio vida a las estrellas y constelaciones. Noche despejada, sin su hermosa doncella de plata, dejaba ver el velo del espacio repleto de hermosos colores. Donde el más allá estaba, sumergido en el espacio y tiempo. Lejano era el reino del espacio, que con su majestuoso poder había se extendía hasta donde la vista no alcanzaba a ver, mirando entre nubes de polvo el potencial predilecto para el futuro del bien que, quizá, no muy lejano estaba, como esas estrellas.
En acto de presencia. Donde la Reina del Inframundo se coronaba entre las vivas flores crecientes de primavera, Ra se acercó en reverencia de la hermosa mujer que fruto de la vida y la muerte postraba su divinidad en equilibrio.
-Puedo sentir desvelo en tu corazón. Diosa Persephone – Indicó el responsable de la luz y riquezas - ¿Qué será eso que aflige y que Hades no es capaz de consolar? -
Fuertes manos morenas. Se recargan sobre el balcón de piedra tallada que deja la vista a la imponente Heliópolis que, abastecida por el mismo deseo del Dios Faraón eran. Las súplicas, las risas de infantes, el amor entre jóvenes, arte, música; todo eso que le hacía sonreír, encapsulado entre los límites de la isla estaba, próspero. Pero ¿A qué costo?.
La incertidumbre que movía las nubes en el inquieto aire que soplaba Shu, las mareas danzantes en riscos de fuerte piedra, la ilusión de la barrera creada a similitud del fin del mundo, no duraría para siempre. Consiente estaba. El apretar de los nudillos trajo consigo el profundo pensar, había sucedido antes no hacía muchas noches. El acercar de un Dios de la Guerra, más peligroso de lo que se había imaginado. Aquel día, pudo haber sido el fin de Elisyum.
En los Jardines Colgantes
Y al poner el sol tras las aguas del mar; la noche llegó al dominio de los cielos. Donde el vientre de Nut dio vida a las estrellas y constelaciones. Noche despejada, sin su hermosa doncella de plata, dejaba ver el velo del espacio repleto de hermosos colores. Donde el más allá estaba, sumergido en el espacio y tiempo. Lejano era el reino del espacio, que con su majestuoso poder había se extendía hasta donde la vista no alcanzaba a ver, mirando entre nubes de polvo el potencial predilecto para el futuro del bien que, quizá, no muy lejano estaba, como esas estrellas.
En acto de presencia. Donde la Reina del Inframundo se coronaba entre las vivas flores crecientes de primavera, Ra se acercó en reverencia de la hermosa mujer que fruto de la vida y la muerte postraba su divinidad en equilibrio.
-Puedo sentir desvelo en tu corazón. Diosa Persephone – Indicó el responsable de la luz y riquezas - ¿Qué será eso que aflige y que Hades no es capaz de consolar? -
Judicium
Adio Ra'Saleh
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